El año 2020 fue difícil para el comercio global. En particular, las exportaciones argentinas cayeron 16%, producto de la crisis experimentada por nuestros principales socios, las restricciones a la actividad que surgieron por la pandemia y la brecha cambiaria que afectó principalmente en el último trimestre. Este fenómeno golpeó a las distintas actividades de exportación, aunque no atacó a todas de la misma manera. Si consideramos a los 19 principales sectores de exportación, sólo cuatro (que conjuntamente explican el 2% de nuestras ventas al exterior) lograron aumentar sus envíos: los complejos de miel (+14% i.a.), yerba mate (+9% i.a.) y azúcar (+3% i.a.) y el sector hortícola (+2% i.a.). Por el contrario, el resto de los rubros vieron disminuidas sus ventas, con los complejos automotriz (-40% i.a.), textil (-36% i.a.) y petrolero-petroquímico (-28% i.a.) con las caídas más salientes.
Además de exhibir un sesgo dispar entre productos, el desplome exportador también tuvo un efecto heterogéneo entre regiones geográficas. Sin embargo, la mala campaña fue generalizada: 21 de las 24 Provincias -considerando a la Ciudad de Buenos Aires- vieron sus envíos al exterior disminuidos con respecto al año previo. Las únicas tres jurisdicciones que evitaron una caída en sus ventas fueron Corrientes (+170% i.a., debido mayormente a la venta de energía eléctrica a Brasil), La Pampa (+7% i.a.) y Santiago del Estero (+1% i.a.). Estas últimas dos provincias tienen una integración internacional primaria, mayormente compuesta por cereales, carnes, semillas y hortalizas. Por el contrario, el resto de las jurisdicciones exhibió reducciones de hasta 63% i.a., siendo Formosa la de peor desempeño.
Mirando a las exportaciones desde una perspectiva regional, podemos ver que estas mostraron una concentración muy importante. El 75% del total surgió de la región pampeana, en la que predominan las ventas de Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) como harinas, aceites, carnes y pellets de soja, aunque también vende productos primarios sin manufacturar y Manufacturas de Origen Industrial (MOI; buena parte del complejo de exportación automotriz se ubica en la Provincia de Buenos Aires, por ejemplo). La segunda área en importancia fue la Patagonia, donde tuvieron su origen el 9% de las exportaciones del país. En esta región se destacaron las ventas de MOI, debido al importante complejo de exportación de aluminio ubicado en Chubut y a las ventas de petroquímicos; de productos primarios, provenientes del sector minero y de la producción de peras y manzanas; y de combustibles y energía (recordemos que vaca muerta se ubica principalmente en la Provincia de Neuquén). En tercer lugar, se ubicó la región Noroeste (6% del total), donde se destacan los productos primarios (ventas de porotos, limón, litio y tabaco, entre otros). En el siguiente orden de importancia se encontró Cuyo (también representando cerca del 6% del total), de donde provienen principalmente MOA y MOI, tales como vinos, uvas y ajo, pero también plata y oro. Por último, apenas el 3% del total fue aportado por el Noreste, región en que las ventas están mayormente compuestas de yerba mate, te, arroz, madera y combustibles y energía.
Esta concentración en términos absolutos omite que la población no se haya distribuida de forma homogénea a lo largo y ancho del país, sino que también se encuentra muy focalizada en los grandes centros urbanos. Por esto, es relevante evaluar las exportaciones en relación a la cantidad de habitantes de cada territorio. Visto de esta manera, Santa Cruz, Chubut y Santa Fe encabezaron las ventas, con un total de USD 5.520, USD 3.280 y USD 3.178 per cápita, respectivamente. También, visto de esta manera, la Patagonia lideró las exportaciones, ubicándose por encima de la región pampeana con USD 1.855 per cápita. Sin embargo, es al mismo tiempo la región que se vio más golpeada en el 2020, con una caída de ventas del orden del 25%.
A modo de síntesis, las ventas al exterior de Argentina son diversas y se encuentran están distribuidas a lo largo del país. Sin embargo, la gran mayoría de actividades y regiones sufrieron una importante caída en 2020. Incrementar nuestras exportaciones es una condición sine qua non para poder crecer de forma sostenida, para lo cual se necesita tanto al campo como a la industria. Esto encuentra sus motivos en que ambos segmentos permiten vender a diferentes países del mundo, permitiendo diversificar la inserción y con ella los riesgos (por ejemplo, si sólo vendiéramos productos primarios, nuestra suerte dependería en gran medida del precio de las commodities). Pero también se fundamenta en las distintas capacidades productivas que poseen las provincias, por lo que la creación de empleo en todo el territorio nacional precisa de ese impulso. De acuerdo con nuestras proyecciones, este año se recuperarían las ventas de todos los segmentos. Esperemos que, luego de una década de estancamiento, la pospandemia venga de la mano de una recuperación de los puestos de trabajo del sector privado.