El escepticismo (des)inflacionario

El atraso relativo del tipo de cambio y las tarifas son dos asuntos ineludibles para el gobierno en sus primeros meses de mandato. Sin embargo, este enfoque implica reconocer que otros precios están “adelantados”, como por ejemplo los salarios. Continuar el ajuste sobre el poder adquisitivo parece una tarea difícil en un contexto socio-económico tan complejo.

La resistencia de un precio relativo a ajustar, en este caso los salarios, condicionará la desaceleración de la inflación buscada por el gobierno en ausencia de un plan de estabilización. Además, considerando que el “sinceramiento de precios” que dio lugar al shock inicial se va diluyendo y algunos precios vuelven a atrasarse, la expectativa de una inestabilidad nominal es creciente.

Incluso con la depuración de los pasivos remunerados del BCRA como telón de fondo, la menor demanda de dinero, un recalentamiento de la brecha y un inminente atraso del tipo de cambio real serán factores más relevantes a la hora de determinar la dinámica inflacionaria. En este sentido, el principal desafío del Gobierno durante el semestre será que la ausencia de un plan de estabilización en el arranque de la gestión termine minando la creencia de que pueda ser capaz de llevarlo a cabo en forma efectiva.

Corrigiendo precios atrasados

La corrección de precios relativos iniciada con el cambio de gobierno tuvo como primer disparador el aumento de casi 120% del tipo de cambio. El argumento, con total sentido, era que el tipo de cambio real estaba atrasado. De hecho, no sólo el nivel del tipo de cambio real multilateral previo a la devaluación era similar al promedio de 2015, sino que también la brecha cambiaria había llegado a rozar el 190%.

Adicionalmente, el atraso estaba presente en muchos precios Regulados, especialmente en las tarifas de los servicios públicos. Si bien el gobierno anterior tímidamente intentó llevarlos al ritmo de la inflación (entre diciembre 2021 y julio 2023 los servicios públicos subieron levemente por encima del Nivel General), este esquema se interrumpió tras las PASO de agosto, momento a partir del cual la inflación acumuló más de 90% hasta fin de año.

En cualquier caso, si bien la situación dista de ser la de finales de 2015 y comienzos de 2016, el atraso a corregir es significativo. Con una inflación mensual que se encuentra cómodamente en los dos dígitos, cada mes que pasa hace necesario un ajuste futuro mayor para corregir dicho rezago.

Sin embargo, solamente desde el cambio de mandato tuvieron lugar aumentos de combustibles, prepagas y recientemente (de forma acotada) del transporte público, restando todavía precisiones sobre la magnitud y timing de los incrementos del resto de los servicios. No obstante, se prevén aumentos importantes en los primeros meses del año y la búsqueda de alguna forma de indexarlos para evitar un nuevo atraso que condicione el ambicioso objetivo fiscal del Gobierno para este año.

En tercer lugar, los controles de precios en bienes de consumo masivo (a los que se recurrió continuamente durante la administración previa) también provocaron que estos subieran menos que la inflación. Consecuentemente, la eliminación de los controles provocó ya en diciembre un importante incremento en este grupo (incluso ya habían comenzado a despegar semanas atrás), que rápidamente buscaron corregir su atraso.

Precios ¿adelantados?

En resumen, tenemos tres precios relevantes dentro de la economía que intentan corregir su atraso relativo. Detrás de esta lógica subyace la noción de que hay precios que están “adelantados” respecto a los primeros. Los candidatos de este grupo son (1) los bienes importados -y sus sustitutos domésticos-; (2) los salarios que, en el lenguaje del IPC son, a grandes rasgos, los bienes no alimentarios (electrodomésticos, indumentaria, herramientas, artículos de tocador y limpieza, autos, juguetes, etc.); y los servicios privados.

 

No es ninguna novedad que los precios de los bienes importados han aumentado bastante el último tiempo. La pérdida de relevancia del tipo de cambio oficial y la menor competencia externa propició su encarecimiento a lo largo del último tiempo. Si bien vendedores con stock podrán mostrar una moderación en los precios si la pérdida del poder adquisitivo desploma la demanda -algo de eso se ve en enero-, no hay elementos para creer que estos precios no continuarán aumentando más o menos al ritmo del resto de los precios hasta que, al menos, se permita una mayor oferta vía mayores importaciones, una decisión que tiene sus propios desafíos macroeconómicos, especialmente en un contexto de escasez de dólares. En resumen, los precios de los bienes que estaban valuados a un tipo de cambio más alto que el oficial -antes de la devaluación- estarán caros en dólares.

Esto nos lleva al otro punto: ¿qué pasará con los salarios? Siguiendo la lógica de lo expuesto, en este esquema serían la variable de ajuste, tal como explorábamos en este informe. Sin embargo, el hecho de que el salario real se encuentre más de 20% por debajo del promedio de 2017 y que el sector sindical ahora se presenta más combativo son cuestiones que marcan que este precio relativo tendrá cierta resistencia a continuar siendo ajustado.

Por lo tanto, si un shock inicial que busca corregir precios relativos atrasados termina desencadenando aumentos en otros precios que quieren evitar ser la variable del ajuste, tenemos el primer problema: la inflación demora en desacelerar su marcha. Además, el “sinceramiento de precios” que inició la secuencia se va diluyendo y algunos precios vuelven a atrasarse, elevando la expectativa de nuevos ajustes que reinicien el proceso, dejándonos en la puerta del segundo problema: los riesgos de una espiralización nominal.

Por último, vale mencionar que bajo la discusión que está ocurriendo en el Congreso acerca de la Ley Omnibus enviada por el oficialismo, lo que suceda con la inflación puede condicionar el objetivo fiscal propuesto por el gobierno. Por caso, no es lo mismo una fórmula de movilidad jubilatoria que ajuste en base a la nominalidad del mes o trimestre previo, ya que una lenta desaceleración de la inflación favorecería más el ajuste fiscal (inicialmente) en el segundo caso.

¿Qué esperamos para los próximos meses?

Considerando que apenas se ha comenzado a desandar el camino de corrección de precios relativos -como mencionamos todavía restan definiciones acerca de las tarifas-, prevemos que durante el primer semestre la inflación irá desacelerando de los niveles actuales, aunque sin alcanzar a ser de un dígito en este periodo.

De hecho, esta dinámica tendrá lugar incluso con la depuración de los pasivos remunerados del BCRA como telón de fondo, proceso en el cual el Gobierno busca reducir los pesos en circulación y moderar la expectativa de crecimiento de los agregados monetarios con una tasa real negativa. Justamente, dado que prevemos que esta estrategia se mantenga a lo largo del semestre, la contrapartida sería una alicaída demanda de dinero y una brecha que al menos se estacionaría en la zona del 50%, condicionando la liquidación del agro y la acumulación de reservas. Un riesgo latente es que estos factores podrían ser más determinantes para la dinámica inflacionaria en el corto plazo que lo que ocurra con la hoja de balance del BCRA.

Por otro lado, en los próximos meses, e incluso abandonando el crawling peg cercano al 2% mensual, el tipo de cambio real se irá apreciando considerablemente, incrementando la expectativa de una nueva devaluación y sumando ruido acerca de la sostenibilidad de la estrategia del gobierno.

Quizás este será el principal desafío del Gobierno durante el semestre: frente a los riesgos señalados, que la ausencia de un plan de estabilización en el arranque de la gestión termine minando la creencia de que pueda ser capaz de llevarlo a cabo en forma efectiva.

Sinceramiento de precios: ¿al salario le mintieron?

A través del acortamiento de la vigencia de las paritarias, los salarios lograron seguir de cerca la inflación durante buena parte de 2023 tras los sucesivos shocks que golpearon la economía. No obstante, esto se terminó con la aceleración de la inflación en el último bimestre, que llevó a que casi la totalidad de los sindicatos que monitoreamos llegue en rojo al cierre del año.

La inflación promediará 20% mensual entre diciembre y marzo, periodo para el cual prevemos que el salario real caiga en torno a 10%. En este contexto, ¿los salarios se indexan a la creciente nominalidad o la recesión derivada de la caída del poder adquisitivo contendrá el avance de los precios?

Creemos que se dará una combinación de ambas cosas, en donde la recesión convivirá con acuerdos salariales que harán más lenta la eventual desaceleración de la inflación. Todo este proceso tendrá costos -sociales y políticos- que estos se combinarán con un latente riesgo de espiralización en tanto el oficialismo tenga dificultades en llevar a cabo su plan fiscal-monetario u obtener al menos una parte de las reformas propuestas en el DNU o la Ley “Ómnibus” enviada al Congreso.

¿Cómo terminó el poder adquisitivo en 2023?

Uno de los factores más distintivos del 2023 fue el sostenimiento del consumo privado, que estimamos creció en torno al 1%, en un año en el que la inflación superó el 200%. Resumidamente, dos factores principales explican este fenómeno: el primero es la inexistencia de un vehículo que incentive consumir menos para ahorrar -tasas de interés reales en general negativas, expectativa de inflación creciente y poco acceso a una reserva de valor, como el dólar- en un escenario en el que el nivel de ingresos reales se sostenía de la mano de una dinámica salarial que, hasta octubre, no sufrió, en general, una gran pérdida frente a la inflación.

Esto tuvo lugar a través del acortamiento de la vigencia de las paritarias y sus constantes renegociaciones, que permitieron que los salarios del sector formal sigan de cerca la creciente nominalidad tras los sucesivos shocks que elevaban los pisos de la inflación. El gobierno anterior, ávido de encontrar un andamio para la actividad en la previa electoral vio con buenos ojos este encadenamiento, al costo de imprimir una mayor inercia inflacionaria a lo largo del año.

Así, los salarios formales, con contramarchas, llegaban a octubre con relativas buenas perspectivas. Sin embargo, la aceleración de la inflación del último bimestre llevó a que casi la totalidad de los sindicatos que seguimos -muchos de los cuales se encuentran en el siguiente gráfico- llegue en rojo al cierre del año.

El cambio de gobierno no sólo implicó una fuerte devaluación del tipo de cambio. La corrección de precios relativos también incluye la “liberación” de muchos precios -eliminación de acuerdos, prepagas, combustibles, telecomunicaciones- y el aumento de tarifas de servicios públicos, de las cuales tenemos apenas novedades concretas de los primeros movimientos en el transporte público. Todo este conjunto garantiza varios meses con inflación de dos dígitos. En particular, prevemos que entre diciembre y marzo la inflación promedie 20% mensual.

En este escenario, ¿hay espacio para que vuelva la dinámica del año pasado y las paritarias sigan de cerca la inflación?

¿Estalla el verano?

Dada la inflación esperada -que como mencionamos promediará 20% mensual entre diciembre y marzo-, para que el poder adquisitivo no se erosione en los próximos meses los salarios deberán correr al mismo ritmo. Si bien las ya aceitadas paritarias jugarán su papel en los próximos meses, morigerando el deterioro del poder adquisitivo, salir “empatados” de este proceso parece difícil: solamente el salto de la inflación en diciembre dejará perdidas del orden del 10% en términos reales.

En esta situación, veamos por qué es crucial lo que suceda con los salarios. En un extremo, si los salarios se indexan de facto y logran no perderle pisada a los precios, la inercia inflacionaria no sólo no se cortaría, sino que además, estará latente el riesgo de una pronta espiralización precios-salarios. Este escenario de inestabilidad nominal primero minaría la popularidad del Gobierno -porque la inflación se estacionaría en niveles elevados, por encima del 20%- y también su credibilidad para llevar adelante un plan de estabilización exitoso, en el que eventualmente resultaría más difícil desindexar la economía.

No obstante, bajo el manto de ausencia de regulación e incumbencia del Estado, y con la premisa de que las negociaciones salariales en definitiva son acuerdos entre privados, este es un escenario que podría tener lógica económica para parte del oficialismo. De hecho, voces a favor de la dolarización lo consideran deseable porque prepararía el terreno para sostener el poder adquisitivo -y el humor social- en la transición a un futuro cambio de régimen.

Por el contrario, en el otro extremo está la recesión como contenedor de los precios. La inflación desacelerará como resultado de una demanda agregada débil, que será la consecuencia, principalmente, de un desplome del poder adquisitivo (el consumo privado explica cerca del 70% del PIB). En este sentido, cuanto mayor sea la diferencia en la velocidad a la que corren los precios respecto a los salarios, más grande será el efecto recesivo y posiblemente más rápida la desaceleración de la inflación. Además, la amenaza del desempleo y una eventual apertura comercial podrían ser ingredientes en esta dirección, ya que podrían mantener a raya las demandas de recomposición de algunos sectores.

Si bien el Gobierno podría pensar en el lado positivo de este aspecto -menor pérdida de competitividad cambiaria tras la devaluación de diciembre, pudiendo mostrar una mayor desaceleración terminando el verano-, la otra cara de la moneda será una recesión -mayor en tanto más grande sea la disparidad entre los precios y los salarios- que condicione el humor social a los pocos meses de comenzado el mandato. Por esta razón es que el (ab)uso de los salarios como ancla será un problema para el oficialismo, que ya tiene que lidiar con un tejido social muy deteriorado desde el inicio del mandato.

Consideramos que el camino a desandar contendrá elementos de cada escenario. Pese a que el Gobierno no ha esbozado una pauta salarial -lo cual tiene sentido en tanto el conjunto de medidas aisladas no constituye un programa de estabilización-, las demandas salariales no se hacen esperar: habrá una combinación de paritarias bimestrales/trimestrales que buscarán “ganarle” a los precios, con otras de ajustes mensuales -algunas virtualmente indexadas-, donde seguramente también proliferen las sumas fijas para compensar un alicaído poder de compra.

Sin embargo, todo esto no será suficiente, y el poder adquisitivo de mínima perderá un 10% de su valor durante el verano, por lo que el efecto de la recesión -y el ancla salarial- también jugará su papel en estos meses.

No conocemos cómo saldrá el experimento, pero sí sabemos que tendrá costos -sociales y políticos- y que estos se combinarán con un latente riesgo de espiralización en tanto el oficialismo tenga dificultades en llevar a cabo su plan fiscal-monetario u obtener al menos una parte de las reformas propuestas en el DNU o la Ley “Ómnibus” enviada al Congreso.

Por este motivo, la resistencia de un precio relativo a ajustarse, en este caso los salarios, será uno de los factores que complicará una rápida desaceleración de la inflación y, al mismo tiempo, el costo a pagar por el Gobierno para no profundizar la crisis -con todas las dudas que esto ocasionará sobre los pasos a seguir- y la conflictividad social.

 

El desempleo perforó el 6% en el tercer trimestre

¿Qué viene ocurriendo en el mercado de trabajo?

El INDEC informó que las principales tasas del mercado de trabajo del tercer trimestre de 2023 alcanzaron valores récord nuevamente. En primer lugar, la participación en el mercado volvió a crecer y llegó a 48,2% de la población, aumentando 2,1% en la comparación interanual, por encima del crecimiento poblacional -por debajo de 1%-.

Esta mayor participación fue absorbida por el empleo: la cantidad de ocupados creció 3,7% i.a., impulsada por un fuerte crecimiento de los asalariados formales (rozó el 10% i.a.) y en menor medida por los informales (+2,6% i.a.). Un doble click, sin embargo, refleja que el impulso a los asalariados formales vino dado por el empleo público: aumentaron 8,6% i.a., muy por encima de los puestos de trabajo del sector privado (+2,6% i.a.). De hecho, el empleo en la administración pública y educación -tiende a aumentar durante el tercer trimestre por la formalización de cargos- explicó más de la mitad del aumento de los ocupados totales.

Considerando la fuerte caída del desempleo, que alcanzó 5,7% de la Población Económicamente Activa (PEA) -el menor valor desde que se reinició la publicación de la serie a mediados de 2016- y el orden de magnitud de las variaciones, una hipótesis plausible sería que buena parte de la caída del desempleo -y de la expansión de los ocupados- se debió a un incremento del empleo público.

En cualquier caso, durante el trimestre pasado se observó lo que es la regla en los últimos dos años: cada vez más personas se integran al mercado de trabajo, pero lo hacen en un contexto de mayor precariedad y, en menor medida, dependientes del empleo público.

¿Hacia un nuevo mercado de trabajo?

Si bien durante el último trimestre del año se comenzará a ver el efecto en el mercado de trabajo del enfriamiento de la actividad, esperamos que la dinámica observada no se modifique sustancialmente de lo registrado anteriormente.

En lo que respecta a 2024, consideramos que varios frentes afectarán al mercado laboral. En primer lugar, la fuerte pérdida del poder adquisitivo, sobre todo en los primeros meses del año, propiciará un aumento de la participación en el mercado de trabajo: más gente buscará un empleo para apuntalar los erosionados ingresos familiares.

Al mismo tiempo, la fuerte recesión seguramente acarreará pérdida de empleo formal en algunos sectores, especialmente aquellos más dependientes de la demanda interna -dentro de los cuales estaría la construcción, producto de un creciente costo en dólares y la eventual parálisis en la obra pública-. Además, las perspectivas podrían complicarse en aquellos sectores productivos que dependen en mayor grado de la protección, que podrían sufrir más como consecuencia de una apertura comercial.

Sin embargo, esta nueva potencial masa de desocupados no implicará necesariamente un sustancial incremento en el desempleo. Incluso en un escenario crítico, es de esperar que parte de la pérdida de empleo formal migre hacia puestos de trabajo informales y cuentapropistas, caracterizados por ser de menor calidad. Este cambio, si bien no es deseable, puede ser un factor que contenga el incremento del desempleo, que subiría a la zona del 8%.

Pese a esto, la amenaza del desempleo y esta transición a una menor calidad del empleo puede ser un efecto no menor a la hora de moderar las demandas salariales durante los próximos meses, como destacamos en este informe. Si bien esto ayudaría a evitar una espiralización nominal, el costo sería el de una mayor recesión y caída del poder adquisitivo.

Todo este combo tendrá como resultado que las principales características del mercado laboral no se modificarán con el cambio de gobierno. Habrá más gente trabajando o buscando hacerlo para complementar los magros ingresos y el empleo seguirá bajando su calidad, ya que es posible que trabajadores formales pasen a la informalidad o el cuentapropismo. Las reformas en pos de la flexibilización del mercado de trabajo podrían ser un aliciente que terminen representando una mejora en la formalidad, pero su efecto deberá esperar a que la economía vuelva a crecer.

 

¿Cada cuánto te aumentan el sueldo?

El costoso pan de hoy

Como señalamos en un informe reciente, la actividad económica se ha venido mostrando resiliente. De hecho, descontando el impacto de la sequía sobre el sector agrícola, estimamos que la economía creció 1,1% en el acumulado hasta agosto, un avance consistente con la dinámica del empleo formal: crecía 4,6% i.a. hacia el octavo mes del año, acumulando un avance del 2,5% desde diciembre de 2022.

Parte de la explicación de este crecimiento responde a que, pese al grave faltante de dólares del campo por la sequía (-USD 20.000 M), el Gobierno incrementó el financiamiento con el sector privado (vía un constante aumento de la deuda comercial); y con el resto del mundo (se destacó la activación de dos tramos del swap de monedas con China), al tiempo que siguió utilizando divisas para contener la brecha cambiaria. Todo esto permitió que los volúmenes de importaciones acumularan una merma de sólo 4% i.a. en el año, reflejando la voluntad de priorizar el sostenimiento de la actividad y el empleo por sobre la acumulación de reservas. De hecho, las reservas netas pasaron de cerca de USD 8.000 M en diciembre 2022 a los actuales – USD 10.000 M.

Esta realidad nos llevó a revisar al alza nuestra perspectiva para el PIB de este año (en principio a -1,5%). En este sentido, para que la economía retroceda 2% en 2023 -tal como prevé el REM-BCRA- la caída tendría que ser cercana a 4,5% desestacionalizado en el último trimestre, una magnitud que, si bien podría estar ayudada por una revisión a la baja de los datos del bimestre julio-agosto, es bastante mayor a, por caso, lo observado tras la crisis post-PASO 2019.

Por otro lado, las escasas reservas y la decisión de evitar una devaluación que corrija el desequilibrio externo condujeron a un escenario con crecientes regulaciones cambiarias que potenciaron la brecha cambiaria y dieron lugar a un cada vez más generalizado esquema de múltiples tipos de cambio, haciendo que el tipo de cambio relevante para la economía se alejara del oficial.

Puntualmente, estimamos que actualmente menos del 30% del flujo total de divisas se rige bajo el dólar mayorista (A3500), y que un tipo de cambio más cerca de $500 es en la práctica más relevante para la economía.

Todo esto elevó la incertidumbre sobre los costos de reposición, que, agudizada por las elecciones, fue a uno de los catalizadores de la aceleración de la inflación en el último año y medio.

Esta última cuestión hace que un análisis del sostenimiento de la actividad queda incompleto si no incluimos lo ocurrido con la demanda. Es difícil pensar que una economía como la argentina – con exportaciones estancadas, un gasto de capital lejos de representar un boom e inversión en maquinaria y equipo que es apenas 8% de la oferta global (PIB e importaciones)- exhiba un crecimiento si no fuera por salarios siguiendo de cerca a la inflación.

¿Cada cuánto te aumentan el sueldo?

Dejando de lado la excepcionalidad de la pandemia y su consecuente cuarentena, el Gobierno permitió que la dinámica salarial, al menos en el sector formal vía paritarias, siga de cerca los sucesivos shocks nominales que atravesaba la economía. Poco a poco, estos shocks se mezclaban con la creciente incertidumbre acerca del devenir de la economía, condicionado por los aspectos mencionados en el apartado anterior.

Como resultado, se evidenció una reducción de las vigencias de las negociaciones paritarias -generalización de acuerdos trimestrales y relativa flexibilidad para reforzar reaperturas si fuera necesario- que evitaron que los salarios formales queden rezagados ante la escalada de los precios.

En este sentido, una mirada de mediano plazo muestra que, si bien la nominalidad de la economía aumentó en la última década, la frecuencia de los ajustes salariales se mantuvo relativamente estable hasta 2020. Desde entonces, la aceleración de la inflación sí tuvo un correlato más claro con aumentos salariales cada vez más frecuentes.

Si bien hay un riesgo en “incorporar” cada nuevo shock a la nominalidad existente, poniéndole un nuevo piso a la inflación esperada, este es indudablemente un factor que contribuyó a que se sostenga una parte significativa del consumo de las familias en la salida de la pandemia y en particular en el último año.

Esto fue potenciado por una elevada propensión al consumo en un contexto de escasas opciones de ahorro (los préstamos hipotecarios y prendarios caen 26% i.a. hacia octubre en términos reales) de mediano y largo plazo y complementado por diversas medidas de estímulo. Un ejemplo son los bonos a trabajadores informales, perceptores de asignaciones y jubilaciones, la parte de la sociedad más afectada por la aceleración de la inflación, pero también una importante oferta de créditos a una tasa favorable, la eximición del pago del impuesto a las ganancias de una parte significativa de los trabajadores que antes lo abonaban y la devolución del IVA en algunos consumos para quienes perciben menos de $708.000 mensuales.

En suma, prevemos que el salario formal real en promedio este año se mantendrá prácticamente estable, sosteniendo la capacidad de consumo de esta porción de la masa salarial, que es la que justamente efectúa un mayor gasto.

Sin embargo, vale decir que esta situación es menos benévola para quienes están fuera del circuito formal, ya que si bien tienen algunos beneficios no salariales -como mencionamos más arriba-, la evolución de sus ingresos está bastante por debajo de la inflación e incrementan su dependencia de la asistencia del gobierno.

El próximo gobierno deberá lidiar con el agotamiento de este modelo

La acuciante situación de las reservas, el desalineamiento de los precios relativos existente y la necesidad de reestablecer la credibilidad hace que el próximo gobierno deba atacar una agenda urgente que contenga algún plan de estabilización junto a un sendero fiscal relativamente ambicioso.

Si bien los matices dependerán no sólo de quien gane las elecciones sino también de cómo se llegue hasta el cambio de administración, así como de las eventualidades que puedan ir surgiendo en el camino, estos aspectos ponen en jaque la resiliencia de la actividad económica observada este año.

Por un lado, la corrección de precios relativos acelerará la inflación y será difícil que el salario pueda seguir esa dinámica. Prevemos que recién se pueda observar una mejora en el segundo semestre de 2024. Asimismo, este incremento en la inflación se dará en un contexto en el que la asistencia del Estado -directa o en forma de subsidios- estará condicionada por la necesidad de reducir el déficit fiscal, también afectando el ingreso disponible para consumo de las familias.

Estos efectos que, como dijimos, estarán sujetos a matices en función de quien gane la contienda electoral, impondrán una significativa restricción al crecimiento del consumo privado durante buena parte de 2024. Así, si bien la actividad podría caer menos de lo esperado de la mano del aporte del sector primario –agro y minería-, que redundarían en mayores exportaciones y una mayor disponibilidad de divisas, esta mejora será compensada por un consumo privado que no levantará cabeza hasta entrado el año.

La aceleración de la inflación aumenta la diferencias entre el sector formal e informal

Los salarios de la economía crecieron 11,7% en septiembre, acumulando en el año un avance del 96,5%. De esta manera, quedaron algo por debajo de la inflación acumulada al noveno mes del año (103,2%), alcanzando una pérdida promedio del poder adquisitivo de casi 2% i.a. en lo que va del año.

Esta dinámica, no obstante, esconde bastante el hecho de que los trabajadores informales son lo que peor lo están pasando: registran una caída promedio del salario real del 14% i.a. en el acumulado anual. Este sector, asociado justamente a trabajadores y familias de menores ingresos, es sin dudas el principal perjudicado de la aceleración inflacionaria.

La plena vigencia de las paritarias fue el factor que evitó que el avance de los precios cause el mismo impacto en el sector formal. Los acuerdos ya se caracterizan por tener una vigencia como mucho trimestral, así como constantes reaperturas, y es moneda corriente observar incrementos -aunque no necesariamente de la magnitud de la inflación- casi todos los meses. Esto permite que, a diferencia de los trabajadores informales, los registrados tengan una, aunque leve, recomposición del 0,6% i.a. del salario real en el promedio del año.

Lógicamente, también existen heterogeneidades dentro de este grupo: el siguiente gráfico muestra algunas de las negociaciones que seguimos con el fin de reflejar estas disparidades. Por ejemplo, se observa que desde 2022 los gastronómicos han recompuesto su poder adquisitivo tras el impacto de la pandemia, a la vez que se observan buenos números en ramas asociadas al sector textil, químicos y aceiteros. Por su parte, mecánicos y metalúrgicos, gremios relevantes que marcan la pauta de las paritarias, parecen haber mejorado en el cierre de este año.

Dentro de los sectores más rezagados, los más importantes son los de la construcción, alimentación, camioneros (con una leve mejora en el segundo semestre de este año); sin embargo, cualquiera de estos grupos ha tenido una mejor performance que los trabajadores informales: la persistencia inflacionaria que tiene lugar cuando los salarios siguen de cerca la inflación deja de lado a los trabajadores de menores ingresos y/o con empleos de peor calidad, resultando en un proceso muy regresivo.

Para agregar algo más de incertidumbre al panorama de los ingresos, podemos echar un vistazo a aquellos vinculados a la seguridad social, atados a la fórmula de movilidad. En este sentido, se supo que el último incremento del año -correspondiente a diciembre- será de 20,87%, acumulando durante 2023 una suba de “apenas” 111%. Tomando el promedio del año, esto implica que cualquier jubilación, asignación o beneficio que se calcule por esta fórmula perderá casi 20% este año. En el gráfico de arriba se observa que su perfomance es comparable a la de los trabajadores informales.

Por esto mismo cobra relevancia el rol de los bonos que perciben algunos grupos de beneficiarios. Por caso, considerando los $55 mil que recibirán en diciembre los jubilados que perciben la mínima, su ingreso promedio quedará casi 5% por encima de la inflación. En este sentido, vale decir que para mantenerse esta mejora, el monto de estos bonos viene siendo cada vez un porcentaje mayor del haber mínimo.

Un dilema para el Gobierno entrante: si la inflación tiene una tendencia creciente, tal como consideramos que ocurrirá en los próximos meses, la fórmula de movilidad actual daña el poder adquisitivo. Si en cambio está desacelerando, este mecanismo condicionará la expectativa de un sendero fiscal más austero, ya que más de la mitad del gasto está atado a una inflación pasada que -en este escenario- será mayor. Todo esto arroja interrogantes acerca de la vigencia de la fórmula de movilidad el año próximo tal como está planteada, profundizando la dependencia de algunos sectores del otorgamiento de bonos para apuntalar, al menos parcialmente, el poder adquisitivo.

Estas diferencias son otro aspecto más dentro de la distorsión de precios relativos como consecuencia de una inflación que orillará 200% este año. Si bien la relevancia de los salarios para señalizar los sectores que pagan mejor ha perdido relevancia en nuestro país hace tiempo -quizás con la excepción de las industrias asociadas a la tecnología-, esta tendencia complicará cualquier intento de estabilización que quiera encarar la administración entrante.

Dado que esperamos que este fenómeno se profundice en el corto plazo, las demandas por recomposiciones salariales estarán al pie del cañón, pero algunas no podrán atenderse en un contexto en que se busque coordinar las expectativas, o bien complicarán el éxito de la propia coordinación entre los distintos sectores. Esto deja en claro la necesidad de apoyos -incluso por fuera del Congreso- que precisará el próximo gobierno para llevar a cabo un proceso que, incluso siendo ordenado, implicará sectores ganadores y otros perdedores.

 

 

Semana agitada: suba de la tasa tras el salto de la brecha

El pulso de la semana estuvo marcado por la significativa suba de los dólares paralelos entre el lunes y martes. Si bien las cotizaciones se moderaron entre ayer y hoy, los dólares paralelos cerraron por encima de $900, con una brecha promedio que roza el 170%. Esto derivó en una nueva regulación de la CNV tanto para inversores locales como extranjeros que tienen como objetivo reducir la demanda de dólares financieros en la semana -corta- previo a las elecciones generales.

En este escenario, y ya conociendo la inflación de septiembre (12,7%, por encima de lo esperado), el BCRA decidió subir la tasa de política monetaria a 133% de TNA (+15 p.p.) llevando la tasa efectiva anual a 254,5% (11,1% mensual). El desarme de activos en pesos en las últimas ruedas podría haber sido el detonante para poner un mayor precio para intentar apaciguar el apetito dolarizador en la previa electoral.

Los acontecimientos de la semana sembraron más dudas acerca de las posibilidades de sostener el tipo de cambio oficial en los próximos meses. En particular, provocaron un salto de 48% a 112% de los contratos a diciembre de Futuros de dólar, por lo que el mercado está esperando una devaluación del dólar oficial hacia el cierre del año.

Brecha récord

Mantener el tipo de cambio oficial mayorista en $350 en la previa electoral no fue inocuo. En la primera semana de octubre se incrementó la demanda de dólares y la brecha promedio terminó en torno a 115%. Sobre esta creciente incertidumbre cambiaria, los dólares paralelos volvieron a saltar el lunes y el martes, generando un escenario todavía de mayor volatilidad.

Luego, durante miércoles y jueves las cotizaciones -regulaciones y freno de operaciones mediante- se moderaron y cerraron la semana en $980 para el caso del blue, $940 el dólar SENEBI, $916 el MEP y $901el CCL medido con Globales. En conjunto promediaron aumentos de 13,3% en la última semana y de 21,3% en lo que va del mes. De este modo, la brecha promedio subió cerca de 20 p.p. respecto la semana previa y finalizó cerca del 170%, en línea con el promedio semanal.

Evitar que la brecha cambiaria crezca es clave para las aspiraciones electorales del oficialismo. Una suba en los dólares paralelos tiene impactos inflacionarios y pone en jaque la idea del gobierno de llegar con una sensación de inflación “desacelerando” -en niveles ridículamente elevados- a las elecciones. Por este motivo, sostener la paridad en $350 tampoco fue gratis: los últimos datos oficiales y estimaciones propias revelan que el Gobierno destinó más de USD 2.500 M entre enero y septiembre para mantener bajo control a los USD financieros.

Esta volatilidad cambiaria dio origen a una nueva regulación. La CNV limitó la operación de compra de dólar financiero a personas físicas o jurídicas radicadas en el exterior, quienes sólo podrán operar por cuenta propia y con fondos propios informando las operaciones a realizar con cinco días hábiles de anticipación, con un límite de 100 M de pesos diarios. Si bien los inversores locales que operen por cuenta propia y con fondos propios podrán operar sin límite, también deberán avisar con cinco días hábiles de anticipación si el monto es mayor a $ 200 M diarios. Esto permitirá “cuotificar” la demanda de divisas durante la semana entrante con el objetivo de evitar nuevos saltos en los días anteriores a las elecciones.

Buscando el precio de la codicia

La inflación mensual alcanzó su valor más alto en los últimos 32 años ya que, a diferencia de lo esperado, el IPC Nacional fue de 12,7% en septiembre, aumentando 0,3 p.p. respecto al dato de agosto. En consecuencia, la tasa de interés real mensual (ex post) fue negativa en un 2,6%. Esta vez, y a diferencia de lo ocurrido cuando se conoció el dato de agosto, el directorio del BCRA decidió aumentar la Tasa de Política Monetaria al 133% de TNA (+15 p.p.), llevando la tasa efectiva anual a 295%, consistente con una tasa efectiva mensual del 11%.

Si bien esperábamos que esto era improbable porque una suba de la tasa seguiría presionando la nominalidad en un contexto en que la aceleración inflacionaria era vista por la autoridad monetaria como “transitoria”, los sucesos de la última semana podrían haber torcido el rumbo.

El rescate de plazos fijos y fondos comunes de inversión desde comienzos de octubre, sumados a las declaraciones desde los candidatos de La Libertad Avanza en contra de las tenencias de pesos y la escalada que mostraron los dólares paralelos en la previa electoral parecen haber sido razones más inmediatas que inclinaron la balanza en favor de esta abrupta suba de la tasa, que busca poner un precio a la codicia dolarizadora que estalló durante estos últimos días.

El BCRA ya vendió todo lo que compró en septiembre

Luego de acumular compras por USD 527 M en el MULC a lo largo de septiembre, el Banco Central vendió por USD 693 M en las primeras nueve ruedas de agosto (USD 181 M en la primera semana y USD 512 M en la segunda) acumulando en el año un saldo negativo de casi USD 2.500 M.

Uno de los factores que no contribuyó fue que las liquidaciones del agro se desplomaron en estos días pese a la extensión del “dólar soja”: promediaron USD 85 M, 70% por debajo del promedio de septiembre.

Asimismo, dado que el Gobierno sigue utilizando USD para contener la brecha cambiaria, esta dinámica en el MULC no hace mas que profundizar la caída de Reservas. De hecho, las Reservas Netas (considerando los DEG pero excluyendo el resto de los pasivos del BCRA) se redujeron más de USD 400 M en la semana y siguen mínimos históricos: son negativas por casi de -USD 6.500 M.

Este inicio del cuarto trimestre -momento del calendario en el que solo 3 de los últimos 10 años el BCRA logro acumular divisas-, en un contexto electoral conflictivo que abre el apetito dolarizador y con una brecha que ya se sitúa en niveles récord, hace que la autoridad monetaria tenga una tarea más que desafiante para sostener la caída de las reservas. En consecuencia, el Gobierno ha generalizado el “dólar agro”, el tipo de cambio diferencial vigente bajo el Programa de Incentivo Exportador (PIE), a las exportaciones de diversos sectores de la economía: petróleo y gas, PyMes, automotrices, pesca, vino, tabaco, girasol, cebada, cuero y minería. La condición sigue siendo que se liquiden el 25% de las exportaciones a los dólares financieros y abarca solamente las operaciones realizadas hasta el 20 de octubre, por lo que es una medida también orientada a incrementar la oferta de divisas en la previa electoral.

El mercado prevé una devaluación en diciembre

La combinación de brecha elevada y creciente y reservas netas negativas condiciona la estrategia del oficialismo y, en particular, siembra incertidumbre acerca de la cotización del dólar oficial tras las elecciones generales. La inflación acumuló 26,8% entre agosto y septiembre borrando la competitividad cambiaria ganada con la devaluación tras las PASO. Es decir, solo sirvió para ganar nominalidad que, en este escenario de expectativas desancladas, tenderá a apreciar más el tipo de cambio oficial en términos reales, incluso si luego de las elecciones generales se retoma el crawling peg.

Considerando los sucesos de esta semana, los contratos a corto plazo de Futuros de dólar a diciembre pasaron de 48% a 112%. Este abrupto salto fue creciendo a lo largo de la semana, fortaleciendo la idea de una corrección cambiaria de magnitud sobre finales de año.

De todos modos, vale recordar que el BCRA aún tiene amplio margen para incrementar su intervención en este mercado: a fines de agosto la posición vendida del BCRA se situó en torno a los USD 810 M, USD 2.290 M por debajo de su posición a mediados del mismo mes.

 

Resumen diario | 12.10.23

ESCENARIO ECONÓMICO

La CNV limita operaciones. A través de la Resolución General 981/2023, el organismo regulador del mercado de capitales limitó la operación de compra de dólar financiero para empresas y/o personas humanas radicadas en el exterior, que sólo podrán operar por cuenta propia y con fondos propios debiendo informar que van a realizar esas operaciones con cinco días hábiles de anticipación con un límite de $100 millones diarios. En cambio, los inversores locales que operen por cuenta propia y fondos propios podrán operar sin límite hasta un monto de a $200 millones diarios. Pasado este valor también deberán avisar con cinco días hábiles de anticipación. De esta manera se busca cuotificar, dejando libre la demanda de dólares financieros de montos no tan elevados, en la semana previa a las elecciones.

Mercado cambiario. El BCRA asistió en la jornada de ayer con ventas por USD 130 M en el MULC. De esta manera, en lo que va de octubre lleva vendidos casi USD 600 M, superando lo que compró durante todo el mes de septiembre. Es el mayor monto vendido en nueve ruedas desde mediados de julio, pocos días antes de las PASO.

Mercados financieros. En la plaza local, el S&P Merval en USD (CCL con bonos soberanos) avanzó 4,3% d/d en la jornada del miércoles. Los bonos soberanos en USD con legislación extranjera mostraron señales diversas: por caso, GD35D (-2,5% d/d), AL41D (+2,3% d/d), AE38D (+0,5% d/d) y AL35D (-5,0% d/d). En el ámbito internacional, se mantuvo la racha alcista, con el NASDAQ cerrando +0,71%, seguido por el S&P 500 0,43% y el Dow Jones de 0,19%.

Dólares diferenciales. En la búsqueda de incentivar las liquidaciones de exportaciones y frenar el drenaje de Reservas, se amplió el Programa de Incremento Exportador con la incorporación de la industria minera, automotriz, vitivinícola, tabaquera, del vino y girasol. Quedan incluidas en el programa las operaciones que se realicen entre el 11 y el 20 de octubre de 2023 inclusive, como también los supuestos de pre y post financiación, siempre que la fecha efectiva de las ventas al exterior no sea posterior al 31 de diciembre de este año. La obligación de liquidar el 25% de las exportaciones a través del mercado financiero podría ayudar a contener el precio de las cotizaciones paralelas en la semana previa a las elecciones.

Turismo internacional. El INDEC informó que en agosto ingresaron más de 500 mil turistas extranjeros al país, mientras que los turistas residentes en el exterior superaron los 450 mil.  Sin embargo, en lo que va del año la cantidad de turistas emisivos supera en 1,2 millones a aquellos que ingresaron a vacacionar en el país.

Caso expropiación YPF. Argentina apeló la sentencia que se le fue aplicada mediante un juzgado de Nueva York, que obliga al país a pagar USD16.000 M al fondo de inversión Burford Capital por la expropiación de YPF.

Licitaciones del 5G. El martes 24 de octubre se realizará un acto para la subasta de bandas de frecuencia para el despliegue, desarrollo y prestación del servicio de quinta generación (5G). Al proceso de licitación se presentaron tres empresas prestadoras (Claro, Movistar y Personal), que ya presentaron las garantías de ofertas y fueron precalificadas como oferentes. Se espera recaudar USD 1.050 M.

Brasil. El organismo estatal brasileño Conab prevé que el área de siembra de soja alcance 45,1 M/ha (+1,1 M/ha respecto al año pasado y +10 M/ha en las últimas seis campañas) y que con un rendimiento promedio esperable de 3586 kg/ha, la cosecha por lograr sería récord: 162,0 millones de toneladas. Por otra parte, la inflación del país vecino en septiembre fue de 0,26% (+0,03 p.p. respecto agosto) impulsada por los combustibles y por debajo de lo esperado por el mercado. De esta forma, los precios exhibieron una suba de 5,2% i.a., por encima del margen superior de meta de inflación de 4,75% del Banco Central de Brasil para 2023. No obstante, el mercado -según BCB- espera una desaceleración que coloqué los precios cerca de la meta (4,86% anual).

LO QUE ESTÁ SUCEDIENDO

Leve respiro en los dólares paralelos. En la jornada de ayer los dólares paralelos cerraron con cifras levemente a la baja. El dólar blue se mantuvo sin alteraciones respecto a la jornada anterior, en $1010, mientras que el dólar SENEBI creció 2,2% d/d y llegó a $992,6. Por su parte, con leves bajas cerraron tanto el dólar MEP (-2,7% d/d; $912,4) como el dólar CCL operado en bonos soberanos (-1,5% d/d; $848,2). De todas formas, la brecha cambiaria promedio entre estos cuatro tipo de cambio sigue en la zona de 170%.

TENÉS QUE SABER

Swap con China. El ministerio de Economía anunció que el segundo tramo del Swap con China, por el equivalente de USD 5.000 M, se espera que esté disponible el próximo miércoles 18 de octubre. Vale decir que este anuncio sería la formalización de que el uso del Swap alcance los USD 10.000 M y se espera que se utilice para afrontar los compromisos con el FMI (hay vencimientos a pagar a finales de octubre) y para importaciones con el país asiático.

Resumen Diario | 11.10.23

ESCENARIO ECONÓMICO

Dólar tarjeta. El gobierno eliminó el tope máximo de USD 300 dólares que regía para el dólar turista y elevó la percepción del 25% de bienes personales para todos los consumos con tarjeta de débito, crédito y compra en el exterior. De esta forma, el dólar solidario, tarjeta y turista unificaron su cotización en torno a los US$ 730.

Nuevos dólares diferenciales. El ministro de Economía, Sergio Massa, anunció que en el día de hoy se publicará en el boletín oficial la ampliación del programa de incentivo exportador para el sector automotriz, la minería y la pesca, con la posibilidad liquidar el 25% de las exportaciones al valor del dólar CCL.

Mercados financieros. En la plaza local, el S&P Merval en USD (CCL con bonos soberanos) retrocedió 0,5% d/d. Los bonos soberanos en USD con legislación extranjera mostraron una suba en el día de ayer: GD35D (+11,5%), GD41D (+10,6%), AE38D (+6,0%) y AL35D (+5,7%). En el ámbito internacional, continuó la racha alcista, con el NASDAQ cerrando +0,58%, seguido por el S&P 500 0,52% y el Dow Jones de 0,40%.

Aumento de taxis. La tarifa de taxis aumentó un 20% en el día de ayer, implicando una bajada de bandera diurna de $ 438 y $ 525 nocturna. El 1 de noviembre habrá un nuevo aumento del 25%, según informo el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Costos logísticos. El índice CEDOL con transporte subió 11,3% septiembre, mientras que el índice sin transporte creció 18,9%, llegando a subas interanuales del orden del 160%. Estos fuertes aumentos fueron traccionados por el primer tramo del nuevo acuerdo semestral de paritarias (fijó para agosto 2023 un aumento del 25%, restando subas de 18% para noviembre 2023 y enero 2024), seguros y costo financiero.

Reforma de la Ley de Alquileres. El nuevo proyecto aprobado en el Congreso incluye el mantenimiento de los contratos por tres años, ajustes semestrales en lugar de anuales y la aplicación del índice Casa Propia, que considera el menor índice entre la variación salarial y la inflación del último año, en reemplazo del Índice de Contratos de Locación (ICL) del Banco Central. Además, los contratos deben ser en moneda nacional y no podrán publicarse avisos en dólares.

Proyecciones FMI. El informe de Perspectivas Económicas Globales del FMI mantuvieron sin cambios el crecimiento mundial de 2023 (3% anual) y modificaron levemente a la baja el de 2024 (2,9%, -0,1 p.p.). Sin embargo, se elevó la inflación esperada en 2024 (5,8%, +0,6 p.p.). Por otra parte, mantuvo las estimaciones previas para Argentina, con una caída del PIB del 2,5% en 2023 y un crecimiento del 2,8% en 2024. Una buena: mejora de las expectativas para Brasil, tanto para 2023 (3,1%, +1 p.p.) y 2024 (1,5%, +0,3 p.p.); y una mala: cae el PIB esperado en China en 2023 (5%, -0,2 p.p.) y 2024 (4,2%, -0,3 p.p.), sufriendo un tercer recorte al hilo en sus proyecciones.

 

LO QUE ESTÁ SUCEDIENDO

Dólar sin techo y brecha récord. La suba de los dólares paralelos iniciada la semana pasada siguió firme en la jornada de ayer. El dólar blue llegó a $1010 (+7%), el dólar SENEBI pegó un salto a $ 971 (11%) y el MEP alcanzó $938 (+9%) al cierre del martes. El dólar CCL operado en bonos soberanos, que venía algo retrasado, terminó la jornada en $ 861 (+17% d/d). De este modo, la brecha promedio entre estos cuatro dólares se ubicó en 170%, un récord absoluto.

TENÉS QUE SABER

Fuerte venta del BCRA. El BCRA se desprendió de USD 222 M en el MULC, la venta más elevada en seis meses. De esta forma, en medio de las presiones cambiarias previa a las elecciones y la volatilidad de los dólares paralelos, en solamente siete ruedas de octubre el BCRA acumula ventas en octubre por USD 470 M, monto que representa el 90% de las compras realizadas en septiembre.

Resumen Diario | 10.10.23

ESCENARIO ECONÓMICO

Producción Minera. Según el INDEC, la producción minera mostró un aumento del 7,7% i.a. en agosto y un crecimiento del 0,6% respecto a julio de 2023, marcando el tercer avance consecutivo en la serie desestacionalizada. En lo que va del año acumula una suba superior a 7% sosteniéndose como uno de los sectores más dinámicos de la economía

Dólar Vaca Muerta. La Secretaría de Energía incorporó las exportaciones de “las provisiones de a bordo y suministro del medio de transporte, el combustible, los repuestos, comestibles y demás mercadería necesaria para el mantenimiento del medio, de la tripulación y el pasaje” al régimen diferencial del Programa de Incremento Exportador (PIE) en el contexto del “Dólar Vaca Muerta”, que establece un tipo de cambio preferencial para las exportaciones de varios tipos de hidrocarburos y sus productos derivados.

Costos logísticos. El índice CEDOL con transporte subió 11,3% septiembre, mientras que el índice sin transporte creció 18,9%, llegando a subas interanuales del orden del 160%. Estos fuertes aumentos fueron traccionados por el primer tramo del nuevo acuerdo semestral de paritarias (fijó para agosto 2023 un aumento del 25%, restando subas de 18% para noviembre 2023 y enero 2024), seguros y costo financiero.

Ventas minoristas PyME. Las ventas minoristas de las pequeñas y medianas empresas se contrajeron 5,1% i.a. en el mes de septiembre y un 1,1% en relación al mes anterior. El mes de septiembre fue el de peor desempeño del año, explicado en gran parte por la devaluación post-PASO que impactó rápidamente en el poder adquisitivo familiar. El consumo de Alimentos y Bebidas cayó más de 8% en la comparación interanual.

Vuelven las ventas en el MULC. El BCRA arrancó la semana con una jornada vendedora, asistiendo al MULC con USD 70 M. Las presiones de cara a las elecciones cortan con la racha compradora originada después de las PASO y en octubre el BCRA acumula ventas netas por USD 108 M y las Reservas Internacionales continúan en descenso.

Mercados financieros. En la plaza local, el S&P Merval en USD (CCL con bonos soberanos) retrocedió 1,7% d/d, sosteniéndose en torno a los USD 875. Los bonos soberanos en USD con legislación extranjera mostraron una suba en el día de ayer: AL41D (+8,5%), AL29D (+6,2%), AE38D (+3,6%) y GD38D (+3,2%). En el ámbito internacional, el mercado tuvo una apertura a la baja tras los ataques contra Israel durante el fin de semana. Sin embargo, se mostraron oscilaciones a lo largo de la jornada financiera hasta alcanzar el verde al cierre: el S&P 500 cerró con un alza de 0,63%, el Dow Jones de 0,59%, y el Nasdaq aumentó 0,39%.

Economía global. El vicepresidente de la FED, Philip Jefferson, y la presidenta de la Reserva Federal de Dallas, Lorie Logan, señalaron que siguen de cerca el aumento del rendimiento en 90 p.b. de los bonos por 10 años emitidos por el tesoro de USA, en una conferencia brindada el día de ayer. Si bien advirtieron que la lucha contra la inflación aún no está ganada, ambos señalaron que la FED está en una instancia de “gestión de riesgos” y mencionaron que tras la subida de las tasas de interés de largo plazo, las condiciones financieras más estrictas pueden ayudar en el objetivo de reducir la inflación y, en todo caso, ser una variable a mirar por la FED. Recordamos que el jueves se publica el dato de inflación de septiembre.

LO QUE ESTÁ SUCEDIENDO

Otra suba de la brecha. Tras declaraciones de Javier Milei acerca en contra de la tenencia de pesos, el dólar MEP (+9,2%) cerró la jornada de ayer en $937. Por encima quedó el dólar informal que llegó a los $945, al tiempo que el CCL operado en bonos soberanos mostró un aumento del 5% y cerró en $741. En este marco, la brecha promedio entre los tres dólares roza el 150%, tocando los peores días de julio del año pasado, tras la renuncia de Martín Guzmán.

TENÉS QUE SABER

Precio de Commodities. Luego de los ataques a Israel ocasionado por el grupo Hamas, la cotización del petróleo reaccionó a la incertidumbre abierta cortando con la baja de los precios de la semana pasada. El precio del Brent aumentó casi un 4% en el día de ayer, alcanzando los 87 USD por barril. Muy similar fue el comportamiento del barril WTI cuya suba rozó el 4% y se posicionó en 86 USD. Por su parte, el precio del oro, así como sus futuros, se incrementaron más del 1% debido a la incertidumbre acerca del devenir del conflicto.

Resumen Diario | 9.10.23

ESCENARIO ECONÓMICO

Inflación. El IPC de la Ciudad de Buenos Aires subió 12% en septiembre, traccionado por los Estacionales (+16,1%) y el IPC Core (12,8%). El bimestre agosto-septiembre acumuló una suba de 24%, 1 p.p. por debajo del IPC GBA Ecolatina. Por su parte, la Secretaría de Política Económica divulgó el viernes un nuevo informe de inflación semanal, señalando que los precios subieron 1,3% en la cuarta semana de septiembre, descendiendo por sexta semana consecutiva. Pese a esto, la inflación promedio de septiembre rondaría el 12% aunque, según se aclaró, es posible que estas variaciones se ajusten en función del relevamiento oficial realizado para el mes por el INDEC.

Brecha cambiaria en ascenso. El tipo de cambio oficial (mayorista) se mantiene constante en los $350 pero a lo largo de los últimos días se dispararon las cotizaciones paralelas. El dólar informal subió $80 (10%) en la primera semana de octubre y llegó a los $880. Una suba similar registró el dólar MEP, que cerró la semana en casi $860. Tras el salto del jueves, el CCL operado en bonos soberanos cedió terreno y cerró a $706, una suba de 4,3% en la semana. En este marco, la brecha promedio cerró la primera semana de octubre por encima de 130%, el mayor nivel desde finales de julio 2022, previo a la asunción del ministro Sergio Massa.

Nuevas restricciones en bonos. A raíz de lo mencionado anteriormente, el Gobierno dispuso una nueva regulación que consisten en extender el parking para la tenencia de bonos emitidos bajo ley extranjera a cinco días hábiles.

El BCRA vendió divisas en la primera semana de octubre. En la primera semana de octubre el BCRA registró ventas por USD 176 M en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) tras vender USD 91 M el pasado viernes, el mayor monto desde el 11 de agosto, el último día hábil antes de las PASO. De este modo, las reservas brutas continúan algo por encima de USD 26.000 M y las netas -sin DEGs- volvieron a perforar los USD 7.000 M.

 

Dólares diferenciales. En el marco de engrosar la disponibilidad de divisas, el gobierno oficializó el dólar “Vaca Muerta” incorporando posiciones arancelarias que generaron exportaciones en 2022 por casi USD 6.500 M en 2022 (7,3% de las exportaciones totales) al Programa de Incremento Exportador. Tal como sucede con el “dólar soja”, los exportadores tienen que liquidar el 75% de las divisas correspondientes a sus exportaciones a través del MULC y el 25% restante deberán liquidarlo al tipo de cambio implícito en los activos financieros. En esta línea, durante la semana pasada se anunció que hoy entraría en vigencia el “Dólar Pyme”, con las mismas características, destinado a incorporar las exportaciones de pequeñas y medianas empresas.

Agro. La semana pasada se dieron a conocer dos datos importantes. Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la siembra de maíz (y también de girasol) se encuentra retrasada respecto al promedio de las últimas cinco campañas debido a la falta de humedad sobre el suelo en gran parte del área agrícola. Por otro lado, el organismo también informó que proyecta una superficie destinada a la siembra de soja que alcanzaría las 17,1 M de hectáreas para la campaña 2023/24, (+5,6% que el presente ciclo y 2,3% superior al promedio de las últimas cinco campañas) proyectándose una producción de 50 M de toneladas (+138,1% i.a.), la segunda más alta de los últimos cinco años. Todo esto se da en un contexto en el que los futuros de la soja en Chicago están en los niveles más bajos desde diciembre de 2021, debido a la mejora de las señales para la cosecha estadounidense y a que el rápido inicio de la siembra en Brasil generó presión sobre la oferta.

Industria y Construcción. Según INDEC, en agosto la industria mostró una caída del 3,1% i.a., con la novedad de que creció 0,5% en términos desestacionalizados-. Vale recordar que agosto no sólo tuvo la devaluación sino también el pleno impacto del impuesto PAIS a importaciones colocado a fines de julio, reflejando que este tipo de medidas tienden a impactar más en la nominalidad de la economía que en la actividad, ya que este incremento de costos es trasladado a precios. Por su parte, la construcción mostró una caída del 3,0% i.a. en el octavo mes del año y con la contracción 1,2% en términos desestacionalizados, acumula una baja de 2,7% i.a. en lo que va del año.

RADAR SEMANAL

Datos. El principal dato de la semana será la inflación de septiembre que INDEC publicará el jueves, la cual se espera se mantenga en los dos dígitos. Ese día también se lanzará una actualización del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) y se publicarán los datos de una nueva licitación del Tesoro. Por su parte, hoy el BCRA publicará su Informe de Política Monetaria (IPOM). En el ámbito internacional, esta jornada se publicarán los datos de Focus de Brasil, mientras que mañana el FMI dará a conocer su informe de Perspectivas Económicas Mundiales (WEO, por sus siglas en inglés). También el jueves se publicará la inflación de Estados Unidos, insumo clave que el mercado espera en función de las expectativas de lo que realice la FED con la tasa de interés.

 

¿A qué estar atentos? A medida que nos acercamos a las elecciones, se espera que se siga incrementando el apetito dolarizador, por lo que a lo largo de la semana seguiremos monitoreando la dinámica de los dólares paralelos y si el BCRA logra revertir el rojo de la primera semana de octubre de la mano de las liquidaciones, ya no solo del agro, sino también del sector petrolero y Pyme. En este sentido, se espera que el presidente viaje a China para conseguir una ampliación del swap que permita engrosar las reservas del BCRA. En el ámbito global, lo sucedido el fin de semana en Israel nos obliga a poner un ojo en la eventual escalada del conflicto y las consecuencias para la economía global y precios de commodities.