La dinámica legislativa estará condicionada por el contexto electoral

La actividad legislativa siempre se ve resentida en los años electorales. Ello se puede corroborar viendo los registros de actividad legislativa históricos, donde el promedio de leyes sancionadas se reduce de 133 en años no electorales, a 115 en los años electorales. Esa actividad se verá aún más resentida en este particular 2019 por dos motivos: 1) un calendario electoral muy cargado de elecciones provinciales a lo largo del todo el año, y 2) la incertidumbre electoral presidencial, que no deja ver con claridad quién gobernará el país a partir del 10 de diciembre.

Claramente habrá temas que no podrán ser discutidos en el año electoral, y entre ellos destaca la despenalización del aborto. El nivel de conflictividad que generó el debate durante el año pasado llevó a todos los espacios a preferir evitar el tema este año electoral para no agregarle tensión al interior de los diferentes partidos, en momentos en los que están compitiendo en elecciones. Algo parecido pasaría con el debate del Nuevo Código Penal, que el oficialismo ya tiene redactado y que debería ser discutido en el Congreso para su aprobación final.

Hay otros temas que también tiene una suerte de veda en momentos electorales, como todo tipo de Reforma Electoral que pretenda modificar las reglas de juego (voto electrónico y lista única).

La dinámica legislativa estará condicionada por el contexto electoral y por la instancia de minoría del oficialismo en el Congreso. Estas dos condiciones hacen prever que solo prosperarán aquellos proyectos con un  sentido más electoralista (medidas para Pymes, beneficios impositivos, Régimen Penal Juvenil, etc.).

El riesgo con el que convivirá el oficialismo es que, por no tener total control de lo que se debata y se apruebe en el recinto, cada vez que quiera avanzar con la sanción de una ley, deberá mensurar el riesgo de facilitarle a la oposición un escenario propicio (el recinto) para hacer campaña contra el Gobierno o aprobar medidas que el oficialismo luego tenga que vetar.

La situación económica condiciona cada vez más la reelección

Los niveles de popularidad del Gobierno en el peor momento del ciclo

Sin dudas este comienzo de 2019 marcó para todo el ciclo de Cambiemos el peor momento en materia de opinión pública. A esta situación se llegó luego de un proceso de deterioro que comenzó en noviembre de 2017, luego del triunfo de Cambiemos en la elección de medio término, y que solo tuvo una ventana de recuperación entre octubre-diciembre del año pasado, luego de la Cumbre del G-20 y de un diciembre tranquilo y con estabilidad financiera. El peor derrumbe se registró en la Imagen de Gobierno, con una caída de 26 p.p. en la imagen positiva, que cayó a menos de la mitad del valor de noviembre 2017.

La imagen de Mauricio Macri tampoco estuvo indemne a la crisis económica de 2018 y al deterioro general que sufrió el Gobierno luego del triunfo en 2017. La imagen positiva del Presidente cayó 23 p.p. desde noviembre de 2017, lo que lo dejó con un diferencial negativo de imagen de -21,9%.

Pero el deterioro no solo estuvo asociado al Gobierno y a la imagen de los dirigentes del oficialismo, sino que también se deprimieron las expectativas, tanto sobre el futuro del país, como sobre el futuro personal. Respecto del país, los que ven con optimismo el futuro se redujeron 18,2 p.p. Por su parte, los que creen que su situación personal va a mejorar en el futuro, que ya eran menos del 40% en noviembre de 2017, cayeron 14,4 p.p. siendo hoy solamente 1 de cada 5 encuestados a nivel nacional.

En definitiva, no hay indicador que no esté, a menos de 6 meses de las Primarias y a menos de 9 meses de la Elección General, en el peor momento del ciclo de Cambiemos.

A pesar de la crisis, el voto al oficialismo resiste por encima del 30%

A pesar del deterioro sufrido por el oficialismo en materia de opinión pública y de la continuidad de un escenario de crisis económica que viene socavando la popularidad del Gobierno, no deja de sorprender que las tendencias electorales vienen mostrando cierta estabilidad, sobre todo por el lado de la intención de voto al oficialismo, que si bien pierde casi 5 puntos desde julio 2018, en los últimos 7 meses el voto al oficialismo no cayó más de 2%, un registro que se mantiene en el margen de error muestral.

Esta suerte de resistencia del voto oficialista puede ser explicada por dos motivos: 1) una identidad muy fuerte entre Cambiemos y su electorado que no se ve alterada por la situación económica; 2) la ausencia de un candidato/espacio alternativo para ese electorado. Muy probablemente concluyamos que es más lo segundo que lo primero lo que retiene a los votantes de Cambiemos, que cuando ven el escenario electoral, ven que aquello que más rechazan y que los identifica como un electorado homogéneo, la figura de CFK, aparece como la alternativa más competitiva y con chances de volver al poder. Mientras la amenaza de CFK permanezca en el escenario, muy probablemente el electorado de Cambiemos no se mueva de donde está, sobre todo si no aparece otra alternativa competitiva que ofrezca garantías a ese electorado de una mejor defensa contra Cristina Kirchner.

¿Hay alguien que pueda ser una amenaza en ese sentido para el oficialismo? Debería ser alguien que reúna dos condiciones: 1) que esté en condiciones de ganarle a CFK; y 2) que exprese con claridad una diferenciación de CFK para darle garantías al electorado de Cambiemos que cambiaran de vehículo para defenderse de un regreso del kirchenrismo al poder. ¿Hay alguien que reúna esas condiciones? Hasta la aparición de Lavagna no. Pero a Lavagna todavía le falta cumplir en pleno las dos condiciones.

Crece la presión en la CGT para anunciar el 5to paro nacional contra Macri

El reclamo “hagan algo” de un trabajador de la UOCRA a Mauricio Macri en un acto que realizaba el Presidente en la Ciudad de Buenos Aires, pareció no solo describir el drama que atraviesan los trabajadores por la situación económica, sino también la falta de canalización de esa demanda que se observa en una dirigencia sindical que ha venido conteniendo la conflictividad sindical más que promoviéndola.

Un ejemplo de ello se pudo ver esta semana, cuando la reunión del Consejo Directivo de la CGT, que iba a evaluar la situación económica y posibles medidas de fuerza, fue suspendida, logrando esquivar una vez más la presión para la convocatoria a un nuevo Paro Nacional.

El Gobierno no se ha quedado con los brazos cruzados y ha venido colaborando para contener los niveles de conflictividad sindical. En noviembre pasado logró desactivar una medida de fuerza de la CGT con el otorgamiento de un bono de $ 5.000 para todos los trabajadores del sector privado. Ahora, acaba de adelantar el aumento previsto para junio próximo en el Salario Mínimo Vital y Móvil a marzo, al tiempo que incrementó los montos correspondientes a la prestación por desempleo.

Lo paradójico es que el contexto electoral hace más difícil la convocatoria a un Paro Nacional para la dirigencia sindical que aún permanece en la conducción de la CGT. Y es que entre los sectores dialoguistas, prevalece la idea de que si se promueve una medida de fuerza, a ella se terminarán plegando los sectores más combativos que ya abiertamente actúan en apoyo de la candidatura de Cristina F. de Kirchner, y quienes buscarán capitalizar políticamente la protesta.

El Gobierno sabe que el desafío del sindicalismo para contener la conflictividad es complejo en un contexto económico delicado, y por ello seguirá privilegiando la relación con el sector más estratégico a la hora de definir la efectividad de una medida de fuerza: el sector del transporte. Para lograr ese objetivo, el Ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, compartió una cena días atrás con la cúpula de la CATT (Confederación Argentina de los Trabajadores del Transporte) donde recogió demandas específicas del sector, que se describen a continuación.

Demandas del Sector de Transporte:

  • Reclamo por el impacto de Ganancias en el Sector de trabajadores del Transporte.
  • Preocupación por una eventual Reforma Laboral a discutirse en el Congreso (el Ministro lo descartó).
  • Impacto de los tarifazos en el salario de los trabajadores del sector.
  • Rechazo a cambios que impulsa, Carolina Stanley, en Regímenes Diferenciales laborales del Sector.
  • Reclamos por la continuidad de inversiones ferroviarias.
  • La inseguridad que sufren los trabajadores del sector del Transporte Automotor.
  • Preocupación por el avance en la informalidad laboral en el sector (se citó el caso de UBER)
  • La preocupación por el aval del Gobierno a inscripciones gremiales funcionales a las empresas Aeronáuticas (gremios por empresa).

En 2018 crecieron los canales de menor desembolso

Los canales de menor desembolso -autoservicios, almacenes, entre otros-, son los únicos que crecieron (un 5% en volumen en promedio) desde la incorporación de hogares, y la compra de productos a “Granel” sigue ganando adeptos en las categorías básicas de cuidado del hogar -jabón para la ropa, suavizantes, lavandinas, limpiadores y lavavajilla-, según se desprende del análisis Consumer Insights que realiza trimestralmente Kantar Worldpanel.

Los canales ganadores del 2018 fueron: Autoservicios, Almacenes, Farmacias y Perfumerías, que poseen un rango de ticket de 260 a 400 pesos (en productos de la canasta básica) que representa un 60% menos en relación al desembolso que los hogares hacen en grandes superficies y mayoristas. “Esto nos habla de un consumidor altamente racional que controla y cuida su presupuesto”, afirmó Joaquín Oría, Shopper Behaviour Manager de Kantar Worldpanel.

Fenómeno Granel:

El canal de venta “todo suelto” es uno de los más beneficiados en el contexto actual, principalmente desde categorías básicas de cuidado de la ropa y del hogar: jabón para ropa, suavizantes, lavandinas, limpiadores y lavavajillas son categorías donde el canal maneja un precio por litro un 50% más bajo con respecto a la media del mercado.

Este diferencial le permitió ampliar su base de compradores, y en 2018, uno de cada 10 hogares que compró artículos de cuidado de la ropa y lavandinas lo hizo vía granel.

¿Cómo es el comprador actual?

1) Omni-Shopper:

Los hogares recorren distintos puntos de venta con el objetivo de encontrar los mejores precios. “Con una estructura de canales cada vez más fragmentada, resuelven sus compras visitando entre tres y cuatro canales. Por ejemplo: compran artículos de cuidado personal en las perfumerías, productos de cuidado del hogar en tiendas de limpieza, alimentos no perecederos –como arroz, azúcar y pastas- en el mayorista y los de reposición más frecuente en autoservicios, almacenes o discounts”, explicó Oría.

2) Marcas propias:

Ganando cada vez más terreno en góndolas y ahora en las alacenas de las familias argentinas, las marcas propias se convirtieron en una alternativa atractiva principalmente para categorías básicas de alimentos -destacando tomatados y conservas-, y productos de celulosa – rollos de cocina, papel higiénico, y servilletas-.

3) Promociones:

Un cuarto de las compras realizadas en las cadenas de supermercados son bajo algún tipo de promoción. Esta acción si bien atrae shoppers, no logran compensar al resto de las compras en hipermercados y supermercados y el saldo total resulta negativo.

VIDEO | El BCRA reaccionó a la turbulencia cambiaria

La suba del dólar alcanzó un pico a mediados de la semana, pero el BCRA revirtió la tendencia con fuerte suba de tasas y ventas en el mercado de futuros. Además, la inflación se acelera en febrero por salto del precio de la carne y tarifas. Por último, culmina la misión del FMI que destrabaría desembolsos por más de USD 10.000 millones en marzo.

 

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El juego de las sillas, versión Congreso

A pesar de no tener expectativas de un gran triunfo en la elección de octubre, Cambiemos no tiene grandes desafíos para mantener su poder en el Congreso: debe renovar el 42% de sus bancas de Diputados y solo el 16% de sus bancas en el Senado.

La renovación legislativa que se producirá con la elección presidencial en octubre próximo se ha vuelto casi tan crítica como la propia elección del Poder Ejecutivo, ya que los desafíos que deberá enfrentar el próximo Gobierno (que podría ser el actual), requerirán de fortalezas parlamentarias para avanzar en las reformas que se deberán encarar para concluir el proceso de corrección de los desequilibrios acumulados que provocaron la actual crisis económica. Reforma Laboral, Reforma Previsional o una nueva Reforma Impositiva podrían ser parte de los desafíos a encarar.

En un contexto donde ninguna fuerza política podrá lograr controlar el Congreso con el resultado electoral, cada fuerza enfrenta desafíos distintos. Cambiemos enfrenta el desafío de renovar solo el 42% de sus bancas. Si bien no es un número importante, no proyectamos que pueda mejorar mucho su situación actual en el Congreso, viéndose obligado a seguir negociando. El FPV, por su parte, deberá renovar el 59% de sus bancas (39 de 66). Si bien el desafío es importante, también es cierto que las proyecciones electorales de una eventual candidatura de CFK lo pueden acercar a ese objetivo. Argentina Federal deberá renovar casi el 50% de sus bancas, un desafío cumplible, pero que dependerá en gran medida de qué candidatura irán colgados los candidatos de los Gobernadores peronistas. Finalmente el desafío más grande es del bloque del Frente Renovador, que pone en juego el 80% de sus bancas. Aunque vale aclarar que los días de este bloque parecieran contados, y muy probablemente esta bancada termine fusionándose con la del peronismo no kirchnerista.

En el Senado, Cambiemos tiene mucho terreno por ganar, ya que solo renueva 4 de sus 25 Senadores. Con una modesta performance, podría mejorar su poder en la Cámara Alta. El FPV, el bloque de Cristina Kirchner, deberá renovar 3 de sus 9 bancas. Muy probablemente logre mejorar esa marca si finalmente la ex presidenta es candidata y logra colar sus candidatos en las listas. Por el lado del bloque Argentina Federal está el mayor desafío, ya que deberá renovar 7 de sus 24 bancas y dependerá, al igual que en Diputados, de quién vayan colgados los candidatos a Senadores en las provincias que renuevan para saber si podrá retener espacios de poder.

Lo que queda claro es que la decisión que tomen los gobernadores del peronismo en junio, respecto de qué candidato nacional colgar sus candidatos, puede ser clave para entender qué Congreso podemos tener a partir de 2020. De ello dependerá en gran medida la posibilidad de que tanto CFK como el Peronismo no K puedan conservar sus espacios de poder en el Congreso. Y de los entendimientos que pueda haber entre CFK y el resto del peronismo, dependerá exclusivamente la posibilidad de que tengamos un Congreso bajo control de un espacio político o si seguiremos teniendo un Congreso dividido con tendencia a la paralización o a la baja productividad.

VIDEO | Se frenó la baja de la inflación (¿y de las tasas?)

El dato oficial de enero 2019 confirma lo anticipado: se frenó la baja de la inflación. El recorte de la tasa de referencia del Banco Central también se desacelera y el dólar vuelve a la zona de no intervención. La fuerte suba de jubilaciones y planes sociales (marzo y junio), garantizan una mejora real de ingresos en el primer semestre del año.

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El consumo masivo cayó por tercer año consecutivo

El consumo masivo cayó un 4% en el último trimestre del año pasado -con respecto al mismo periodo del 2017-, marcando una caída anual de un 1% en 2018, según se desprende del análisis Consumer Insights que realiza trimestralmente Kantar Worldpanel.

“El año 2018 fue uno más de contracción para el consumo, que acumula así tres años a la baja. La caída que empezó en el tercer trimestre se acentuó en los últimos meses, donde el 66% de las categorías de consumo masivo medidas registró una evolución negativa en volumen, acompañada de una significativa aceleración de precios”, sostuvo Federico Filipponi, Director Comercial de Kantar Worldpanel.

Estirar la recompra de categorías sigue siendo la principal respuesta de los hogares en este contexto adverso, además de elegir marcas más económicas y hacer uso intensivo de las promociones. “Los hogares no quieren abandonar productos. Antes de irse de una categoría prefieren estiran su uso, cambiar a una marca más económica, o ir al punto de venta el día de la promoción”, explicó Filipponi.

Las terceras marcas -de bajo precio- acumulan seis trimestres consecutivos de crecimiento. Mientras las primeras marcas caen en todos los sectores -principalmente en Refrigerados/Congelados y Bebidas-. “Pese al escenario, algunas marcas lograron crecer apalancadas en distintos ejes: desarrollo de nuevos momentos u ocasiones de consumo, moviendo la marca a nuevas categorías, y un constante posicionamiento de precio por debajo de la media, comunicándolo de forma clara”, declaró Filipponi.

Proyección consumo 2019

Para este 2019 proyectamos -junto con Ecolatina- una nueva contracción del consumo, de 1,5% negativo, como resultado de un primer semestre con variaciones negativas: 6,2% y 3,1% para el primer y segundo trimestre respectivamente y una leve recuperación de un 1,2% que llegaría hacia el tercer trimestre del año. “En los primeros meses del año el escenario será muy parecido al de finales de 2018: un comprador que estira la recompra todo lo que puede, que cambia de marca en aquellas categorías donde considera que lo que pierde en calidad y/o experiencia al hacerlo vale menos que la diferencia de precio, y super atento a las promociones; podríamos ver además abandono de categorías, especialmente de aquellas prescindibles o de desembolso elevado. Recién en el tercer trimestre, con salarios que empiezan a ganar a la inflación, las primeras marcas mostrarán una leve recuperación”, concluyó Filipponi.

VIDEO | La mejora en el frente financiero aún no se traslada a la economía real

El tipo de cambio se encuentra estabilizado a la par de la baja del riesgo país y las tasas van en descenso, junto con un escenario internacional más benigno. Sin embargo, la actividad económica aún no encuentra piso y recién en el segundo trimestre empezaríamos a ver señales positivas.

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El próximo presidente deberá transitar un largo desfiladero

Entre abril de 2016 y abril 2018 la economía argentina transitó nuevamente un ciclo de atraso con endeudamiento externo. El proceso, que duró sólo dos años, culminó en un conocido “círculo vicioso”: salto cambiario, brote inflacionario, brusca recesión y dudas sobre el repago de la deuda pública en moneda extranjera.

La posibilidad de que las variables nominales ajusten junto con el abultado acceso al financiamiento del FMI, evitaron un colapso económico como el de fines de la Convertibilidad. Pero las dudas sobre un incumplimiento de la deuda pública persisten: el Tesoro Nacional perdió acceso al financiamiento externo y más del 80% de los servicios de la deuda pública en manos de privados y organismos financieros internacionales están denominados en moneda dura.

En el contexto actual de desconfianza la capacidad de “repago” de las acreencias del Estado se limita, en primer lugar, a la capacidad de la economía de alcanzar un superávit externo (es decir, consumir menos de lo que se produce). En segundo lugar, a que el sector público acumule excedentes en moneda local para comprarle al sector privado las divisas generadas. Y en tercer lugar, la economía necesita volver a crecer en el mediano plazo para alcanzar una trayectoria sostenible del ratio Deuda/PBI.

1) Generación de divisas comerciales

La corrección del atraso cambiario y el fuerte desplome de la actividad han reducido considerablemente el déficit externo. Sin embargo, el resultado de la Cuenta Corriente sigue siendo negativo: el superávit del intercambio de Bienes cubre el rojo de la cuenta Servicios pero no alcanza a compensar el elevado déficit de Rentas (pago de intereses y giro de utilidades). Más aún, si se produce una recuperación del nivel de actividad (poco probable en el corto plazo, pero vital en el mediano plazo), las importaciones repuntarían aumentando el desequilibrio externo.

En un contexto caracterizado por presión tributaria récord sobre el sector transable, dificultades para hacer roll-over de la deuda pública, estancamiento de la productividad y bajo stock de reservas netas, el nivel del Tipo de Cambio Real (en torno al promedio histórico) resulta insuficiente.

Dos factores descomprimen un poco el frente externo. En el corto plazo, las acreencias en manos del FMI crecerían en más de USD 50.000 millones y el stock en manos de privados bajaría en una cifra considerable, facilitándole al próximo presidente estirar los plazos de la deuda. Asimismo, en el mediano plazo Vaca Muerta permitiría que argentina recupere el autoabastecimiento energético.

2) Superávit Fiscal

El desafío fiscal que enfrenta el sector público es enorme. Este año el sector público Nacional tiene que alcanzar el equilibrio primario, lo cual es un esfuerzo mayúsculo teniendo en cuenta que en 2017 dicho rojo rozaba 4% del PBI, y que actualmente 60% del gasto primario ajusta -por Ley de movilidad jubilatoria- a la evolución pasada de la inflación y, en menor medida, a los salarios. De hecho, una necesaria política de desinflación implica expandir en términos reales dichas erogaciones.

A principios de 2018, el Ejecutivo concentró esfuerzos en recortar gastos (subsidios, salarios, seguridad social, gasto de capital y transferencias discrecionales), pero la profundización de la crisis y las exigencias del segundo acuerdo con el FMI llevaron al Ejecutivo a elevar la presión tributaria. El año que viene, el sector público nacional tendrá que conseguir un superávit primario de 1% del PBI en un contexto en el cual el margen para seguir bajando el gasto primario y/o subir impuestos será nulo.

Asimismo, sostener en 2021 el ahorro primario alcanzado será aún más difícil, ya que para dicho año se deberían eliminar los derechos de 3 y 4 $ por dólar exportado, el sector público Nacional no percibirá nada del 15% de la masa coparticipación que iba a ANSES, y la reforma tributaria estaría prácticamente implementada.

Vale destacar que, los saltos abruptos del tipo de cambio no afectan demasiado el resultado primario, pero elevan peligrosamente los servicios de la deuda pública, ya que la misma está denominada mayormente en moneda extranjera.

3) Crecimiento sostenido

Por último, pero no por ello menos importante, la economía argentina tiene que volver a crecer lo antes posible para facilitar la reducción del déficit fiscal y estabilizar el ratio Deuda/PBI. Esto requiere divisas, por lo que es clave que la expansión sea liderada por el sector transable para no volver a chocar con la restricción externa.

Para que esto suceda se necesita simultáneamente alcanzar un tipo de cambio real más alto e implementar mejoras de la competitividad no cambiaria, principalmente en materia laboral, educativa, logística, capacitación, infraestructura y tributaria.

El principal escollo en este plano es que ni Cambiemos ni el FMI cuenta con un plan de crecimiento de mediano plazo. Incluso siendo exitosos, los salvatajes del FMI tienden a deprimir la demanda interna (consumo e inversión) por varios años, por lo que en el mejor de los casos la recuperación sería lenta. Y no está claro si existe suficiente fortaleza política para aplicar medidas de ajuste durante mucho tiempo.

Conclusión: Políticas de Estado

La herencia económica que recibirá el próximo presidente electo será muy compleja: tendremos que atravesar exitosamente un largo desfiladero. La forma más segura de hacerlo, es buscando el consenso necesario para implementar políticas de Estado.

 

Esta nota es una versión resumida de la nota publicada en la Revista Noticias el 3 de febrero de 2019-