Solo tres provincias lograron aumentar sus exportaciones en 2020

El año 2020 fue difícil para el comercio global. En particular, las exportaciones argentinas cayeron 16%, producto de la crisis experimentada por nuestros principales socios, las restricciones a la actividad que surgieron por la pandemia y la brecha cambiaria que afectó principalmente en el último trimestre. Este fenómeno golpeó a las distintas actividades de exportación, aunque no atacó a todas de la misma manera. Si consideramos a los 19 principales sectores de exportación, sólo cuatro (que conjuntamente explican el 2% de nuestras ventas al exterior) lograron aumentar sus envíos: los complejos de miel (+14% i.a.), yerba mate (+9% i.a.) y azúcar (+3% i.a.) y el sector hortícola (+2% i.a.). Por el contrario, el resto de los rubros vieron disminuidas sus ventas, con los complejos automotriz (-40% i.a.), textil (-36% i.a.) y petrolero-petroquímico (-28% i.a.) con las caídas más salientes.

Además de exhibir un sesgo dispar entre productos, el desplome exportador también tuvo un efecto heterogéneo entre regiones geográficas. Sin embargo, la mala campaña fue generalizada: 21 de las 24 Provincias -considerando a la Ciudad de Buenos Aires- vieron sus envíos al exterior disminuidos con respecto al año previo. Las únicas tres jurisdicciones que evitaron una caída en sus ventas fueron Corrientes (+170% i.a., debido mayormente a la venta de energía eléctrica a Brasil), La Pampa (+7% i.a.) y Santiago del Estero (+1% i.a.). Estas últimas dos provincias tienen una integración internacional primaria, mayormente compuesta por cereales, carnes, semillas y hortalizas. Por el contrario, el resto de las jurisdicciones exhibió reducciones de hasta 63% i.a., siendo Formosa la de peor desempeño.

Mirando a las exportaciones desde una perspectiva regional, podemos ver que estas mostraron una concentración muy importante. El 75% del total surgió de la región pampeana, en la que predominan las ventas de Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) como harinas, aceites, carnes y pellets de soja, aunque también vende productos primarios sin manufacturar y Manufacturas de Origen Industrial (MOI; buena parte del complejo de exportación automotriz se ubica en la Provincia de Buenos Aires, por ejemplo). La segunda área en importancia fue la Patagonia, donde tuvieron su origen el 9% de las exportaciones del país. En esta región se destacaron las ventas de MOI, debido al importante complejo de exportación de aluminio ubicado en Chubut y a las ventas de petroquímicos; de productos primarios, provenientes del sector minero y de la producción de peras y manzanas; y de combustibles y energía (recordemos que vaca muerta se ubica principalmente en la Provincia de Neuquén). En tercer lugar, se ubicó la región Noroeste (6% del total), donde se destacan los productos primarios (ventas de porotos, limón, litio y tabaco, entre otros). En el siguiente orden de importancia se encontró Cuyo (también representando cerca del 6% del total), de donde provienen principalmente MOA y MOI, tales como vinos, uvas y ajo, pero también plata y oro. Por último, apenas el 3% del total fue aportado por el Noreste, región en que las ventas están mayormente compuestas de yerba mate, te, arroz, madera y combustibles y energía.

Esta concentración en términos absolutos omite que la población no se haya distribuida de forma homogénea a lo largo y ancho del país, sino que también se encuentra muy focalizada en los grandes centros urbanos. Por esto, es relevante evaluar las exportaciones en relación a la cantidad de habitantes de cada territorio. Visto de esta manera, Santa Cruz, Chubut y Santa Fe encabezaron las ventas, con un total de USD 5.520, USD 3.280 y USD 3.178 per cápita, respectivamente. También, visto de esta manera, la Patagonia lideró las exportaciones, ubicándose por encima de la región pampeana con USD 1.855 per cápita. Sin embargo, es al mismo tiempo la región que se vio más golpeada en el 2020, con una caída de ventas del orden del 25%.

A modo de síntesis, las ventas al exterior de Argentina son diversas y se encuentran están distribuidas a lo largo del país. Sin embargo, la gran mayoría de actividades y regiones sufrieron una importante caída en 2020. Incrementar nuestras exportaciones es una condición sine qua non para poder crecer de forma sostenida, para lo cual se necesita tanto al campo como a la industria. Esto encuentra sus motivos en que ambos segmentos permiten vender a diferentes países del mundo, permitiendo diversificar la inserción y con ella los riesgos (por ejemplo, si sólo vendiéramos productos primarios, nuestra suerte dependería en gran medida del precio de las commodities). Pero también se fundamenta en las distintas capacidades productivas que poseen las provincias, por lo que la creación de empleo en todo el territorio nacional precisa de ese impulso. De acuerdo con nuestras proyecciones, este año se recuperarían las ventas de todos los segmentos. Esperemos que, luego de una década de estancamiento, la pospandemia venga de la mano de una recuperación de los puestos de trabajo del sector privado.

Hacienda sigue consiguiendo financiamiento neto, aunque también comenzó a requerir asistencia monetaria

Hoy se realizó la quinta colocación de deuda pública del año, en la que se emitieron tres instrumentos en pesos: dos reaperturas de Letras a vencer en julio (S30L1 y SL301) y una nueva Letra en CER pagadera en 2022. Entre estos tres títulos, el Tesoro consiguió financiamiento por ARS 77.000 millones. Considerando que los pagos programados desde comienzos de marzo hasta el próximo lunes 22 (cuando hay una nueva licitación) ascendían a poco más de ARS 6.000 millones (se pagaron intereses de TX22, TC23 y T2X2, entre otros), el porcentaje de rollover fue de más de 1200%. Así, el excedente financiero tomado por Hacienda alcanza a ARS 70.000 M. Adicionalmente, por primera vez en el año el Banco Central brindó asistencia monetaria al Ministerio de Economía por ARS 70.000 millones (0,2% del PBI).

Respecto a los vencimientos en moneda dura, no hay grandes pagos programados para marzo (salvo pagos intra-sector público). A pesar de esto, a medida que transcurren los meses sin novedades del acuerdo, se torna cada vez más improbable que la firma de un pacto con el Fondo llegue antes de mayo, cuando debe afrontarse la deuda con el Club de París (USD 2.400 M, más de la mitad de las Reservas Netas). Sin embargo, lo que luce cada vez más probable es que haya en 2021 un desembolso de Derechos Especiales de Giro (DEGs, la moneda del Fondo), que permita afrontar deudas en dólares. Este monto sería de alrededor de USD 3.500 millones, y no requeriría devolución.

Para lo que queda del mes, habrá vencimientos de BONCER y Letras, para lo que están programadas dos nuevas licitaciones los días 22 y 29. Además, el déficit primario será mayor al mes previo y podrá financiarse parcialmente con la colocación de estos instrumentos. En lo que va del año, el monto obtenido supera los ARS 140.000 millones.

El ritmo de vacunación en Argentina aumentó 46% en la última semana

Cada vez más países comenzaron con sus campañas de vacunación y las inyecciones pasan a liderar en la carrera contra el virus: el número de dosis que se aplican por día es aproximadamente mil veces el número de nuevos casos diarios. Sin embargo, existen varias señales de alerta a nivel global. El porcentaje de población vacunada en el mundo apenas alcanza el 2,9% y varios países de Europa suspendieron la aplicación de la vacuna de AstraZeneca, además de que continúa esparciéndose la contagiosa cepa P1 en Brasil.

A nivel local, la campaña de vacunación fue elevando el ritmo en Argentina, y ya se aplicaron más de 2,5 millones de dosis. Esta cifra se corresponde con más de 2.000.000 (4,51% de la población) personas con al menos una dosis, de las cuales casi 480.000 (1,04% del total) fue vacunada dos veces. En la última semana se dieron más de 700.000 inyecciones, incrementando el ritmo semanal de vacunación en 46% con respecto a los siete días previos. Hacia adelante, se espera que ingresen nuevas tandas de Sputnik V, 3 millones de Sinopharm y 580.000 de Covishield. El arribo de nuevas dosis será fundamental, ya que las vacunas que ingresaron al país (algo más de 4 millones) ya fueron distribuidas casi en su totalidad y serían aplicadas en las próximas semanas.

A pesar de la aceleración del ritmo de vacunación, Argentina no evitaría una segunda ola. Por caso, si se mantiene la actual velocidad de vacunación semanal, faltarían más de tres meses para alcanzar la proporción de inmunizados de Chile (26%). El país trasandino es el cuarto que más población vacunó del mundo y aun así está viviendo una rápida expansión de los casos. Sin embargo, aunque los contagios vuelvan a trepar en nuestro país, las restricciones que se aplicarán serán menores a las que se impusieron el año pasado, de acuerdo con los dichos de las autoridades de Economía y Salud. Por este motivo, el impacto del virus sobre la actividad económica será más reducido. Por esto, mantenemos nuestra proyección de que el Producto experimentará un rebote de alrededor de 6%, que será dispar entre rubros. En particular, aquellas actividades relacionadas al turismo serán las más golpeadas, mientras que las vinculadas a la producción de bienes y la construcción son las que se verán más beneficiadas. En línea con esto, desde la última publicación de este informe se conocieron dos datos que muestran la heterogeneidad que proyectamos se mantendría en los próximos meses: la llegada de turistas se contrajo 93% i.a. en enero, a la vez que la utilización de la capacidad instalada de la industria crecía más de un punto porcentual respecto al mismo mes del año pasado, ubicándose en 57,2%.

Argentina aplicó más de 400.000 vacunas en la última semana

El mundo está atravesando un recrudecimiento de la pandemia. Mientras Europa sufre una nueva ola de casos y de restricciones, la nueva cepa P1 sigue esparciéndose por Brasil, que llegó a mostrar 1.800 muertos diarios el pasado miércoles. Sin embargo, avanza la campaña global de vacunación. A la fecha, el porcentaje de población artificialmente inmunizada alcanza el 2,4% global. A nivel local, el porcentaje de personas con al menos una dosis es de 3,3% en Sudamérica. Este ratio viene siendo impulsado por Chile, que con 21,9% es el cuarto país con más vacunados per cápita del mundo. En Argentina, el ritmo de inmunización se incrementó 5% en la última semana, al aplicarse más de 400.000 dosis. De esta forma, las inyecciones totales ya alcanzan 1,6 millones. Además, 1,3 millones de vacunas adicionales fueron distribuidas pero todavía no aplicadas, mientras que un millón extra ya llegó al país pero todavía no se repartió.

De acuerdo con la evolución de la campaña, Argentina no evitaría una segunda ola (tercera, si consideramos el brote de casos asociado a las fiestas de fin de año). Sin embargo, esperamos que las restricciones a la circulación y a las actividades productivas sean mucho más leves a las impuestas en 2020. De esta forma, aunque el impacto sanitario no sea sustancialmente distinto al del año pasado, el golpe sobre la actividad económica estará matizado, y el PBI experimentará un rebote en torno al 6%. A pesar de ello, esta mejoría no será homogénea entre sectores de actividad, como viene sucediendo hace ya algunos meses. Considerando los datos publicados por el INDEC a diciembre, la mitad de los sectores (en general, más vinculados con la producción de bienes que de servicios) ya recuperaron sus niveles pre-pandemia. Por el contrario, otros rubros -particularmente aquellos asociados con el turismo- permanecen significativamente por debajo y seguirán fuertemente perjudicados en el 2021.

Más de 250 millones de vacunas fueron aplicadas en el mundo

Tras sufrir la peor crisis sanitaria de nuestros tiempos y a casi un año de iniciada la estricta cuarentena en nuestro país, el mundo comenzó a dejar atrás el COVID-19 con una ambiciosa campaña de vacunación global. A comienzos de marzo, en todo el planeta se aplicaron casi 250 millones de dosis a más de 150 millones de personas, vacunando a cerca del 2% de la población global. De esta manera, a escala planetaria, ya hay dos personas artificialmente inmunizadas por cada contagiado de coronavirus.

En nuestro país, a pesar del escándalo provocado por el vacunatorio VIP, la campaña también avanza a un ritmo similar al del promedio global. Al día de la fecha, Argentina recibió cerca de 4 millones de dosis de vacunas, considerando las provenientes de Rusia (Sputnik V), China (Sinopharm) e India (Covishield). Más de 2 millones de estás ya fueron distribuidas y 800 mil personas vacunadas -el 63% con una única dosis y el 37% con ambas inyecciones-.

Con criterios demográficos, la vacunación se está llevando a cabo en todo el territorio nacional. La Ciudad de Buenos Aires, La Pampa y San Luis están encabezando la inmunización, y con cerca de 3% de su población inmunizada se ubican por encima del promedio nacional (1,8% de la población).

El saldo comercial con Brasil volvió a ser superavitario en febrero

En el segundo mes del año, la balanza comercial bilateral con Brasil fue superavitaria en USD 130 M, ubicándose en terreno positivo por segundo mes consecutivo tras ocho meses al hilo en rojo. Este saldo a favor en el intercambio de bienes es el mayor desde el 2019, y fue producto conjuntamente de una reducción de 5% i.a. de nuestras importaciones y un avance de 17% i.a. de las exportaciones. Con este desempeño, se revirtió el resultado obtenido en febrero de 2020, cuando el saldo fue negativo en USD 44 M.

En febrero se observó, por segundo mes consecutivo, un crecimiento del flujo comercial con nuestro principal socio externo. Esta variable se había resentido con el desplome de nuestras importaciones en la segunda mitad de 2018, y luego, volvió a verse golpeada por la pandemia. Así, llegó a encadenar casi dos años y medio de caídas. Sin embargo, con la recuperación que están experimentando ambas economías, el flujo comercial bilateral creció 6% i.a. en febrero y acumula un alza de 13% i.a. en el primer bimestre del año. Esta variación se ubica por arriba del incremento del flujo comercial de Brasil con el resto del mundo (+10% i.a.), señalando que hubo una mejoría en la relación comercial luego de un año pandémico.

Esta evolución estuvo traccionada principalmente por nuestras exportaciones con este destino, que crecieron 18% i.a. en lo que va del 2021. La participación de productos locales en el mercado brasileño fue creciente en el primer bimestre: luego de alcanzar mínimos históricos en 2020, este indicador se ubicó por arriba del 5% (+0,5 p.p. con respecto al promedio del año previo). El fortalecimiento de este vínculo implica un mayor potencial para la industria de exportación, ya que nuestro principal producto de venta son manufacturas de origen industrial relacionadas con el complejo automotriz.

En paralelo, nuestras compras externas desde Brasil crecieron 9% i.a. en el acumulado anual, probablemente rezagadas por el incremento del control a las importaciones. Así, el superávit comercial acumulado alcanza los USD 150 M, más de cinco veces mayor al observado en el mismo período del 2020.

En síntesis, el inicio del 2021 trae buenas noticias en el intercambio bilateral con Brasil, aportando algo de aire a las arcas del BCRA. Aunque la pandemia no concluyó, los efectos que impuso sobre la actividad económica y el comercio de bienes global tienden a diluirse. La tarea que queda pendiente es la recuperación del comercio de servicios: Brasil es el principal aportante de turistas que ingresan a Argentina, pero este segmento de actividad se encuentra todavía muy restringido. Cabe destacar que lo mismo sucede con los turistas locales que viajan a la mayor economía del Mercosur.

Después del déficit de diciembre, el superávit comercial volvió con más aire en enero

En enero, la balanza comercial volvió a terreno positivo, arrojando un superávit de más de USD 1.000 millones y dejando atrás el déficit de más de USD 300 millones de diciembre. Después de 27 meses con saldo favorable, en el cierre del 2020 había vuelto el déficit comercial, aunque más explicado por factores coyunturales asociados a conflictos gremiales de los trabajadores portuarios que a causas permanentes. Fortaleciendo esta idea, enero de 2021 retomó el saldo positivo, que marco un crecimiento de 2,3% i.a. en relación con igual mes del año pasado.

En el primer mes de este año, las exportaciones avanzaron 7% en términos interanuales, impulsadas por los precios internacionales y, también, por el remanente de ventas que había dejado diciembre, cuando los envíos externos cayeron 34% i.a. En tanto, las importaciones crecieron 9% i.a. en enero, reduciendo a la mitad su tasa de crecimiento respecto del cierre de 2020 (+20% i.a. en el último trimestre), cuando una brecha cercana al 100% y expectativas de devaluación elevadas alentaron el adelantamiento de compras.

Analizando a las exportaciones, sobresale el crecimiento de las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA), que mostraron su mayor valor en más de 5 años y crecieron casi 50% i.a. Este incremento estuvo explicado por la venta de aceites y harinas que no habían podido enviarse al exterior en diciembre, producto de los mencionados conflictos gremiales, y se exportaron en el comienzo del 2021. Además, estos bienes se vieron favorecidos por la suba de las commodities, que impulsó a los precios de este rubro un 18% i.a.

Por el contrario, la venta de cereales y oleaginosas siguió golpeada, y las exportaciones de productos primarios cayeron 30% i.a., a pesar de que su precio subió un 10% i.a., en tanto las cantidades se desplomaron 37% i.a. Por su parte, las exportaciones de Manufacturas de Origen Industrial (MOI) cayeron 1% i.a. A pesar del retroceso, se observa un buen desempeño de la industria manufacturera, sobre todo si consideramos que recortó la tasa de caída casi 30 p.p. al comparar con el promedio de 2020. Las menores expectativas de devaluación y la recuperación de la economía brasilera explican gran parte de esta recuperación.

En lo que hace a las importaciones, sobresale el aumento de autos livianos (+41% i.a.). Sin embargo, esta cifra está vinculada con la baja base de comparación de 2020: el monto de vehículos importados en el primer mes de gestión del Frente de Todos fue 48% menor al de enero de 2019 y 78% menor al del primer mes de 2018. No obstante, los temores a un endurecimiento del cepo o a mayores impuestos a la compra de autos usados también impulsaron estas compras.

Analizando los bienes intermedios y de capital se observan dinámicas similares. Sus crecimientos de 14% i.a. y 12% i.a., respectivamente, obedecen más a bajas bases de comparación que a un despegue genuino de la demanda: al contrastar con enero de 2019 se observan caídas de 6% y 1%. Por último, piezas y accesorios para bienes de capital y bienes de consumo mostraron variaciones más acotadas (+2% i.a. y +4% i.a.), probablemente influidas por el mayor control a las importaciones. Por lo tanto, mientras que las mejoras de dos dígitos se diluirán en los próximos meses, con bases de comparación más estables -especialmente después del segundo trimestre-, los crecimientos acotados se volverían la norma.

En los últimos días se difundió una importante noticia para el comercio exterior: la apertura del mercado mexicano para nuestras exportaciones de carne vacuna. Hasta ahora, este país no importaba este producto de Argentina por limitaciones técnico-sanitarias, que se levantarían luego de la gestión diplomática del Poder Ejecutivo. Además de este factor, las ventas de MOA se verían impulsadas por la suba del precio de las commodities, cuyo valor esperado sigue ubicándose por encima de los últimos años. En particular, el precio de los contratos futuros de soja oscila en torno de USD 520 por tonelada para mayo, mes más representativo para nuestras exportaciones de esta oleaginosa. Además, la recuperación de la actividad en Brasil (que crecería 3,4% en 2021, con el segmento automotriz como uno de los líderes) y la apreciación del Real, que reduciría su competitividad externa, traccionarían la venta de MOI.

Las perspectivas para las importaciones son un poco menos alentadoras. A pesar de que el consumo y la industria se recuperarán en 2021, demandando mayores insumos y bienes finales, las compras externas no crecerían sensiblemente, producto de los mayores controles a estas: el objetivo de que el dólar oficial cierre el año apenas por encima de los 100 pesos no es alcanzable si no se endurecen las restricciones a las importaciones.

En resumen, luego del buen arranque del año, proyectamos que el superávit comercial alcanzaría los USD 14.000 millones en 2021, superando largamente a los USD 12.500 millones de 2020. Aunque parte del avance obedecerá a los cambios de política, también habrá una recuperación genuina, en tanto las exportaciones crecerían no menos de 15% i.a., impulsadas por la recuperación de los precios y la demanda internacional.

Hacienda volvió a obtener financiamiento neto en febrero

Ayer se realizó la cuarta licitación de deuda del año. El Tesoro colocó seis instrumentos en pesos, con los cuáles captó más de ARS 220.000 M. Con estos, pagará los elevados vencimientos programados para este viernes (vencen ARS 210.000 M en LEDEs y LECERs). Además, a lo largo del mes, captó financiamiento neto por más de ARS 40.000 M (por encima del 20% de los vencimientos) con los que cubrirá déficit primario. Las emisiones abarcaron tres reaperturas de títulos en circulación (LEDEs y LEPASEs a junio y Bonos CER a 2023) y tres nuevas series de instrumentos (LEDEs y LEPASEs a julio y Bonos CER a 2024). A diferencia de las licitaciones previas, en este caso Economía logró extender buena parte de los pagos más allá de este año: casi de la mitad del dinero absorbido se invirtió en Bonos CER a 2023 y 2024 (T2X3 y T2X4), lo que reduce las necesidades de financiamiento con emisión para los próximos meses. Este tipo de instrumentos se vuelven atractivos en un contexto en que las restricciones al acceso a dólares harán que la inflación suba por encima del tipo de cambio oficial.

En lo que hace a los vencimientos de deuda en dólares, se realizó el primer pago de intereses al FMI por USD 300 M (7% de las Reservas Netas). A pesar de ello, los vencimientos más significativos con el Organismo llegan recién en septiembre (más de USD 1.800 M). Antes de eso deberá afrontarse la deuda con el Club de París (USD 2.400 M), programada para mayo. Este vencimiento representa más de la mitad de las Reservas Netas del BCRA, por lo que constituye un obstáculo importante en el programa financiero anual. Teniendo en cuenta que los accionistas de este Organismo son muy similares a los del FMI, un acuerdo con el Fondo podría destrabar ambos cronogramas de pagos en una sola negociación. Sin embargo, no hubo señales de avance respecto a la misma si no más bien de dilatación de las discusiones (ver, por caso, la carta de senadores del Frente de Todos del lunes 22).

Por último, marzo traerá menores vencimientos de deuda que enero y febrero. A lo largo de este mes Hacienda deberá pagar intereses de TX24, TX22, TX23, T2X2 y TC23, entre otros, por un monto inferior a los ARS 20.000M. A pesar de este aspecto favorable, será un mes con un mayor déficit primario y hacia fines del mismo el Tesoro enfrentará un abultado pago de Letras (S31M1 y SM311) por más de ARS 150.000 M. Por este motivo, están programadas 3 nuevas licitaciones de deuda los días 16, 22 y 29 del mes entrante.

¿Por qué necesita Argentina un acuerdo con el FMI?

Desde que asumió Alberto Fernández, uno de los ejes de su gestión fue el reordenamiento de la deuda pública argentina. Dentro de ese marco, pausó inmediatamente el acuerdo con el FMI firmado por Macri y resignó los desembolsos pendientes del stand-by. Sin embargo, desde hace algunos meses el Presidente y su equipo económico retomaron las conversaciones con el organismo con la intención de cerrar un nuevo acuerdo. Según afirman los funcionarios involucrados, la intención del Gobierno sería firmar un nuevo pacto, bajo la forma de un Extended Fund Facilities, antes de mayo. Pero ¿por qué necesita Argentina un acuerdo con el Fondo?

La respuesta es muy simple: Argentina necesita un acuerdo para postergar los pagos vigentes en el cronograma actual. A lo largo de los 60 años de historia entre nuestro país y el FMI, este organismo prestó divisas para que Argentina se sobrepusiera a crisis de balanza de pagos a cambio de imponer condiciones a la política económica. Aunque los programas de medidas del Fondo fueron en más de una ocasión dañinos para la economía doméstica, el dinero siempre fue devuelto. El más reciente de estos programas, solicitado cuando el financiamiento voluntario se esfumó a mediados de 2018, no fue diferente. Las pautas que estableció aceleraron la contracción del déficit fiscal, profundizando la crisis desatada por el salto en el tipo de cambio. A pesar de esto, como marca la historia, Argentina deberá honrar sus deudas.

El obstáculo para hacerlo es el muy acotado margen de reservas netas con el que cuenta hoy en día el Banco Central. Los dólares que tiene la autoridad monetaria (descontando aquellos que son encajes de los ahorristas y otras deudas con poca disponibilidad de uso) comenzaron el año levemente por debajo de los u$s5.000 millones. Aunque los vencimientos de bonos de la deuda pública en moneda dura apenas rondan los u$s200 millones este año, los pagos al FMI, el Club de París y otros organismos como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo alcanzan los u$s10.000 millones. Además, a pesar de los estrictos controles de cambios, la compra de divisas por parte del sector privado podría ubicarse en niveles similares al 2020 (cuando los particulares utilizaron u$s3.000 millones de las reservas). Por último, el déficit de servicios insumiría, con la reactivación del turismo, por lo menos otros u$s2.000 millones. Así, con un superávit comercial que rondará los u$s13.000 millones de dólares y cumpliendo con todos los compromisos, las reservas netas concluirían el año apenas por encima de los u$s2.000 millones, un 94% menos que cuando comenzó la corrida de abril de 2018. Si consideramos también los pagos de deuda de YPF, de privados y de las Provincias, nuestro país insumiría prácticamente todas las divisas de las que dispone.

Así las cosas, no podrían enfrentarse los abultados pagos al Fondo programados para 2022. En cambio, si se lograra un acuerdo temprano, podrían prorrogarse los vencimientos, pateando cerca de u$s4.000 millones este año y despejando los pagos de 2022 y 2023 (cuando debe devolverse casi la totalidad del préstamo). También, con el aval del Organismo que es nuestro principal acreedor, podrían encararse las negociaciones con el Club de París. De esta forma, alcanzar un acuerdo permitiría administrar más holgadamente las divisas y reducir nuestra dependencia de factores que no manejamos, tal como los precios internacionales y la recuperación de la actividad en Brasil.

¿Implica la necesidad de acordar que se debe firmar rápido, aceptando cualquier condicionalidad? No. Argentina debe encontrar un programa económico acorde a sus necesidades, que le permita crecer sostenidamente luego de una década de estancamiento. Pero difícilmente esto se logre sin frenar la sangría de reservas netas.

En definitiva, es importante que nuestro país alcance un acuerdo que le permita aliviar el cronograma de pagos sin someter a condiciones demasiado exigentes la política económica. Un logro para nada fácil. Hasta que el financiamiento llegue (sea bajo la forma de nuevos desembolsos o como alivios de pagos), el equilibrio entre la entrada y salida de dólares será muy endeble. Mientras tanto, una administración cambiaria prudente (no abaratando en demasía los dólares ni permitiendo que su precio suba sistemáticamente por encima de los instrumentos de ahorro en pesos) será clave para evitar la próxima crisis cambiaria.

Por Joaquín Waldman, analista de Ecolatina

Esta nota salió publicada en Ámbito el 12/02/2021

Los precios para arriba, las cantidades para abajo

En el último trimestre del 2020, los precios de exportación de Argentina subieron 1,7% i.a., cortando una racha de dos años a la baja. A su vez, los precios de importación se redujeron 1,3% i.a., acumulando su octavo trimestre en terreno negativo. De esta forma, los términos de intercambio subieron 3,1% i.a.

Aunque esta mejoría representa una buena noticia, el efecto más marcado del último cuarto del año fue un abrupto cambio en la evolución de las cantidades. Por el lado de las exportaciones, los bienes enviados al exterior cayeron 27% i.a. en volúmenes, más que triplicando el ritmo de descenso que exhibieron en los primeros nueve meses del año (-8% i.a.). Así, alcanzaron el mínimo nivel desde el cuarto trimestre de 2015, cuando se habían retenido los envíos al exterior de granos y productos agropecuarios a la espera de una devaluación y baja de retenciones finalmente concretadas. Mientras tanto, las importaciones revirtieron su signo, pasando de caer 18% i.a. en los tres trimestres previos a crecer 14% i.a.

Este repentino cambio de comportamiento estuvo vinculado con la elevada brecha cambiaria, que alimenta unas crecientes expectativas de devaluación. Al término de un año en que el comercio global se vio muy golpeado por la pandemia, las proyecciones de un salto del dólar oficial motivaron a los importadores a incrementar sus stocks para cubrirse, a la vez que alentó a los exportadores a posponer sus ventas a la espera de recibir “más pesos” por la misma cantidad de dólares. Vale destacar que estos últimos también se vieron severamente afectados por el paro de aceiteros y recibidores de granos, que demoró algunas semanas los envíos al exterior. Este efecto fue el responsable de que los volúmenes exportados de semillas y oleaginosas se derrumbaran 79,4% i.a., el aceite de girasol 50,0% i.a. y la harina y pellets de soja 33,5% i.a., entre otros. Sin embargo, los productos que no estuvieron afectados por el conflicto gremial tampoco mostraron buenos desempeños en el trimestre y todos los rubros (con excepción únicamente de bebidas, lácteos y combustibles) se ubicaron en terreno negativo. Por parte de las importaciones, todas las categorías (excepto combustibles) treparon hacia fin de año. En particular, se destacan las compras de autos (+44,2% i.a.), que operan como una vía alternativa de ahorro en un contexto de restricciones cambiarias, bienes intermedios alimenticios (+63,4% i.a.) y químicos (+19,3% i.a.).

Como resultado, el 2020 concluyó con un superávit comercial de USD 12.500 M. Este saldo se contrajo 22% i.a. en un contexto en que la capacidad de compra de nuestras exportaciones mejoró levemente en relación con nuestras importaciones (+0,6%). Por tanto, la reducción debe buscarse por el lado de las cantidades. Aunque nuestro nivel de actividad se vio más golpeado que la media mundial y que el PBI de nuestros socios comerciales (incluso China, el segundo más importante de nuestros compradores, sería uno de los pocos países en lograr sortear la recesión), las cantidades exportadas (-13,2%) tuvieron una caída más profunda que las importadas (-10,7%).

Con la perspectiva de que los precios internacionales seguirán jugando a favor en 2021 (así lo indican los contratos futuros de soja y sus derivados), esperamos que el balance comercial se incremente este año. Sin embargo, difícilmente las cantidades exportadas recuperen el 15% de caída que acumulan desde su pico en 2011. Así, la recuperación de los volúmenes importados a la salida de la pandemia insumirá cada vez una porción mayor de los dólares que ingresen. Una década de estancamiento de los envíos al exterior no es compatible con el crecimiento sostenido y deberá ser un foco a donde apuntar las políticas de los próximos años.