El Tesoro cerró el primer semestre con un rollover de 125%

El Gobierno realizó ayer la última de las licitaciones de deuda pública programadas para el primer semestre. En las dos colocaciones previas había obtenido casi todo el financiamiento necesario para el mes (requería algo menos de ARS 245.000 M para cancelar intereses de CUAP y DICP y capital de LEDES y LEPASE). A pesar de ello, Finanzas se propuso captar ARS 240.000 M con 6 instrumentos: dos Letras a tasa fija, dos a tasa variable y dos ajustables por inflación. La particularidad del llamado había sido un alza de las tasas de estos dos últimos instrumentos, que ofrecían rendimientos del 1,6% y 2,4% por sobre la inflación. Aunque no se obtuvo todo el financiamiento esperado (debido a que no hubo posturas por un monto tan grande y porque no se convalidaron subas de tasas como las requeridas por el mercado), se captaron ARS 174.000 M. En consecuencia, junio concluyó con un porcentaje de rollover del 165% (ARS 158.000 M de financiamiento neto), el mayor porcentaje para este indicador en lo que va del año.

De esta manera, el financiamiento neto de mercado obtenido por el Tesoro finalizó el primer semestre en ARS 356.000 M (125% de rollover). Mejor aún, si incluimos el financiamiento obtenido por el canje anticipado del TC21, el monto total asciende a más de ARS 540.000 M (1,3% del Producto). Al mismo tiempo el Tesoro recibió ARS 240.000 M (0,6% del PBI) de asistencia monetaria del Banco Central, por lo que, aunque la pauta inicial marcaba que el financiamiento anual sería 60% vía emisión y 40% vía deuda, hasta el momento la composición ha sido la opuesta, con 60% obtenido en las colocaciones y 40% como asistencia monetaria del BCRA. En este sentido, el Tesoro viene sobrecumpliendo su meta, aunque puede que sea solo de forma transitoria: julio y agosto concentran una carga importante de vencimientos en un momento políticamente difícil y la situación financiera podría tensarse.

Por el lado de los vencimientos en dólares, se anunció un principio de acuerdo con el Club de París. Este prorrogó hasta marzo el plazo para seguir negociando sin caer en un default que prácticamente duplicaría el monto adeudado. En ese lapso, deberán realizarse un pago por algo más de USD 200 M a fines de julio y otro el año próximo. Para llegar a un acuerdo definitivo, este consorcio de acreedores requiere que se firme un pacto con el FMI antes del cierre del primer trimestre de 2022. Por último, por el lado de los bonos, en julio se pagarán intereses de los instrumentos reestructurados en ley local y extranjera (Bonares y Globales) por algo más de USD 150 M.

Con ayuda extraordinaria, el resultado primario fue superavitario en mayo

¿Cómo fue el desempeño fiscal en mayo?

En mayo, el resultado fiscal del Sector Público no Financiero mostró un superávit primario de casi ARS 26.000 M (cerca de 0,1% del PBI). Este saldo favorable estuvo vinculado con el registro de ARS 80.000 M de ingresos por el aporte a las grandes fortunas, que había sido recolectado en abril. Sin embargo, si neteáramos este recurso extraordinario, el déficit primario habría sido de apenas 0,1% del Producto en mayo, reduciéndose significativamente con respecto al 0,9% observado durante el quinto mes del año pasado. Esta notable mejoría tiene dos causas principales: una importante recuperación de los ingresos y una significativa reducción de las erogaciones por Covid, que están siendo mucho más acotadas y focalizadas, tras la expansión realizada en 2020, introduciendo una importante cuota de cautela en la ejecución de los gastos. Con este resultado, el déficit fiscal primario acumuló un saldo negativo de apenas 0,1% del PBI en los primeros cinco meses del año.

Por su parte, el déficit financiero (aquel que incluye el pago de intereses de la deuda pública) fue de casi ARS 65.000 M (0,2% del Producto) en mayo. Así, acumuló un saldo negativo de 0,7% del Producto en lo que va del año. Este es el mejor registro para este período desde, por lo menos, 2016, año a partir del cual los datos son comparables.

¿Qué explicó este desempeño?

Por el lado de los recursos, omitiendo el ingreso extraordinario del aporte de las grandes fortunas, se observó una suba de 33% i.a. en términos reales. Todas las categorías mostraron alzas, aunque la más relevante fue la suba de los recursos tributarios (+31% i.a. deflactado). Se destaca dentro de estos el salto de los derechos de exportación, por el avance del tipo de cambio nominal y la suba del precio de los commodities y una mejora en los tributos vinculados a la actividad y el mercado de trabajo debido a la baja base de comparación. Adicionalmente se registraron ingresos por intereses cobrados a los beneficiarios de los préstamos ARGENTA, contribuyendo a una suba de las rentas de la propiedad. A pesar de la fuerte mejoría, los ingresos en términos reales se encuentran todavía 5% por debajo de los niveles de mayo de 2019 (quitando el aporte extraordinario).

Por el lado de los gastos, las erogaciones primarias mostraron una reducción del 18% i.a. en términos reales. Esta baja se dio pese a un aumento del 23% i.a. de los gastos de capital (mayormente, obra pública), ya que el gasto corriente primario cayó 20% i.a. real. Analizando en detalle la evolución del gasto público, notamos que la inflación y la reducción de los gastos vinculados a la pandemia fueron de gran ayuda en la contracción del desbalance operativo. En este sentido, las prestaciones sociales se redujeron 24% i.a. en términos reales, debido a que el gasto en jubilaciones se contrajo 8% i.a. en precios constantes por el rezago en la nueva fórmula de actualización, y por la ausencia de gran parte del paquete Covid (IFE y ATP, entre otros), cuyo recorte fue todavía mayor. Con esta misma lógica, las transferencias corrientes a Provincias se desplomaron 70% i.a., por la alta base de comparación que dejó la asistencia extraordinaria en el marco de la pandemia. Por último, los subsidios económicos crecieron 12% i.a. en términos reales, el resultado de más de dos años de atraso de las tarifas respecto al nivel general de precios (y, en particular, respecto al costo de los servicios públicos).

¿Qué esperamos hacia el segundo semestre?

Los datos fiscales de la primera mitad del año exhiben la cautela de Hacienda respecto a la magnitud del resultado primario: luego de un desbalance muy grande en 2020, las tensiones cambiarias le impusieron límites a la acción expansiva del Estado. Así, el déficit fiscal está siendo mucho más moderado en 2021, lo que implicó que la asistencia monetaria del Banco Central también se redujo significativamente.

A pesar de este comienzo positivo, esperamos que el rojo fiscal se incremente en lo que queda del año, por varios motivos. En primer lugar, a pesar de que se seguirá registrando en los próximos meses parte del aporte de las grandes fortunas, habrá un amesetamiento de la recaudación impositiva. Por otra parte, observaremos un aumento estacional en el ritmo de los egresos (los subsidios se incrementan con la llegada del frío, y en junio y diciembre se paga medio aguinaldo a los empleados públicos). Por último, aunque no en la magnitud vista el año pasado, los gastos vinculados al Covid también crecerán en los próximos meses, esta vez con un peso mayor de la compra de vacunas, aunque también podrían crecer algunas transferencias en la previa electoral. A pesar de ello, esperamos que el déficit primario concluya el año por debajo del 4% del Producto, mostrando una importante reducción anual y un sobrecumplimiento de la meta presupuestaria.

Con ayuda de los cambios regulatorios, el Tesoro captó más de ARS 160.000 M

En el día de hoy, el Ministerio de Economía realizó una licitación de cinco instrumentos de deuda pública. Esta colocación tenía el aditivo de ser la primera luego del cambio regulatorio que permite a los bancos incorporar activos del Tesoro en sus encajes. Dicha medida fue tomada por el Banco Central con la intención de redirigir los depósitos de las entidades de Leliqs a Letras, desarmando sus pasivos remunerados y garantizando una fuente de financiamiento para Hacienda. Las especies ofrecidas fueron reaperturas de dos instrumentos a descuento, uno a tasa variable y dos ajustables por inflación. Estas últimas Letras eran las únicas a las que podrían acceder los bancos dentro de la nueva normativa, ya que cuentan con un plazo residual de entre 180 y 450 días. A su vez, fueron los dos instrumentos más solicitados, aportando el 78% de lo captado.

De esta manera, el Tesoro tomó más de ARS 160.000 M de financiamiento en el mercado, mayormente a pagar el año próximo y sin incrementar las tasas. Este volumen sirve de “colchón” para futuros vencimientos y para el pago del déficit primario, ya que no hay obligaciones de mercado a pagar hasta el último día de junio. Con este dato, el porcentaje de rollover acumulado anual ascendió a 127%, alcanzando ARS 370.000 M (0,9% del PBI). Mientras tanto, la asistencia recibida del Banco Central acumula ARS 240.000 M (0,6% del PBI). Esta proporción es muy favorable, aunque esperamos que, desde julio, la composición de fuentes financieras se sesgue más hacia la emisión.

Por el lado de los vencimientos en moneda dura, no se realizó el pago de capital e intereses al Club de París. En este sentido, nuestro país cuenta aun con 50 días para seguir negociando y no caer en default, algo indeseable ya que prácticamente duplicaría dicha deuda. En el mismo sentido, las conversaciones con el FMI continúan vigentes, ya que ambos organismos tienen los mismos dueños y, por tanto, intereses en común.

Por la baja base de comparación, la recaudación volvió a trepar en mayo

En el quinto mes del año, la recaudación tributaria fue de más de ARS 860.000 millones, mostrando un incremento de 73% con respecto a mayo de 2020 (+16% i.a., descontando el avance de los precios en el mismo período). Este incremento, al igual que en abril, se explica mayormente por la baja base de comparación de los ingresos tributarios en los meses de mayores restricciones del año pasado, cuando buena parte de la economía se encontraba paralizada. En este sentido, y a pesar de la importante recuperación, la recaudación todavía se ubica 9% por debajo de mayo de 2019 en términos reales.

El impuesto que más creció fueron las retenciones a las exportaciones (+268% i.a.), traccionadas por la suba del precio internacional de los commodities agrícolas. En segundo lugar, el IVA trepó 83% i.a., mostrando la fuerte recuperación de las transacciones respecto a un mes muy afectado por la cuarentena de 2020. En este mismo sentido, los impuestos a los combustibles crecieron 102% i.a., otros internos, como al tabaco, bebidas alcohólicas y otros, 92% i.a., y el impuesto a los créditos y débitos, 67% i.a. Por su parte, lo recaudado por el impuesto a las ganancias aumentó 52% i.a. y los aportes y contribuciones a la Seguridad Social avanzaron 70% i.a., creciendo en términos reales por segundo mes consecutivo, luego de tres años de caídas. A pesar de esta mejoría, esta fuente de recursos todavía aporta un 11% menos de recaudación que en mayo de 2019, debido a que la masa salarial formal está lejos de haberse recuperado del impacto de la pandemia.

Con los datos de mayo, la recaudación acumula 9 meses al hilo creciendo en términos reales y acumula una mejora real de 17% respecto al mismo lapso del 2020. Considerando el sesgo en la base de comparación del año pasado, observar el crecimiento de 2% respecto a enero-mayo de 2019 hace mas justicia a la dinámica actual. Teniendo en cuenta que en los últimos meses los casos de Covid-19 continúan creciendo en todo el país, esto luce positivo para el fisco. Vale decir que esta mejoría no se desprende de un aumento de la base imponible sino, mayormente, de un aumento de la presión tributaria (aumentaron las alícuotas de bienes personales y retenciones y se creó el impuesto PAIS, entre otras medidas).

Es importante destacar que estos guarismos no incluyen lo recaudado por el Aporte Solidario de las grandes fortunas, ya que este monto se considera un ingreso no tributario, es decir, no se computa como un impuesto. Si incluyéramos los casi ARS 150.000 millones obtenidos en abril y mayo por esta vía, la recaudación total se ubicaría 21% por encima de los valores de 2020 en términos reales, y 5% por encima de los niveles de 2019, descontando el avance de los precios. Este ingreso será clave para reducir el déficit primario, luego de un año en que el rojo trepó fuertemente.

Así, lo recaudado en los primeros cinco meses del año, a pesar de las restricciones implementadas, representa el 9,2% del PBI (casi 10% al incluir también el aporte de las grandes fortunas), algo más que el 8,7% del Producto recaudado hasta mayo del año previo. En este sentido, esperamos que la recolección impositiva siga a buen ritmo y cierre el año en 25% del PBI, 0,4 p.p. más que en 2020.

Con estos recursos, el Tesoro está haciendo frente a un paquete de gastos por Covid más acotado y focalizado que el de 2020. De esta manera, el aumento de la presión tributaria, la recuperación parcial de la actividad y el aporte de las grandes fortunas contribuirán a que Hacienda disminuya significativamente el déficit primario. Esta consolidación fiscal y la llegada de la asignación de DEGs por parte del FMI (que se computarían como un ingreso corriente) reducirían las necesidades financieras de Hacienda, permitiendo que la emisión monetaria sea menos de la mitad de la vista en 2020.

El saldo comercial con Brasil mostró el mayor déficit en tres años

El flujo comercial con nuestro principal socio comercial sigue mejorando, y ya exhibe niveles superiores a los que mostraba previo al inicio de la pandemia. En efecto, la suma de importaciones y exportaciones con Brasil se ubicó en mayo en su mayor volumen desde agosto de 2018. Tras más de dos años de fuerte caída, esta variable se encuentra en alza desde comienzos de año, a pesar del recrudecimiento de la pandemia por Covid-19 en ambos países. En el quinto mes del año, la suba del flujo comercial fue de 147% i.a. (+9% respecto a mayo de 2019), traccionada por unas importaciones que saltaron 186% i.a. (+27% en comparación con dicho mes) y unas exportaciones que crecieron 103% i.a. (ubicándose todavía 11% por debajo del mismo lapso del 2019).

Esta mejoría en el comercio bilateral de bienes refleja el buen desempeño de ambas economías en el arranque de este 2021: las expectativas de crecimiento brasileño están revisándose constantemente al alza, a pesar de su situación sanitaria, y muchas industrias en nuestro país mostraron niveles de actividad incluso por encima de los pre-pandémicos. Sin embargo, la recuperación está siendo más veloz por el lado de las importaciones, generando que el saldo de divisas sea desfavorable. Es así que, en mayo, el desbalance comercial fue de USD 470 millones, el mayor déficit por esta cuenta desde junio de 2018. Este rojo es significativamente mayor al déficit de USD 50 millones observado en mayo de 2020.

Con los datos del último mes, las exportaciones al gigante sudamericano acumulan más de USD 4.200 millones en lo que va del año, un monto 33% mayor al de los primeros cinco meses del año pasado, pero 6% inferior al del mismo lapso de 2019. Las importaciones, en tanto, acumularon cerca de USD 4.800 millones, trepando 55% i.a. y siendo 12% superiores a las de los primeros cinco meses del 2019. Así, el déficit acumulado es de más de USD 520 millones.

Es destacable que la participación de los productos argentinos en el mercado brasileño volvió a crecer 0,5 p.p. respecto a mayo del año previo. Así, luego de tocar mínimos históricos en 2020 (las compras con origen argentino fueron 4,8% del total de importaciones brasileñas en el período enero-mayo), el share de nuestras ventas fue de 5,2% en lo que va del 2021. A pesar de esta mejoría, todavía seguimos lejos de la media de los últimos diez años (6,5%).

Aunque el déficit comercial bilateral viene creciendo, no proyectamos que vaya a significar una restricción significativa a la recuperación del nivel de actividad. Esto es así porque el flujo total de divisas comerciales (con todos los orígenes y destinos) viene mostrando un importante saldo positivo, debido -en buena medida- a la mejora de los precios de los commodities. Así, el Banco Central está acumulando reservas netas (que crecieron más de 50% en lo que va del año).

Esperamos que en 2021 nuestras exportaciones a Brasil se incrementen alrededor de 15%, traccionadas por la recuperación de su producción industrial (de acuerdo con el consenso de mercado, este segmento crecería casi 5%, por encima del 4% promedio de la economía). Esta contribución será fundamental para que nuestras importaciones puedan crecer al ritmo de la recuperación económica sin erosionar el saldo comercial favorable que se obtuvo en 2020. De esta forma, el Tesoro podrá utilizar reservas para cancelar obligaciones internacionales sin generar grandes tensiones sobre el nivel de reservas netas.

Lluvia de divisas en el país del corto plazo

En 2020, la pandemia por Covid-19 afectó gravemente el comercio mundial, golpeando nuestras exportaciones de bienes. Las ventas argentinas al exterior alcanzaron valores mínimos desde el 2006, al caer 16% respecto al 2019. El deterioro fue generalizado, con la mayoría de los sectores en rojo, aunque con algunas excepciones como los complejos maicero, lácteo y manicero. Sin embargo, este año, casi todas las exportaciones recuperarían buena parte del terreno cedido, por dos grandes razones: el aumento de las cantidades vendidas, resultado del crecimiento global, y la suba de los precios. ¿Qué forma tomará este avance? ¿todos los rubros mejorarán? ¿será una recuperación temporal o duradera? Veamos.

Un importante motor de nuestras ventas al exterior será la mayor demanda de nuestros socios comerciales. La proyección de crecimiento global ponderado de nuestros principales compradores supera el 5%, alentando la demanda de productos argentinos. Yendo al detalle, se espera que la economía brasileña crezca 3,5%. Este país es el mayor comprador de nuestros productos industriales, rubro que vio sus cantidades exportadas caer 28% i.a. el año pasado. En lo que va del 2021, este sector aumentó en 14% i.a. sus ventas en volúmenes. En particular, el complejo automotriz, principal segmento de exportación con destino a Brasil, redujo sus ventas un 40% i.a. en 2020 y está recuperándose a un ritmo acelerado en la actualidad (+47% i.a.).

Por otra parte, la mayor demanda internacional también alentará la venta de productos de origen agrícola. China, nuestro mayor comprador de soja y sus derivados, fue uno de los pocos países que evadió la recesión el año pasado (creció algo más de 2%) y su economía treparía más de 8% en 2021. De la mano de su actividad económica, sus compras con origen argentino seguirían en ascenso. Como resultado, el complejo sojero, que redujo sus ventas 12% en el 2020, aumentaría su volumen exportado en el 2021. También esperamos que el consumo mundial de trigo, aceite de girasol y maíz crezca, fortaleciendo nuestros envíos al exterior.

Sin embargo, las ventas de productos primarios y manufacturas agrícolas no solo crecerán en volumen: también lo harán por la suba del precio de los commodities. Este proceso, que comenzó a fines del año pasado, llevó a la tonelada de soja a cotizar por encima de los USD 580, valor que no alcanzaba desde 2013. Aunque este precio no represente el mismo poder adquisitivo que en ese entonces -producto de la inflación global-, sigue siendo el máximo en términos reales desde 2014. En simultáneo, el maíz y el trigo también alcanzaron sus mayores precios desde 2013 y 2014, respectivamente (al deflactar este valor, estos cultivos muestran sus puntos más altos desde 2014 y 2015).

Así, el aumento de nuestras ventas al exterior por estas dos vías está apuntalando el ingreso de divisas a nuestro país, permitiendo al Banco Central comprar dólares en el mercado oficial (ayudado, es cierto, por las restricciones a la compra de minoristas y empresas) y acumular reservas netas. En lo que va del año, las reservas netas aumentaron casi USD 2.500 millones, impulsadas también por la estacionalidad positiva que deja la salida de la cosecha gruesa, saltando 50% respecto a los valores críticos del cierre de 2020.

Para todo el 2021, la suba de las exportaciones (por precios y cantidades) permitirá que las importaciones se recuperen más de 20% anual y el superávit externo se mantenga en los mismos niveles que el año pasado, alrededor de USD 12.000 millones. Dependiendo de si se posterga el pago al Club de París y el FMI, esto podría incrementar significativamente las reservas internacionales de la autoridad monetaria. Por último, los ingresos fiscales se verán impulsados por las retenciones, agregando 1 p.p. del PBI adicional de recursos tributarios respecto al año pasado (los derechos de exportación pasarían de 1,4% del Producto en 2020 a 2,4% en 2021).

Aunque todas parecieran buenas noticias por el lado externo, corresponde agregar cierta cautela sobre la situación. Mientras que uno de los factores que está ayudando al crecimiento de las exportaciones y las reservas tiene un carácter estructural (la recuperación de la economía global luego de la pandemia), el otro parece ser transitorio. Las mejoras de los términos de intercambio (así como sus reducciones) suelen ser temporales y revertirse pasado un tiempo. Por este motivo, una política óptima sería tomar a los ingresos transitorios como tales, y ahorrar una parte de estos. En este caso, cuando los precios sean menos favorables y el ingreso de divisas comerciales se reduzca, podrían utilizarse estas reservas acumuladas para paliar la pérdida transitoria de recursos. Por el contrario, utilizar todos los dólares disponibles para apreciar el tipo de cambio generaría una mejora efímera de la actividad económica y el consumo, pero nos dejaría en una situación de vulnerabilidad posterior, cuando los commodities vuelvan a su “normlidad” y la situación nos encuentre, como tantas otras veces, con escasas reservas.

Hasta ahora, la postura del Gobierno a este respecto oscila entre el ahorro (conteniendo el déficit fiscal y la emisión monetaria) y la utilización de estos dólares (deslizando el tipo de cambio muy por debajo de la inflación). Una situación muy similar ocurre con el desembolso extraordinario de DEGs por parte del FMI, que llegarían en la segunda mitad de este año. Mientras que una fracción de la coalición gobernante pretende utilizarlos para acumular reservas o desendeudar al Sector Público, otro sector pretende gastar esta “lluvia de divisas” en erogaciones corrientes, lo que sería bastante menos sostenible -y recomendable según los libros de economía-.

En un país en que todo lo transitorio se toma como permanente, poder distinguir la duración de los shocks es una herramienta importante para equilibrar la dinámica general. Luego de tres años en rojo, y en pleno proceso electoral, la tentación por apreciar el tipo de cambio para mejorar los ingresos reales es fuerte. Sin embargo, acumular divisas sería una buena forma de aprovechar las ventajas temporarias sin descuidar el largo plazo.

El Tesoro cerró otro mes con financiamiento neto positivo

Luego del traspié de la semana pasada, cuando no pudo rollear la totalidad de pagos que vencían, Haciendo volvió a realizar una colocación, esta vez con buenos resultados. En ella, ofreció siete instrumentos (Letras y Bonos a tasa fija, variable y ajustable por inflación) con los que obtuvo ARS 70.000 M. Considerando que los vencimientos de mercado de esta última semana en pesos no son abultados (cerca de ARS 4.000 M en intereses del TC22 y T2V1), la mayor parte de este monto podrá usarse para pagar desbalances primarios y cancelar otros pagos bajo la línea.

De esta forma, el porcentaje de rollover ascendió a 117% en el mes de mayo y 115% en lo que va del año. Las colocaciones por sobre los vencimientos en moneda local equivalen a un financiamiento neto de más de ARS 200.000 M (0,5% del PBI), algo menos del financiamiento recibido del Banco Central en concepto de Adelantos transitorios (emisión monetaria, 0,6% del PBI). Así, la proporción del financiamiento hasta el momento es cercana al 50%-50% entre deuda y emisión. Sin embargo, a medida que pasen los meses y aumente el déficit primario y las necesidades financieras (julio y agosto son meses particularmente exigentes), este equilibrio podría sesgarse hacia más emisión.

Respecto a la deuda en dólares, proyectamos que el Tesoro no realizará el pago al Club de París el próximo lunes, y utilizará los 60 días de gracia que permite dicho préstamo para seguir negociando. De esta forma, el pago más abultado del año seguirá “en veremos”, a la espera de la firma de un acuerdo con el Fondo.

El déficit primario acumuló 0,2% del PBI en el primer cuatrimestre

¿Cómo fue el desempeño fiscal en abril?

La publicación de los datos de ingresos y gastos públicos de abril volvió a mostrar la prudencia fiscal con la que está manejando el Tesoro el segundo año de la pandemia. Señal de esto fue que, a pesar de haber vuelto a tomar medidas que restringen la circulación (nocturna en el AMBA y otros centros urbanos) en la segunda mitad de abril y el normal desarrollo de actividades económicas (principalmente gastronómicas y comerciales), el déficit primario fue de apenas ARS 11.500 M en el mes. Este desempeño fue producto de unos ingresos que treparon a un ritmo mucho mayor a los gastos (+93% i.a. y +14% i.a., respectivamente), cálculo que no incluye la recaudación del aporte de las grandes fortunas (que ingresaría en las arcas públicas desde mayo). Respecto a los intereses netos, su pago superó los ARS 45.000 M en abril, haciendo que el déficit financiero alcance los ARS 57.000 M.

Así, el balance primario acumula un saldo negativo de ARS 80.000 M (0,2% del PBI) en el primer cuatrimestre del año y el resultado financiero exhibe un rojo de ARS 241.000 M (0,6% del Producto). Este resultado fiscal (incluyendo intereses), es el menor a esta altura del año desde 2016, por lo menos.

¿Qué motivó el salto en los ingresos y la ralentización de los gastos?

El avance de los ingresos en términos reales fue de 32% i.a. Esta suba estuvo vinculada con la baja base de comparación, ya que en abril del año pasado los recursos habían mostrado un desplome deflactado de 22% i.a. El ingreso que más contribuyó a este salto fueron los recursos tributarios, que crecieron 35% i.a. en términos reales y ya se ubican 8% por encima del valor de abril de 2019 (midiéndolos también en precios constantes). Si bien todos los tributos mejoraron en la comparación interanual, los impuestos más destacados fueron a los bienes personales (se triplicó en términos reales) y a las exportaciones (casi se duplicaron, por la mejora de los términos de intercambio). Por su parte, las dos mayores fuentes de ingresos, el impuesto al valor agregado y los aportes y contribuciones a la seguridad social, saltaron 41% y 12% i.a. deflactado, respectivamente. El primero de estos ya se encuentra 14% por encima de su valor de abril de 2019, mientras que el segundo todavía se ubica 19% por debajo.

Por el lado de los gastos primarios del Sector Público Nacional no Financiero, la contracción a precios constantes alcanzó un 22% i.a. Esta reducción se debió enteramente a una caída de los gastos corrientes primarios, que representan más del 90% del total y se redujeron 25% i.a. en términos reales. Por el contrario, los gastos de capital avanzaron 38% i.a., considerando el avance del nivel de precios, traccionados por obras en energía, vivienda, educación y otros. Respecto a las erogaciones corrientes, la caída se debe a la elevada base de comparación vinculada a los gastos por COVID y su contracción en 2021: las transferencias para asistir a provincias se redujeron en un 70% i.a. en términos reales y las prestaciones sociales (en donde se incluyen algunos de los planes de mayor magnitud lanzados por la irrupción de la pandemia), 28% i.a. Además, se registró una caída de 23% i.a. en términos reales de los subsidios económicos, aunque esto podría revertirse en el corto plazo, cuando esta cuenta agrande su volumen por la llegada del invierno y el congelamiento de las tarifas de energía.

Las nuevas medidas anunciadas, ¿harán que el frente fiscal se parezca al 2020?

A pesar de que las nuevas restricciones a la movilidad vinieron aparejadas con nuevos planes de gasto, las medidas anunciadas distan de parecerse a las del año pasado. Los anuncios realizados hasta el momento alcanzarían ‘apenas’ ARS 480.000 M (1,1% del Producto), una medida muy inferior a las realizadas el año pasado, de 3,4% del PBI.

Al mismo tiempo, como se mencionó anteriormente, el déficit acumula 0,2% del PBI en el primer cuatrimestre del año, lo que otorga al gobierno un margen importante para expandir “el gasto Covid” y, a diferencia del año pasado, estas partidas extraordinarias no se financiarán completamente con emisión. Esta vez, la suba de los recursos impositivos, la obtención de recursos no tributarios (principalmente, el aporte de las grandes fortunas) y el endeudamiento de mercado en pesos podrían hacer que el financiamiento de estos gastos tome una forma más balanceada. Por caso, hasta la fecha, el Gobierno obtuvo ARS 140.000 M de financiamiento neto en el mercado y ARS 190.000 M de emisión monetaria del Banco Central. Este último monto es similar en términos del PBI al obtenido por esta misma vía en el primer cuatrimestre de años previos (2016 y 2017) y muy inferior a la emisión que se hizo en los primeros cuatro meses del 2020 (2,3% del Producto).

De esta manera, esperamos que el rojo fiscal crezca en los próximos meses, pero sin alcanzar la magnitud ni el requerimiento de emisión vistos en 2020. En conclusión, proyectamos que el déficit primario anual se ubicaría por encima del 4% del PBI, aunque el número final dependerá del impacto todavía incierto de la segunda ola de contagios (tanto por la vía de nuevas medidas como por la potencial caída de la recaudación) y de la política a tomar con los subsidios económicos, algo que todavía no está resuelto.

A pesar de haber ampliado la gama de instrumentos, el Tesoro obtuvo menos financiamiento del deseado

La segunda quincena de mayo se presenta como un momento complejo para los vencimientos de deuda del Tesoro. Respecto al segmento de instrumentos en pesos, Hacienda deberá pagar más de ARS 300.000 M (0,7% del Producto) en capital e intereses de Letras (X21Y1 y S21Y1) y Bonos (TY22, TC22 y T2V1). Por este motivo, realizó en el día de ayer una licitación en la que ofreció once instrumentos diferentes (Letras a tasa fija, variable y ajustables por inflación; Bonos dólar-linked, a tasa fija y ajustables por inflación) con la intención de captar la mayor cantidad de inversores posibles y así rollear estos abultados pagos. El resultado fue que captó casi ARS 250.000 M, algo menos del monto buscado. De esta forma, quedó con un financiamiento neto de mercado levemente negativo en el mes de mayo (recordemos que había captado cerca de ARS 50.000 M extra en la primera colocación del mes).

Con este dato, el porcentaje de rollover en lo que va del año asciende a 110%, equivalente a un financiamiento neto de más de ARS 140.000 M (0,3% del PBI). Este monto es inferior al financiamiento recibido del Banco Central en concepto de Adelantos transitorios (emisión monetaria). En este sentido, la proporción del financiamiento hasta el momento fue similar al 60-40 postulado en el Presupuesto. Aún queda una licitación en pesos en el mes (el próximo miércoles), en la que el Ministerio de Economía buscará elevar el porcentaje de rollover. Sin embargo, en la medida en que la pandemia requiera mayores montos de programas de asistencia, el financiamiento de mercado se volverá cada vez más caro.

Respecto a la deuda en dólares, el día 30 Argentina afrontará el mayor vencimiento del año, ya que está programado el pago de capital e intereses al Club de París por el equivalente a casi USD 2.500 M. Este compromiso es el último de un acuerdo al que se arribó en 2014 por una deuda que permanecía impaga desde el default del 2001. El monto requerido equivale al 36% de las Reservas Internacionales Netas, por lo que su uso significaría un golpe importante al poder de fuego del Banco Central. Por este motivo, esperamos que el vencimiento no se cumpla, y se utilicen los 60 días de gracia que permite el acuerdo para negociar un trato tanto con este acreedor como con el FMI. Este último brindaría un paraguas bajo el cual suelen firmarse los arreglos con el primero de estos organismos.

Abril con viento de cola y las mayores exportaciones desde 2014

¿Cómo fue el resultado comercial en Abril?

En el cuarto mes del año, el saldo del comercio exterior de bienes fue superavitario en más de USD 1.400 M. Este dato se compuso por compras del orden de los USD 4.700 M (+61% i.a.) y ventas por más de USD 6.100 M (+41% i.a.).

Así, en el primer cuatrimestre del año, el resultado comercial acumula un saldo favorable en USD 4.000 M (0,9% del PBI). Este monto, si bien significativo, es levemente inferior al observado en el mismo período del año pasado, cuando superó los USD 4.900 M (1,3% del Producto). No obstante, considerando la recuperación de la actividad industrial -principal demandante de importaciones- el resultado, mejora de los términos de intercambio mediante, es muy positivo.

¿Cómo se comportaron las compras y ventas?

El elemento más destacado del intercambio comercial de abril fueron las ventas al exterior. Estas incluyeron las primeras ventas de la cosecha gruesa de la última campaña agrícola y así mostraron su mayor nivel desde agosto de 2014. Esta suba se observó los tres principales rubros: las Manufacturas de Origen Industrial (MOI) treparon 79% i.a., las de Origen Agropecuario (MOA), 58% i.a. y los productos primarios, 17% i.a. Mientras que en este último segmento el crecimiento estuvo enteramente vinculado con el alza de las commodities, ya que las cantidades se redujeron 4% i.a., esto no fue así en los productos elaborados. En el caso de las MOA, la mejora se dio tanto por el lado de los precios (+29% i.a.) como de las cantidades (+22% i.a.; ubicándose 19% por encima de los volúmenes exportados en abril de 2019). Por su parte, la suba de las MOI fue puramente genuina, ya que estas ventas crecieron 78% i.a. en volúmenes y 1% en precios. A pesar de esto, las cantidades exportadas de este rubro todavía se ubicaron 24% por debajo de los volúmenes vendidos en abril de 2019, previo a la irrupción de la pandemia. En este sentido, podemos afirmar que el buen dato de las ventas no fue una consecuencia únicamente del efecto de las cotizaciones, sino que también estuvo ayudado por la baja base de comparación (abril de 2020 fue el mes de mayores restricciones económicas y sanitarias por la pandemia) y la recuperación de nuestros principales socios comerciales.

Respecto a las importaciones, éstas mostraron una reducción respecto a marzo, cuando habían registrado un nivel muy elevado, desacelerando levemente su avance interanual (de 69% a 61%). Nuevamente, el crecimiento se dio en todos los rubros, con los autos (+82% i.a.), los bienes de capital (+67% i.a.) y sus partes y piezas (+90% i.a.) y los bienes intermedios (+57% i.a.) liderando. Así, a pesar del endurecimiento de las restricciones, las compras externas reflejan una economía que opera a niveles superiores a los de la primera ola de contagios.

¿Alcanza el resultado comercial para incrementar las reservas netas?

Argentina enfrentará los próximos años grandes vencimientos de deuda en moneda extranjera. En paralelo, deberá encarar un proceso de recuperación de su economía luego de una década de estancamiento. Todo eso insume divisas; para el pago de obligaciones y para las importaciones que requiere el crecimiento. Por esto, tener un resultado comercial positivo con exportaciones crecientes en un escenario de precios internacionales favorables es un muy buen signo. De la mano de las ventas al exterior, las reservas internacionales netas se recuperaron un 39% en lo que va del 2021. Aunque aún no revirtieron lo perdido el año pasado, sí mejoraron la capacidad del BCRA de estabilizar la economía.

Sin embargo, medidas como la prohibición de las ventas de carne al exterior (que representan el 6% del total de envíos) van en un sentido contrario a lo que necesita nuestro país, y podrían erosionar las capacidades exportadoras de rubros con buena inserción en mercados internacionales. Esto no sólo golpearía al ingreso de divisas y de recaudación por retenciones, sino también al empleo.

Por ahora, en la medida en que estas políticas guardan su carácter de transitorio, esperamos que las ventas al exterior continúen creciendo significativamente. Al mismo tiempo, la recuperación de la actividad económica traccionaría también las compras. De esta forma, el superávit comercial se ubicará en torno a los USD 12.500 M, en línea con el saldo obtenido en 2020. Considerando los pagos de deuda en moneda dura del Tesoro nacional programados para este año (más de USD 10.000 millones) y la venta de dólares a ahorristas minoristas que se agudizará en los meses previos a las elecciones, esto significaría una pequeña reducción de las reservas netas del BCRA.