Colombia: ¿Qué explica la recuperación económica?

El 2018 se ha caracterizado por ser un año de recuperación para la economía colombiana. A finales de 2017, Econometría Consultores pronosticaba que el crecimiento económico de este año sería de 2.0%. Al día de hoy, el pronóstico es de 2.6%, alineado con el 2,8% presentado por el FMI. Por otra parte, la inflación volvió a estar en el rango meta (2% a 4%) después de tres años consecutivos por encima del 4%.

Por el lado de la demanda, el rubro que más ha jalonado el crecimiento ha sido el consumo final del gobierno, el cual ha crecido en los últimos dos trimestres a tasas anuales superiores al 5% (ver Figura 1). Por otra parte, el consumo de los hogares también ha sido relevante para explicar el dinamismo de la economía colombiana en el último año. En el caso de la inversión (Formación bruta del capital) en el primer trimestre del año se registró un crecimiento negativo (-0.7%), pero para el segundo trimestre el crecimiento fue positivo (2.8%). En cuanto a las exportaciones, el comportamiento reciente de los precios del petróleo ha explicado la mejoría de este indicador pasando de un crecimiento negativo de -0.7% en el primer trimestre del año, a uno positivo en el segundo trimestre (2.8%). Lo anterior también se explica por la reciente devaluación de la tasa de cambio.

La economía colombiana se ha beneficiado de la recuperación de la economía global, la cual ha incidido en los precios del petróleo, generando un aumento en los ingresos del país. Además, factores internos como el aumento del consumo del gobierno han jalonado el crecimiento. Se espera que esta tendencia se mantenga para el próximo año y que rubros como la inversión tengan mayores incrementos en la medida en que hay menor incertidumbre política luego de las elecciones presidenciales de junio del presente año.

No obstante, esta recuperación también dependerá de factores exógenos. La recuperación de las economías desarrolladas genera peligros para las economías emergentes tales como mayores presiones de devaluación de las monedas e incluso crisis de balanza de pagos. Si bien en estos momentos la economía colombiana es relativamente sólida, no está exenta de estos riesgos y se deben generar acciones para mitigarlos.

Chile: Bien, dado el Contexto

Aunque con una desaceleración en los últimos meses, lo cierto es que los números de actividad conocidos para los primeros 8 meses del año se ubican por sobre las previsiones que manejaba el mercado a comienzos de año. Un lugar relevante en dicho favorable resultado lo ocupa el dinamismo de la inversión, que inició con fuerza un ciclo de recuperación. La inversión en Maquinaria y Equipo ya acumula cuatro trimestres consecutivos de fuerte crecimiento, a lo que se agrega ahora la inversión en construcción, que luego de siete trimestres consecutivos de caída, suma ahora dos de recuperación.

Lo que está sucediendo con la inversión tiene importantes repercusiones sobre el crecimiento futuro. Primero, tal cual ya lo recoge el Banco Central en su último IPOM, permite revisar al alza tanto el crecimiento potencial (corto plazo) así como, más relevante, el tendencial. Todo indica que, al menos hasta ahora, a pesar del mayor ruido proveniente de la economía mundial y regional, los planes de inversión han mantenido su curso. En ello contribuye, en general, buenos resultados de las empresas locales, una todavía fuerte demanda mundial por nuestros productos de exportación, un precio del cobre que, aunque ha retrocedido, sigue en niveles que hacen rentables la mayor parte de proyectos mineros para ese producto y sus derivados. Debemos agregar que el alza registrada en el tipo de cambio está teniendo un impacto positivo sobre la rentabilidad del sector exportador, lo que contribuye a mejorar el ingreso de dicho sector y su potencial de sostener nuevas inversiones.

A pesar de todo lo anterior, el mercado laboral aún no muestra señales de recuperación. Una aceleración en el crecimiento en la fuerza de trabajo, menor generación de empleo por parte del sector público y el rezago habitual entre la recuperación de la actividad y el empleo, son todos factores que se conjugan para entender el incremento observado en la tasa de desempleo. Un síntoma evidente de la holgura que aún muestra el mercado laboral es la trayectoria de las remuneraciones, que han desacelerado su crecimiento nominal y que de hecho registran una caída en términos reales en su variación en doce meses.

Lo anterior, sumado a un retroceso en las expectativas económicas de las familias, está comenzando a afectar el dinamismo del consumo de los hogares. De hecho las ventas del comercio minorista están prácticamente estancadas en su variación en doce meses, a lo cual también ha contribuido la virtual desaparición de la fuerte demanda que mantuvieron los argentinos por bienes durables a lo largo de los últimos años.

Por su parte la devaluación del peso, aunque acotada en el contexto regional, ha contribuido a una normalización más rápida de la inflación, la cual ya se ubica algo por sobre el tres por ciento en su variación en doce meses, centro del rango meta de la autoridad monetaria. De hecho, en sus últimos comunicados el Banco Central ha puesto un sesgo contractivo a futuros movimientos en la Tasa de Política Monetaria, argumentando un supuesto cierre más pronto de las brechas de capacidad de la economía. Aunque no suscribimos dicho diagnóstico, sobre todo tomando en cuenta lo dicho sobre el mercado laboral, no podemos descartar una decisión de alza en la TPM
en la próxima reunión a celebrarse los días 17 y 18 de octubre próximos.

Con todo, esperamos que este año la economía logre un crecimiento en torno al cuatro por ciento, bastante sostenido por la recuperación de la inversión. Para el próximo año deberíamos observar una mejoría en el mercado laboral, con algún efecto positivo sobre el consumo de los hogares, lo que contribuiría a compensar un menor dinamismo relativo de la inversión, de manera de alcanzar un crecimiento levemente inferior al cuatro por ciento. Esto en un escenario base que contempla un desempeño económico mundial que
sigue siendo favorable, con la mantención de buenos precios para nuestros productos de exportación.

La TPM mantendrá un gradual ritmo de alzas a lo largo de los próximos trimestres, lo que la llevaría a niveles del orden de 3,5 por ciento hacia fines del 2018. En este contexto, esperamos un tipo de cambio algo inferiores a los observados actualmente, en torno a los 655 pesos por dólar.

 

Las nuevas retenciones apuntalaron la recaudación, pero: ¿alcanzan para llegar al déficit cero?

¿Qué pasó con la recaudación tributaria en octubre?

Durante octubre, la recaudación tributaria fue de ARS 312 mil millones, marcando un crecimiento de 42% frente a igual mes del año pasado. Considerando la inflación del período, se observa una contracción del 3% i.a. en términos reales. Con estos números, acumula ARS 2.700 mil millones en los primeros diez meses del año, lo que implica un 30% i.a. más que en el mismo período de 2017. De este modo, se mantiene prácticamente estable en términos reales (-0,5% i.a.) y alcanza un avance de 1% i.a. descontando los ingresos del blanqueo percibidos en el primer cuatrimestre de 2017.

Al analizar la composición de los ingresos tributarios, se advierte un comportamiento diverso: mientras que los impuestos relacionados con el comercio exterior crecieron por encima de la media -derechos de exportación 266% i.a.; aranceles a la importación 65% i.a.; e IVA aduanero 63% i.a.-, los que dependen de la actividad doméstica quedaron rezagados. Por caso, los aportes y contribuciones a la seguridad social perdieron terreno, al crecer sólo 25% i.a. nominal (-15% i.a. deflactado). Por su parte, el IVA DGI trepó 56% i.a. medido en valores corrientes, reflejando un avance de 7% i.a. en términos reales.

La dinámica heterogénea respondió a la caída de la masa salarial –en términos reales- combinada con un aumento de la carga de retenciones a las exportaciones. Además, el salto cambiario potenció los ingresos al fisco motivados por los aranceles a las importaciones.

¿Qué habría pasado sin el aumento de las retenciones?

Previo al cambio de septiembre, el pago de retenciones era un porcentaje fijo del valor exportado y alcanzaba solo al complejo sojero. Además, existía un cronograma de relajación gradual de la alícuota de este tributo, de 0,5 p.p. por mes. Luego del anuncio de la ambiciosa meta de equilibrio primario para 2019, y el consecuente endurecimiento de la política fiscal, se implementó un esquema de ARS 3 o 4 según tipo de bien por cada dólar exportado.

Si se hubiera mantenido el esquema original, y siguiendo nuestras proyecciones de envíos al exterior para octubre (al momento no hay datos oficiales), los derechos a las exportaciones habrían alcanzado ARS 8.400 millones durante el mes pasado. Esto habría implicado un avance de 118% i.a. y una 75% i.a. tras deflactar por la suba de precios; con estos números habría representado un 3% de los ingresos totales.

En cambio, con las modificaciones de septiembre, su recaudación trepó a ARS 14.000 millones (+266% i.a. corriente y +150% i.a. deflactado) a la par que significó un 5% del total.

De este modo, se observa cómo los nuevos aforos son un pilar para alcanzar el equilibrio primario. No obstante, considerando la caída de la demanda interna de 2019 y la apreciación cambiaria reciente, las retenciones pueden ser una carga sobre una de las principales salidas contracíclicas de la recesión (las ventas externas), principalmente en el caso de las exportaciones de productos industriales (aquellos con mayor elasticidad precio de demanda).

¿Qué proyectamos para el cierre del año?

El último bimestre será magro en materia de actividad, y la recesión continuará siendo generalizada. Sin embargo, motivado por la salida de la cosecha fina (trigo y maíz) y la imposición de retenciones a estos productos, el cobro de este impuesto continuaría en expansión. Por lo tanto, estimamos que el efecto de la recesión y los menores salarios reales sería compensado por el nuevo esquema impositivo. En consecuencia, la caída de la actividad interna no será determinante para la recaudación.

Por último, vale remarcar que el cambio en las alícuotas del impuesto a los Bienes Personales que está siendo tratado en la Cámara de Senadores impactaría en la recaudación recién en 2020. Si bien el mismo entraría en vigencia el año próximo –en caso de ser aprobado en 2018-, al pagarse a año vencido no modificará los ingresos de 2019.

Bolivia: La necesidad de mejores políticas públicas

En las semanas recientes el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicó el reporte insignia “Mejor gasto para mejores vidas”. En dicho informe, se reporta que la ineficiencia del gasto público en Bolivia alcanzaría al 6,3% del PIB, el tercer más alto de los países considerados y por encima de Latinoamérica (4,4%).

El informe señala que el gasto público tiene filtraciones en los ámbitos de transferencias como de compras públicas principalmente. Por tanto, el informe sugiere que los países latinoamericanos, en especial los de gasto más ineficiente como Bolivia, deben apuntar a tener programas más eficientes de gasto e inversión estatal.

Bolivia se ha caracterizado por un aumento sustancial de la participación del sector público en la economía desde 2006, la cual se inició con la tercera nacionalización del sector hidrocarburos y continuó con otros sectores privatizados en la década de los años noventa. Desafortunadamente, el aumento de la participación estatal ha sido acompañado por mayor ineficiencia, como se infiere del reporte del BID.

Consideramos que este criterio debe ser también aplicado a las políticas públicas en general, puesto que deben centrarse en generar las condiciones para mayor crecimiento, inversión y empleo, en un marco estratégico de integración externa.

Por ejemplo, en el ámbito interno las condiciones del mercado laboral continúan siendo desfavorables para la creación de empleo digno. De hecho, Bolivia tiene el tercer salario más alto en relación con la productividad laboral según un estudio previo también del BID.

Una política desacertada que agrava esta situación es la aplicación de un bono adicional conocido como Segundo Aguinaldo, en virtud de que la economía creció más de 4,5%, lo cual gatilla el pago de este beneficio.

Tal como expusimos en una edición previa, esta medida es desacertada porque no toma en cuenta la diversidad sectorial de las empresas, relaciona erróneamente una variable nominal (remuneraciones) con una real (crecimiento de la producción), crea tensiones en el flujo de caja de varias empresas.

Consideramos que tal política, ya confirmada por el presidente Morales, tendrá efectos negativos en el mercado laboral, por cuanto significará el aumento del costo laboral en más de 8%, dará las señales para que la informalidad laboral siga siendo alta (alrededor de 70%), implicará mayor vulnerabilidad al sector público puesto que su erogación implicará casi un punto porcentual del PIB, cuando el déficit presupuestado está en 8,3% del PIB.

En el ámbito externo, las políticas deben replantearse. Después de un fallo negativo en la Haya respecto al diálogo con Chile para el acceso con soberanía al Océano Pacífico, la política pública debe ser lo suficientemente pragmática como para generar ganancias del comercio exterior, pero apegada a los valores como para crear los consensos adecuados en la sociedad.

En ese sentido, se deben ver vía alternativas de integración marítima por el Atlántico y también el Pacífico, siempre que éstas puedan resultar en ganancias de competitividad respecto a las vías tradicionales por Chile.

La deuda pública ya supera el 77% del PBI

¿Cuál fue la evolución de la deuda pública?

En el segundo trimestre de 2018, la deuda pública del Estado Nacional alcanzó los USD 327.000 millones, monto que representa el 77% del PBI. Si se tienen en cuenta los cupones vinculados al crecimiento del producto -de pago contingente si el PBI trepa más de 3% en el año-, esta cifra alcanza USD 340.000 millones (superando el 80% del PBI).

La deuda pública relevante es la que está en manos de privados y organismos financieros internacionales (excluye compromisos intra-sector público). Esta alcanzó 45% del PBI, 19 p.p. por encima del porcentaje que representaba a mitad del año pasado. Además, la deuda con organismos bilaterales y multilaterales se duplicó, al pasar de 5 a 10 puntos del PBI, con la incorporación del Fondo Monetario Internacional como acreedor (para el cierre del trimestre en cuestión ya había realizado el primer desembolso de USD 15.000 millones).

Medida en moneda dura, la deuda pública bruta creció 11% respecto al mismo trimestre de 2017. Su peso en el PBI escaló 24 p.p., de los cuales 19 p.p. se explican por deudas con el sector privado y organismos internacionales, cuyo stock trepó 33%. Este comportamiento está relacionado con el salto cambiario, que derrumbó el PBI en dólares, dado que tres cuartas partes de la deuda están nominadas en moneda extranjera.

¿Ya se alcanzó un techo?

La valuación de la deuda se realiza al tipo de cambio del último día hábil del trimestre, en este caso, de 28,9 ARS/USD. Para fines del tercer cuarto del año, el precio del dólar había experimentado un salto de 42% hasta ubicarse en 40,9 ARS/USD. Por este motivo, la deuda seguirá creciendo aun si no se incrementara el stock en dólares.

Además, de acuerdo con el cronograma del nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, Argentina recibirá USD 13.400 millones en lo que resta de 2018. Sólo con esta nueva deuda, y en el escenario favorable de renovar todos los vencimientos pendientes –principalmente LETEs-, el peso de la deuda pública total hacia fin de año superaría el 95% del producto, de acuerdo a nuestras proyecciones de PBI nominal y de tipo de cambio (ARS/USD 42,5), duplicando al promedio regional. Más importante aún, la deuda relevante rozaría dos tercios del PBI.

¿Es sostenible este nivel de endeudamiento?

Según el FMI, la deuda pública argentina “es sostenible, pero no con alta probabilidad”. Esto significa que el Estado puede hacer frente a sus obligaciones en el escenario más probable, pero no está cubierto frente a eventualidades que lo pueden hacer entrar en una situación en que deba romper contratos. En la misma línea, si bien la deuda extra sector público no adquirió todavía una magnitud insostenible, su evolución es muy sensible a las fluctuaciones de un mercado de cambios que, pese a la baja de las últimas semanas, todavía luce muy frágil. Por lo tanto, pese a que al momento está “controlada”, podría no estarlo frente a un nuevo salto cambiario, problemas para alcanzar el equilibrio fiscal primario o turbulencias en los mercados externos.

La importancia de la deuda pública en moneda extranjera como proporción del total (75%) es un factor de incertidumbre. El crecimiento de los pasivos va a un ritmo diferente al de los ingresos del Estado. Existe en este sentido un descalce de monedas: mientras que las erogaciones por capital e intereses de la deuda están principalmente denominadas en dólares, la recaudación tributaria se encuentra en pesos. Por caso, mientras que la recaudación del Sector Público Nacional no Financiero cayó 1% en términos reales en el acumulado a los primeros nueve meses de 2018, estos ingresos medidos en divisas se desplomaron 14% i.a. Incluso, los nuevos derechos de exportación son de un monto fijo de ARS 3 o ARS 4 por cada dólar exportado, con lo cual, en lugar de crecer con el tipo de cambio, reducen su peso relativo en moneda dura ante saltos de este.

Si se cumplen las premisas del acuerdo stand by, los compromisos de deuda en 2018 y 2019 están cubiertos, ya que el FMI desembolsará alrededor de USD 50.000 millones entre ambos años (es decir, casi el 90% del total del paquete se recibirá antes del cambio de gestión presidencial). A contramano, en 2020 y 2021 los giros apenas superarán los USD 6.000 millones. Por lo tanto, nuestro país deberá, una vez más, financiarse en los mercados privados de crédito. Dependiendo de quién gobierne entonces, y del clima internacional –actualmente enrarecido y adverso para los países emergentes-, se determinará la trayectoria de sostenibilidad de la deuda externa.

Uruguay: Luz amarilla de Fitch Ratings. Baja la perspectiva de la deuda uruguaya a negativa

La calificadora internacional Fitch Ratings mantuvo la nota de la deuda uruguaya en moneda extranjera en BBB (la mejor calificación dentro del grado inversor) esto es el primer escalón dentro del grado inversor, pero la perspectiva paso de estable a negativa.
Las calificaciones de Uruguay están respaldadas por las características estructurales en términos de desarrollo social e institucional, un balance externo saludable y un perfil de vencimiento de la deuda pública favorable. Estos determinantes se matizan con un débil cumplimiento de los objetivos fiscales y de inflación, que pesan sobre la credibilidad de las políticas, la deuda pública relativamente elevada y dolarizada, y la rigidez del alto presupuesto.
La calificadora destacó el “repunte” del PIB, que creció al 2,7% en 2017, aunque lo analizó como una “recuperación desigual”. Este ritmo de crecimiento está “algo por debajo de los pares de BBB pero reflejando la continua resistencia al volátil y lento crecimiento regional”.
También considero en su calificación la caída que se viene registrando en la inversión tanto pública como privada y los problemas de competitividad que registra el país, consecuencia el alto costo del Estado, la carga tributaria, las rigideces del mercado laboral, las deficiencias de la infraestructura y un peso fuerte.
En relación al déficit fiscal, la principal preocupación macroeconómica del gobierno, Fitch proyecta “una mejora” esperando que baje a 3,4% del PIB a fines del 2018 —en los 12 meses a marzo se ubicó en 3,5% del PIB—. Sin embargo, no espera que se alcance el objetivo oficial de reducir el déficit a 2,5% del PIB en 2019.
Los factores de riesgo identificados que podrían desencadenar una calificación negativa de Uruguay a futuro, son un aumento más rápido de la tendencia en la carga de la deuda pública, un deterioro en las perspectivas de crecimiento y una erosión de los amortiguadores de liquidez externos.
Conclusión: la primera luz amarilla que recibe la economía reafirma que el desequilibrio fiscal existente determinará la necesidad de un ajuste fiscal para el próximo gobierno. En este mandato no se efectivizará pues se está a un año de las elecciones y los costos políticos de un ajuste serán muy altos.

Brasil: Extrema-direita é a favorita para vencer a eleição presidencial

A primeira etapa da corrida eleitoral em 2018 trouxe importantes elementos para análise do quadro político prospectivo, seja no plano eleitoral, seja na construção da agenda do novo governo. A ansiedade em torno do resultado mostrou-se verdadeira. Os desempenhos foram distintos daqueles apresentados em uma série de pleitos, sinalizando a competitividade eleitoral. Uma vez mais, uma parcela do eleitorado brasileiro definiu seu voto às vésperas do pleito. O resultado da eleição presidencial mostrou que, de fato, a manifestação do eleitorado, em linhas gerais, reflete o desempenho da classe política no governo. Assim, a combinação da crise econômica, desdobramento político da operação Lava Jato e sensação de insegurança provocou mudanças no quadro político.
Em linhas gerais, a “voz das urnas” autoriza um quadro de reconstrução da governabilidade. A fragmentação política e a reconstrução do sistema partidário brasileiro, contudo, limitam o poder de agenda do novo presidente. Mais uma vez, a capacidade de coordenação da coalizão é a variável-chave para o destino das reformas.
O primeiro ponto positivo para a agenda de reformas: Governar bem gera dividendos eleitorais. Nem Dilma, nem Temer foram vistos pelo eleitor de forma favorável. Apesar da agenda econômica positiva do governo Temer não houve tempo hábil para resultar em crescimento econômico mais expressivo. “Governar bem” no próximo mandato passa pelo restabelecimento do crescimento. E não há retomada do crescimento sem reformas.
A aprovação da reforma da Previdência em eventual administração Bolsonaro segue viável. Há uma janela de oportunidade no início do mandato, quando deve haver uma euforia com a derrota do PT.
De todo modo, há um conjunto relevante de incertezas no radar. O núcleo econômico e político manifesta sinais inconsistentes com relação a pontos importantes da agenda econômica, incluindo temas relativos ao crescimento dos gastos públicos. Os conflitos entre Bolsonaro, seu vice e o principal assessor econômico, Paulo Guedes, ainda são significativos.
Além disso, há os dilemas de gestão de uma coalizão multipartidária. Maioria deve ser formada, o desafio, entretanto, é conseguir coesão no longo prazo para aprovar uma agenda difícil no plano político. Partilhar poder, minimizar os conflitos internos e priorizar agenda são ações essenciais para o funcionamento do presidencialismo de coalizão. As pesquisas eleitorais de segundo turno confirmam o favoritismo do candidato do PSL. A governabilidade, contudo, não é uma decorrência natural da euforia de curto prazo.

 

Peru: Escenario político, polarización en el poder y desafección política

Al mes de agosto, la aprobación presidencial alcanzó un 46%, mientras que su desaprobación se redujo a 42%. Por otro lado, la lideresa de oposición redujo su aprobación a 11% y su desaprobación alcanzó un 88%. Asimismo, la aprobación del Congreso de la República se mantuvo baja (7%) y su desaprobación siguió en aumento (87%).

Existe un fuerte apoyo popular al referéndum propuesto por el ejecutivo en los tres temas: no reelección de congresistas, financiamiento y bicameralidad. Sin embargo, prevalece un mayor desconocimiento de la población sobre este último.

La alta desafección política debido a los recientes casos de corrupción de políticos, jueces y fiscales se podría plasmar en un escenario de segundas vueltas en las próximas elecciones subnacionales. Esto retrasaría la implementación de la inversión pública y el proceso de reconstrucción en marcha.

Algunos candidatos a gobernadores regionales tienen un discurso abiertamente de anti minería como son los casos de Cajamarca y Puno. Su elección en los próximos comicios tendría un impacto negativo en la inversión. Por otro lado, muchos candidatos a los gobiernos regionales no presentan un discurso de este tipo; sin embargo, podrían adoptarlo si les conviene políticamente.

Situación económica: ¿Círculo virtuoso de crecimiento?

Luego de un dinámico crecimiento de la economía peruana en los dos primeros trimestres del año con crecimiento de 3.1% y 5.4% respectivamente, se espera que en el tercer trimestre la actividad económica se desacelere (2.5%). El menor dinamismo de la economía estaría explicado por la menor producción minera.

Pese a lo anterior, la economía se volvería a dinamizar en el cuarto trimestre (4.2%) por una esperada recuperación del precio del cobre, el inicio de la segunda temporada de pesca y una mayor inversión pública.

Si bien el tipo de cambio incrementó su valor tras la crisis de los países emergentes y la guerra comercial, este aumento ha sido menor (2.4% en lo que va del año).

La profunda crisis económica en Venezuela ha provocado una migración sin precedentes en ese país y, en general, en toda la región en un periodo muy corto. Esta situación traería como consecuencia la reducción de los salarios en el sector informal, el que representa más del 60% de la PEA. En efecto, los datos de la Encuesta Permanente de Empleo (EPE) en Lima Metropolitana muestran que el ingreso de los trabajadores de microempresas o independientes ha caído por primera vez desde 2006 lo cual pudo ser parcialmente provocado por el aumento en el corto plazo de la mano de obra.

Es urgente que el gobierno tome medidas para “acomodar” la entrada, suavice sus efectos iniciales y logre una gestión “inteligente” de la migración. En general las medidas deberían apuntar a la flexibilización de requisitos legales y tributarios.

 

Uruguay: El Parlamento aprobó TLC con Chile, el impacto será moderado

Finamente el Uruguay aprobó el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Chile con los votos de todos los partidos políticos.

El Acuerdo de Libre Comercio entre ambos países fue suscrito en octubre de 2016 por parte de los presidentes Tabaré Vázquez y Michelle Bachelet, pero requería la ratificación parlamentaria para que entre en vigencia

El TLC establece distintos acuerdos ante la Organización Mundial del Comercio: antidumping, valoración aduanera, medidas sanitarias y fitosanitarias, subvenciones y medidas compensatorias, salvaguardias, propiedad intelectual, y comercios y servicios referidos a las telecomunicaciones.

El Tratado permite la facilitación del comercio referente a los procedimientos aduaneros, publicación y oportunidad para formular observaciones, ventanillas únicas de comercio exterior, etc. También se incluye la promoción de la difusión de información amigable para las Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES).

En 2017 se exportaron a Chile US$ 116 millones y se importaron US$ 118 millones. Los principales bienes exportados fueron la carne bovina que representó US$ 30,4 millones, los productos farmacéuticos por US$ 20 millones y los concentrados de bebidas por US$ 12,3 millones.

Los principales productos importados fueron plásticos, papel, cartón y cítricos. Entre 2006 y 2016, las importaciones de servicios experimentaron un incremento promedio anual de 4,1% lo que implicó una variación mayor a la que tuvieron las exportaciones de 2%.

En el mismo período, el saldo comercial de servicios mostró un resultado negativo, con importaciones que fueron en promedio 24% mayores que las exportaciones. Al ser Chile un demandante relevante de servicios se entiende que este mercado resulta “sumamente interesante” para los servicios profesionales uruguayos.

A pesar de la potencialidad de incrementar la exportación de servicios, el acuerdo produciría un aumento estimado total de bienes y servicios de US$ 15 millones anuales.

En el anexo de reservas, Uruguay incluyó las siguientes actividades: servicios de distribución de combustibles o relacionados con la agricultura y minería, juegos de azar, artes e industrias culturales y entretenimiento, entre otros.

A esto se agregan: “las medidas que afecten a los sectores sociales o económicamente en desventaja” y el intercambio comercial con países limítrofes. Asimismo, el acuerdo comercial reserva los sectores identificados como “sensibles” a los efectos de que el país pueda en el futuro adoptar medidas discriminatorias.

Conclusión: El TLC con Chile genera oportunidades comerciales concretas en sectores de gran dinamismo en la economía local como los servicios no tradicionales, y en especial, el software. Se exceptúan del acuerdo dos sectores muy sensibles para ambos países, el de las telecomunicaciones y el de los servicios financieros.

El TLC es un acuerdo moderno que incluye capítulos nunca antes negociados por nuestro país, y representa una señal de rumbo en la dirección correcta. Sin embargo, es necesario continuar con otros TLC con países demandantes de nuestros productos como China, Corea del Sur, Reino Unido, e incluso EE.UU.

Mexico: El cambio de gobierno y el nuevo entendimiento comercial

Al cierre del mes de agosto de 2018, la economía mexicana presentó señales que apuntan a un escenario de crecimiento moderado al cierre del presente año y una tendencia alcista de la inflación. Este repunte inflacionario implicará un retraso para alcanzar el objetivo inflacionario de 3% (+/- 1%) hasta el primer trimestre de 2019. Durante el segundo trimestre de 2018, el crecimiento económico anual aumentó respecto del mismo trimestre del año anterior en 1.6 por ciento. La paridad cambiaria continúa su tendencia de apreciación moderada, principalmente con respecto a los niveles observados en el mes previo de las elecciones presidenciales, para posicionarse con un promedio 18.85 pesos por dólares en el mes de agosto. En la arena comercial, el 27 de agosto se anunció un entendimiento en principio entre México y Estados Unidos con lo que se habría cerrado el ciclo de negociaciones entre estos dos países para alcanzar un nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte, a falta de que Canadá y Estados Unidos también formalicen este entendimiento. En este contexto, Consultores Internacionales, S.C. ® mantiene su estimación de crecimiento de la economía nacional de 2.3% con un margen de variabilidad de entre 2.0% y 2.5 por ciento.

A finales de agosto, México y Estados Unidos alcanzaron un acuerdo en principio con miras a cerrar la modernización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, aunque falta Canadá por lo que persiste la incertidumbre. Este entendimiento brindará cierta estabilidad internacional en el corto plazo en cuanto a las expectativas de la economía mexicana, principalmente en su capacidad de ejecutar proyectos de inversión previamente pactados. Sin embargo, con la información que ha trascendido en los medios de comunicación, el resultado de la negociación para sectores industriales clave en México significará un escenario de retos importantes, concentrados en el aumento de la competitividad laboral, adopción de tecnologías propias de la Industria 4.0, diversificación de mercados geográficos y productos comerciables de alto valor agregado.

En principio, el nuevo TLCAN tendrá una vigencia inicial de 16 años y, entre las adecuaciones más relevantes, estaría la imposición de un tope a las exportaciones mexicanas a ese país de 2.4 millones de automóviles y 90 mil millones de dólares en valor de autopartes, además de haber incrementado las reglas de origen en América del Norte para el sector automotriz a un 75%. Estas medidas requieren de acciones para la diversificación de las exportaciones mexicanas, además de la necesidad de transitar a un escenario donde se incremente el valor agregado de dichas exportaciones.

El tipo de cambio reaccionó ante la noticia de un acuerdo en principio entre México y Estados Unidos con una ligera apreciación de la moneda en los días siguientes al anuncio. Esta tendencia reforzó la persistencia en la apreciación del peso frente al dólar, ya que el tipo de cambio promedio durante el mes de agosto fue de 18.85 pesos, lo que representó un avance en la cotización promedio del peso de 0.8% respecto al mes de julio.

En el terreno doméstico, la inflación anual para agosto de 2018 fue de 4.9%, mientras que la inflación mensual tuvo un crecimiento de 0.58% con respecto al mes de julio. Los mayores productos que registraron incremento fuero los alimentos –cebolla, limón y jitomate-; mientras que el transporte aéreo, tomate verde y uva fueron los que registraron las mayores caídas.

La actividad industrial en el mes de julio registró un incremento de 0.2% mensual, medido por el Índice de actividad industrial, lo que resultó en un comportamiento superior al esperado por los analistas, quienes pronosticaban una caída en este índice para este mes. Al interior del indicador observamos que la actividad que registró mayor crecimiento con respecto al mes anterior fue Construcción (1.4% mensual), mientras que la Industria manufacturera continúa estancada con un crecimiento mensual de 0%. La actividad de Minería fue la única dentro del índice que registró un retroceso, con (-)1.1% mensual. Por otra parte, la productividad laboral en actividades industriales creció 0.6% en el segundo trimestre de 2018, en comparación con el primer trimestre del año. Asimismo, la productividad laboral total de la economía mexicana se incrementó en un 0.2% trimestral y 1.2% anual.

Consultores Internacionales, S.C. ®, mantiene su proyección puntual de crecimiento económico en 2018 en 2.3%, que resulta consistente con la disminución en la estimación de Banco de México en su rango de escenarios de 2-3% a 2-2.6% en el reporte correspondiente al segundo trimestre del año. Adicionalmente, habrá que prestar atención a la resolución de proyectos de inversión e implementación de políticas económicas del nuevo gobierno, que entrará en funciones el 1° de diciembre de 2018 y tiene una agenda que comprende la implementación de grandes inversiones en infraestructura energética tradicional, trenes y programas de apoyo social a jóvenes desempleados, como la cancelación de otras obras icónicas para el País.