Avanza la negociación del presupuesto con concesiones del oficialismo

Avanza la negociación del presupuesto con concesiones del oficialismo. La discusión del Presupuesto 2019, que se vio sacudida por la Resolución que aumentaba las tarifas de gas, tuvo avances en la discusión en Comisión gracias a algunas concesiones otorgadas por el oficialismo a la oposición por algunas objeciones planteadas. Entre ellas, los beneficios en materia de Impuesto a las Ganancias o la facultad que el texto original le otorgaba al Jefe de Gabinete para distribuir partidas de fondos originados por préstamos en el exterior. Falta definir, como parte de la compensación que se propondrá a los Gobernadores, la propuesta de aumento de alícuotas de Bienes Personales que podría terminar de destrabar las negociaciones para que el Proyecto se lleve al recinto, aunque aún no se logró acordar, ya que aparecieron algunas objeciones en el Peronismo al respecto.

La clave para aprobar el presupuesto pasa por los votos que puedan aportar los gobernadores del PJ más afines y los independientes. Del poroteo que el oficialismo viene haciendo de los votos para sacar el Presupuesto, la clave estará en el nivel de consenso que el proyecto pueda lograr entre los Gobernadores del PJ más cercanos al Gobierno (Urtubey, Schiaretti, Bordet y Peppo) y por los votos que puedan arrimar los Gobernadores de partidos provinciales –Río Negro, Neuquén y Misiones-, con mucha predisposición para negociar (son los Gobernadores Passalacqua, Weretilneck y Gutiérrez). De hecho, la eliminación de los recortes en los beneficios por zona desfavorable estuvo en parte orientada a liberarle las manos a Weretilneck y Gutiérrez y así poder votar el presupuesto. Con esos votos el Gobierno estaría cerca de lograr el número necesario, aunque busca la posibilidad de ampliar la diferencia sumando otros votos opositores.

Es ley el proyecto de urbanización de villas. El proyecto impulsado por los jefes de los bloques que conforman Cambiemos, y de gran interés de las organizaciones sociales que participaron en el relevamiento de estas villas y asentamientos, fue aprobado por unanimidad en el Senado. A través de esta ley se habilita la regularización dominial de aquellos bienes cuya propiedad no sea del Estado nacional y donde se encuentren asentados barrios populares ya relevados e identificados en el RENABAP (Registro Nacional de Barrios Populares en Proceso de Integración Urbana), para poder dar tenencia legal de la tierra a sus ocupantes. Una demanda histórica de las organizaciones sociales.

El oficialismo podría alcanzar la mayoría en el consejo de la magistratura. Con vistas a la renovación del consejo de la magistratura, el Congreso se apresta a elegir sus 6 representantes. Contando a 5 de los nuevos Consejeros como aliados o afines al oficialismo, la clave pasará por lo que se resuelva en el Congreso, más particularmente en el Senado. Si el oficialismo logra quedarse con los 2 representantes por la mayoría en la Cámara alta, podría tener una mayoría de 9 consejeros para poder nombrar y remover jueces sin necesidad de buscar acuerdos.

El bloque de massa tironeado por divergencias político-electorales. Las dificultades de transitar un camino intermedio entre el oficialismo y el espacio que conduce Cristina Kirchner empiezan a resquebrajar la unidad del bloque que responde a Sergio Massa; resquebrajamiento que empieza a alejar del bloque a aquellos que sin tener una sintonía plena con el kirchnerismo, creen que la construcción político-electoral debe incluir un acercamiento con el espacio que conduce la ex Presidenta. Ellos son los Diputados Felipe Solá, Daniel Arroyo, Facundo Moyano, Fernando Ascencio y Jorge Taboada.

El dólar continúa bajando y se acerca a la banda inferior

Contenido por una tasa de interés por encima del 70%, esta semana el dólar registró una nueva e importante baja. De esta forma, se acerca al segmento inferior de la banda de intervención, que al momento se ubica en 34,3 ARS/USD. Si bien un costo de financiamiento en estos niveles no es sostenible, incluso en el corto plazo, si el tipo de cambio tocase la banda inferior la base monetaria se expandiría (contrapartida de las operaciones de compra de divisas). Solo de esta forma, y al costo de resignar parte de la competitividad precio ganada, el “apretón monetario” atenuaría sus efectos recesivos.

 

Aunque ayudará a estabilizar al dólar, el “apretón monetario” profundizará la recesión

¿Cómo fue el debut del régimen de bandas cambiarias?

El nuevo esquema de bandas de intervención cambiarias tuvo un debut exitoso: el dólar de referencia bajó 7% en una semana y cerró en la zona de 38 ARS/USD. Sin embargo, se hizo al costo de un fuerte aumento en la tasa de interés de referencia, que trepó más de 10 p.p. superando el 70% anual. Este nivel es insostenible en el corto plazo y ya está generando problemas en la cadena de pagos. Además, desalienta potenciales inversiones productivas y el consumo a plazo, a la par que le genera una pérdida patrimonial al Banco Central por el mayor pago de intereses.

¿A qué costo cumplirá el Banco Central su meta de agregados?

El cambio en la presidencia del Central no fue solo de nombres: terminó de consolidar un nuevo régimen monetario. En el anterior esquema de “metas de inflación”, el BCRA fijaba una tasa de interés de referencia que, por el canal de la actividad y del crédito, buscaban alinear a la suba de precios a un determinado objetivo. Los diversos saltos cambiarios (mayo, junio y agosto) dieron por tierra a la tasa de interés como única herramienta de política anti-inflacionaria y fue reemplazada por el compromiso de “emisión cero” hasta junio de 2019. Regulando la cantidad de moneda local, se desincentiva la demanda de moneda extranjera pero, en un mercado flexible, no se puede controlar la demanda de un bien en particular. Por lo tanto, restringir la oferta de pesos que pueden demandar dólares implicará también restringir la cantidad de pesos que pueden demandar cualquier mercancía, lo que limita la capacidad de inversión y consumo de empresas y hogares profundizando el deterioro de la actividad.

El Banco Central contará con dos vías para alcanzar su objetivo de anclar nominalmente la base monetaria: las intervenciones en el mercado cambiario y las operaciones de esterilización con los bancos mediante LELIQ (letras en pesos a siete días). Respecto de la primera, las ventas de USD 150 millones diarios cuando la divisa alcance la banda cambiaria superior retirarán pesos del mercado de manera directa y no se repondrán. Suponiendo un tipo de cambio de 44 ARS/USD –la banda externa a inicios de octubre-, las subastas “aspirarán” 0,6% de la base monetaria por día. Este porcentaje irá en aumento a medida que pasen los meses y las zonas de intervención se actualicen en términos nominales, ya que, por el propio compromiso, la cantidad de dinero se mantendrá fija (ajustada por estacionalidad). Asimismo, el BCRA subirá la tasa de LELIQ para alentar a los bancos comerciales a incrementar sus posiciones en este instrumento.

Estimamos entonces que el Banco Central será capaz de anclar a la base monetaria en los niveles actuales, pero al costo de un alza muy pronunciada de la tasa de interés real (no necesariamente nominal, ya que la inflación esperada irá descendiendo empujada por la recesión). Este ajuste trasladará los problemas más acuciantes de la parte nominal (inflación y tipo de cambio) a la actividad y a la cadena de pagos.

¿De la bola de nieve de LEBACs a la bola de nieve de LELIQs?

Una de las principales causas de la corrida cambiaria de 2018 fue el desarme de LEBACs de fondos comunes de inversión para volcarse al dólar. Al momento, el stock de estas letras en Peses se redujo 70% en comparación al nivel de mayo 2018. Una parte importante fue sustituida por LELIQs cuyo stock trepó un 750% en igual período.

Sin embargo, no estamos reemplazando una bola de nieve por otra. En primer lugar, porque el stock de ambas variables en moneda local se redujo 40% en dicho período; pero, fundamentalmente, por quiénes son los acreedores de los distintos títulos. Mientras que las LEBACs estaban principalmente en manos del público en general e inversores externos, (que suelen dolarizar sus carteras ante el aumento de la incertidumbre), solo los bancos pueden acceder a las nuevas letras. Y, dado que las entidades financieras no pueden aumentar sus tenencias en moneda dura (las mismas se hallan al tope de lo permitido por la regulación vigente del BCRA), las posibilidades de que esta bola de nieve desemboque en una nueva corrida cambiaria son mínimas. Más allá de este “beneficio”, las mismas tienen otro costo importante: la pérdida patrimonial que ya le están generando a la autoridad monetaria. Su elevada tasa implicará un importante salto de los pagos de intereses del Banco Central (se está endeudando a un costo muy alto), de modo que su balance se verá deteriorado tras la significativa licuación de pasivos que implicó el salto cambiario.

Debut exitoso para las bandas de intervención cambiaria: ¿y la tasa de interés?

El régimen cambiario de bandas de intervención y el de crecimiento nulo de la base monetaria (hasta junio de 2019) debutó de manera exitosa, ya que el dólar bajó 7% en una semana. Sin embargo, la tasa de interés de referencia superó el 70%, impulsada por las necesidades del Banco Central de cumplir su meta de “emisión cero”. Por lo tanto, si el costo de financiamiento no se relaja en el corto plazo, la recesión se profundizará y el grado de morosidad de la economía aumentará significativamente.

La nueva gestión del BCRA se acomoda: de las metas de inflación al control de agregados

Esta semana, además de cambiar las autoridades del Banco Central, se modificó el esquema de política monetaria: de un régimen de metas de inflación se pasó a uno de control de agregados. El nuevo presidente del BCRA se comprometió a un crecimiento cero de la base monetaria hasta junio de 2019. Esta política monetaria fuertemente contractiva sería efectiva para secar la plaza de pesos y, así, atenuar las tensiones cambiarias; no obstante, implicará también una tasa de interés aún más elevada, que golpeará de manera significativa a la cadena de pagos y al aparato productivo.

Bolivia: Los retos del complicado entorno nacional

En las últimas semanas Latinoamérica se ha visto convulsionada por la depreciación de las monedas argentina y brasileña, la cual ha generado nuevamente inquietud en los sectores productivos.

La preocupación se ha centrado en la pérdida de competitividad de las exportaciones bolivianas y de las industrias que compiten con la producción importada. Sumado al hecho de que existe un alto grado de informalidad, podría implicar más importaciones ilegales por intermedio del contrabando.

Sin embargo, el centro de la atención debiera dirigirse al régimen cambiario boliviano, más allá de centrarse en el nivel de la paridad o del desalineamiento respecto al tipo de cambio de equilibrio.

Desde fines de 2011, la paridad entre la moneda boliviana y el dólar estadounidense se ha mantenido fija. Previamente, el régimen cambiario fue de tipo de cambio deslizante, con movimientos cambiarios muy graduales y no anunciados.

Desde su adopción en 1985 hasta 2005, la moneda siguió una trayectoria de devaluación continua para mantener la competitividad cambiaria real constante. Frente a un importante influjo de divisas, la moneda se revaluó moderadamente entre 2005 y 2011, llegando a ganar valor en 12,5%.

Curiosamente, un movimiento tan pequeño generó el cambio en la composición de activos más importante. De hecho, la dolarización financiera bajó de 90% en 2003 a 20% al presente, principalmente por el “empujoncito” que se observó en los depósitos y luego los créditos. Esto derivó además en una ganancia importante de reservas internacionales, las cuales llegaron al 50% del PIB.

Sin embargo, la irrupción de la Gran Recesión de 2008 y el cambio en las condiciones externas desde 2014, revirtieron la dirección de los flujos de divisas. Las reservas bajaron al 30% del PIB y la continuidad de planes de inversión pública derivó en un déficit fiscal mayor al 7% del PIB.

Frente a esto, el gobierno tiene la disyuntiva de que si no modifica la forma de conducción de la paridad cambiaria y la trayectoria del gasto fiscal, se verá forzada en algún momento a abandonar el régimen cambiario, con consecuencias imprevistas en el sistema financiero y de pagos.

Mientras más antes transite de forma ordenada y coherente hacia un régimen más flexible, menores efectos colaterales podrían existir en otros mercados, en especial el financiero y, por ende, en el inmobiliario, el cual ha crecido en virtud a la nueva ley financiera que obliga a las instituciones a cumplir cuotas para este mercado a tasas fijas en moneda nacional.

En ese sentido, será importante que se analice y proponga de forma sería el cambio en el régimen cambiario con el fin de reducir la vulnerabilidad de la economía boliviana en este frente. O, lo que parece menos probable, que se hagan los ajustes macroeconómicos en los ámbitos fiscal y externo, para mitigar la presión en los mercados cambiario y financiero.

Presupuesto 2019: ¿es posible el equilibrio primario?

¿Cuáles son las principales proyecciones del Presupuesto 2019?

Según la “ley de leyes”, presentada por el Poder Ejecutivo ante el Congreso, la economía caería 2,4% i.a. en 2018 y 0,5% i.a. en 2019. El único componente dinámico del año electoral serían las exportaciones, ya que tanto el consumo agregado como la inversión mostrarían importantes contracciones (-2% i.a. y -10% i.a., respectivamente). A contramano de años anteriores donde las estimaciones del Presupuesto lucían expresiones de deseo más que materializables, este año la dinámica de las variables “reales” tiene un importante grado de realismo. Sin embargo, en las variables nominales, los objetivos parecen muy difíciles de alcanzar: el dólar promediaría 38 ARS/USD en el último trimestre y 40 ARS/USD en 2019, por lo que cederían de manera significativa las presiones inflacionarias y la suba de precios acumularía 23% en el próximo año. Más allá de estas estimaciones, la clave del año próximo pasará por alcanzar el equilibrio primario: de ella dependerán los nuevos desembolsos del FMI y, en consecuencia, la estabilidad del frente cambiario, con su correlato en la tasa de interés y el nivel de actividad. Veamos entonces qué dice este proyecto al respecto.

¿Qué viabilidad política y económica tiene el “déficit cero”?

La aprobación del Presupuesto será tomada como una señal trascendental para los inversores internacionales, respecto a la viabilidad de implementar un ajuste sobre las cuentas públicas. Por el lado de la recaudación, el aporte de las nuevas retenciones a las exportaciones de bienes y servicios luce sobreestimado. En primer lugar, porque no parece consistente un crecimiento de casi 20% i.a. de las exportaciones de bienes (según nuestras proyecciones la expansión sería la mitad) con un tipo de cambio casi “planchado” (atraso significativo en términos reales). Además, porque nuestro principal socio comercial no despegará (el consenso de mercado estima un crecimiento de 2,5% i.a. para Brasil). Por último, por un contexto internacional que continuará agitado, signado por una guerra comercial entre Estados Unidos y China que no parece tener un final cercano. Sin embargo, tomando nuestra trayectoria para el tipo de cambio, los menores ingresos por el nuevo esquema de retenciones a las exportaciones se compensarían con la mayor cotización del tipo de cambio que potenciará los cobros en pesos del aforo del 18% a las ventas externas del complejo sojero. Por caso, considerando un dólar promedio de 50 ARS/USD para el año electoral, los ingresos totales por retenciones rozarían ARS 430.000 millones, un número muy similar al presentado en el Presupuesto. En consecuencia, por el lado de los ingresos las estimaciones de la “ley de leyes” lucen plausibles.

Por el lado del gasto primario, seis de cada diez pesos poseen un acotado margen de maniobra: producto de la nueva Ley de Movilidad aprobada a fines de 2017, su actualización depende principalmente de la inflación pasada. Considerando el reciente salto del dólar y la aceleración de la suba de precios que ya está sucediendo, las jubilaciones y pensiones crecerían 35% i.a. en promedio durante 2019. Por lo tanto, se mantendrían en línea con la inflación promedio proyectada para 2019, de modo que no se achicarían en términos reales y el “peso del ajuste” deberá recaer sobre el 40% del gasto primario restante.

En este sentido, se comprende la contracción de 17,5% i.a. nominal propuesta para las transferencias a provincias, siendo educación y salud las principales partidas afectadas. Por su parte, los subsidios económicos caerían 7% i.a. Dado que para aprobar el Presupuesto es necesario el apoyo de algunos sectores de la oposición (el oficialismo no cuenta con mayoría en el Congreso), los principales ajustes reposarán en los distritos aliados (la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la provincia homónima asumirán el subsidio a las tarifas de transporte público), mientras que los gobiernos provinciales no verían tan deterioradas sus arcas públicas. Por su parte, los gastos de capital volverían a caer en pesos corrientes (-7% i.a.), aunque parte de la obra pública se llevaría a cabo mediante el esquema de Participación Público Privada. Alcanzado este punto, las estimaciones oficiales adquieren un carácter optimista: motivado por el mayor costo de financiamiento arreciado tras la corrida cambiaria, además del cierre en sí de los mercados privados de crédito –y la causa de los “cuadernos” como escollo adicional para conseguir créditos-, se dificultará para las empresas ganadoras de licitaciones poner en marcha sus propuestas.

Entonces, ¿se alcanzará el equilibrio primario?

Tomando en cuenta esta dinámica del gasto primario, los ajustes a realizar en el año electoral serán más que significativos. Además, dada la mayor inflación proyectada, aunque las retenciones a las exportaciones se igualen en términos nominales a las estimadas por el oficialismo, serán menores en términos reales. Por lo tanto, si bien el rojo operativo se reduciría sustancialmente en 2019, no se anularía por completo (el rojo cerraría en torno a -0,5% del PBI). Por ende, el Presupuesto puede ser la llave para garantizar próximos desembolsos del FMI, pero eso no significa que automáticamente las cuentas fiscales cierren el año que viene en equilibrio primario.

Pulgares arriba: el dólar cayó 5,7% en la semana y borró la suba de septiembre

En la última semana, el dólar de referencia cayó 5,7% y cerró en la zona de 37,50 ARS/USD. De este modo, retornó al nivel del cierre de agosto, borrando la suba que había acumulado en septiembre. Cabe destacar que este retroceso tuvo lugar sin grandes intervenciones oficiales, lo que señala que la calma también habría llegado al sector privado. El verbo en condicional enfatiza el refrán “una golondrina no hace verano”, que debe tenerse más presente en tiempos de inestabilidad: si bien las presiones parecieran haberse disipado, todavía no se firmó una nueva tregua cambiaria.

Esta semana se presentó el proyecto de Presupuesto 2019. En él, se estipula un dólar promedio de 38 ARS/USD para el último trimestre de 2018 y de 40,1 ARS/USD para 2019. Por otro lado, producto de la aparente “calma cambiaria” comenzó a hablarse de bandas de flotación –un techo y un piso nominales, entre los cuales el Banco Central intervendría para evitar que la divisa se ubicara por fuera de los mismos-. Vale recordar la importancia de preservar la competitividad precio ganada –de manera forzosa- con la depreciación del peso; de lo contrario, las tensiones cambiarias podrían renovarse.

La incertidumbre local y brasileña presionaron al dólar en la última semana

  • En la última semana, el dólar de referencia escaló 7,5% y cerró apenas por debajo de 40 ARS/USD. Por su parte, las Reservas cayeron más de USD 600 M (-1,2%), rozando USD 50.500 M; de esta forma, superan en solo 4,2% al nivel previo al acuerdo con el FMI. La incertidumbre sobre la negociación con el Fondo y la viabilidad político-económica del Presupuesto 2019 más que revirtieron la baja del dólar del cierre de la semana pasada. Además, el turbulento escenario político brasileño (el Real se depreció 3% en la semana) y las dudas en torno a su proceso electoral sumaron nuevas presiones en este frente.
  • La contracara de este escenario de stress cambiario es el aumento de la competitividad precio de la economía local. Por caso, el tipo de cambio real multilateral ya supera en un 60% al promedio de 2017 y se asemeja a los niveles de 2009. Pese a esta recuperación, no todas las perspectivas son optimistas: la inflación se acelerará en los próximos meses, erosionando parte de estas ganancias. Además, para que las mejoras impacten positivamente en las exportaciones, debe percibirse que este nivel de tipo de cambio real se sostendrá, lo que aún no es aceptado de manera generalizada.

Banco Central y Tasa de Interés: ¿Los sesenta llegaron para quedarse?

 ¿Qué pasó?

En su nuevo Comunicado de Política Monetaria, el Banco Central anunció que mantiene su tasa de interés de referencia de política monetaria en 60% anual. Además, al igual que en la publicación anterior (30/8), garantizó sostener esta tasa, como mínimo, hasta diciembre. Vale remarcar que, pese al nivel elevado, el mismo continúa siendo negativo en términos reales según nuestra proyección de inflación: su rendimiento mensual asciende a 4%, mientras que la inflación rondaría 6% en el mes. Por otro lado, tomando como base el tipo de cambio de referencia de ayer (37,40 ARS/USD), el dólar debería subir menos de $1,50 en el próximo mes para ser una peor alternativa que las colocaciones a esta tasa.

Cabe destacar que, al igual que en las publicaciones anteriores del nuevo comité, predominó el eclecticismo a la hora de explicar las causas de la inflación: a la volatilidad del tipo de cambio y el aumento de precios regulados, se sumaron algunos análisis sobre el crecimiento de los agregados monetarios y la promesa de que con el menor financiamiento de la autoridad monetaria al Tesoro bajarán las presiones inflacionarias. Pensando escenarios de crisis, un Banco Central que adopte una multiplicidad de herramientas y no se encierre en teorías dogmáticas (tal como muchas veces le criticamos a Sturzenegger) parece ser un buen síntoma.

¿Cómo impactará en la economía real?

Afirmar que esta tasa es incompatible con el normal funcionamiento de la actividad productiva y el cumplimiento de la cadena de pagos, a esta altura, ya carece de originalidad. Primero, porque aumenta de manera sustancial el costo de financiamiento, de modo que desalienta el consumo. Segundo, porque torna muy rentables las colocaciones financieras, de modo que desalienta cualquier inversión (además de la incertidumbre propia de este contexto). No obstante, la principal misión del equipo económico en este marco es estabilizar el mercado de cambios; incluso a este importante costo. Caso contrario, si las presiones alcistas sobre el dólar no cesaran –o se “premiara” menos a los tenedores de pesos-, los efectos nocivos sobre el resto del esquema económico serían mayores. Por lo tanto, aunque el impacto negativo sea considerable, en caso de recortarse la tasa las consecuencias serían peores.

¿Qué esperamos para el futuro?

Siguiendo textualmente los postulados del Banco Central, no correspondería esperar una baja de la tasa en lo que resta de 2018. Sin embargo, contraponiendo los problemas de la actividad económica, en caso de que no se materializaran nuevos episodios de stress cambiario, estimamos que el proceso descendente podría comenzar incluso en diciembre (aunque de manera paulatina). Por otro lado, dado los niveles inéditos que posee esta tasa (la más alta desde la salida de la Convertibilidad) cabe preguntarse qué margen de acción tendría, por esta vía, la autoridad monetaria ante una nueva crisis cambiaria. En este sentido, si bien creemos que la tasa no podría bajar significativamente en el último trimestre del año, tampoco podría incrementarse de manera sensible. Por caso, para los que siguen demandando dólares –quienes siguen desprendiéndose de pesos, a un tipo de cambio en torno a 40 ARS/USD y una tasa de interés en 60%- ¿qué diferencia haría una tasa en 60%, 70% u 80%? Por el contrario, para la actividad y quienes demandan financiamiento, si con este nivel su viabilidad se encuentra seriamente acotada, un incremento sería prácticamente destructivo. Para terminar, vale mencionar que el próximo Comunicado y reunión del Comité será el 9 de octubre; sin embargo, nada garantiza que, ante un nuevo episodio de stress, tal como sucedió sobre el cierre del mes pasado, se tomen acciones fuera de los cronogramas preestablecidos.