Economía
Entre 2005 y 2018 el sistema financiero se profundizó en Bolivia: la razón depósitos a PIB aumentó de 38% a 64%, y la de créditos de 35% a 61%. El ahorro financiero subió como resultado del boom externo como por la razonable estabilidad macroeconómica y social. Previamente, el eventual triunfo del socialismo en 2002 se reflejó en una corrida en bancaria. Cuando asumió Morales en 2006, se apresuró a dar señales de que se resguardaría el ahorro privado. Junto con una moderada apreciación de 12,5%, implicó una desdolarización voluntaria del sistema desde 88% del total en 2005 a 7% al presente. Con este marco, el gobierno promulgó en 2013 una nueva ley financiera que ha obligado a los bancos a prestar a tasas fijas en moneda nacional, junto con metas de crédito. De esta forma, el crédito creció a una tasa promedio de 15%. Además, se subió el impuesto corporativo al sector de 25% a 50% de las utilidades. Aunque el sistema se encuentra estable, con un 2% de mora, la desaceleración de depósitos y la caída de la liquidez presentan un desafío que deberá encararse en 2020.
Política
Las últimas encuestas muestran un apoyo a Evo Morales entre 31% y 36%, una intención de apoyo al expresidente Carlos Mesa entre 25% y 27% y a Óscar Ortiz entre 8% y 13%. Las reglas electorales en Bolivia señalan que será electo presidente quien tenga más de 50% de los votos válidos o al menos 40% con una diferencia de 10 puntos porcentuales. A su vez, el voto válido no incluye los votos nulos o en blanco. Bajo ese criterio, la votación final que tendría Morales se encontraría entre 44% y 46% seguido de Carlos Mesa con 32% a 35%. En este escenario, es probable que las elecciones se definan en primera vuelta a favor del oficialismo. Si ese no fuese el caso, la segunda vuelta representaría un desafío para el gobierno, puesto que se deduce de las encuestas un revés electoral para el oficialismo. Entonces, el gobierno aumentó la propaganda y se enfocó en la contención de los incendios de la Amazonía, que complica su apoyo.