Economía
La crisis político social que comienza sorpresivamente el 18 de octubre pasado, ha tenido un importante impacto sobre la economía. Se puede hablar de un efecto de corto, mediano y largo plazo. En el corto plazo la economía dejó de funcionar en un porcentaje relevante, particularmente el sector servicios, donde destaca el impacto del comercio, la segunda quincena de octubre y en menor medida el mes de noviembre. Ello significa una caída del PIB de octubre y noviembre, cuestión que incluso podría pasar a diciembre. En el mediano plazo, preocupa el impacto sobre el empleo, que será significativo, y su negativo efecto sobre el consumo el 2020. A su vez se estima una caída en la inversión, lo que tendrá un impacto negativo adicional sobre el empleo y afectará el crecimiento potencial. En el largo plazo, preocupa que la incertidumbre sobre el futuro régimen tributario, la regulación del mercado laboral y, principalmente, los alcances de una reforma constitucional, terminen impactando seriamente el crecimiento económico, con la posibilidad de que el crecimiento tendencial disminuya en forma relevante, comprometiendo la trayectoria de convergencia del PIB per cápita de Chile al de economías más desarrolladas.
Política
La conducción política ha mejorado, la masividad de las movilizaciones sociales ha disminuido significativamente y poco a poco se logra una mayor normalidad con el restablecimiento del orden público. Se han logrado acuerdos relevantes a nivel político para materializar tanto un fuerte impulso fiscal para el próximo año como una agenda social que incrementa en forma significativa las transferencias de recursos a los sectores de menores ingresos. El acuerdo para un proceso de reforma constitucional, aunque ha mostrado algún entrampamiento en algunos aspectos relevantes, finalmente derivará en un plebiscito para el próximo mes de abril, donde la opción de reforma a la constitución ganará por amplia mayoría. El proceso será largo, y preocupa que genere excesiva incertidumbre, provocando un efecto negativo sobre la inversión y el crecimiento. Falta lograr un acuerdo político amplio, que involucre al grueso del espectro político, al ejecutivo, organizaciones sociales y empresariales, en torno a una agenda social de largo plazo, que cuantifique los recursos necesarios y su forma de financiamiento. Ello permitiría disminuir la incertidumbre y facilitar una más pronta recuperación de la inversión y el crecimiento.