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Bolivia: Un sobresalto pasajero en el mercado cambiario

Desde principios de noviembre de 2011 el tipo de del Boliviano (la moneda de curso legal) vis-a-vis el dólar estadunidense se mantuvo sin movimiento. En pequeñas economías abiertas con una importante relación comercial denominada en esta divisa, este precio es relevante por las implicaciones en el equilibrio externo. En Bolivia, las implicaciones se extienden hacia el mercado interno.

Después de un proceso hiperinflacionario en el que la moneda local perdía valor de manera continua, el dólar estadounidense asumió las funciones plenas de dinero: medio de cambio, depósito de valor y unidad de cuenta. Una década después de haber logrado estabilizar la economía, los precios –inclusive de la canasta básica– se cotizaban paralelamente en dólares; el dólar era aceptado en el comercio minorista e incluso muchas empresas llevaban su contabilidad en dólares.

No fue sino hasta 2004 que las circunstancias externas que motivaron la apreciación del dólar, la “dolarización se revirtió” y, por ejemplo, el porcentaje de depósitos al público denominado en dólares estadounidenses disminuyó de 97% a menos del 30%. Esta reversión es actualmente un caso de estudio en círculos académicos.

El tipo de cambio es administrado por la autoridad monetaria con el cuidado correspondiente. Hacia finales de 2012 por ejemplo, el Ministerio de Hacienda emitió una norma que imponía un impuesto a la venta de moneda extranjera. Autorizó también al Banco Central vender dólares al público en general. El seguimiento de la autoridad monetaria permitió alertar sobre externalidades negativas en el mercado mayorista de divisas, así como los riesgos potenciales, de continuar con la medida. Semanas después, el impuesto fue eliminado.

En las últimas semanas, el Banco Central decidió eliminar la venta de dólares a través de sus ventanillas. Si bien la venta a través de estas ventanillas fue poco significativa y su eliminación, en otras circunstancias, hubiera pasado desapercibida por el mercado, el efecto fue todo lo contrario.

En un entorno de déficit fiscales elevados, desequilibrios externos –pues las reservas internacionales han disminuido 45% desde 2013 – la medida no ha pasado desapercibida. El Banco Central salió en varias oportunidades indicando que tiene un nivel elevado de reservas y que los indicadores de liquidez externa se mantienen en niveles apropiados.

Nuestro análisis indica que existe cierto margen para la continuidad de la estabilidad cambiaria dado que las reservas significan todavía más del 20% del PIB. Sin embargo, los ajustes monetarios y fiscales para corregir los desequilibrios fiscal y externo son inminentes en el mediano plazo, con el objetivo de preservar la combinación de estabilidad y crecimiento observada en los años recientes.



cainco (Alianza LAECO)

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