Monitor Cambiario Semanal – El BCRA logra sostener las reservas en el arranque de 2023

Claves de la semana cambiaria

• Ingresos puntuales del viernes le permitieron al BCRA la mayor compra del año. La adquisición neta de divisas de la autoridad monetaria en el mercado cambiario sumó USD 219 M en la semana, acumulando una racha de 18 ruedas positivas. El registro se encontró bien por encima de los USD 60 M de la semana pasada. La clave de esta marcada suba no respondió a la dinámica habitual del MULC (las compras del resto de los días se venían moderando), sino a que este viernes ingresaron cerca de USD 200 M en concepto de préstamos destinados a inversiones en infraestructura provenientes de China, como había ocurrido en la última semana de diciembre. En la primera quincena se sumaron USD 280 M, superando el registro de las mismas ruedas de 2022, cuando había alcanzado USD 204 M).

•  La moderación inflacionaria que confirmó diciembre (IPC +5,1% m/m) es una buena noticia para el frente cambiario. Como comentamos en el informe semanal pronto a publicarse, una de las claves para preservar la “estabilidad” reciente reside en evitar nuevos shocks sobre en la nominalidad. Si la inflación se acelerara nuevamente el actual esquema de política económica volvería a verse presionado: el Gobierno podría responder imprimiéndole una mayor velocidad al ritmo de devaluación, lo cual retroalimentaría la dinámica de precios y el escenario ganaría inestabilidad; pero, por otra parte, convalidar un mayor atraso cambiario dificultaría aún más la capacidad de defender la paridad oficial y pondría en jaque la necesidad de acumular reservas.

• El crawling peg se estaciona en el 5% m/m. En línea con la moderación en los registros de inflación, en la segunda semana del año el BCRA siguió convalidando el menor ritmo de suba del dólar oficial desde agosto pasado, cayendo 1 p.p. respecto al 6% de diciembre. Esta moderación es consistente con la intención del equipo económico de ir disminuyendo paulatinamente la dinámica de la nominalidad de la economía, reduciendo las presiones de costos de empresas que se encuentran dentro de los acuerdos de precios. Sin corrección mediante, en 2023 el Gobierno seguirá administrando un atraso cambiario acumulado que seguirá atentando en contra de la meta de acumulación de reservas.

• De la mano del blue, la brecha cambiaria subió, pero sigue por debajo del 100%. Tras una primera semana del año en calma, los dólares financieros volvieron a trepar por encima del oficial. Por su parte, la reducida oferta que estaría mostrando el blue sigue impulsando su cotización hacia arriba, marcando nuevos máximos en moneda corriente y manteniéndose como el más caro entre los tres. De esta forma, la brecha con los tres dólares se situó en 94,2%, superando el 89,7% del primer viernes de 2023.

• Sin cambios en la tasa de política. En línea con nuestras proyecciones, tras la publicación del IPC de diciembre (+5,1 m/m), el directorio del BCRA mantuvo inalterada la tasa de política monetaria en TNA 75% (TEA 107%) a fin de “contribuir a la desaceleración gradual de la inflación en el mediano plazo, consolidando la estabilidad financiera y cambiaria”. Entendemos que la decisión muestra la prudencia de la autoridad monetaria a fin de minimizar los riesgos de estrés cambiario y/o en el mercado de la deuda en pesos, aguardando una consolidación de la baja en el ritmo de inflación en el tiempo. De esta forma, diciembre fue el segundo mes consecutivo con tasa real mensual positiva (1,1%, ex-post).

• Expectativas de devaluación se moderan al ritmo del menor crawling. La decisión del BCRA de convalidar un menor ritmo de devaluación, junto con la menor percepción de un salto abrupto en el tipo de cambio oficial viene enfriando las expectativas de devaluación que se observan a través de las tasas implícitas de los contratos de dólar futuro.

La presente es una síntesis del Monitor Cambiario, exclusivo para clientes Corporate. Para más detalles sobre nuestro view de cara a 2023 sugerimos leer nuestro próximo informe semanal.

Cerrando el frente externo: las importaciones como variable de ajuste

En los últimos años el intercambio comercial de bienes representó el principal flujo entrante de divisas a nuestro país. Concretamente, entre 2019 y 2021 el saldo comercial del ICA promedió un superávit de USD 14.400 millones. Tanto en 2019 como en 2020 tales resultados positivos se lograron en gran medida debido a una fuerte contracción de las importaciones frente al encarecimiento que generó el mayor tipo de cambio y al magro desempeño de una economía que se vio perjudicada en primera instancia por una abrupta devaluación (2018-19) y posteriormente por el impacto de una pandemia (2020).

Distinta fue la historia en 2021, donde la rápida recuperación de la economía impulsó un crecimiento del 50% i.a. en las importaciones, acercándolas a su promedio entre 2014 y 2018. Sin embargo, la recuperación de la economía mundial y los elevados precios internacionales les permitieron a las exportaciones alcanzar su mayor nivel de los últimos 9 años, camuflando el incremento en las compras externas.

Ya en 2022, el Gobierno se veía obligado a mantener un resultado comercial positivo, no sólo para poder cumplir con la meta de acumulación de reservas internacionales acordada con el FMI, sino también para incrementar el poder de fuego del BCRA para intervenir en el mercado cambiario y aplacar las expectativas de devaluación. Sin embargo, el atraso cambiario que comenzó a gestarse en 2021, un desempeño mayor al esperado en materia de actividad económica, un salto en los precios de la energía producto de la guerra en Europa y una brecha cambiaria persistiendo en niveles elevados le complejizaron aún más al Gobierno el desafío de acumular reservas, pese a contar con unas exportaciones en niveles récord (principalmente por efecto precio).

En este contexto, las autoridades decidieron restringir las importaciones en distintos momentos del año, utilizándolas como variable de ajuste para poder cerrar el frente externo sin la necesidad de convalidar una devaluación abrupta. Ahora bien, ¿se observa un impacto concreto en el nivel de importaciones? ¿hay rubros más afectados que otros? ¿continuarán las restricciones en 2023?

Las restricciones a las importaciones, ¿iguales para todos?

Durante el primer semestre de 2022 el crecimiento interanual de las importaciones de bienes prácticamente duplicó al de las exportaciones. Más allá del efecto precio generado por las repercusiones del conflicto bélico en Ucrania (se elevaron cerca de un 22% tanto los precios de las exportaciones como de las importaciones), fue la divergencia en cuanto a las cantidades lo que diferenció el desempeño de las compras y ventas con el exterior. Concretamente, mientras que el volumen de exportación creció menos de un 3% i.a. en la primera mitad del año, las cantidades importadas se incrementaron casi un 20% i.a.

Dentro de las compras al exterior se destacó el nivel de las importaciones energéticas, que casi se triplicaron durante la primera parte del año, no sólo por un notable incremento en los precios (+78% i.a.), sino también en las cantidades (+63% i.a.). No obstante, incluso si excluimos las compras de energía y combustible el crecimiento de las importaciones no energéticas en el acumulado hasta junio (+32% i.a.) fue superior al de las exportaciones (+26% i.a.).

Frente a este escenario, y ante el cumplimiento de una meta de reservas que lucía poco probable, las autoridades lanzaron una batería de medidas (entraron en vigor durante la última semana de junio) que apuntaron a postergar los pagos de las importaciones para reducir la demanda de divisas, lo cual ensanchó otra brecha menos difundida: la diferencia entre las importaciones devengadas (ICA-INDEC) y las efectivamente pagadas (MULC). Por consiguiente, según nuestras estimaciones, sólo durante el mes de junio la postergación de pagos trepó en USD 1.700 millones, representando la mitad del stock de deuda acumulado durante el primer semestre.

Como resultado, las importaciones comenzaron a evidenciar una desaceleración en su crecimiento interanual. Del mismo modo, las importaciones no energéticas, medidas de forma desestacionalizadas (s.e.), pasaron de promediar más de USD 5.900 millones durante los primeros nueve meses del año a menos de USD 5.300 millones entre octubre y noviembre.

Ahora bien, la caída en los valores de las importaciones no energéticas no tuvo como correlato una reducción en las cantidades importadas, sino que respondió en mayor medida a una disminución en los precios. Entre julio y octubre los volúmenes se ubicaron un 2% s.e. por encima de su promedio durante el primer semestre, y recién en noviembre mostraron una caída de apenas el 2% s.e. mensual.

Esta mayor estabilidad a la prevista fue clave para que el enfriamiento de la actividad económica en los últimos meses haya sido inferior al esperado al comienzo de las medidas: aún con la merma del 0,5% acumulada en septiembre y octubre (s.e.), en el décimo mes del año la economía se mantuvo 0,6% por encima del nivel de junio.

Al observar la dinámica de los distintos rubros, el comportamiento muestra cierta heterogeneidad: mientras algunos usos detienen su marcha, otros comienzan a presentar una caída en las cantidades importadas. En concreto, mientras las cantidades de los Bienes Intermedios se redujeron en un 5% i.a. en lo que va desde julio (luego de crecer un 6% i.a. en el primer semestre), el volumen de Bienes de Capital junto con sus Piezas y Accesorios sólo mostró una leve desaceleración en su evolución, mostrando subas en torno al 20% i.a.

En este marco, los próximos meses serán relevantes a la hora de analizar si la reducción observada durante el último bimestre constituye un cambio de tendencia hacia una contracción de las cantidades, explicado por la instrumentación del SIRA y la marcada ampliación de licencias no automáticas implementada en octubre, o si se continua bajo una dinámica de contención y recortes “quirúrgicos” en las importaciones.

¿Qué esperamos para 2023?

El frente externo presentará mayores dificultades este año, especialmente durante el verano. Por un lado, las perspectivas de la economía mundial para 2023 no son auspiciosas: se pronostica una desaceleración en el crecimiento y una moderación respecto a este año en los precios de las commodities. La lucha por bajar la inflación en los principales países mediante una política de tasas elevadas genera una incógnita de cara al próximo año. En tanto la tasa de inflación no ceda, se espera que se mantenga el tightening de la política monetaria y se desacelere el crecimiento mundial.

El escenario local tampoco viene acompañado de buenas noticias: 1) a diferencia de los últimos dos años los precios internacionales no compensarán los menores volúmenes esperados para la cosecha producto de la sequía, la cual alargó asimismo el puente hasta la próxima cosecha gruesa; 2) el “dólar soja 2.0” dejaría menos producto para vender en 2023 y generaría incentivos a retener hacia adelante ante la expectativa de que se vuelvan a repetir los beneficios concedidos; 3) la brecha persistirá en niveles incompatibles con un escenario de estabilidad económica y el nivel de tipo de cambio real no jugará a favor; 4) el financiamiento neto del FMI será negativo cuando desde 2018 viene siendo positivo. En este contexto, será clave la puesta en marcha del Gasoducto NK para reducir las importaciones energéticas previo a la temporada invernal.

Al margen de esto, ante la necesidad de acumular reservas para evitar una devaluación brusca y cumplir con lo acordado con el FMI, estimamos que el grado de restricciones a las importaciones continuará siendo elevado en 2023, e incluso podría endurecerse en caso de ser necesario. A su vez, surgen interrogantes sobre cuánto podrán seguir postergándose los pagos pendientes de importaciones (deuda comercial).

Monitor Cambiario Semanal – El BCRA logra extender sus compras

Claves de la semana cambiaria

• El BCRA extiende sus compras. A pesar de la finalización del “dólar soja 2.0”, la adquisición neta de divisas de la autoridad monetaria en el mercado cambiario sumó USD 60 M en la semana, destacándose el “atípico” resultado del jueves (+USD 56 M). ¿Podrá mantenerse esta tónica?

• El crawling peg profundizó su desaceleración en el arranque del año. En línea con la moderación en los registros de inflación (el IPC habría cerrado diciembre en la zona del 5%), en la primera semana del año se profundizó la desaceleración en la suba del dólar oficial, cayendo a un ritmo no visto desde agosto.

• La brecha cambiaria se mantiene estable en niveles elevados. Los dólares financieros mantuvieron una tendencia estable-bajista, mientras que el blue volvió a mostrar una dinámica más volátil, manteniéndose como el más caro entre los tres.

• En noviembre se relajaron los pagos pendientes a importadores. Según nuestras estimaciones, la postergación de pagos acumulada hasta noviembre resultó similar al stock de reservas con las que el BCRA concluyó 2022, permitiendo al mismo tiempo evitar un mayor deterioro de estas últimas y de la actividad productiva (ver informe semanal). No obstante, la brecha entre las importaciones pagadas (MULC) y las devengadas (ICA) se redujo en noviembre, dando cuenta de cierta reducción del stock adeudado.

• El resultado del canje de deuda del Tesoro dejó una buena impresión. En su primera operación del año, el equipo económico logró descomprimir vencimientos por cerca de $3bn correspondientes al 1T del año, evidenciándose una mayor participación privada que la vista en el canje de noviembre. De cara a los próximos meses, estimamos que el nuevo perfil de vencimientos mensuales hasta marzo es una cifra manejable, aunque la historia cambia a partir de abril. Más detalles, en este informe.

• Frente al dato de inflación de diciembre, ¿bajará la tasa del BCRA? El próximo jueves 12/1 INDEC dará a conocer la evolución del IPC de diciembre. Dado que se espera que el último mes del año pasado haya renovado las señales sobre una moderación en la nominalidad, la autoridad monetaria podría verse tentada a instrumentar un recorte en la tasa de política. ¿Qué esperamos?

Tras el “dólar soja 2.0.”, el BCRA logró seguir siendo comprador

El BCRA extiende su racha. A pesar de la finalización de la segunda edición del Programa de Incremento Exportador (PIE II o “dólar soja 2.0”), la adquisición neta de divisas de la autoridad monetaria en el mercado cambiario sumó USD 61 M, destacándose el “atípico” resultado del jueves (+USD 56 M). Si bien se observa una clara moderación en relación a diciembre, cuando, PIE II mediante, la compra promedio semanal ascendía a USD 400 M, el resultado de esta semana fue superior a lo visto en octubre y noviembre (sin “dólar soja”).

¿Podrá mantenerse esta tónica? Frente al “desierto cambiario” que se aproxima, difícilmente: 1) a diferencia de los últimos dos años los precios internacionales no compensarán los menores volúmenes esperados para la cosecha producto de las inclemencias climáticas, las cuales alargaron asimismo el puente hasta la próxima cosecha gruesa; 2) el “dólar soja 2.0” deja menos producto para vender en 2023 y genera incentivos a retener hacia adelante ante la expectativa de que se vuelvan a repetir los beneficios concedidos; 3) la brecha cambiaria persistirá en niveles incompatibles con un escenario de estabilidad económica y el nivel de tipo de cambio real seguirá atentando en contra; 4) el financiamiento neto del FMI será negativo, cuando desde 2018 viene siendo positivo, tornando aún más desafiante la meta de acumulación de reservas. En este contexto, será clave la puesta en marcha del Gasoducto NK para reducir las importaciones energéticas previo a la temporada invernal.

Este panorama obligará a renovar constantemente los esfuerzos por obtener recursos por el lado de la cuenta financiera o acotar la demanda de divisas vía restricciones o desincentivos. Cabe recordar que en el primer trimestre deben acumularse USD 500 M en las reservas para cumplir con lo acordado con el FMI.

Por lo pronto, la semana que viene hay vencimientos de deuda por más de USD 2.300 M, de los cuales USD 1.000 M corresponden a pagos de interés por títulos públicos -repartidos entre el sector privado y el sector público-, de forma tal que afectarán la acumulación de reservas netas según el criterio del FMI. En sentido contrario, los USD 1.300 M restantes corresponden a pagos al Fondo (el primero de los tres del mes), utilizando parte de los DEG obtenidos como desembolsos en diciembre.

El crawling peg se desaceleró nuevamente

El incremento del tipo de cambio oficial promedió el menor ritmo en cuatro meses. El dólar oficial (Mayorista) finalizó la semana en $179,2 (+1,2% s/s), evidenciando un ritmo del 5% de TEM, por debajo del 5,9% de la última semana de 2022 y la menor velocidad desde agosto pasado.

Creemos que esta moderación se encuentra en línea con la intención del equipo económico de ir disminuyendo paulatinamente la dinámica de la nominalidad de la economía, reduciendo las presiones de costos de empresas que se encuentran dentro de los acuerdos de precios. Sin corrección mediante, en 2023 el Gobierno seguirá administrando un atraso cambiario acumulado que seguirá jugando en contra de la meta de acumulación de reservas.

Brecha estable

Calma en los financieros, mayor suba en el blue. El CCL (GD30) cerró este viernes en torno a los ARS 341, prácticamente sin cambios respecto al viernes pasado (+0,4%), mientras que el MEP (AL30) rozó los ARS 331, cayendo 1,4% en la semana. En contraste, el blue -que cerró en ARS 354- subió nuevamente por encima del dólar oficial (+2,3%). De esta forma, la brecha con los tres dólares se situó en 89,7%, debajo del 91,1% del último viernes de 2022.

Se modera la deuda con importadores

En noviembre se relajaron los pagos pendientes a importadores. En el marco del mayor control sobre las compras externas, se ha venido registrando un creciente stock de deuda comercial por importaciones. Según nuestras estimaciones, la postergación de pagos acumulada hasta noviembre rozó los USD 7.200 M, cifra similar al stock de reservas con las que el BCRA concluyó 2022. No obstante, la brecha entre las importaciones pagadas (MULC) y las devengadas (ICA) se redujo en noviembre: luego de promediar USD 1.200 M mensuales entre junio y octubre, estimamos que en el anteúltimo mes del año pasado dicha cifra se tornó negativa en cerca de USD 200 M, dando cuenta de cierta reducción del stock adeudado.

Por último, cabe señalar que no sólo despegó la deuda externa privada comercial, sino también la asociada a pasivos que las filiales locales reciben de su casa matriz: a septiembre (último dato disponible) mostraba un crecimiento próximo a USD 8.000 M en el año.

Se desacelera la inflación, ¿se reduce la tasa?

El próximo jueves 12/1 se dará a conocer la evolución del IPC Nacional de diciembre. Dado que se espera que el último mes del año se haya confirmado la una moderación en la nominalidad, la autoridad monetaria podría verse tentada a instrumentar un recorte en la tasa de política monetaria. Frente al equilibrio inestable en el que se seguirá moviendo la economía ante a los enormes desafíos provenientes del frente “de los dólares” y “los pesos”, creemos que sería prudente la decisión de mantener inalterada la tasa a fin de mostrar firmeza en los objetivos de anclar las expectativas de inflación, mantener a raya la brecha cambiaria y contribuir a sostener la demanda de pesos. Esta es una de las claves para minimizar los riesgos de estrés cambiario y/o en el mercado de la deuda en pesos, al menos hasta tanto la reducción del ritmo de inflación se consolide y extienda en el tiempo.

 

La presente es una síntesis del Monitor Cambiario, exclusivo para clientes Corporate.

 

El mercado de deuda en pesos continuará bajo la lupa durante 2023

Luego de atravesar un bimestre de incertidumbre financiera entre octubre y noviembre, la dinámica de la deuda en pesos mostró una notable mejora en el último mes. Los buenos resultados en las licitaciones le permitieron al Tesoro cerrar el programa financiero de 2022 y cumplir con los compromisos acordados. ¿Qué factores explican la mejora en la captación de fondos? ¿Hasta qué punto será posible que el Tesoro replique su estrategia financiera en 2023?

¿Cómo le fue al Tesoro en diciembre?

Como ya mencionamos en informes anteriores, en octubre y noviembre habían reaparecido las dudas en el mercado de deuda en pesos, reflejadas en una reducción considerable del rollover del Tesoro: el financiamiento neto promedió menos de $ 37.000 millones entre el décimo y el onceavo mes del año (rollover del 105%), cuando para el tercer trimestre se situaba arriba de los $ 350.000 millones mensuales (rollover del 224%). Frente a este contexto adverso, y ante la necesidad de cerrar el programa financiero, las licitaciones del Tesoro cobraron aún más importancia en el último mes del año.

Si bien era esperable que las autoridades tomaran diferentes medidas ante la necesidad de incrementar el fondeo neto, la primera licitación del mes resultó más exitosa de lo esperado, gracias a un monto significativo de financiamiento neto que ayudó a despejar las dudas instauradas en las semanas previas. En números, las colocaciones de deuda duplicaron los vencimientos en la primera mitad del mes (rollover del 200%), captando fondos por $ 830.000 millones frente a vencimientos superiores a $ 410.000 millones.

Ahora bien, como contrapartida el Tesoro se vio obligado a: 1) convalidar mayores rendimientos (TEA del 117% en la LEDE a marzo), 2) continuar endeudándose a un plazo muy acotado (promedio de 4 meses excluyendo bonos a 2027 que integran encajes); 3) recurrir nuevamente a instrumentos ajustables por CER (explicaron el 19% de lo adjudicado); 4) presionar a actores institucionales (provincias, municipios, etc.) para que incrementen su participación en las licitaciones; y 5) apelar a mayor liquidez bancaria.

Ya en los últimos días del año, con un programa financiero virtualmente cubierto gracias a la ayuda adicional derivada de la venta de USD al BCRA ($ 200.000 millones – USD 1.180 millones, que parte corresponden al remanente de DEGs), el Tesoro captó nuevamente un considerable financiamiento neto en la última licitación del año, acumulando así un mayor colchón de fondeo de cara a los primeros meses del 2023.

En concreto, frente a vencimientos poco significativos (apenas por encima de los $62.000 millones), el Tesoro logró captar fondos por $344.000 millones, lo que redundó en un financiamiento neto superior a los $280.000 millones, con una tasa de rollover extraordinaria que se ubicó por encima del 550%. En cuanto a los detalles, a diferencia de la licitación anterior, la totalidad de los fondos se explicó por instrumentos a tasa fija, donde 6 de cada 10 pesos correspondieron a la LEDE que vence en abril. A su vez, un punto no menor es que el Tesoro convalidó una baja en las tasas, que cerraron el año con una TEA del 110% (84% TNA), cuando a mediados de mes se ofrecía un 116% (89% TNA) en el mismo instrumento.

Con estos resultados, el Tesoro logró superar las pruebas de cierre de año y terminó diciembre con un financiamiento neto que rondó los $700.000 millones y una tasa de rollover levemente por debajo del 250%. En cuanto a la composición del financiamiento, el 75% correspondió a instrumentos de tasa fija, manteniendo la tendencia de los últimos meses de mantener acotada la utilización de instrumentos CER (estrategia que se vio respaldada por la desaceleración de la inflación). Sin embargo, dado que las colocaciones a tasa fija son generalmente a corto plazo, el Tesoro no logró romper la pared de septiembre 2023 (excluyendo los bonos que integran encajes bancarios todos los instrumentos utilizados vencen antes de agosto) y el plazo promedio de colocación se mantuvo en 4 meses, igual que en noviembre.

¿Qué fue lo que le permitió al Tesoro incrementar su financiamiento? ¿de dónde provinieron los pesos captados? Estimamos que los buenos resultados de diciembre se vieron explicados por: 1) la mayor participación de bancos (tanto privados como públicos), provincias y otros organismos públicos; y 2) el incremento de la liquidez producto del “dólar soja 2.0” y las intervenciones del BCRA en el mercado secundario (la base monetaria se expandió $662.000 millones en diciembre). Sin embargo, un detalle no menor es que mientras que en la primera licitación se evidenció una elevada participación del sector público, en la segunda prueba del mes se observó un leve repunte de la demanda privada, motorizada principalmente por bancos, según nuestras estimaciones.

2022: un año con turbulencias que el Tesoro logró sacar a flote

Un cierre de año con señales positivas. En resumen, luego de la crisis de deuda a mediados de año y la reaparición de la incertidumbre financiera en el último trimestre, el Tesoro logró cerrar 2022 con un financiamiento neto de $ 2,46 billones (3% del PIB) y una tasa de rollover del 147% (superior al 122% de 2021). En cuanto a la composición de las colocaciones, si excluimos los bonos con los que se pueden integrar encajes bancarios (TY27P y TB27P), el 47% correspondió a instrumentos a tasa fija, el 45% a CER y el 8% restante a DLK y bonos duales.

De esta manera, las autoridades lograron revertir la composición del financiamiento en 2022: el 72% de las necesidades se cubrieron en el mercado de deuda en pesos y el 28% vía Adelantos Transitorios del BCRA (excluyendo la utilización de DEG para reducir su stock), cuando en 2021 había ocurrido lo opuesto (el 74% se cubrió con asistencia monetaria y el 26% con deuda en pesos).

Perspectivas de cara a 2023

El financiamiento del Sector Público Nacional continuará recayendo excesivamente en el mercado de deuda local en 2023. De acuerdo con nuestras estimaciones, las autoridades deberán alcanzar un rollover superior al 130% para poder cumplir con la meta monetaria acordada (tope de asistencia por parte del BCRA en 0,6% del PIB).

En este contexto, se comprende la decisión del Tesoro de canjear la mayoría de la deuda que vencía en el primer trimestre de 2023, principalmente con dos objetivos: 1) reducir los compromisos a afrontar (los vencimientos con privados promediaban los $800.000 millones mensuales y concentraban el 42% del total anual) y 2) habilitar al BCRA a desprenderse de los activos que compró para sostener la curva en los momentos de crisis.

Con relación a las cifras de la operación, el resultado fue levemente más exitoso de los esperado: se alcanzó una adhesión del 67%, cuando el Gobierno esperaba un número entre el 45% y el 65%. Dado que cerca del 45% de los instrumentos se encontraban en manos del sector público, podemos inferir que un tercio del sector privado aceptó las condiciones del canje, donde nuevamente los bancos fueron clave. Este punto no es menor, dado que, si bien no es un número tan elevado, en el último canje de noviembre la participación de los privados había sido prácticamente nula.

La operación permitió descomprimir los vencimientos del primer trimestre en casi $3 billones, dado que pasaron de $4,3 billones a $1,4 billones. En cuanto a los nuevos instrumentos, los Bonos Duales (un 35% expira en julio, otro 35% en septiembre y un 30% en febrero de 2024) explicaron la mitad de las operaciones, mientras que las LEDES representaron el 40% (un 25% vence en abril, un 35% en mayo y un 40% en junio) y la LECER (convencimiento en junio) el 10% restante.

De cara a los próximos meses, estimamos que el promedio de $500.000 millones de vencimientos mensuales hasta marzo es una cifra manejable para el Tesoro en caso de mantener la estrategia actual, siempre y cuando no aparezcan episodios de estrés como los evidenciados en los meses previos. Ahora bien, distinta es la historia a partir de abril: entre el segundo y el tercer trimestre del año el promedio mensual de vencimientos se ubica en $1,85 billones, es decir, en cada uno de los meses se afrontarían vencimientos 22% por encima de los acumulados para todo el primer trimestre ($1,5 billones).

Entonces, frente a unos elevados vencimientos y dada la imposibilidad del BCRA de participar en las licitaciones primarias, esperamos que el Tesoro impulse nuevamente operaciones de canje a lo largo del año. Paralelamente, resultará imprescindible que el Gobierno continúe transitando un proceso de consolidación fiscal que permita mantener acotadas las necesidades de financiamiento en el medio de un año con elecciones presidenciales, cuando generalmente la incertidumbre electoral incentiva la dolarización de carteras en reemplazo de los instrumentos de ahorro en pesos y la situación político-social presiona para expandir el gasto.

Sin embargo, más allá de aquellos esfuerzos, el rollover no dependerá únicamente de lo que haga el Gobierno, sino que también serán claves las señales que dé la oposición en cuanto al tratamiento de la deuda soberana ante un eventual cambio de gestión.

El déficit comercial con Brasil en 2022 fue el mayor de los últimos 4 años

El comercio bilateral con nuestro principal socio comercial mostró un resultado prácticamente equilibrado en diciembre, pero concluyó el año con el déficit más elevado desde 2019. Luego de diez meses en terreno negativo, la balanza bilateral se tornó superavitaria en noviembre y evidenció un saldo prácticamente nulo en el último mes del año (apenas +USD 4 millones).

Las restricciones a las importaciones también se evidenciaron en el intercambio bilateral. Luego de un año con un volumen de importaciones ubicado por encima en su comparación con 2021, en diciembre las compras externas de Argentina provenientes de Brasil rozaron los USD 1.000 (-14% i.a.), erigiéndose como el segundo mes de menor valor detrás de enero y como el único mes del año con una caída interanual. Situación similar se evidenció en el flujo comercial, en el cual se produjo la primera variación interanual negativa de 2022 (-17% i.a.).

Como resultado, la balanza comercial acumuló un déficit de USD 2.300 millones en el año, en línea con el promedio de los últimos 20 años. Las exportaciones acumuladas fueron de USD 13.100 millones (+10% i.a.), la marca más elevada desde el 2014, mientras las importaciones finalizaron en USD 15.400 millones (+29% i.a.).

De este modo, finaliza un año sin grandes cambios en el intercambio comercial, con una participación de Argentina en las importaciones brasileñas gravitando en torno a los registros de los últimos 5 años (4,6%), muy por debajo del promedio de 7% del presente siglo. Dicha participación se produjo a pesar de que el flujo comercial acumulado trepó 19% i.a. (USD 28.500 millones), siendo el más elevado desde 2013 y evidenciando el efecto precio prevaleciente en el comercio internacional.

En cuanto a la composición de las ventas externas, las ventas de Vehículos de Transporte y Pasajeros alcanzaron los USD 2.500 millones (+45% i.a.) en 2022, representando el 36% de las exportaciones. Detrás de ellos se encontró Trigo y Centeno, totalizando USD 1.600 millones (+10% i.a.) y representando el 13% de las colocaciones de bienes en el mercado brasileño.

Por el lado de las importaciones, los grupos de Vehículos para Pasajeros y Partes y Accesorios para Vehículos totalizaron USD 3.200 millones (+62% i.a.), el valor más elevado desde 2018, representando el 22% de las compras externas, aunque 8 p.p. por debajo del promedio de los últimos 10 años. Esta pérdida de participación se encuentra parcialmente compensada por los rubros de Energía Eléctrica y Aceites de Petróleo, cuyas importaciones registraron en conjunto un crecimiento de 3 p.p..

¿Qué esperamos para 2023?

De cara al nuevo año, la principal incógnita gravitará en torno a dos factores: el nivel de actividad en Brasil y el fortalecimiento de la relación bilateral entre el nuevo gobierno brasileño y el local.

Respecto al primer punto, la marcada desaceleración de la actividad que espera el mercado brasileño (del 3% en 2022 al 0,8% en 2023) podría significar una menor demanda a las exportaciones nacionales, principalmente de manufacturas industriales (principal país de destino). Por otra parte, el intercambio comercial se vería afectado por menores ventas de trigo por parte de Argentina (producto de la sequía y las heladas tardías) y una continuidad en las restricciones a las importaciones aplicadas por nuestro país.

Además, la novedad que trajo el cambio de gestión es una expectativa de mayor persistencia de la inflación para el 2023, que podría poner un freno o al menos moderar al sendero de reducción de la tasa SELIC del Banco Central de Brasil, complejizando los caminos hacia un repunte de la actividad. Asimismo, aún existe incertidumbre en torno al frente fiscal y la decisión del Congreso de aumentar el límite del gasto público.

Por otro lado, la cercanía política entre ambas administraciones nacionales abre las puertas a una relación bilateral más estrecha en 2023, donde probablemente se estudien mecanismo para fortalecer el comercio bilateral y una agenda de cooperación con perspectiva global. En este sentido, continuarán los acuerdos estratégicos en materia energética alcanzados con la administración saliente y podría acelerarse el acuerdo para el financiamiento del Banco Nacional de Desarrollo de Brasil (BNDES) en la segunda etapa del Gasoducto NK. Sin embargo, se abre un interrogante con relación a qué postura tomará Lula en materia del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, con sus respectivas rispideces al interior del bloque regional.

Monitor Cambiario Semanal – Gracias “dólar soja”, bienvenido 2023

Claves de la semana cambiaria

• Las ventas por “dólar soja 2.0.” se aceleraron y permitieron cumplir con la meta de reservas. La liquidación extraordinaria del agro no se estuvo utilizando para flexibilizar el control de cambios, sino más bien para acumular las divisas necesarias para cumplir el objetivo de acumulación de reservas acordado con el FMI. El ingreso de divisas provenientes de China para completar el financiamiento de las represas de Santa Cruz -así como lo fue el giro del BID- constituyó un impulso adicional para alcanzar el objetivo de acumular USD 5.000 M pactado con el FMI. Las compras del mes fueron claves para generar un colchón de cara al “desierto cambiario” de los primeros meses de 2023.

• Dólar blue recalentado y financieros contenidos. El blue volvió a dispararse, trepando por encima del dólar oficial por segunda semana consecutiva (brecha roza el 100%), exponiendo en diciembre la mayor suba mensual desde julio. Por su parte, los dólares financieros exhiben subas menores (brechas en torno al 90%). Fuentes del mercado destacaron que se han detectado intervenciones oficiales en MEP y CCL para contener una mayor escalada. Con todo, la brecha promedio con los tres dólares se mantuvo relativamente estable en el mes, mientras que en 2022 los dólares se movieron por debajo de la inflación.

• El crawling peg cierra el año en la zona del 6%. En línea con la moderación en los registros de inflación (el IPC cerraría el mes en la zona del 5%), desde mediados de diciembre se observa una desaceleración en la suba del dólar oficial, el cual había promediado un ritmo del 6,7% de TEM entre noviembre y los primeros días de diciembre. Sin corrección mediante, en 2023 el Gobierno deberá administrar un retraso cambiario acumulado que atenta contra la necesidad de acumular reservas y mantener anestesiadas las expectativas de devaluación.

 • El Tesoro despide el año con otro resultado favorable con vistas a un arranque de 2023 desafiante. En la última licitación de 2022 (primera y segunda vuelta) logró capturar $344.000 M, obteniendo financiamiento extra por $282.000 M (rollover de 550%), erigiendo a diciembre como el mejor mes desde octubre 2020 (rollover del 247%). De esta forma, el mix anual de financiamiento del Tesoro entre emisión monetaria y deuda se dio vuelta en 2022 en favor de esta última fuente. De cara a los elevados vencimientos del 1T 2023 (+$4 bn), el Gobierno lanzó un canje voluntario a ejecutarse la semana entrante a fin de estirar maturities y despejar incertidumbre de corto plazo.

Ventas por “dólar soja 2.0.” se aceleraron y se cumplió la meta de reservas

Las liquidaciones marcaron la segunda mejor semana del mes. Las ventas de exportadores bajo la segunda edición del Programa de Incremento Exportador (PIE II, también conocido como “dólar soja”) treparon esta semana a casi USD 762 M, superando en un 35% al monto de la semana pasada. De esta forma, las liquidaciones acumuladas en las 23 ruedas de vigencia del “dólar soja 2.0” rozaron los USD 3.200 M.

Si bien el resultado representó 59% menos que el que arrojó el PIE I (USD 7.700 M), este guarismo estuvo en línea con lo esperado: los USD 3.000 M comprometidos por el sector (CIARA-CEC) representaban ventas 61% menores a las que ocurrieron en septiembre. ¿Por qué? Fundamentalmente debido a que en septiembre se registraba una importante demora en la comercialización de la cosecha de soja respecto a la media histórica, mientras que a finales de noviembre se había retornado a los niveles promedio y quedaba mucha menos oleaginosa por vender por parte de los productores.

En este marco, las liquidaciones de divisas del complejo oleaginoso-cerealero informadas por CIARA-CEC fueron récord en 2022: habiendo totalizado USD 3.700 M en diciembre (+40% i.a.) en todo el año superaron los USD 40.000 M, 20% por sobre 2021.

A costa de un nuevo deterioro en su patrimonio, el régimen de ventas del complejo sojero –junto al ingreso de divisas para inversiones en infraestructura- le permitió al BCRA cerrar el segundo mejor mes de compras del año. En la semana la autoridad monetaria adquirió USD 1.100 M, el mayor monto semanal del mes, totalizando casi USD 2.000 M en diciembre y algo más de USD 2.300 M contando los últimos días de noviembre, cuando comenzó el “dólar soja 2.0”.

¿Cómo cerró 2022? Con compras netas por poco más de USD 5.800 M, 15% más que en 2021 y el mejor resultado desde 2012. Desde Economía se informó que el cierre del año muestra un sobrecumplimiento de las metas de acumulación de reservas superior a los USD 440 M.

Escalada del blue y contención de los financieros

El blue volvió a mostrar un exceso de demanda, aunque moderando su suba sobre finales de la semana. Tras rozar los $357 el miércoles, el dólar informal cerró este viernes en $346, trepando 1,8% frente al viernes pasado y acumulando en diciembre una suba del 10,2%, la mayor desde julio (+24%).

¿Qué factores pueden haber motivando este movimiento? En primer término cabe señalar que esta cotización venía mostrando un manifiesto rezago en relación a la inflación acumulada en el año y a los fundamentos monetarios (“pesos en la economía”). A precios de hoy, el pico del overshooting del blue en julio pasado superaría los $450. En segundo término, 15 días atrás se abrió la posibilidad de que los pagos turistas extranjeros sean canalizados a través del dólar MEP – lo que implica una mejor cotización para ellos – a través de las tarjetas de crédito. Si bien esta medida tiende a quitarle presión a este mercado, generando una mayor oferta y evitando una disparada de la brecha, reduce la oferta del turismo receptivo en las “cuevas”. Finalmente, el cobro de aguinaldos/bonos de fin de año de cara al turismo emisivo puede haber influido en el arbitraje frente al llamado “dólar Qatar” (hoy en casi $370), incrementando la demanda.

¿Y los financieros? El CCL (GD30) cerró este viernes en torno a los $333, 0,6% por sobre el valor del viernes pasado, mientras que el MEP (AL30) se situó en $336, trepando 1,9%. Fuentes del mercado destacaron que se han detectado intervenciones oficiales en MEP y CCL para contener una mayor escalada.

¿Cómo quedó la brecha? La brecha cambiaria promedio con los tres dólares libres se mantuvo estable en la semana (pasó del 90,8% al 91,1%), manteniéndose por debajo del 100%.

¿Y en el año? Durante 2022 los dólares libres se movieron por debajo de la inflación (proyectada en la zona del 95% i.a) y del tipo de cambio oficial (+70% i.a.): el blue trepó 63% i.a. en diciembre; el CCL subió 61% y el MEP lo hizo 65%. Como resultado, la brecha promedio bajó del 98% al 90%.

El crawling peg se desaceleró en diciembre

El incremento del tipo de cambio oficial promedió una suba del 6% de TEM en el último mes del año, moderándose respecto al 6,6% de noviembre. El dólar oficial (Mayorista) finalizó la semana en $ 177,1, promediando un ritmo del 5,9% de TEM, acelerándose respecto al 5,3% de la semana pasada, dando cuenta de un freno en la tendencia bajista que mostraba desde la segunda semana de diciembre. De esta forma, el dólar oficial siguió moviéndose por encima de una inflación que estaría próxima al 5%.

En 2022 el tipo de cambio real volvió a apreciarse. ¿Se repetirá este atraso en 2023?  En diciembre el tipo de cambio trepó 70% i.a., bien por detrás de una inflación que proyectamos en la zona del 95% i.a., dando lugar a un tipo de cambio real multilateral que se apreció 10% en el año (20% por debajo del promedio histórico), aunque encontrando un piso a mediados de octubre.

¿Hacia adelante? En virtud de la necesidad de recuperar competitividad externa, apoyar una reducción en la brecha cambiaria y la acumulación de reservas, esperamos que el Gobierno siga buscando mover el tipo de cambio oficial a un ritmo más en línea con el de la inflación y por debajo del nivel de la tasa. Es decir que no prevemos que se busque desandar el atraso, sino administrarlo. En este sentido, el nivel de tipo de cambio real seguirá siendo funcional al exceso de demanda de divisas en el mercado cambiario.

La presente es una síntesis del Monitor Cambiario, exclusivo para clientes Corporate.

Monitor Cambiario Semanal – El crawling peg siguió desacelerándose

Claves de la semana cambiaria

• Tras dos semanas de moderación, rebotaron las ventas por “dólar soja 2.0.”, aunque esto no condujo a mayores compras netas por parte del BCRA. Aún con un día martes de escasas operaciones debido al feriado, las liquidaciones del complejo sojero crecieron 20% respecto a la semana pasada. No obstante, el BCRA logró hacerse apenas del 30% del total. Con todo, CIARA-CEC afirmó que se cumplió con la meta de ingreso de divisas del complejo cerealero-oleaginoso acordada con el Gobierno.

• Aprobación de las metas del 3T. El Board del FMI aprobó este jueves la tercera revisión del acuerdo de Facilidades Extendidas (EFF), activando automáticamente un desembolso de USD 6.000 M que compensa los pagos realizados esta semana y deja un excedente para la primera parte de 2023. La (desafiante) meta de acumulación de reservas de 2023 (USD 4.800 M) no fue modificada. Además de señalar que las tasas de interés reales positivas seguirán siendo esenciales, el organismo otorgó un waiver asociado a la introducción de prácticas de tipos de cambio múltiples y nuevas restricciones cambiarias, solicitando que sean removidas cuando las condiciones lo permitan.

• El crawling peg se desacelera con fuerza en las últimas dos semanas. Habiendo promediado un ritmo promedio de 6,7% de TEM entre noviembre y los primeros días de diciembre, esta semana el ritmo de devaluación del dólar oficial no sólo volvió a navegar por debajo del 6%, sino que estuvo más cerca del 5%.

• El blue se disparó y se convirtió en la cotización más cara, mientras persiste cierta calma en el CCL. Frente a la “pax” que sigue mostrando el CCL (algo menos el MEP), el blue trepó por tercera semana al hilo y sube bien por encima del oficial en lo que va de diciembre. No obstante, la brecha sigue moviéndose en torno al 90%.

• Las menores expectativas de devaluación de las últimas semanas le permitieron al BCRA seguir reduciendo su exposición al dólar futuro. En noviembre, su posición vendida registró apenas USD 705 M, lejos del pico de USD 7.100 M de julio y el menor valor desde agosto 2021.

Repuntaron las liquidaciones por “dólar soja 2.0.” y CIARA-CEC cumplió

Tras dos semanas de moderación en las ventas, las liquidaciones marcaron la segunda mejor semana del mes. Aún a pesar de la menor actividad del día martes, la liquidación de exportadores bajo la segunda edición del Programa de Incremento Exportador (PIE II, también conocido como “dólar soja”) trepó esta semana a casi USD 570 M (promedio diario de USD 114 M), superando en más de un 20% al monto de la semana pasada. De esta forma, a falta de 5 días hábiles de operaciones las liquidaciones acumuladas en las 13 ruedas desde el inicio del “dólar soja 2.0” rozan los USD 2.400 M. 

Meta cumplida. Hacia finales de este viernes, CIARA-CEC informó que desde la puesta en marcha del “dólar soja 2.0” el ingreso de divisas del complejo cerealero-oleaginoso alcanzó los USD 3.654 M. Es decir que los ingresos por soja representaron el 65% de este valor. De esta forma, la institución señaló que “se ha superado la meta de los 3 mil millones de dólares de ingresos del complejo cerealero oleaginoso”.

Volviendo al “dólar soja”, cabe señalar que si bien las liquidaciones son 60% menores a las del mismo periodo de la primera edición (USD 7.000 M), el guarismo se encuentra dentro de lo esperado: por sí mismos los USD 3.000 M comprometidos por el sector (CIARA-CEC) para todo el complejo cerealero-oleaginoso representan ventas 63% menores a las que ocurrieron en septiembre (USD 8.100 M). ¿Por qué? Esencialmente debido a que en septiembre se registraba una importante demora en la venta de la cosecha de soja respecto al promedio histórico, mientras que actualmente se retornó a los niveles promedio y queda menos soja por comercializar por parte de los productores.

Ahora bien, el régimen de ventas del complejo sojero no condujo a mayores compras netas por parte del BCRA. En la semana la autoridad monetaria adquirió USD 177 M (USD 900 M en el mes), la mitad de los USD 362 M adquiridos la semana pasada. Vale decir, captó una parte significativamente menor de lo liquidado por el PIE II: sólo el 31% vs el 77% de la última semana. ¿Por qué? La dinámica permite entrever que se realizaron mayores ventas (netas) al resto de la demanda (“otra demanda privada”), que pasaron de poco más de USD 110 M la semana pasada a casi USD 400 M esta semana. Desde el inicio del dólar “soja 2.0” el BCRA adquirió 51% del total liquidado, bien por debajo del 65% de la primera edición.

El BCRA convalida una fuerte desaceleración del crawling peg

Habiendo promediado un ritmo promedio de 6,7% de TEM entre noviembre y los primeros días de diciembre, el crawling no sólo perforó el 6% esta semana, sino que se acercó al 5%. El dólar oficial (Mayorista) finalizó la semana en ARS 174,8, promediando un ritmo del 5,3% de TEM, menor al 5,8% de la semana pasada. De esta forma, retoma el ritmo de agosto, pero frente a una inflación que se proyecta cerca de 1,5 pp menor a la que había arrojado dicho mes.

En ese sentido, a diferencia de lo que ocurrió hasta agosto, seguimos previendo que en el corto plazo el tipo de cambio oficial continúe moviéndose a un ritmo similar al del incremento de los precios y por debajo del nivel de la tasa, evitando una mayor apreciación cambiaria. Es decir que no prevemos que el Gobierno busque corregir el atraso, sino administrarlo. En este sentido, el nivel de tipo de cambio real seguirá siendo favorable al exceso de demanda de divisas al que se seguirá enfrentando la política económica en los próximos meses.

Despegue del blue, calma en los financieros

Mientras que los dólares financieros transitan un diciembre de relativa “pax”, el blue se aceleró con fuerza. El CCL (GD30) cerró este viernes en torno a los ARS 331, prácticamente sin cambios respecto al viernes pasado, mientras que el MEP (AL30) rozó los ARS 330, mostrándose más demandado (+2% s/s). En claro contraste, el blue -que cerró en ARS 340- registró una escalada significativa, trepando 5,9% (+$19) y acumulando tres semanas al alza (8,3% en lo que va de diciembre).

Aun así, no debe perderse de vista que en moneda constante el dólar informal arrastra un claro rezago: a precios de hoy el blue de los picos de julio pasado sería de ARS 460, mientras que, en la misma comparación, el de enero era un blue de ARS 380. De esta forma, la brecha cambiaria promedio con los tres dólares libres trepó levemente del 89% al 91% (se mantiene entre el 90% y el 100% desde octubre), aunque con el blue saltó de 87% al 94%.

La presente es una síntesis del Monitor Cambiario, exclusivo para clientes Corporate.

Carne vacuna: sana para el IPC, ¿lo seguirá siendo en 2023?

A pesar de una paulatina reducción en las últimas décadas, el consumo de carne vacuna sigue estando fuertemente arraigado en la cultura alimenticia nacional. En lo que va de 2022 el consumo en Argentina ronda los 48 kg per cápita por año, registro que si bien resulta muy inferior al promedio histórico (73,4 kg/hab/año en 1914-21[1]) y se encuentra en los niveles más bajos en 100 años, sigue erigiéndose como el mayor a nivel mundial, seguido de cerca por Uruguay (46 kg/hab/año).

Esta relevancia tiene su correlato en su participación dentro del Índice de Precios al Consumidor (IPC) -y al interior del rubro Alimentos en particular-: su peso es de casi 5% en el IPC y representa el 15% dentro de Alimentos y bebidas, por lo que el impacto de las variaciones de su precio sobre el gasto de las familias no es menor.

En este sentido, en el último semestre se registró un claro abaratamiento en el valor de la carne, en claro contraste con lo sucedido en 2020 y 2021. De acuerdo al relevamiento del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), en noviembre el precio minorista promedio de la carne vacuna en el AMBA volvió a caer en términos reales por sexto mes consecutivo, resultando 25% más barata que en mayo y 20% más económica que un año atrás.

El menor dinamismo en el precio de la carne vacuna fue clave para evitar un mayor incremento del IPC, siendo uno de los principales factores que contribuyeron a que la inflación perforara el 5% en noviembre. Según el IPC GBA Ecolatina, hasta noviembre la carne promedió un aumento mensual del 3,7%, cuando la media para el índice general fue de 5,9%. Más aun, mirando los últimos seis meses el promedio fue de 2,2%, 4,4 puntos porcentuales por debajo del promedio general para el mismo período. De hecho, mientras que en 2021 explicó alrededor de 12,5% de la inflación anual, estimamos represente cerca de 5-6% de la inflación este año.

Además, la menor gravitación del precio de la carne tiene un impacto progresivo, puesto que los hogares de menores recursos destinan una mayor proporción de sus recursos a su ingesta. Para ilustrar este punto basta decir que mientras que en la canasta del 10% de los hogares de menores ingresos la carne vacuna explica casi 8% del total, en el 10% de las familias de mayores recursos este peso se reduce a algo más del 2%.  

Llegado este punto, cabe preguntarse: ¿a qué responde la debilidad en los precios de la carne en el último semestre? ¿puede mantenerse en los próximos meses y favorecer el objetivo del Gobierno de una inflación descendente? ¿de qué dependerá?

 

Una sobreoferta que presiona los precios a la baja

Detrás de la tendencia descripta se esconde una combinación de un elevado nivel de oferta, un poder adquisitivo en términos de carne que, si bien se recupera en el margen, expone un importante rezago, y una exportación que tracciona menos sobre los valores frente a una mayor incertidumbre a nivel global, principalmente en China.

Por el lado de la oferta, la sequía que ha venido azotando a gran parte de la zona productiva del país genera que los productores anticipen la salida de animales de los campos por la menor disponibilidad de pasto para la alimentación del ganado y temores a la mortandad de los animales. En consecuencia, se adelanta el envío a faena o se “terminan” los animales en corrales, agregándole más rápidamente los últimos kilos a base de granos (engorde intensivo).

En este sentido, la producción de carne bovina ha venido garantizando un mercado bien abastecido, mientras que la ocupación de los feedlots se ha mantenido elevada. En el lapso Enero-Noviembre el volumen de producción trepó 5% i.a. y resultó 3% superior al promedio del mismo lapso en los últimos cinco años, favorecida por un importante incremento en el peso promedio de los animales faenados. Por otra parte, según la Cámara Argentina del Feedlot a inicios de diciembre los niveles de ocupación de los corrales acumularon 13 meses de tendencia al alza, promediando en el año una ocupación del 62,4%, por encima del 58,6% de 2021.

Este escenario deriva en mayor presión bajista sobre los precios de la hacienda que se absorbe en el mercado local. En noviembre, los precios de la hacienda más asociada al consumo interno (vaquillonas y novillitos) trepó apenas 0,8% m/m y “sólo” 32% i.a.

Desde la demanda se destaca el deterioro que acumula el poder adquisitivo en términos generales y en carne bovina en particular. Una de sus principales consecuencias es que el canal minorista (carnicerías principalmente) tiene menor capacidad para trasladar a precios los aumentos en el costo de la hacienda. Si bien en los últimos meses los precios al consumidor de la carne vacuna vienen logrando una mejor perfomance que esta última, favorecida por un salario en términos de carne que lleva 5 meses en recuperación, la relación Carne/Hacienda promedia un 2022 en mínimos históricos (5% inferior a la media de los últimos 10 años). Asimismo, aún con la reciente recomposición el “salario cárnico” es casi 10% inferior a 2020.

A todo este combo se suma un mercado exportador debilitado, no tanto en volumen sino en precio, que también resta tracción. Desde septiembre los precios de exportación vienen acusando una importante reducción (pasaron de un promedio de 5.800 USD/Ton en agosto a 4.200 USD/Ton en noviembre), afectados por un menor poder de compra de China y Europa frente al fortalecimiento del dólar y la desaceleración económica. Esta dinámica deteriora la rentabilidad del sector exportador y su capacidad de impulsar la demanda de hacienda.

Perspectivas: ¿menor oferta de carne en 2023?

Históricamente, los dos últimos meses del año suelen ser momentos en los cuales el precio de la carne tiende a corregir eventuales retrasos. Esto se da por la conjunción de una mayor demanda ante el incremento en las reuniones sociales y el consumo fuera del hogar, pero también por ante una oferta de hacienda terminada que comienza a ser cada vez más escasa a medida que se vacía el producto del llenado de corrales que se da usualmente hasta agosto.

No obstante, por los factores mencionados previamente no se espera que esto ocurra este año. Por caso, el ajuste que debería hacer el precio de la carne en diciembre para recuperar lo perdido en los últimos 6 meses debería ser de algo más de 30%, lo cual resulta a todas luces difícil de plasmar en este contexto de sobreoferta y frente a un consumidor que se viene mostrando más dispuesto a reemplazar el producto por alternativas más económicas.

De todos modos, la mayor oferta actual presenta riesgos de mediano plazo, con un impacto potencial sobre los precios. El adelantamiento tanto de la salida de animales de los campos como de la zafra, sumado a que en escenarios de sequía cae la tasa de preñez y destete, provocarían una menor oferta en el futuro, que a la vez llegaría con menos kilos logrados producto de la pérdida de rentabilidad de los feedlots. La falta de lluvias también dificulta la posibilidad de cría, ante un mayor porcentaje de vacas vacías que por su estado físico no sólo no ingresan al ciclo reproductivo, sino que tampoco pueden criar a los terneros.

De hecho, las recientes proyecciones del Outlook Ganadero realizadas por Movimiento CREA muestran que no existe posibilidad de repetir el nivel de faena registrado en 2022: en su escenario base plantean una producción achicándose 9% con relación a este año.

Ahora bien, aún con un cambio de fase climática la oferta también podría caer. Si esto sucede, tal como revelan los principales modelos climáticos, y a partir de febrero comenzamos a transitar desde una fase de neutralidad hacia un otoño-invierno más lluvioso, podríamos esperar una mayor retención de hacienda en los campos, dado que mejoraría el escenario para producción a base pastoril. Así, estos ciclos de engorde más largos derivarían en un bache transitorio de oferta que se sentiría especialmente durante la primera mitad del año.

 

[1] Fuente: Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).

Quinto mes consecutivo de ajuste real en el Gasto

¿Cómo le fue al fisco en el último mes?

La persistencia del recorte en el Gasto Primario Corriente opacó la caída real en los Ingresos Tributarios. ¿Qué provocó la reducción de los Ingresos? ¿En qué partidas se concentró el ajuste del gasto? ¿Se llega a cumplir con la meta de déficit primario? ¿Cuáles son las perspectivas de cara a 2023?

Concretamente, el Sector Público Nacional No Financiero (SPNF) registró un déficit primario de $227.838 millones en noviembre (excluyendo los ingresos por colocaciones primarias de deuda, que superan el 0,3% del PIB permitido en el programa EFF con el FMI). Si bien el rojo primario fue superior al evidenciado en los últimos dos meses y se acercó a los niveles de agosto, mostró una reducción real del 12% contra noviembre del 2021. A su vez, con unos intereses que superaron los $300.000 millones, el déficit financiero en el onceavo mes del año se ubicó en $531.277 millones.

Con estos números, el rojo primario bajo la métrica del EFF acumuló $1,45 billones (1,7% del PIB) en los primeros once meses de 2022, lo que deja un margen en torno a $ 560.000 millones para cumplir con la meta fiscal anual, que puede variar levemente por cambios en las proyecciones de crecimiento e inflación.

¿Cómo fue la dinámica al interior de las cuentas públicas?

Los Ingresos Totales (excluyendo extraordinarios tanto en 2021 como en 2022) cayeron un 6,1% i.a. en términos reales y mostraron su menor nivel desde abril del 2021. Su caída se encuentra explicada principalmente por la reducción que sufrieron los Ingresos Tributarios: cayeron casi un 5% real i.a., luego de dos meses consecutivos de incremento.

A su interior, únicamente tres tributos lograron empatarle o ganarle a la inflación: IVA (moderó su crecimiento real al aumentar un +4% i.a. luego casi un +11% i.a. en octubre); Ganancias (creció un 24% i.a. real producto del ingreso de la segunda cuota del pago a cuenta extraordinario realizado por las sociedades); y las Contribuciones a la Seguridad Social. Paralelamente, los Derechos de Exportación mostraron una fuerte caída real (-65% i.a.) debido a la reducción en las liquidaciones agro. De tal forma, alcanzaron el menor monto real desde agosto del 2018 y representaron apenas un 3% de los ingresos contra un 11% en lo que iba del 2022.

El Gasto Primario hiló ya cinco meses consecutivos de contracción real. Pese a aparentar una moderación del ajuste en el margen (el Gasto Primario se redujo un 7,5% i.a. real en noviembre cuando en octubre lo había hecho un 13%), cabe mencionar que buena parte de la volatilidad en la variación interanual se debe a la elevada base de comparación que había dejado octubre del 2021, cuando impactaron los mayores gastos de capital y los refuerzos de ingresos en la cercanía a las elecciones legislativas. De hecho, el Gasto Primario en noviembre alcanzó el menor nivel real de los últimos 9 meses, ubicándose un 10% por debajo de su promedio en los 12 meses previos.

Al igual que en los últimos meses, el principal ajuste se dio en el gasto primario corriente, que alcanzó ya el sexto mes de recorte en términos reales (-9% i.a.) y se situó un 12% por debajo de su promedio real para los últimos 12 meses.

¿Dónde se concentra el recorte? Tres cuartos del ajuste en el Gasto Corriente se explican por la dinámica de las Prestaciones Sociales y los Subsidios Económicos. En paralelo, la mayoría de las partidas del Gasto mostraron contracciones reales en su comparación interanual.

– En materia social, las Prestaciones mostraron una reducción del 4% i.a. en términos reales y representaron más de un cuarto del ajuste en el gasto. Dicha dinámica encuentra su explicación en la aceleración de la inflación y el retraso del ajuste de la fórmula de movilidad (ajuste trimestral que toma como referencia el trimestre anterior). No obstante, el impacto del bono a los sectores más vulnerables, el aumento en la Tarjeta Alimentar, el bono a jubilados y el complemento a las Asignaciones Familiares moderaron la reducción del gasto social (fue de -9% i.a. en octubre).

– Por su parte, los subsidios económicos continuaron reduciéndose en términos reales por sexto mes consecutivo (-30% i.a.), explicando casi la mitad del ajuste en el gasto. El 90% de la caída en los subsidios se explica por la reducción real del 34% i.a. en los vinculados a la energía.

A su vez, pese a que las Transferencias a Provincias muestran una caída real del 27% i.a. y explican un 15% del ajuste interanual en el gasto, se situaron en niveles similares a lo visto en el último trimestre

Contrariamente al Gasto Corriente, los Gastos de capital continuaron expandiéndose en términos reales por cuarto mes consecutivo (+11% i.a.) y se ubicaron un 12% por encima de su promedio real en los últimos 12 meses.

¿Qué esperamos para lo que viene?

De cara a diciembre, prevemos un marcado incremento en el déficit primario asociado a la propia estacionalidad del Gasto Público (impacto de aguinaldo, ajuste de la movilidad, etc.). No obstante, estimamos que en caso de continuar controlando el nivel del Gasto Corriente (al igual que sucedió en los últimos meses) y gracias a los mayores recursos de la mano del “Dólar Soja 2.0”, lo más factible es que el Gobierno logre cumplir con la meta acordada con el FMI de un rojo primario del 2,5% del PIB este año.

En cuanto a su financiamiento, el Tesoro consiguió calmar la incertidumbre instaurada en los últimos meses: de la mano de un monto significativo de financiamiento neto en su última licitación, logró un rollover del 200%, cuando en el último bimestre fue de apenas el 106%. Dado que más del 90% de los vencimientos del mes se encontraban concentrados entre el día 15 y el 16, estimamos que en la próxima licitación (28/12) el Tesoro ampliará el financiamiento neto obtenido a fines de cerrar 2022 sin recurrir a nuevos Adelantos Transitorios. Sin embargo, de ser necesario no descartamos que se utilicen fuentes de financiamiento alternativas para cerrar el programa financiero del año. Esto último fue convalidado el 6/12, cuando el Tesoro le vendió USD al BCRA por $ 200.000 millones (USD 1.180 millones, que parte corresponden al remanente de DEGs) para cubrir parte de sus necesidades fiscales.

Con vistas a 2023, la necesidad de una continuidad/profundización del proceso de consolidación fiscal seguirá estando vigente ante los límites que impone la coyuntura actual y la fragilidad de un programa financiero que recae excesivamente en el mercado de deuda local. En este sentido, vemos factible que la dinámica fiscal se equipare con lo sucedido en 2021: un primer semestre marcado por una mayor disciplina fiscal, pero seguido de una segunda mitad del año con una mayor expansión del gasto en la cercanía a las elecciones presidenciales. En este contexto, habrá que seguir de cerca las tensiones entre la agenda de la “política-política” (priorizando cuestiones sociales y electorales) y la “política-económica” (priorizando la estabilidad macroeconómica).

Las restricciones a las importaciones comienzan a evidenciarse en el frente externo

La balanza comercial registró un saldo positivo de USD 1.340 millones durante noviembre, alcanzando tres meses consecutivos de saldo positivo y el mayor desde 2019. El resultado se explica en torno a dos variables: por el lado de las importaciones, comienzan a verse con mayor claridad los efectos de las restricciones impuestas en el marco del SIRA, mostrando la primera contracción interanual en lo que va del año (-0,3% i.a.); por el lado de las exportaciones, como observamos en informes anteriores, el rezago del impacto del “dólar soja” volvió a incidir en la performance, siendo el mejor noviembre desde la década del 90’.

Con este resultado, el saldo comercial acumula un superávit de USD 5.700 millones hasta noviembre, cifra 60% inferior al año 2021 (USD 14.400 millones) y la menor para el periodo desde 2019. En este marco, en lo que va del año las exportaciones totalizan USD 82.200 millones (+15% i.a.), mientras que las importaciones suman USD 76.500 millones (+34% i.a.).

Continua el rezago del “dólar soja” y se consolidan las restricciones

Al igual que octubre, las exportaciones volvieron a crecer (+15% i.a.) en su comparación interanual, con crecimientos en todos los rubros. El histórico nivel (casi USD 7.100 millones) respecto a noviembres previos se continúa explicando por el rezago en los embarques de las exportaciones en el marco del “dólar soja”. De esta manera, los Productos Primarios y las Manufacturas de Origen Agropecuario destacaron en su aporte y registraron una variación interanual del 14% y 18%, respectivamente. Por último, las Manufacturas de Origen Industrial, si bien se ubicaron en los valores promedio de los primeros 10 meses del año (aproximadamente USD 2.100 millones), en su comparación interanual tuvieron un crecimiento del 12%, traccionado por un alza en los precios que más que compensó la merma en las cantidades exportadas.

Por su parte, las importaciones ascendieron a USD 5.700 millones y consolidaron su merma, ubicándose como el segundo mes de menor valor del año y representando un cuarto de las importaciones promedio de los últimos 6 meses (USD 7.700 millones). La contracción estuvo explicada principalmente por lo sucedido con las importaciones de Bienes Intermedios (-11,4% i.a.), que se ubicaron 22% debajo del promedio de los últimos cuatro meses (julio-octubre). En segundo orden de importancia destacó el rubro de Energía que, a pesar de que su precio sigue 25% por encima de 2021, registró un retroceso interanual del -9%, arrastrado por una reducción de las cantidades de casi 30% i.a..

Costo récord en los fletes

El costo de los fletes alcanzó un récord de USD 170 por tonelada, el mayor de la serie desde que el INDEC comenzó a publicar su medición. De esta manera, el valor unitario aumentó un 20% respecto a octubre y se encontró un 8% por encima del pico de USD 157 de enero 2022.

¿Qué esperamos para el cierre del año y el 2023?

Para el último mes del año estimamos que el saldo comercial continuará siendo superavitario, principalmente debido a la consolidación de las restricciones a las importaciones. Si bien no descartamos algún rezago en el impacto del devengamiento de las exportaciones efectuadas en el marco del “dólar soja”, su caída estacional estará más que compensada por la dinámica observada en el control de las importaciones.

Sin embargo, de cara a 2023 las consecuencias de la sequía -entre otros factores- ubican en una delicada situación al frente externo. Se espera que el fenómeno de La Niña se extienda hasta el primer trimestre del próximo año y comience a darse paso a una fase neutral con un 71% de probabilidad durante el trimestre Febrero-Abril.

En un año signado por el financiamiento neto negativo del Fondo -en claro contraste con este año-, un menor dinamismos en el crecimiento mundial y un tipo de cambio apreciado, el estrés sobre las cuentas externas en el primer tramo de 2023 colocará a la finalización del Gasoducto Néstor Kirchner como una variable fundamental de cara a la necesidad de obtener un saldo superavitario. Por estas razones, es de esperarse que se continúen intensificando las restricciones a las importaciones en un primer semestre de elevada incertidumbre en la performance de las exportaciones.