Sector Energético: ¿qué pasó en el 2020 y cómo será el 2021?

Derrumbe y recuperación de la demanda energética mundial y local

Según la IEA (International Energy Agency), en 2020 la demanda de energía mundial se desplomó un 5,3%, con un impacto del 8,5% en combustibles líquidos utilizados mayormente para el transporte y solo un 3,3% para el gas utilizado mayormente para generar energía eléctrica. La excepción fueron las renovables, con un crecimiento del 0,9%.

Con la fuerte recuperación en Asia del Covid y la aparición de las vacunas, esperamos que el consumo mundial se reponga firmemente en 2021. No estimamos que vuelva a niveles del 2019 por las restricciones al transporte general en Occidente y un adelantamiento de cambio cultural que nos lleva a trabajar más desde nuestras casas. Como dato interesante, a pesar de la crisis, la economía y la energía de China habrán crecido de todas formas en el año 2020: en el tercer trimestre su PBI ya creció un 4,9% frente al 2019.

En Argentina, con datos hasta octubre / noviembre, en el 2020 frente al 2019 acumulado, el consumo de combustibles líquidos se desmoronó un 19%, el de gas un 4% y el de energía eléctrica solamente un 1%. En un año electoral en el que ya se adelantó que los aumentos tarifarios serán mínimos, esperamos una recuperación en gas y energía eléctrica, pero no en líquidos, donde también vemos una tardanza en recuperar la movilidad (con aperturas y cierres hasta que la vacunación sea masiva) y menor transporte a los trabajos.

Desplome y ascenso de los precios internacionales del petróleo: volvió el barril criollo en Argentina, pero por poco tiempo

2020 va a ser recordado como el año en el que el WTI, marcador del precio de crudo de Estados Unidos por excelencia, tuvo una cotización negativa por la falta de lugar para almacenar el crudo que nadie demandaba. Los crudos internacionales bajaron de 60 dólares por barril a comienzo del año a 20 en abril, terminando el año en alrededor de 50 dólares, una gran recuperación.

Para el año 2021 creemos que el precio del crudo seguirá subiendo. Además de la recuperación de la demanda, la suspensión de enormes inversiones en upstream convencional y no convencional harán que la oferta sea menor, sumado a la cada vez más fuerte política de descarbonización, que hace que bancos y fondos dejen de invertir en proyectos de hidrocarburos.

En Argentina, en mayo volvió el Barril Criollo, que fijaba el precio local en 45 dólares por barril como piso. Sin embargo, duró poco porque el precio internacional se recuperó a los pocos meses. También se quitaron las retenciones para precios menores a 60 dólares por barril. Ya estamos acostumbrados que cuando baja fuerte el crudo en el mundo, se establece en nuestro país un precio sostén para mantener la actividad. Cuando sube abruptamente en el mundo, agregamos retenciones a las exportaciones para que no suba localmente. De esta manera, nuestro país actúa como un hedge natural frente a las fluctuaciones del precio de crudo, protegiendo a los consumidores o a las empresas, según el caso.

Para el año 2021, con una suba del precio de crudo, no imaginamos grandes variaciones en este sentido en las regulaciones de precios del upstream. Distinto será el caso del downstream, donde habrá mayores tensiones para subir los precios de las naftas y hacer más rentable la actividad de YPF frente a la señal inflacionaria en un año electoral.

Un nuevo plan argentino que contractualiza el gas a 4 años, subsidiado por el Estado

Con la producción de gas cayendo un 8% anualmente, nula inversión en perforación de este fluido en el 2020 y el precio bajando en los últimos 3 años (llegando en noviembre del 2020 a un valor un poco menor a los 2 USD/MMBTU), luego de anunciarlo desde marzo, en diciembre se efectuó la licitación para contractualizar el gas que consumen los usuarios domiciliarios, comerciales y las usinas eléctricas por los próximos 4 años.

La licitación permitió asegurar un piso de 100 MMm3/d de gas (70 para los residenciales/usinas eléctricas y 30 para el resto del mercado). Este es el volumen aproximado necesario para satisfacer el consumo de verano en Argentina (en invierno el consumo residencial se multiplica por 5). El precio promedio de la licitación fue de 3.5 USD/MMBTU, un 50% superior al precio de gas total del último año. La diferencia entre ese precio en dólares y las tarifas, se financiará con emisión monetaria.

Gracias a la gran participación en la licitación del Plan Gas (mucha alternativa no le quedaba a las empresas, porque se licitaba el 80% del mercado), creemos que se logrará con un volumen muy importante de inversiones que detendrá la caída de la producción, evitando importar gas masivamente.

Sin embargo, y como ocurrió en el invierno del 2020 -que se importó en julio el equivalente a 19 MMm3/d en líquidos-, se deberán importar líquidos o hasta se está considerando el retorno de otro barco regasificador en Bahía Blanca para evitar cortes de gas a la industria. Claro reflejo de la historia de un país al que le sobra el gas en el subsuelo, pero no logra la ejecución de un plan y políticas para poder exportarlo masivamente.

La producción hidrocarburífera local no logra recuperarse

La producción de petróleo está estancada hace seis meses en un 9% debajo de los valores prepandemia. Este valor es menor que la baja en el consumo (del 18%). La diferencia fue compensada por las exportaciones, que aumentaron en el año un 21% (la cuenca neuquina volvió a exportar crudo) y un aumento del stock. La falta de reactivación del consumo de líquidos, y en consecuencia de inversión, causó este amesetamiento de la producción.

Si el precio del crudo sigue recuperándose, debería volver la inversión, siempre y cuando la macroeconomía lo permita. En particular, muchas empresas se volcaron al gas con el Plan Gas y podrían no contar con suficientes fondos para reinvertir en crudo (está restringida la compra y remisión de divisas al exterior).
Por su parte, aa producción de gas nacional cayó 8%, y estimamos que no caerá más debido al precio atractivo del Plan Gas y sus altas penalidades por no cumplir los volúmenes establecidos.

Lógico desplome de la inversión mundial y local, pero con recuperación gradual

La inversión en energía en el mundo se desplomó un 18.3% en 2020 según la IEA, un valor casi 4 veces más grande que la demanda energética. En Argentina, en hidrocarburos upstream, las empresas habían estimado a principio del año una inversión de 5000 MMUSD, casi 30% menor a la del 2019. Con el avance de la pandemia, creemos que la inversión de máxima pudo haber alcanzado la mitad (2500 MMUSD). La perforación y fracturas llegaron a cero en abril, con una recuperación lenta para la perforación y muy buena para las fracturas, que en diciembre llegaron a niveles del 2019 (reactivación en áreas de gas).

Para el 2021 deberán suceder importantes inversiones en gas para lograr el compromiso del Plan Gas de al menos mantener durante todo el año la producción por empresa y cuenca del invierno del año 2020. En el crudo, dependerá de lo que pase con el precio y el costo de financiamiento. Los pozos de Vaca Muerta están teniendo cada día mejores resultados. En 2020, en los primeros diez meses de producción, los pozos de petróleo tuvieron un rendimiento un 25% superior que en el 2019 y un 100% que en el 2018, con ramas horizontales cada vez más largas y mayor cantidad de fracturas por pozo.

Las energías renovables son la excepción en el mundo y en Argentina

A pesar de las fuertes caídas de producción de energía, las renovables siguen ganando espacio, sumando eficiencias y bajando sus costos. En 2020 la producción de energías renovables creció 0.9% en el mundo y un impresionante 65.5% en la Argentina, llegando a representar en nuestro país un 12% de la energía generada en noviembre del 2020.

El boom de inversiones en renovables de los últimos años está dando sus frutos, a pesar de que muchos proyectos están parados por falta de financiamiento.

En el 2021, no creemos que estén las condiciones para aumentar fuertemente la capacidad en Argentina como sucedió en los años anteriores. Tampoco lo vemos como una prioridad en este momento para el Estado, con toda la problemática más compleja que tiene por delante.

Estamos finalmente en una nueva transición energética

Además de disminuir las emisiones de dióxido de carbono en casi un 7% por la parálisis, la pandemia del coronavirus parece habernos hecho conscientes que habitamos el mismo planeta y que todos podemos sufrir las consecuencias de tragedias globales.

De esta forma, además de los países (en particular China para el 2050), gran cantidad de empresas petroleras (en particular las europeas) se han convertido en energéticas y fijado objetivos de emisiones netas cero para las próximas décadas.

Estas transformaciones de empresas originalmente muy hidrocarburíferas a energéticas con gran foco en renovables, en muchos casos pueden estar incentivadas por fines políticos y de imagen pública, máxime con la fama del petróleo en franco deterioro. Más aún luego del triunfo de Biden, con una agenda mucho más verde que Trump. En un mundo con todavía un 85% de matriz energética vinculada al carbón (petróleo gas y carbón), ya no se habla de ir al gas más limpio que el carbón para generar energía eléctrica o movimiento de vehículos, sino directamente a los vehículos eléctricos o a la pila de hidrógeno.

En el transporte terrestre, marítimo o aéreo es donde el petróleo pareciera más difícil de reemplazar. El boom de Tesla con su increíble cotización de mercado parece estar marcando el camino.

En Argentina, con una matriz energética primaria todavía del 90% de hidrocarburos, va a ser difícil seguir ampliando las energías renovables, que requieren bajos costos de financiamiento y libertad en las importaciones de paneles o molinos competitivos producidos mayormente en China, que requieren divisas.

La energía seguirá supeditada a la macroeconomía del país

Con la sensación de que está comenzando la segunda ola de la pandemia, parece no haber lugar para una macroeconomía más amigable con las inversiones, sino más bien unan postura de pisar las tarifas, cuidar que no salgan los dólares y que no se espiralice la inflación y devaluación.

De esta forma, no vislumbramos la llegada de inversiones importantes en el sector, sino la reinversión de las utilidades de las empresas. También podría haber algunas compras de activos, ya sea motorizadas por decisiones políticas o por los valores tan bajos de cotizaciones de las acciones argentinas.

Informe Mensual Energético

En la edición de diciembre de nuestro Informe Mensual Energético analizamos los principales temas de coyuntura en hidrocarburos y las perspectivas del sector. Compartimos aquí un extracto de nuestro resumen de indicadores, publicado en el informe mensual para suscriptores.

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En la edición de octubre de nuestro Informe Mensual Energético analizamos los principales temas de coyuntura en hidrocarburos y las perspectivas del sector. Compartimos aquí un extracto de nuestro resumen de indicadores.

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Monitor de Crisis

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En la edición de junio de nuestro Informe Mensual Energético analizamos los principales temas de coyuntura en hidrocarburos, como ser:

– El decreto del Barril Criollo.

– El impacto de la caída en la movilidad vehicular sobre el consumo de combustibles líquidos.

– Las declaraciones de los principales funcionarios, empresarios y sindicatos del sector.

– Las evolución de la producción de petróleo y gas, la actividad de perforación de pozos y las etapas de fracturas no convencionales, la cantidad de equipos de perforación activos, la oferta y demanda de subproductos de Oil & Gas y la evolución de los precios, entre muchas otras cosas.

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Petróleo en época de Coronavirus: consumo, precios y expectativas

Consumo de combustibles

Según la información de la Secretaría de Energía, en marzo las ventas de gasoil, naftas y jetoil disminuyeron un 14%, 32% y 42% respectivamente frente al mes anterior. Tiene sentido que el combustible más afectado haya sido el jetoil que utilizan los aviones, el menos afectado el gasoil que usan los camiones y cosechadoras y en el medio las naftas que usan los automóviles. Al fin y al cabo, aunque se cancelaron los vuelos, alimentarse es una necesidad básica y la mercadería se transporta en vehículos pesados. Si tenemos en cuenta que los vuelos se suspendieron el 17 de marzo y la cuarentena general comenzó el 20 del mismo mes, suponiendo el mismo consumo diario que febrero para los combustibles durante los días previos al parate, podemos calcular el consumo para los días afectados y así proyectar los números de abril (no disponibles todavía). La caída de abril frente a febrero sería de: 36% para el gasoil, 84% para las naftas y 86% para el jetoil. Para tener una idea, si seleccionamos el mes de menor consumo del 2002 y lo comparamos con el de mayor del 2001, las caídas son del 22%, 32% y 44% respectivamente. O sea, en la crisis del 2001, las caídas de consumo fueron aproximadamente la mitad que ahora y en un período más largo de tiempo.

¿Cómo se podría recuperar el consumo? Como se ve en el gráfico, suponiendo levantamientos parciales de la cuarentena en mayo y junio, podríamos tener una recuperación parcial rápida y luego paulatina, llegando a volúmenes cercanos a los originales para fin de año para el gasoil y las naftas. Para el jetoil, si tuviéramos un levantamiento en octubre, recién en diciembre podríamos llegar a la mitad del consumo original. O sea, la situación es muy delicada.

Precios internacionales y locales del crudo

Si observamos los precios locales e internacionales del crudo, también tenemos caídas muy fuertes. En marzo, el WTI y el Brent promedio estuvieron alrededor de los 30 dólares, mientras que en Argentina el Escalante y Medanito estuvieron alrededor de los 40 (las importaciones están cerradas y el precio de surtidor fijado). El promedio del precio para abril del WTI y el Brent fue un poco menor a 20 USD. A pesar de estos precios bajos, el mercado internacional está acostumbrado a grandes fluctuaciones.

Dada la expectativa de una pronto recuperación de la demanda, vemos una curva de precios futuros con gran pendiente positiva (contango, valores al 5 de mayo) que llega a valores de 40 entre 2022 y 2024.

Panorama Local

En Argentina, en marzo la producción de petróleo crudo no disminuyó en relación a febrero. El volumen producido y no refinado ni vendido como subproductos (gasoil, naftas o jetoil; ver primer párrafo) se stockeó. Sin embargo, y dado al debilitamiento de la demanda y precios locales e internacionales de exportación, en abril se cerraron pozos y la producción podría ser menor a 200 mil barriles. Por la cuarentena, no se realizaron ni perforaciones ni fracturas no convencionales. Cesaron sus actividades tres refinerías. La crisis en la cadena de valor de proveedores es asfixiante, con suspensiones de personal.

Desde agosto del año 2019, previo al Coronavirus, ya estábamos ante un panorama complicado para la industria hidrocarburífera por la crisis financiera local y la caída de precios internacionales. Estos hechos ya ponían gran incertidumbre en el desarrollo de la estrella Vaca Muerta, que venía creciendo fuertemente en los dos años previos. En marzo, el petróleo proveniente de esta formación ya representaba un 25% de la producción local. Pero para continuar su explotación masiva de inversión constante requiere un precio mínimo de 40 dólares por barril.

Aunque es difícil imaginar el futuro en medio de una crisis de demanda inédita y mientras se negocia la restructuración de la deuda soberana, es menester hacerlo. Las empresas y el personal que brindan servicios a la industria están en una situación muy riesgosa. Deben volver a trabajar apenas se recupere la demanda. El mercado petrolero internacional se mueve rápido y mira el largo plazo. Sus precios futuros ya reaccionaron. No hay tiempo que perder. Además de un mecanismo de precio que atenúe las bajas y las alzas, teniendo en cuenta a la industria, al consumidor y a los estados provinciales y nacionales, es imprescindible asegurar condiciones de estabilidad financiera para asegurar inversión y desarrollo en la mayor promesa argentina. Ganaríamos valioso tiempo para cuando el virus sea historia.

 

Esta nota fue publicada en El Cronista el 8 de mayo de 2020

(https://www.cronista.com/columnistas/Petroleo-en-epoca-de-coronavirus-consumo-precios-y-expectativas-20200507-0044.html)

La novela de la deuda: ¿rumbo a una tragedia o a una comedia?

El inicio de la negociación

Luego de algunos meses de suspenso, el Gobierno Nacional presentó su primera propuesta para reestructurar poco menos de USD 67.000 millones de vencimientos de capital pendientes de deuda pública ley extranjera. Si bien este monto representa solo un 40% del total de las acreencias relevantes del Tesoro Nacional (excluyendo pasivos intra-sector público), dado que es la porción más conflictiva de los compromisos, podemos decir que recién ahora comenzó oficialmente el proceso de reestructuración de la deuda.

Anteriormente se habían reperfilado en distintas oportunidades bonos y letras en pesos y dólares emitidos bajo ley argentina. Sin embargo, la negociación que comenzó ahora será mucho más compleja: por cuestiones legales, no se puede reprogramar la deuda de manera unilateral, tal como se vino haciendo hasta ahora, sino que es necesario el consentimiento de los tenedores.

Dicho esto, falta mencionar una porción no menor de la deuda relevante: aquella comprometida con Organismos Financieros Internacionales y el Club de París.  El préstamo con el Fondo Monetario Internacional implicará elevadas devoluciones netas recién a partir de la segunda mitad de 2021, mientras que los vencimientos más urgentes son con el Club de París (USD 2.100 millones en mayo). Aunque este tipo de acreedores no suele aceptar quitas, sería relativamente sencillo descomprimir este frente si el gobierno lograra acordar con privados.

El nudo de la negociación

La propuesta oficializada el 17 de abril incluye: i) un plazo de gracia de tres años, hasta 2023, para el pago de capital e intereses, sin capitalización de estos últimos; ii) una quita promedio del 5,4% para el capital adeudado y del 62% para los intereses a pagar; y iii) se comenzaría abonando un cupón de 0,5% en 2023 para luego aumentarlo gradualmente hasta llegar a un máximo de 4,75% en 2027. Con estos números, la tasa ponderada a lo largo de la curva sería de sólo 2,33%.

Cabe destacar que para determinar la quita efectiva será necesario precisar la exit yield que tendrán estos bonos una vez emitidos. Hasta que los mismos no se puedan operar en el mercado, la misma es “opinable”: el gobierno plantea que la tasa de descuento será menor a la postulada por los bonistas (6% vs 12%, respectivamente) y, por lo tanto, que el recorte sería menos agresivo. Aunque no se puede saber con certeza cómo reaccionará el mercado, lo más probable es que la tasa de salida efectiva sea un intermedio entre ambas posturas.

En la tabla a continuación, calculamos el Valor Presente Neto de los nuevos bonos ofrecidos según diversas eyit yield (que van del 4% al 12%) para que el lector pueda observar cómo varía el valor de la propuesta según la tasa de descuento escogida. Lamentablemente, si los acreedores perciben como lo más probable un 12%, la oferta no mejora la situación actual de los tenedores.

En otro orden, el tratamiento no será el mismo entre los distintos títulos vigentes. Por caso, aquellos emitidos en la reestructuración de 2005 y 2010 sufrirían menores quitas de capital para evitar “reestructurar sobre lo reestructurado”. En la misma línea, los bonos que poseen Cláusulas de Acción Colectiva (CAC) más exigentes -necesitan un mayor porcentaje de aceptación para hacer extensiva la reestructuración a todos los tenedores del bono- también recibirían un mejor tratamiento, ya que en este caso cada voto negativo “pesa más”.

Además, se fijaron topes máximos al total emitido de los bonos que vencen en 2030 (USD 11.400 millones y EUR 3.200 millones) y en 2036 (USD 20.700 millones y EUR 2.700 millones). En cambio, en los bonos más largos, a 2039, 2043 y 2047, se emitirá todo lo que se demande. Asimismo, se establecieron prioridades para elegir por qué título se canjea, conforme qué bonos tuviera el acreedor. En este sentido, los primeros lugares se reservaron para quienes reciban los títulos que sufran las mayores quitas o tengan las CACs más altas. Con este tratamiento diferencial se busca lograr un “sí rápido” de los acreedores, ya que, si un tenedor fuera arrastrado por CAC y se completara el cupo de los cortos, no podría elegir y debería ir obligatoriamente al tramo más largo de la curva -casualmente, los que tendrán los menores precios de mercado el día posterior a la emisión y, por lo tanto, el costo de salida más alto-.

El desenlace de la negociación de la deuda extranjera

Conforme a los trascendidos de prensa, los acreedores privados no aceptarían esta oferta. Sin embargo, es menos agresiva que la que se esperaba. Por lo tanto, se vislumbra una mayor predisposición del Gobierno Nacional para negociar. En este sentido, que la oferta venza a los 20 días de presentada -es decir, el 7 de mayo-, cuando todavía restarían dos semanas para que nuestro país pudiera entrar en default (si no se pagan los próximos vencimientos ley extranjera, el 22 de mayo Argentina caería en cesación de pagos), le da al Palacio de Hacienda tiempo para elaborar una propuesta más tentadora que la actual para terminar de acercar posiciones. Veamos entonces cómo podrá seguir esta película.

El próximo 22 de abril vencen USD 500 millones de intereses de los bonos Globales 21, 24 y 26. Al momento, descontamos que el gobierno no hará el pago en esa fecha, para poder seguir negociando. Por el prospecto de dichos bonos, el Tesoro Nacional tiene 30 días de gracia para regularizar su situación antes de entrar en cesación de pagos -algo similar a lo que sucedió en enero y febrero de este año con el BP21 de la Provincia de Buenos Aires-.

La primera encrucijada será el 7 de mayo. Si esta oferta lanzada fuera aceptada, el Estado Nacional habrá logrado un canje exitoso de la deuda y mejorarían sustancialmente las alicaídas perspectivas de actividad, depreciación del peso e inflación. Caso contrario, que estimamos como lo más probable -algo similar a lo que sucedió con el BP21-, el Poder Ejecutivo podría lanzar una nueva propuesta. En este sentido, existiría un plazo de dos semanas hasta entrar en default (entre el 7/5 de rechazo y el 22/5 de fin de gracia) para que los acreedores evalúen la nueva oferta.

Si esta segunda propuesta fuera aceptada, estaríamos ante un canje exitoso de la deuda, mejorando las alicaídas perspectivas económicas. Sin embargo, si fuera rechazada quedarían dos últimas opciones: el gobierno podría pagar los USD 500 millones con Reservas -nuevamente, tal como hizo Kicillof en el caso del BP21- o caer en default.

En este caso, no se defaultearía solo estos bonos sino toda la deuda ley extranjera, por las cláusulas de cross default y acceleration explicadas en este informe. En este último escenario, empeorarían sustancialmente las perspectivas de actividad, depreciación del peso e inflación. Por el contrario, si el gobierno eligiera pagar cash y seguir negociando el desenlace se extendería.

Dicho esto, vale resaltar que un canje con los acreedores privados ley extranjera no terminaría con el problema de la deuda. Como ya mencionamos también habrá que reestructurar pasivos ley local y con organismos multilaterales de crédito (principalmente FMI).

En resumen, comenzó oficialmente el proceso de reestructuración de la deuda pública nacional y su desenlace marcará el curso de la economía argentina de los próximos largos años. Los griegos creían que había tragedia cuando el destino hacía a los hombres, y que había comedia cuando los hombres hacían a su destino. Esperemos que el gobierno y los acreedores acerquen sus pretensiones para cambiar un destino que parecía escrito de antemano: caso contrario, estaremos frente a una nueva “tragedia”.

Reporte Especial │ Covid-19 en Latam y respuesta de los gobiernos a la crisis

Descargá nuestro Reporte Especial “Covid-19 en Latam y respuesta de los gobiernos a la crisis” (acceso solo para usuarios Full o Corporate).

El reporte adjunto -elaborada por la alianza de consultoras internacional LAECO- incluye el análisis para Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela.

A continuación, el extracto de las medidas adoptadas en Argentina.

El país se encuentra en cuarentena obligatoria desde el 20 de marzo, exceptuando solo a ciertas actividades catalogadas de “esenciales”. En este sentido, el país fue pionero en implementar restricciones al movimiento de las personas apenas se confirmó la circulación local del Covid-19, priorizando la salud por sobre el funcionamiento de la economía. Al 10 de Abril, se registraron 1.890 infectados y 81 muertos.

¿Cuál ha sido la respuesta del gobierno en materia de política fiscal?

La situación de la economía argentina era muy compleja antes del shock: arrastraba dos años de inestabilidad cambiaria, inflación en la zona del 50% anual y recesión. Además, el sector público estaba en plena reestructuración de su deuda para evitar un Default. Por lo tanto, el espacio para realizar políticas expansivas es acotado. En este marco, se anunció el siguiente paquete fiscal:

Producto del agravamiento de la recesión que golpeará aún más a una alicaída recaudación, estimamos que el resultado primario cerraría con un déficit de por lo menos 2,5% del PBI este año, avanzando al menos 2 p.p. respecto de 2019, cuando alcanzó -0,4% del PBI.

¿Cuál ha sido la respuesta en materia de política monetaria?

Antes del shock del COVID 19, la morosidad del sector privado estaba en niveles récord de la última década. Para peor, la tasa de irregularidad de las empresas se había disparado, saltando de 3,1% en enero de 2019 a 7,8% en enero de 2020. Por lo tanto, el objetivo de la política monetaria es evitar la ruptura de la cadena de pagos local.

En este sentido, el gobierno anunció un programa de créditos para capital de trabajo (pago de sueldos, cancelación de deudas con proveedores, etc.) a una tasa subsidiada del 24% anual, significativamente por debajo de las proyecciones de inflación del mercado (41% para los próximos 12 meses). Por la delicada situación inflacionaria, y, no menor, una demanda de moneda local deprimida, este programa no se financiará con “nuevos pesos” sino con liberación de encajes de los bancos comerciales.

Vale destacar que más de un tercio de la economía argentina opera en la informalidad, sector que más está sufriendo el aislamiento social. Dado que opera con sujetos pasibles de crédito, el plan está orientado hacia las empresas “registradas”. En consecuencia, si bien el mismo podría ayudar a mitigar los efectos de la crisis en el agregado, no lograría atenuarla en los sectores más vulnerables.

¿Cuál ha sido la respuesta en materia de otras políticas (mercado laboral, sector externo, políticas sociales, etc)?

La situación social era delicada antes de la pandemia: la pobreza se ubicaba en la zona del 35% y los trabajadores informales orillan 40%. En este sentido, el gobierno anunció un bono de ARS 3.000 para beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo y jubilados que cobran el haber mínimo, se creó un Ingreso Familiar de Emergencia por un monto de ARS 10.000 para trabajadores informales y se eximió del pago de las contribuciones patronales a las empresas afectadas por la cuarentena, a la par que reforzó el seguro de desempleo, prohibió los despidos y suspensiones por 60 días y se encargará de pagar parte de los sueldos de PyMEs afectadas. Pese a que todas las medidas implementadas ayudarán a morigerar el impacto del Covid-19, el golpe sobre la economía y el frente social será igualmente duro.