Paraguay | La economía entró técnicamente en recesión

Economía

Cifras del Banco Central del Paraguay (BCP) ratifican lo que ya había adelantado el Indicador Mensual de la Actividad Económica del Paraguay (IMAEP), que la economía se encuentra en recesión técnica, luego que el Producto Interno Bruto (PIB) cayera durante el primer y segundo trimestre de 2019, 2,1% y 3,0%, respectivamente. Para el primer semestre del año el descenso interanual del PIB se ubicó en 2,5%. Un resultado así no se observaba desde 2012, cuando el PIB cerró el año con una reducción de 0,5%. Cabe señalar que, a diferencia de 2012, cuando la disminución de la economía estuvo explicada, principalmente, por una fuerte sequía que afectó la producción del área agrícola, en esta recesión se evidencia un desempeño desfavorable en numerosas actividades productivas. En efecto, para el primer semestre de 2019, se observa una disminución en electricidad y agua (12,0%); agricultura (11,6%); construcción (7,7%); ganadería, forestal, pesca y minería (5,7%) y manufactura (3,9%). Sólo el rubro de comercio y servicios registró un incremento (2,4%), motorizado por el sector servicios que amortiguó las caídas registradas en la actividad comercial y de transporte. El escenario local, aunado a las perspectivas de desaceleración económica mundial; tensiones comerciales; contexto complejo en Argentina, entre otros, llevaron a la Autoridad Monetaria a reducir su tasa de política monetaria por quinta vez en el año, para ubicarla en 4,0%.

Política

El presidente de Paraguay, Mario Abdo, alcanzó su primer año en el cargo, con los peores niveles de aprobación (69% de desaprobación), sumergido en una crisis política duradera y ante una importante desaceleración económica. Los partidos de oposición han convocado protestas públicas para presionar aún más al gobierno de Abdo, quien también está lidiando con una desaceleración económica causada por una caída en la producción agrícola y la turbulencia financiera mundial. El gobierno de Adbo ha demorado en reconocer el contexto económico adverso, lanzando su Plan de Reactivación Económica recién en junio de este año. El mismo contempla aproximadamente US$ 1.500 millones para el financiamiento de proyectos de infraestructura, asistencia social y económica. De ese monto, US$ 1.175 millones irían a obras públicas, US$ 114,5 millones en concepto de asistencia social y US$ 254 millones para apoyo a la producción, el comercio y el empleo. Según el gobierno, el plan debería crear alrededor de 50.000 empleos, con beneficios directos a 157.000 familias. Sin embargo, la demora en establecer un plan anti-cíclico hizo que la caída sea más pronunciada y difícil de revertir en el mediano plazo.

Sobre cómo administrar las pérdidas

Un obstáculo en el cortísimo plazo

Uno de los mayores y más urgentes problemas que enfrentará la próxima gestión presidencial será el de la deuda pública, que roza 90% de su PBI contabilizando obligaciones en manos del sector privado, Organismos Financieros Internacionales y otras agencias estatales. Al considerar sólo la deuda relevante, es decir, aquella que no contabiliza los pasivos intra sector público, este cociente ronda el 50% del Producto. Durante el mandato presidencial de Alberto Fernández, vencerán alrededor de la mitad de los compromisos, a los que deberán sumarse el pago de intereses de estas deudas. Dentro de estos vencimientos, está incluida la devolución de buena parte del préstamo recibido del FMI que deberá pagarse -conforme al cronograma vigente- entre 2022 y 2023.

Según el perfil de vencimientos, el Tesoro deberá desembolsar en torno a USD 38.000 millones (cerca del 10% del PBI) hasta junio. Más de USD 20.000 millones de estos serán por pagos de deuda relevante. Lamentablemente, con el riesgo país por encima de los 2.000 puntos, no será posible refinanciar estas deudas, pero ¿se podrá conseguir el ahorro necesario para pagarlas?¿Qué pasaría en caso de no obtenerlo?

Luego de la crisis cambiaria del año pasado y el ajuste acelerado del rojo fiscal primario implementado luego del acuerdo con el FMI, las necesidades de financiamiento se redujeron a los pagos de capital e intereses de la deuda existente. Sin embargo, la recesión, los límites (económicos, pero también político-sociales) a recortar el gasto y/o elevar la presión tributaria y el elevado peso de la deuda en moneda extranjera abren interrogantes sobre la capacidad de pago del stock existente: el cierre absoluto de los mercados de crédito refleja las dudas que tienen los inversores sobre nuestro grado de solvencia.

Al no poder refinanciar voluntariamente sus obligaciones (por lo menos, hasta convencer a los acreedores de lo contrario), el Gobierno contará con tres posibilidades: elevar la presión tributaria, exigirles un ajuste mayor a las prestaciones públicas o modificar las condiciones de pago de los pasivos. En otras palabras, el régimen impositivo actual y los contratos vigentes de actualización de prestaciones sociales, salarios y servicios públicos son incompatibles con el pago en tiempo y forma de las obligaciones, por lo que alguno de estos agentes deberá perder parte de los recursos que espera obtener. Además, dado que gran parte de la deuda está nominada en moneda extranjera, las restricciones no son solo fiscales: con mercados de crédito cerrados, es central mantener un tipo de cambio competitivo para generar los superávits privados externos que permitan afrontar los vencimientos correspondientes.

Una estrategia por partes

Una posible reestructuración de la deuda contaría con varias partes. Para empezar, cerca de un 40% de las obligaciones de Hacienda es con otros organismos del Estado (en torno a USD 120.000 millones), quienes refinanciarían los pasivos al vencimiento sin mayores inconvenientes. En segundo lugar, más de un quinto de la deuda (USD 67.000 millones) es con Organismos Internacionales de Crédito, con quienes se deberá negociar directamente y a la brevedad nuevos plazos de pago.

Por último, se encuentran los tenedores privados, el segmento más complejo de los acreedores. Esta porción es la más sensible, sobre la que caería una potencial quita y, dado que son agentes atomizados (personas físicas argentinas o extranjeras, empresas locales o foráneas, fondos de inversión, etc.), es difícil coordinarlos para definir modificaciones en las condiciones de sus tenencias. Respecto a este punto, es importante diferenciar entre la deuda emitida bajo legislación local y aquella que se encuentra en jurisdicción extranjera, ya que esta última cuenta con Cláusulas de Acción Colectiva (CACs). Este artículo dentro de los prospectos de los títulos de deuda establece un monto mínimo de acreedores -usualmente dos tercios del total- tal que, de obtener su consentimiento, la estructura de pagos se modificaría para todos los tenedores. Esto evita la posibilidad de holdouts y litigios en cortes extranjeras. Para llevar a cabo estas negociaciones, algunos de los fondos que son grandes acreedores de Argentina ya están formando comités para discutir bajo qué términos aceptarían canjes de sus bonos, y así negociar de forma colectiva. Sin embargo, si bien la deuda bajo legislación extranjera (excluyendo aquella con Organismos) representa el 25% del total, durante 2020 sólo deberán pagarse USD 400 millones de capital de estos bonos y menos de USD 5.000 millones entre principal e intereses. Por ello, será un problema no urgente en el horizonte inmediato del Gobierno entrante.

Por el contrario, los títulos bajo ley local abarcan buena parte de los pagos que enfrentará el Estado el año que viene. Estos títulos comprenden Letras del Tesoro y Bonos en pesos y dólares por más de USD 35.000 millones (incluyendo los que están en manos del sector público), por lo que constituyen el principal problema en el corto plazo. Bajo la vigencia de un control de cambios, los títulos en pesos tienen una mayor probabilidad de renovarse ya que representan un capital que no puede pasarse a moneda dura sin pagar el ‘costo’ de una alta brecha entre el dólar oficial y el contado con liquidación. A pesar de esto, por los montos de los vencimientos, Hacienda envió un proyecto al congreso para añadir a estos títulos CACs y de esa forma tener herramientas para sentar a los acreedores a discutir modificaciones. Sin embargo, por la urgencia del asunto y la mayor facilidad para hacerlo (ya que los reclamos caerían dentro de la jurisdicción del Congreso y la justicia local), no descartamos un estiramiento compulsivo de los vencimientos de estos instrumentos.

El plan para tornar sostenible la trayectoria de la deuda pública tendrá que considerar medidas para los títulos bajo ley local y extranjera y para la deuda con Organismos Financieros Internacionales. Pero, además, deberá tener en cuenta que el resultado primario garantice que los superávits futuros serán suficientes para afrontar los compromisos (por lo menos, tendrá que hacer un esfuerzo tal que convenza a los acreedores de ello). En este sentido, una reestructuración sin quita requeriría un mayor ajuste al fisco lo que golpearía aún más la ya alicaída actividad económica. Pero, aunque una eventual quita de capital haría sostenible la deuda con un menor esfuerzo fiscal, realizarla para los títulos bajo ley local afectaría a agentes de la economía argentina, tal como pasó durante el reperfilamiento de agosto.

¿Camino hacia un default recesivo?

Debido a la magnitud del problema en el corto plazo, es probable que se encare un programa que combine una mayor contracción fiscal con una reestructuración de los pasivos. Así, el costo de ajustar la economía a su capacidad de pago se repartiría entre las cuentas fiscales y los bonistas. Dado que estos últimos son gran parte del sector privado local, una pérdida significativa de riqueza podría tener efectos contractivos sobre el nivel de actividad. Asimismo, endurecer el ajuste de las cuentas públicas también podría agravar la recesión. Por lo tanto, la economía seguiría cayendo a comienzos del año próximo.

En resumen, la situación de la deuda pública que heredará el próximo Gobierno será compleja, incluso inmediatamente después de asumir, de modo que deberá definir rápidamente una estrategia para sortearla. Difícilmente, la misma logre maximizar el crecimiento, esperemos que, al menos, logre minimizar los daños.

México | La Secretaría de Economía lanzó la nueva “Política Industrial”

Economía

El pasado 3 de octubre la Secretaría de Economía lanzó la nueva “Política Industrial” que tiene como objetivo, fomentar el mercado interno mediante innovación, inclusión y diversificación a través de las PyMEs, la competitividad y la Industria 4.0. Aunque anunciada en un mal momento en que la industria está estancada y al borde de la contracción, no podía esperar; ahora, debe integrar aspectos que fomenten la integración productiva sectorial y regional, la sustentabilidad ambiental, una política hacendaria integral y apoyo financiero, alianzas obrero-patronales para el desarrollo así como eficiencia del mercado laboral, a partir del desarrollo de capital humano y gestión del conocimiento. Ante la poca claridad en los cómos de la nueva política industrial, se espera que el sector privado tome un rol proactivo y enfocado. Entretanto, como País, esperamos políticas de tiempos modernos lideradas por un Estado Desarrollador del Siglo XXI.

Política

El pasado 20 de septiembre el Congreso de México aprobó las leyes secundarias de la Reforma Educativa 2019 dejando atrás la decretada en el año 2013. La aprobación de las tres leyes (Ley General de Educación, Ley Reglamentaria en Materia de Mejora Continua de la Educación y Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros), abandona el sistema de evaluación de habilidades en los maestros y le sustituye un proceso de mejora continua. Asimismo, se elimina el Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa y el Instituto Nacional de Evaluación Educativa será sustituido por el Sistema Nacional de Mejora Continua. En principio, se prevé un retroceso para la educación por la pérdida en la calidad educativa a falta de mecanismos de evaluación y de selección de docentes mejor preparados.

Ecuador | La eliminación del subsidio a los combustibles generó caos y violencia sin precedentes

Economía

El 1 de octubre el presidente Lenín Moreno anunció en un paquete de medidas económicas enfocadas, por un lado, a mejorar la situación fiscal y, por el otro, a fomentar la inversión y la contratación en el sector formal. Las primeras incluían la eliminación del subsidio a la gasolina regular y al diésel, una “contribución” especial a empresas grandes, la reducción de los sueldos en la renovación de contratos ocasionales del sector público y nuevos impuestos a las bolsas plásticas y las plataformas tecnológicas, como Uber y Netflix. Para fomentar la inversión se anunció la rebaja de aranceles e Impuesto a la Salida de Divisas para materias primas y bienes de capital y también una reforma laboral que, entre otros puntos, reestablece los contratos a plazo fijo, elimina la jubilación patronal (aquella que pagan las empresas a los empleados que alcanzaron los 25 años de trabajo en una misma firma) y fomenta el teletrabajo. El proyecto de ley aún no se ha enviado a la Asamblea.

Política

La eliminación del subsidio a los combustibles, que entró en vigor el 2 de octubre vía decreto ejecutivo del Presidente, generó una situación de caos con epicentro en Quito. Los primeros en protestar fueron los transportistas, que bloquearon calles y carreteras en todo el país. Posteriormente el movimiento indígena se puso al frente de la protesta, exigiendo la eliminación del decreto ejecutivo. Las protestas alcanzaron niveles de violencia nunca antes vistos en el Ecuador, con saqueos a edificios públicos y privados, ataques a medios de comunicación y fuertes enfrentamientos con la policía. Esto generó sospechas sobre una intención de golpe de Estado financiada por el correísmo. El Presidente movió transitoriamente la sede del Gobierno a Guayaquil y decretó el estado de excepción; posteriormente decretó un toque de queda para Quito que no fue acatado. El 13 de octubre el Gobierno (acompañado por las demás funciones del Estado) se sentó a negociar (por cadena nacional) con el movimiento indígena, tras lo cual se acordó derogar el decreto original y redactar uno nuevo, que hasta ahora no conocemos.

Con una recaudación en rojo, habrá que redefinir los objetivos fiscales

¿Qué pasó con la recaudación tributaria en octubre?

En el décimo mes del año la recaudación creció 42,8% respecto al mismo mes de 2018. Así, mostró un retroceso de 6,2% i.a. en términos reales. El deterioro de la recolección impositiva caracterizó a la crisis actual: con agosto de 2019 como única excepción, los recursos obtenidos por la AFIP permanecen en rojo desde julio del año pasado. Además, dado que la recesión del 2016 también impactó sobre los recursos tributarios, este ingreso se redujo en dos de cada tres meses del mandato de Cambiemos (neto del blanqueo de capitales).

Al comparar la recaudación acumulada en los primeros diez meses del 2019, esta varió 46,8% con respecto al mismo período del año previo. Así, su caída en términos reales fue de 4,7%. La caída de la porción de estos recursos que va a parar al Sector Público Nacional fue más grave: por la mayor coparticipación con las provincias, estos ingresos se redujeron 5,3% en lo que va del año.

¿Cómo se explica la caída?

El tributo que más redujo su recaudación en el mes fue el Impuesto a las Ganancias. El avance de éste fue de apenas 25,4% i.a. (-17,6% i.a. en términos reales). En segundo lugar, los Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social crecieron sólo 27,3% i.a. (-16,4% i.a. en términos reales), afectados por la reforma tributaria, la caída de la masa salarial formal (en gran medida, por la reducción de los salarios) y la bonificación incluida en el paquete de medidas post-PASO. Por caso, de acuerdo con cálculos realizados por la AFIP, esta medida costó ARS 13.000 millones en el mes y ARS 25.000 millones entre septiembre y octubre. Si no se hubiera implementado este “alivio” sobre los sueldos brutos más elevados, la contracción habría sido de 5,9% i.a. deflactado en octubre. En el bimestre mencionado, la pérdida por esta compensación equivale a más de 0,1% del PBI. En el mismo sentido, el monto recaudado por IVA aumentó sólo 32% i.a. (-13,3% en términos reales). Tanto el menor monto de ventas como la eliminación de este tributo en algunos alimentos fueron la causa de esta reducción.

Por el contrario, los impuestos al comercio exterior treparon por encima de la inflación en el mes de octubre. El más dinámico de los tributos, los derechos de exportación, más que se duplicó (+81,3% i.a. en términos reales) por la vigencia completa del nuevo esquema de retenciones. Éste comenzó a regir en septiembre del año pasado, pero el incremento de su recaudación fue creciente en el tiempo por los plazos de pago del impuesto. Por su parte, los aranceles a la importación saltaron 66,2% i.a. (+9,2% i.a. en términos reales) por el alza del tipo de cambio nominal, a pesar de la caída de las compras externas. En simultáneo, el impuesto a los créditos y débitos creció 58,0% i.a. (+3,7% en términos reales) por el efecto de un día hábil más que en igual mes del año previo. Por último, el Impuesto a los Bienes Personales más que se cuadruplicó en comparación con octubre de 2018 (+185,9% i.a.), por la modificación del cronograma de pagos.

¿Cómo evolucionarán las cuentas fiscales en adelante?

El salto inflacionario ocasionado por la depreciación del peso hará que la actividad no repunte hasta, por lo menos, mediados del año próximo. Así, la recaudación no se recuperará en 2019. De esta forma, el Ministerio de Hacienda incumpliría con la meta acordada con el FMI (obtener un déficit primario de 0,5% del Producto, utilizando todos los ajustadores contemplados).

Dando por descontado este resultado (un rojo operativo que se ubicará entre 0,7% y 1,0% del PBI), aparecen dudas sobre cómo se financiará y qué efectos implicará sobre la economía. En un contexto de mercados completamente cerrados, muy probablemente se moneticen las necesidades del Tesoro, lo que podría afectar el vínculo con el Fondo Monetario Internacional, además de tener impacto sobre las variables nominales de la economía. Por esto, un nuevo esquema de política monetaria deberá ser anunciado por el próximo gobierno, en consonancia con nuevos objetivos fiscales a negociar con el Organismo.

La inflación continúa elevada

En octubre, la inflación alcanzó 4,5% según el IPC GBA Ecolatina. Si bien este dato muestra una desaceleración respecto al pico alcanzado en septiembre (cuando los precios treparon 5,5%), se mantiene todavía en niveles elevados. De hecho, los precios acumularon un alza de 42,6% en los primeros diez meses del año y de 51,6% con respecto a igual mes del 2018.

La categoría que más creció en el mes fue la de precios Estacionales, que treparon 5,1%, seguidos de cerca por los precios de la canasta Núcleo, que subieron 4,9%. Por su parte, los precios Regulados avanzaron apenas 3,2%, ya que, pese al congelamiento de las tarifas de servicios públicos, se registraron incrementos en el servicio telefónico, prepagas y cigarrillos y hubo un arrastre estadístico del aumento de combustibles del mes previo. Así, quedaron rezagados respecto a las otros dos grupos por quinto mes consecutivo.

El rubro que más aumentó fue el de Otros bienes y servicios (+6,9%) por el alza en Cigarrillos y Artículos de tocador y belleza, mientras que en segundo lugar se ubicó Indumentaria (+5,7%). Por su parte, los Alimentos y Bebidas crecieron levemente por debajo del Nivel General, al subir 4,3% en el mes. Dentro de este capítulo se observó una fuerte aceleración en la segunda mitad del mes, mostrando el traspaso del aumento del dólar oficial a los precios al consumidor, y a un comportamiento de cobertura de las empresas del sector, anticipándose a un posible congelamiento de precios.

La suba de las naftas y prepagas, junto con el reacomodamiento de los precios relativos, impulsarán los aumentos en noviembre y diciembre, haciendo que el Nivel General de precios finalice el año en torno a 54-55%. El inicio del año próximo, en la medida en que se descongelen las tarifas, se revierta la quita del IVA a alimentos y crezcan los salarios, la inflación permanecerá elevada.

Costa Rica | Dos meses en deflación

Economía

El BCCR publicó las cifras de producción del segundo trimestre del año, evidenciando lo que se ha venido observando, una economía cada vez más desacelerada, incluso con sectores importantes en recesión. La tasa de variación interanual del producto fue 1,4%, la más baja de los últimos diez años; además, se llega al quinto trimestre consecutivo de desaceleración económica, con cuatro sectores que se encuentran en recesión técnica: manufactura del régimen definitivo, construcción, agricultura y comercio. La manufactura del régimen definitivo cumplió cinco trimestres consecutivos contrayéndose y la construcción que tuvo una caída de 8,7%. Por otra parte, la inflación muestra un comportamiento inesperado. Tras la implementación del IVA en servicios y el anuncio del BCCR de que la inflación interanual se acercaría a 3% para el segundo semestre de 2019, el IPC lleva dos meses consecutivos disminuyendo. Este comportamiento es evidencia del poco dinamismo de la demanda agregada.

Política

Durante el último mes, el gabinete del Ejecutivo ha sufrido dos golpes importantes. El Ministro de trabajo renunció después de la muerte de un oficial de tránsito al que pidió que le escoltara para evitar atascos viales, sin cumplir el protocolo correspondiente. Por otro lado, el viceministro de Hacienda, tuvo que renunciar y dejará su cargo a partir del 15 de octubre, luego de conocerse que un negocio familiar tiene deudas pendientes con el Seguro Social y el Ministerio de Hacienda. En la esfera legislativa, se vivieron fuertes fricciones entre el oficialismo y varios grupos de la oposición cuando se dio a conocer que el Presidente de la República firmaría una norma técnica que regularía el aborto terapéutico. Los diputados amenazaron al oficialismo con no aprobar créditos con organismos internacionales que forman parte de las herramientas de consolidación fiscal. Asimismo, algunos partidos han retomado temas polémicos -como el del matrimonio igualitario- pensando probablemente en las elecciones municipales del próximo año.

Colombia | La depreciación acerca la inflación al techo del rango meta

Economía

En los últimos días, la tasa de cambio ha alcanzado niveles record al superar los 3500 pesos por dólar. Esto está explicado por la disminución en el precio del petróleo, la incertidumbre generada por el conflicto comercial entre Estados Unidos y China y la incertidumbre asociada a las demandas de inconstitucionalidad de la ley de financiamiento del gobierno Duque en la Corte Constitucional. La caída de esta reforma tributaria reduciría recaudo tributario y podría afectar la credibilidad de Colombia en los mercados internacionales. Por su parte, la inflación se acerca al rango superior objetivo del 4% (3,82% en septiembre) y posiblemente aumentará en los próximos meses por las presiones de la tasa de cambio. Se espera un escenario de crecimiento moderado (pronóstico de 3,2% para 2019), con un nivel de desempleo alto (estimado en 10,7% para 2019) y un déficit en cuenta corriente alto (4,6% del PIB). Estos posibles resultados limitarían el espacio de política tanto monetaria como fiscal.

Política

En materia de política, durante el mes de octubre se desarrollan las campañas políticas para la elección de alcaldes y gobernadores, a lo largo del territorio nacional. Esto genera tensiones y transformaciones en los partidos políticos y desvía la atención de los congresistas, frente a las reformas legales que se encuentran en curso de estudio legislativo. El gobierno está presentando las bases de una reforma laboral, la cual incluye la regulación del salario mínimo por hora y la posibilidad de un salario mínimo diferenciado por regiones y un salario mínimo menor para los jóvenes menores de 25 años. Ante esto, ya se están produciendo manifestaciones en contra de esta reforma. Por otra parte, el país ha presenciado en las últimas semanas algunas marchas y manifestaciones relacionadas especialmente con los sectores de transporte y educación.

 

Se ordena la transición, ahora falta el plan económico

Tras la divulgación del resultado electoral y los discursos de Mauricio Macri y Alberto Fernández, el BCRA endureció los controles cambiaros, reduciendo de USD 10.000 a USD 200 el límite mensual a personas físicas a la compra de divisas para atesoramiento –las empresas continúan totalmente restringidas-. De esta forma, la adquisición de moneda extranjera para ahorro al tipo de cambio oficial vuelve a estar cuasi-prohibida.

Cabe aclarar que, a diferencia del pasado, los pagos de importaciones entre empresas no vinculadas y los gastos con tarjeta de crédito en el exterior continúan operando sin restricciones. Además, las regulaciones no afectan los movimientos de dólares del sector privado dentro del sistema financiero local. Esto quiere decir que los retiros de depósitos y los giros en moneda dura podrán seguir llevándose a cabo sin inconvenientes.

Más importante aún, a diferencia de lo que sucedió tras las PASO, producto de las restricciones implementadas a la demanda, el tipo de cambio de referencia cedió casi 1% en el primer día hábil post elecciones, ubicándose apenas por debajo de 60 ARS/USD. Asimismo, pese a los mayores controles, la cotización del dólar blue retrocedió alrededor de 3%, finalizando la jornada en la zona de 73 ARS/USD (brecha del 20%). En contraposición, el Contado con Liquidación mantuvo la tendencia alcista de la semana pasada aunque a un menor ritmo: trepó 1% y concluyó la rueda en 81,5 ARS/USD, estirando así la brecha con el oficial a 37%.

Con estos números, se observa que la dinámica posterior a las elecciones generales fue opuesta a la de las primarias de agosto, cuando el dólar se disparó casi 25% y el Banco Central no aplicó restricciones e intervino tibiamente a finales de la jornada. En esta oportunidad, el accionar de la autoridad monetaria fue reforzar las restricciones antes de la apertura del mercado para no convalidar un salto del tipo de cambio oficial, al costo de aumentar la demanda de las cotizaciones paralelas (impulsar la brecha).

De hecho, el mencionado endurecimiento del cepo, permite conciliar los dos pedidos que realizó en campaña el flamante presidente electo: controlar la depreciación del tipo de cambio oficial y no perder Reservas. Esta medida impopular adoptada por la gestión saliente tras perder las elecciones es un gesto positivo para recorrer una transición ordenada, que se suma al desayuno entre Mauricio Macri y Alberto Fernández. Al menos por ahora, los incentivos a colaborar están primando por sobre los que inducen al conflicto.

No obstante, dicha cooperación no alcanza para modificar las perspectivas económicas de nuestro país: i) el año que viene el Tesoro enfrentará servicios de deuda superiores a USD 50.000 millones en un contexto de mercados de crédito cerrados; ii) la inflación sigue por encima del 3% mensual y la demanda interna deprimida; y iii) las cuentas fiscales continúan arrojando un déficit financiero elevado (cercano al 4% del PBI), insostenible para una economía sin acceso al financiamiento.

En consecuencia, pese a que prevemos una transición ordenada, mantenemos nuestras proyecciones económicas sin cambios significativos para el corto plazo: el PBI seguirá cayendo, el dólar continuará subiendo, la brecha cambiaria permanecerá elevada y la inflación acumulará en 2020 su tercer año consecutivo por encima del 40%.

Sin embargo, el plan económico que implemente el próximo gobierno a comienzos de mandato determinará si finalmente logramos encontrar la salida al continuo deterioro que enfrenta la economía argentina. El esquema y la pericia del futuro equipo económico serán claves para revertir la pesada herencia recibida: el margen para cometer errores es mínimo.

Chile | El Banco Central podría recortar la tasa de política monetaria

Economía

En el margen se han registrado mejores números para la actividad interna, con crecimientos de 3,2 y 3,7 por ciento anual para los meses de julio y agosto últimos. Ello debería detener la tendencia de revisiones a la baja para el crecimiento del año, el cual se situaría en torno a 2,5 por ciento. A pesar de lo anterior, es probable que el Banco Central realice un nuevo recorte en su tasa de política monetaria en su reunión del 23 de octubre, llevándola desde el actual 2,0 por ciento a 1,75 por ciento, considerando el hecho que la inflación se mantiene contenida, en la parte baja del rango meta, y que se proyectan brechas de capacidad ociosa para la economía hasta fines del año 2021. A pesar del deterioro en el escenario económico internacional, aún se espera que el próximo año la economía muestre un mejor desempeño que el actual, gracias principalmente a un buen desempeño de la inversión, particularmente en su componente construcción. A lo largo de este segundo semestre el consumo habría mantenido un dinamismo similar al de la primera mitad del año, con una expansión algo superior al dos por ciento, mientras para el próximo anotaría una leve aceleración, de la mano de un mejor desempeño esperado para el mercado laboral.

Política

El gobierno registra un pequeño repunte en su aprobación, gracias al efecto de la reciente y exitosa gira internacional del Presidente Piñera, al triunfo alcanzado con el rechazo a la acusación constitucional contra la Ministra de Educación y a los mejores números conocidos para la actividad interna, entre otros factores. Sin embargo, para mantener o mejorar su nivel de apoyo, se hace muy relevante avanzar en su agenda de reformas clave, como es el caso de la Previsional y Tributaria. Desde el punto de vista empresarial, es muy importante también que se logre un acuerdo en torno a una reforma laboral muy distinta a la actualmente en discusión (Iniciativa del Partido Comunista), que conceda alguna rebaja en el número de horas de la jornada laboral pero con mayor flexibilidad para ajustarse a los distintos sectores de la economía.