Uruguay: crecimiento económico con restricciones

En el primer trimestre de 2018 la actividad económica continuó en la senda de crecimiento aunque con un menor ritmo; en términos desestacionalizado respecto al último trimestre de 2017 la variación del Producto Bruto Interno (PBI) fue +1,1%, +2,1% en relación a igual período del año anterior, y +2,2% en promedio en términos interanuales (ia.)

El enfoque de producción indica que el sector de mejor performance en relación a igual período de 2017, fue Transporte, Almacenamiento y Comunicaciones (+6,4%) contribuyendo con 1,3 puntos porcentuales (pp.) al valor agregado global. Dentro del sector se destacan las telecomunicaciones como resultado del aumento en los servicios de datos móviles, mientras que en el transporte y almacenamiento se observó una mayor actividad de los servicios complementarios y auxiliares del transporte y en el transporte terrestre de carga.

La producción de las Industrias manufactureras, creció 2,7% (+0,4 pp.) asociado principalmente a la mayor actividad de refinación de petróleo que durante parte del primer trimestre de 2017 no se produjo por el cierre de la planta de ANCAP por mantenimiento. Sin considerar esto, el resto de las ramas industrias cayeron 1,5%, fundamentalmente por la menor actividad en zonas francas, que no alcanzó a ser compensada por el crecimiento de los frigoríficos, aserraderos y el sector automotriz, entre otras.

El valor agregado de las Actividades primarias disminuyó 4,9% (-0,3 pp.) debido a la caída del de la actividad agrícola, compensada parcialmente por un crecimiento en los sectores pecuario y silvícola. La menor actividad en la agricultura fue consecuencia de los menores rendimientos obtenidos en los cultivos de verano de la zafra 2017/2018, destacándose la caída en la producción de soja – consecuencia de la sequía ocurrida durante el trimestre -. Se observó un incremento en la actividad pecuaria por el aumento de la producción ganadera, tanto de leche como de carne, en este último caso explicado por mayores niveles de faena y de exportaciones de ganado en pie. El alza de la producción silvícola es resultado de una mayor demanda de madera para aserraderos y del exterior.

Según el enfoque de gastos, el mejor desempeño provino del comercio exterior. Las exportaciones de bienes y servicios aumentaron 4,6% (+1,3 pp.) tanto por la expansión de las ventas al exterior de bienes – carne, madera y automóviles, entre otros, contrarrestadas parcialmente por el descenso de trigo y lácteos – como de servicios – los Otros servicios compensaron la leve caída del turismo receptivo -. Las importaciones de bienes y servicios presentaron un aumento de 3,7% (-1,1 pp.) producto de las mayores compras de bienes de consumo así como de uso intermedio, mientras que en las de bienes de capital observaron un leve descenso. En cuanto a los servicios, el aumento de las importaciones se explica por el incremento en el turismo emisivo, tanto en cantidad de viajeros como en el volumen de bienes y servicios adquiridos en el exterior (con Argentina, EE.UU. y Europa como principales destinos elegidos por los residentes

El Consumo privado aumentó 2,8% (+2 pp.) producto, entre otros factores, del crecimiento del ingreso real en el período (+1,4%). Ello absorbió la caída (-0,3%) del Consumo público.

La Formación bruta de capital se mantuvo incambiada (+0,6%) con un descenso en la Formación bruta de capital fijo (FBKF; -2,2%) compensado por un efecto positivo de la variación de existencias.

Fin de la tregua cambiaria en la previa al vencimiento mensual de LEBACs

Tras cinco semanas de tregua cambiaria, nuestra economía enfrenta una nueva tormenta financiera que azota a las economías emergentes, con epicentro en Turquía. La suba acumulada del 10% del tipo de cambio en la previa a un nuevo vencimiento mensual de LEBACs (casi ARS 530.000 millones) y la inminente visita de autoridades del FMI (tras 14 años), llevaron al Gobierno a anunciar nuevas medidas económicas.

¿Cuáles fueron los anuncios del día?

El Tesoro suspendió la licitación diaria de divisas argumentando una elevada posición de liquidez en Pesos. Asimismo, el Banco Central detalló un plan para desarmar la bola de nieve de las LEBACs, elevó de 40% a 45% la tasa de referencia, y anunció que mañana licitará USD 500 millones en el mercado cambiario.

Para reducir su stock de LEBACs, el BCRA va a ofrecer a entidades no bancarias sólo ARS 230.000 millones de los ARS 330.000 millones que vencen mañana. Asimismo, las entidades bancarias (con vencimientos apenas inferiores a los ARS 200.000 millones) no podrán suscribir LEBACs sino NOBAC a 1 año y/o LELIQ (a 7 días). Por último, el Tesoro emitirá Letes en Pesos el día siguiente de los “super-martes”, traspasando parte del costo de absorción de liquidez del BCRA al Ministerio de Hacienda.

¿Cuáles son las implicancias?

Suponiendo que mañana las entidades bancarias cambian todos sus vencimientos de LEBACs por NOBAC y LELIC (no tienen margen para dolarizar activos por el limite operativo de la posición global neta en moneda extranjera), y que los acreedores no bancarios renuevan todas las LEBACs ofertadas (escenario benigno), aún quedarían ARS100.000 millones que podrían presionar el mercado cambiario. Esto equivale a USD 3.300 millones frente a sólo USD 500 millones por licitar.

Más allá de que lanzar un plan para desarmar las LEBACs es deseable, el momento del anuncio -evidentemente condicionado por la visita del FMI- no es oportuno. Asimismo, las herramientas para contener las presiones en el mercado cambiario (suba de 5 p.p. de la tasa de interés de referencia y subasta de USD 500 millones) lucen acotadas.  Esto significa, que las presiones alcistas del dólar seguirán latentes y habrá que convivir con una elevada volatilidad cambiaria.

Perú: reparación de la economía y problemas políticos

Situación política: apatía y debilidad institucional

La aprobación presidencial pasó de 57% a 37% en dos meses. Esto parece indicar que la población no da margen de maniobra al presidente Martín Vizcarra que no llega a los cuatro meses en el poder.

A tan solo dos meses de la contienda electoral subnacional, los electores muestran un marcado desinterés en el proceso. Esto resalta en Lima Metropolitana, donde los candidatos con mayor intención de voto no pasan el 10%, mientras que el voto en blanco y nulo asciende a 23%.

El Congreso ha experimentado cambios significativos en la composición de las bancadas que lo conforman luego de los abiertos enfrentamientos políticos entre este poder del Estado y el Ejecutivo que terminaron con la renuncia del expresidente Pedro Pablo Kuczynski. La principal fuerza de oposición pasó de tener 73 a 62 parlamentarios en poco menos de dos años de elegidos. Sin embargo, a pesar de que el Congreso parece estar calmado, no hay evidencia de que su relación con el Ejecutivo haya mejorado.

Finalmente, se habría destapado una red de corrupción en el Poder Judicial en la que se encontrarían implicados jueces de las más altas instancias, entre ellos, los del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM, que elige jueces y fiscales).

Situación económica: consolidación del ciclo expansivo

La economía peruana creció 4.4% entre enero y abril con respecto al mismo periodo del año pasado y, de hecho, se erige como el mejor inicio de año desde 2013. La razón es que los sectores no primarios, aquellos que concentran casi tres cuartas partes del Producto Bruto Interno (PBI), crecieron 4.5%. Esto ocurrió como reflejo de la evolución de la demanda interna, que aumentó 4% en el primer trimestre, con el consumo privado a un ritmo de 3.2% y la inversión privada a un 5.3%.

En línea con lo anterior, el crédito de consumo se aceleró hasta 11.6% en mayo y el hipotecario hasta 9.3% en el mismo mes. El empleo formal, medido por la Planilla Electrónica de Sunat, muestra un crecimiento de 4% en abril, por encima del promedio del primer trimestre. Por otra parte, los ingresos tributarios del gobierno han crecido 22% entre enero y mayo con respecto al mismo mes del año pasado, con un excelente desempeño del Impuesto General a las Ventas (IGV) interno, que habla sobre la salud de la demanda interna. Con ello, el déficit fiscal cayó a 2.4% en mayo y, por ahora, deja de ser uno de los principales riesgos para la economía peruana.

El buen desempeño que muestra nuestra economía, unido a un entorno internacional que sigue siendo favorable, nos hace ser optimistas con respecto al crecimiento de 2018 y 2019. Así, ele-vamos nuestra proyección para 2018 a 4.2%, desde 3.6%, y para 2019 a 4%, desde 3.9%. El consumo privado crece-ría por encima del 3.5% en ambos años y la inversión privada lo haría a una tasa promedio anual superior al 6%.

Los riesgos: guerra comercial, debilidad política del presidente Vizcarra (que evitaría reformas o gatillaría comportamiento populista) y la caída de la inversión pública más allá de los esperado en 2019 por la llegada de nuevas autoridades subnacionales.

México: las líneas de acción del nuevo gobierno

La resolución de las elecciones presidenciales del 1° de julio de 2018 y la pronta aceptación de los resultados por los tres candidatos que no resultaron vencedores, contribuyó a reafirmar la certeza sobre el proceso electoral y disipó la incertidumbre en cuanto a un conflicto postelectoral mayor.

El final del proceso electoral contribuyó a reforzar la apreciación del peso con respecto a la divisa estadounidense, la cual fue de un 6.19% mensual al 10 de julio de 2018, para quedar en 19.05 pesos por dólar. La depreciación observada durante los dos meses previos a la elección, junto al aumento en el precio de los combustibles, tuvo un impacto en el alza del nivel de precio, ya que se ha observado un repunte en la inflación mensual 0.39% y una tasa de inflación anual de 4.61%.

Dentro del índice de precios subyacente, los precios de las mercancías se incrementaron en 0.13 puntos porcentuales y los de los servicios en 0.32, siendo este último el de mayor incidencia; en cuanto al índice de precios no subyacente, los energéticos y las tarifas autorizadas por el gobierno tuvieron un aumento de 1.53%.

En cuanto a la política monetaria, como fue pronosticado en el mes anterior, Banco de México aumentó 25 puntos base su tasa objetivo, llegando a un valor de 7.75 (el más alto en una década). Consultores Internacionales, S.C. ®, prevé que la tasa de interés objetivo de la institución central se mantenga sin cambios en lo que resta del 2018.

En cuanto al Índice de Consumo Privado en el Mercado Interior, el último dato oficial (fechado en abril de 2018) muestra una reducción del 0.8% durante el mes de referencia respecto al mes inmediato anterior; por componentes, el consumo de los bienes de origen importado descendió en 2.1% y de los bienes nacionales en 0.8%, de acuerdo a datos ajustados por estacionalidad.

En su comparación anual, hubo un incremento del 1.6% en el mes de abril; el consumo de bienes importados aumentó 3.4%, y el de los nacionales en 1.2% (los gastos en servicios tuvieron un aumento del 2.3%, y en bienes fue de 0.5%) con relación al mes abril de 2017. Con este indicador se reafirma la desaceleración de la economía mexicana en el segundo trimestre de 2018. Consultores Internacionales, S.C. ®, prevé que la actividad económica en México comience un repunte durante el segundo semestre de 2018.

En el ámbito de la política económica del nuevo gobierno, como parte de la agenda de cambios que se pronostican para la llegada de la nueva administración, encontramos un ajuste de estrategia en el manejo de la política fiscal, especialmente relacionado con el presupuesto federal que será una de las herramientas principales para el cumplimiento de objetivos. Se vislumbra una política de austeridad y redistribución del gasto hacia el desarrollo social y la inversión pública en infraestructura. Sin embargo, el método específico para alcanzar la reorganización del gasto público aún está por definirse, principalmente porque no se prevé una reforma hacendaria en el corto plazo que amplíe la base de recaudación fiscal y actualice las condiciones de ingresos tributarios y no tributarios del gobierno.

Consultores Internacionales, S.C. ®, cree que el incremento que se prevé en el gasto para la seguridad social e infraestructura debe darse de una manera sustentable y con un compromiso de responsabilidad social y hacendaria. En el caso de la inversión pública en infraestructura, el gobierno entrante ha expresado su intención de aumentar el monto del 2.6% del PIB registrado en 2017-la participación más baja en casi 70 años- de manera constante y gradual durante su administración. Si bien el incremento en inversión pública podría apoyar el incremento en inversión privada en el país, el balance del presupuesto será una variable clave que el nuevo gobierno pueda llevar a buen puerto la dirección del país sin incurrir en desbalances macroeconómicos.

Ecuador: La economía ecuatoriana empieza a desacelerarse

Según el último boletín trimestral de cuentas nacionales que publicó el Banco Central del Ecuador (BCE), la economía del país, que creció 3% en 2017, impulsada por un agresivo endeudamiento público que alentó el consumo, registró en el primer trimestre de 2018 un crecimiento de 1,9% frente a igual período del año anterior (respecto al cuarto trimestre de 2017 el PIB se contrajo 0,7%). Esta desaceleración se da pese a que en enero de este año el Gobierno emitió bonos soberanos por US$3.000 (3% del PIB) para no verse obligado a hacer un ajuste demasiado fuerte en el gasto antes de la consulta popular que se celebró el 4 de febrero. Si bien en el primer trimestre el consumo privado se siguió mostrando dinámico (4,6% de crecimiento interanual) y la formación bruta de capital, después de haber acumulado tres años consecutivos de caídas, registró un crecimiento de 5,5% (que se explica en buena parte por el repunte en las importaciones de maquinaria y equipo que en los últimos años habían sido excepcionalmente bajas), las mismas autoridades económicas (como la gerente del BCE) ya reconocen que este año la tasa de crecimiento será más baja que en el anterior.

Esta desaceleración, que nosotros también prevemos, se explica principalmente por un inevitable ajuste en el gasto público frente al registrado en 2017. De hecho, en la primera mitad de 2018 el gasto del Presupuesto General del Estado se contrajo 8,9% frente a igual período del año anterior. En una economía que en los últimos años dependió en gran medida de la inyección de recursos públicos, este recorte, que por lo pronto se ha centrado en el gasto de capital, afecta a la actividad en general y también a los depósitos en los bancos. Pese a ese recorte, que junto con un alza en los ingresos (tanto en los tributarios como en los petroleros) ha permitido reducir el déficit del Presupuesto a una tercera parte, el FMI, que vino al país desde finales de junio hasta inicios de julio, cree que hace falta un esfuerzo mayor, ya que el déficit fiscal sigue siendo alto. El organismo, que ha destacado el avance que representa el proyecto de ley que el Ejecutivo envió a la Asamblea así como la voluntad del nuevo equipo económico de transparentar las cifras, sugiere una “consolidación fiscal más balanceada y anticipada” así como otras medidas que permitan recuperar la competitividad de la economía, entre ellas flexibilizar el mercado laboral y suscribir nuevos acuerdos comerciales. El FMI, de hecho, ha señalado que la economía ecuatoriana aún enfrenta “importantes desafíos”, no sólo en lo fiscal, sino también como consecuencia de un tipo de cambio real sobrevaluado y vulnerabilidades en la balanza de pagos.

Un indicador que parece reflejar la vulnerabilidad de la economía ecuatoriana, particularmente de la demanda interna, es la evolución del Índice de Precios al Consumidor (IPC), que en junio de este año registró su décima caída interanual consecutiva. Conviene señalar que esta última caída en los precios, que afecta a la mayor parte de los productos que componen el IPC, se dio frente a un mes (junio de 2017) en que ya no estaban vigentes las sobretasas arancelarias. Es decir, esta baja en los precios ya no se puede explicar por el desmonte de las salvaguardias.

La “maldición de los años pares” se vuelve a cumplir

A principio de 2018, parecía que la economía argentina se encaminaba a romper la maldición de los años pares. Sin embargo, la sequía, el fuerte ajuste de tarifas y la crisis cambiaria derrumbaron las perspectivas de crecimiento.

Tras una caída interanual cercana al 3% i.a. en el segundo trimestre, el PBI también arrojará un retroceso en el segundo semestre del año, aunque este sería más moderado porque el impacto de la sequía se diluirá en los próximos meses.

La combinación de varios shocks negativos juntos (sequía, ajuste de precios regulados, salto cambiario y política fiscal y monetaria duras) lleva a pensar que la caída de la actividad será incluso mayor a la de los últimos años pares. De hecho, pese al arrastre estadístico positivo que dejó 2017 (+1,3%) y el elevado crecimiento de la actividad económica durante el primer trimestre del año (+3,6% i.a.), prevemos una caída del PBI en 2018 en torno a 0,6% i.a.

A medida que se consolide la tregua cambiaria las tasas de interés bajaran a niveles más acordes a la dinámica productiva, pero se necesita tiempo para lograr que la confianza y las expectativas se recuperen. Además, la suba de tarifas de servicios públicos afectará el ingreso real de las familias en el segundo semestre: el Ejecutivo tratará de moderar los aumentos pero estos serán elevados por la fuerte suba de costos. Por ello, esperamos “brotes verdes” de actividad a comienzos del año que viene.

La actividad volvería a crecer en 2019, impulsada por la recuperación real de las Prestaciones sociales (por desaceleración de la inflación), una mejor cosecha agrícola (si no se repite la sequía) y recuperación de sectores transables por la mejora del tipo de cambio real.

Sin embargo, el crecimiento del año que viene no está garantizado. La economía argentina depende de un clima benigno en el campo, de un contexto internacional (comercial y financiero) favorable, y de la fortaleza electoral del oficialismo en pos de acotar la formación de activos externos privadas típicas de los años de elecciones.

Colombia: Una nueva normalidad en los precios del petróleo

En Colombia, la correlación entre el precio del petróleo y la tasa de cambio, en los últimos años, ha sido fuerte y negativa, como se ve en la gráfica 1, en donde la línea negra es el coeficiente de correlación entre estas dos variables, las líneas azules representan el intervalo de confianza al 95% y la roja es el R cuadrado. Como sucede en la mayoría de países en donde los hidrocarburos son una proporción importante de la canasta exportadora, cuando el precio del petróleo es alto se presenta un gran crecimiento de la oferta de divisas producto de las exportaciones, lo que se traduce en una revaluación significativa del peso. Esto sin duda ha generado crecimiento económico, dado que se obtienen mayores ingresos por el petróleo que exporta el país y por lo tanto se crea una sensación de bonanza. Entre 2008-2014, el precio promedio del petróleo fue de 89.11 dólares por barril, durante estos años la tasa de cambio se ajustó de acuerdo al precio de las exportaciones de hidrocarburos, lo que abarató las importaciones, y tuvo un efecto sobre el precio final de las exportaciones del resto de sectores, generando así síntomas de enfermedad holandesa.

Por otro lado, el comportamiento del petróleo ha afectado el déficit en cuenta corriente pues el valor de las exportaciones cayó. Por el lado del déficit del Gobierno Central (GNC),  con la caída de los precios del petróleo se dejaron de percibir ingresos con los que se había hecho la planeación fiscal, por lo que el ajuste tuvo implicaciones que llevaron  a la Reforma Tributaria de 2016 e incluso a flexibilizar la Regla Fiscal en mayo de 2018.

En este orden de ideas, el panorama para Colombia en términos de crecimiento, aunque mejora con los pronósticos actualizados del precio del petróleo, sigue generando escepticismo, pues el boom exportador de commodities de años anteriores no va a volver a suceder por cuestiones de demanda externa y restricciones en la productividad interna, y en cambio se van a empezar a materializar los efectos tanto en el sector real como en el externo y financiero de una economía que lleva varios años dependiendo de manera importante del petróleo.

La actividad se derrumbó por la sequía y el impacto del salto cambiario

El PBI excluyendo al sector agropecuario creció sólo 0,6% i.a. en mayo de 2018

En mayo de 2018, por segundo mes consecutivo, el Estimado Mensual de Actividad Económica (EMAE) cayó 5,8% i.a. y -1,4% en términos desestacionalizados. Al igual que en abril, el retroceso observado e respondió en buena medida a un shock exógeno: el impacto de la sequía en la producción agropecuaria. Sin embargo, la fuerte contracción de mayo también obedeció a la merma de sectores claves: la producción industrial cayó 1,3% i.a. (tras doce meses consecutivos de expansión); el sector Transporte y comunicaciones se contrajo 4,9% i.a.; y el suministro de electricidad, gas y agua bajó 1,4% i.a.

El EMAE de mayo de 2018 muestra que el enfriamiento del nivel de actividad ya comenzó a extenderse lo largo de la economía local: excluyendo al sector agropecuario, el EMAE hubiese crecido sólo 0,6% i.a. (vs. la expansión del PBI sin agro de 3,5% i.a. del primer cuatrimestre del año)

Al realizar el análisis a nivel sectorial se observan realidades heterogéneas. Por el lado de la producción de bienes, conviven las mencionadas caídas en el sector agropecuario, industrial y suministro de electricidad gas y agua, con una moderada expansión de la construcción y la producción minera (+4,4% i.a. y +2,6% i.a., respectivamente). Asimismo, si bien el principal rubro de servicios frenó su crecimiento en mayo de 2018 (el Comercio mayorista y minorista trepó sólo 0,6% i.a.), otras ramas como intermediación financiera (+10,9% i.a.) y actividades de alquiler y empresariales (+4% i.a.) continuaron mostrando un elevado dinamismo.

En el acumulado a los primeros cinco meses del año, el nivel de actividad creció apenas 0,6% i.a. No obstante, excluyendo al sector agropecuario, se observaría un avance del PBI del 2,9% i.a. Esta dinámica sugiere dos conclusiones: el impacto de la sequía fue clave a la hora de explicar la caída de los últimos dos meses, y ya comienza a sentirse el efecto negativo del salto cambiario en el resto de los sectores productivos, cuyo mayor impacto se sentirá en la segunda mitad del año.

Para el segundo trimestre de 2018 estimamos una brusca caída del PBI tanto en términos interanuales (-3% i.a.) como desestacionalizados (rozaría -4%). Asimismo, no esperamos crecimiento del PBI durante la segunda mitad de 2018 por el impacto negativo del salto cambiario en la demanda interna. Según nuestras estimaciones, recién a fin de año –si el proceso de relajación de tasas se acelera gracias a una mayor calma cambiaria y el resultado electoral en Brasil facilita la recuperación de su economía- el PBI podría estabilizarse.

En síntesis, pese al arrastre estadístico positivo que dejó el 2017 (superior al 1%), las perspectivas de crecimiento para este año son desfavorables. Producto de la sequía y el deterioro de la demanda interna (el impacto de la corrida cambiaria sobre la inflación y las tasas de interés desalientan tanto al consumo como a la inversión), el PBI no crecerá en 2018, ubicándose por debajo del rango de expansión de la actividad mencionado en la Carta de Intención con el FMI (0,4% a 1,4%).

 

Chile: resistiendo los embates de la incertidumbre externa

La economía chilena acumula un crecimiento de 4,7% en los primeros cinco meses del año, la inflación se ubica en 2,5% en los doce meses a junio, la tasa de desempleo abierta llegó a 7% en mayo, la perspectiva de déficit fiscal, de acuerdo al gobierno, se ha revisado a la baja a 1,7% y la tasa de política monetaria se mantiene en 2,5% desde mayo de 2017. La variable de ajuste que ha permitido absorber el deterioro en el escenario externo: aumento de tasas por parte de la Reserva Federal, baja reciente en el precio del cobre, inicio de una guerra comercial entre Estados Unidos y la mayor parte del resto del mundo, deterioro de expectativas sobre la economía mundial, mayor incertidumbre e incremento en el valor internacional del dólar, ha sido el tipo de cambio. Dada la credibilidad que mantiene el Banco Central, le es posible permitir amplias fluctuaciones en el tipo de cambio que absorben los shocks externos con escaso impacto en las tasas de interés internas o la actividad, aunque sí en la inflación que, de todas maneras, permanece anclada en torno de la meta de tres por ciento.

Si bien el tipo de cambio está casi uno por ciento por debajo de su nivel de julio del año pasado, ha subido casi nueve por ciento respecto de abril, lo que revela su amplia volatilidad en períodos breves de tiempo lo que, aunque puede ser complejo para quienes realizan operaciones en moneda extranjera, resulta positivo para la estabilidad de la economía en general. Adicionalmente, la recuperación en el precio del cobre entre julio del año pasado y junio del actual (después ha bajado considerablemente) y la recuperación general de las exportaciones, ha permitido, pese al fuerte aumento en el precio del petróleo, cuyo consumo es casi un cien por ciento importado, incrementar el superávit comercial a su nivel más alto desde fines de 2011 y, al mismo tiempo, contribuir a evitar que el déficit en la cuenta corriente exceda un 2% del PIB. Esto sumado a las fuertes inversiones de los fondos de pensiones en el exterior (además de otras inversiones) permite tener estabilizadores automáticos que aíslan, parcialmente por cierto, a la economía de los shocks que se producen en el exterior.

En el escenario descrito se ha producido una recuperación esencialmente cíclica de la actividad, que permitirá alcanzar un crecimiento de 4% o algo más este año, más que duplicando el resultado del año pasado y, en realidad, más que duplicando el promedio de los cuatro años anteriores. Sin embargo, la recuperación de la inversión ha sido insuficiente hasta ahora y de no adquirir mayor dinamismo en el segundo semestre del año, lo más probable es que se produzca una desaceleración en 2019, sobre todo considerando que el escenario externo será menos favorable que este año.

Adicionalmente, si bien el mercado del trabajo se está comportando de acuerdo a lo esperado, es decir, sin que todavía se observe una mejoría en la calidad del empleo, el menor crecimiento de las remuneraciones, que revela una mayor debilidad en el mercado laboral, puede llegar a afectar la recuperación del consumo lo que, en último término, se reflejaría en el crecimiento. La tendencia ascendente de la inflación contribuirá a este proceso.

Las ventas de shopping acumulan diez meses consecutivos de crecimiento

¿Qué pasó?

Las ventas en shopping crecieron a precios constantes 12% i.a. en mayo. De esta manera, a contramano de lo que sucede principalmente con el consumo masivo, en lo que va del año, las ventas en los centros de compras acumulan un alza real de 4,4% i.a.

Al deflactar a través del IPC Ecolatina el consumo por rubros en centros de compras, se destaca que hay sectores ganadores y perdedores. Las ventas estuvieron principalmente traccionadas por artículos electrónicos o electrodomésticos que crecieron en los primeros cinco meses 22% i.a. en términos reales, seguido por indumentaria deportiva (+18% i.a.) e indumentaria, calzado y marroquinería (+7% i.a.).  Por su parte, los principales sectores que redujeron sus ventas fueron perfumería y farmacia (-9% i.a.), diversión y esparcimiento (-6% i.a.) y librería (-5% i.a.).

 

¿Qué factores explicaron esta dinámica?

La evolución del consumo tiene una dinámica muy heterogénea y en este marco dos factores explican el buen desempeño de las ventas de electrodomésticos y de indumentaria. Los primeros fueron traccionados por un factor estacional (la proximidad del Mundial de Futbol) acompañado por promociones y programas de financiación para las ventas de electrodomésticos. El rubro de indumentaria, por su parte, tuvo un menor incremento de precios relativo que el resto de los precios de la economía. De este modo, parte de la demanda de bienes de consumo estuvo orientada a ese rubro.

Por el contrario, en el caso de los rubros que perdieron ventas respecto al mismo período del año pasado, podemos remarcar que los productos de farmacia y perfumería fueron de los que más aumentaron su precio relativo. En cambio, productos de menor necesidad como artículos de librería y esparcimiento, vieron un menor incremento de las ventas en términos nominales.

 

¿Qué consecuencias tendrá en el consumo?

La depreciación del tipo de cambio de los últimos meses, tendrá efecto principalmente sobre el precio de los productos importados por caso, electrodomésticos e indumentaria se verán afectados. Al mismo tiempo, el menor ritmo de crecimiento económico esperado para los próximos meses, resentirá mayormente al consumo y estimamos que particularmente, los centros de compra también comenzarán a mostrar un panorama menos optimista.