Perú: Oportunidad de reformas y consolidación del ciclo expansivo

Situación política: potenciales reformas

La red de corrupción destapada en el Poder Judicial, que implica a jueces supremos y a los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM, que elije y evalúa jueces y fiscales), ha involucrado también a algunos conocidos miembros de la oposición en el Congreso. Esto sumado a la baja aprobación que tiene dicho poder del Estado ha tenido como efecto una pérdida de posicionamiento frente a la opinión pública que ha sido bien aprovechada por el Ejecutivo.

El presidente Martín Vizcarra ha tomado la iniciativa de liderar la lucha frontal contra la corrupción y ha propuesto, en su último Mensaje a la Nación, reformas del sistema judicial y político, donde algunos puntos serán llevados a un referéndum: volver a la bicameralidad (senadores y diputados), regular el financiamiento privado de los partidos y la no reelección congresal. Este último punto ha sido tomado como un ataque directo al Congreso y lo ha descolocado.

La sintonía del Mensaje Presidencial con la indignación ciudadana ha impulsado la aprobación de Vizcarra elevándola en 10 pp. en tan solo un mes (pasó de 39% en julio a 49% en agosto) según un reciente sondeo. Este sería un aval que da la ciudadanía a la puesta en marcha de reformas importantes.

Por otro lado, y en contraposición al interés de la población mostrado por el referéndum, aún se mantiene un ambiente de apatía y desconexión con el proceso electoral subnacional (elección de alcaldes provinciales y distritales y gobernadores regionales). Esto se hace evidente en Lima Metropolitana, donde la opción por el voto blanco o viciado asciende a 21%. Además, un alto porcentaje de electores (alrededor del 60%) no conoce a los candidatos de las principales agrupaciones políticas.

Situación económica: ¿círculo virtuoso de crecimiento?

La economía peruana creció 4.8% entre enero y mayo con respecto al mismo periodo del año pasado, el mejor inicio de año desde 2013. La razón es que los sectores no primarios, aquellos que concentran casi tres cuartas partes del Producto Bruto Interno (PBI), crecieron 4.7%. Esto ocurrió como reflejo de la evolución de la demanda interna, que aumentó 4.0% en el primer trimestre, con el consumo privado a un ritmo de 3.2% y la inversión privada a un 5.3%.

En línea con lo anterior, el crédito de consumo se aceleró hasta 11.6% anual en junio y el hipotecario hasta 9.5% en el mismo mes. El empleo formal, medido por la Planilla Electrónica de Sunat (ente recaudador), muestra un crecimiento de 3.1% en mayo y una aceleración del ingreso real promedio de 6.8%. Por otra parte, el déficit fiscal cayó a 2.2% en junio gracias a un incremento de los ingresos tributarios de 27.4% en el mismo mes.

Además, a este buen desempeño de la economía se sumaría la entrada de grandes proyectos de inversión que podrían asegurar una senda de crecimiento para los próximos años. Entre estos destacan los del sector minero que ascienden a un total de US$ 11,540 en los próximos tres años.

Los riesgos provienen principalmente del entorno internacional. Si los ataques entre Estados Unidos y China escalan, el escenario cambiaría totalmente. En línea con ello, la proyección del precio del cobre tendría que ser revisada fuertemente a la baja y con ello el crecimiento de la economía peruana.

México: Variables e indicadores cruciales en la transición del gobierno

Al cierre de la primera mitad del año 2018, la economía mexicana presenta señales que deben ser consideradas con detenimiento. Durante el segundo trimestre, el crecimiento económico observó una ligera disminución respecto del mismo del trimestre anterior, acompañado en los últimos dos meses de un repunte en la inflación que en la primera quincena del mes de julio se ubicó en 4.81%; por otro lado, el peso continúa su tendencia de apreciación con respecto al dólar. Asimismo, la transición del cambio de administración presidencial se ha caracterizado por un clima de estabilidad política que han impactado positivamente en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá; sin embargo, prevalece la necesidad de impulsar un replanteamiento en materia fiscal. En este contexto, Consultores Internacionales, S.C. ® mantiene su estimación de crecimiento de la economía nacional de 2.2% con un margen de variabilidad de entre 2.0% y 2.5 por ciento.

Variables e indicadores cruciales en la transición del gobierno.

Frente a las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y la transición del gobierno, la economía mexicana muestra un comportamiento estable debido a la ligera baja de la producción del segundo trimestre de este año con respecto al primero con una variación de -0.1 por ciento. Adicionalmente, la inflación se ubicó en 4.81 por ciento presentando la mayor variación en el precio de los energéticos; ante tal situación, la política monetaria del Banco de México ha sido cautelosa al no incrementar la tasa de interés objetivo. No obstante, Consultores Internacionales, S.C. ® prevé que las presiones inflacionarias de los últimos meses y las previsiones de alza en la tasa de interés en Estados Unidos por parte de la FED, generen las condiciones para mantener el nivel actual de 7.75 el resto del año con alta probabilidad de incrementarse 25 puntos base y fijarse en 8 por ciento.

El peso se apreció, con respecto a la divisa estadounidense 3.89% en los últimos 30 días, quedando en 18.46 pesos por dólar. En el mismo sentido, el Índice de Confianza del Consumidor registró en julio de 2018 un incremento mensual de 14.8% y la Inversión Fija Bruta reportó un avance real de 0.9% durante mayo de este año frente al mes previo.

Abordando otras aristas de la situación concernientes a política fiscal, durante el primer semestre de 2018, los principales balances de finanzas públicas fueron mejor que lo programado, sin embargo el balance público presentó un déficit de 206 mil 731 millones de pesos. Al mismo tiempo aumenta la presión de la deuda, al llegar ésta a su monto máximo histórico. En términos de porcentaje del PIB se espera que la deuda se ubique en 45.5% al cierre de 2018, de esta manera, habría una reducción en comparación del 46.0% experimentado en 2017. Ante esto, será necesario un gasto eficiente y eficaz que potencie la inversión en infraestructura pública dinamizando sectores productivos estratégicos, pero con sentido regional focalizado en la industria clave, lo que se traducirá en crecimiento económico, aumento y mejora del empleo y mayores ingresos fiscales. Haciendo una revisión de los distintos elementos que componen la realidad mexicana, Consultores Internacionales, S.C. ® prevé que la actividad económica en México repuntará durante la segunda mitad de 2018.

Consultores Internacionales, S.C. ®, puntualiza la importancia de ser cautos respecto al endeudamiento público cuyo costo ha aumentado debido al alza de las tasas de interés, desde luego, teniendo presente que la deuda pública es una herramienta de política económica anti cíclica que puede ser utilizada. En cuanto a los ingresos, si bien es cierto que se ha superado gradualmente la alta dependencia de los ingresos petroleros aún queda mucho por hacer, toda vez que se mantiene el elevado índice de informalidad en la economía. En este sentido, Consultores Internacionales, S.C. ®, considera prioritario diseñar e implementar una reforma hacendaria integral que mejore la capacidad de recaudación del país, a través de la ampliación de la base contributiva y el establecimiento de impuestos progresivos.

Ecuador: Menor dinamismo económico y dudas sobre el manejo de las cifras económicas

La tasa de crecimiento de la economía ecuatoriana en 2017 fue revisada a la baja a finales de julio por el Banco Central del Ecuador (BCE), apenas un mes después de la publicación trimestral de cuentas nacionales, en donde no se habían hecho correcciones a las cifras de 2017. La tasa de crecimiento actualizada para el año pasado fue de 2,4%, 0,6 puntos porcentuales menos que la publicada inicialmente. Pese a que la corrección fue la más alta de los últimos dos años, lo más llamativo de la revisión estuvo asociado a dos componentes específicos del PIB, el consumo de los hogares y la Formación Bruta de Capital Fijo (FBKF).

El consumo de los hogares, principal componente del PIB, tuvo una revisión a la baja en su tasa de crecimiento de 1,2 puntos porcentuales, al pasar de 4,9% a 3,7%. Por otro lado, la Formación Bruta de Capital Fijo (FBKF) registró una revisión positiva en su tasa de crecimiento que pasó de -0,5% a 5,6%. Llama la atención la magnitud de la corrección, pero también la inconsistencia entre las cifras publicadas y otros reportes estadísticos del propio BCE en donde se observa que la FBKF del sector público no financiero -durante el mismo periodo- registró una contracción de 16% en términos reales. ¿La FBKF privada creció tanto como para compensar el desplome en la pública, que en 2016 representaba el 45% de la FBKF total? Del mismo modo, la caída de 4,4% en el sector de la construcción tampoco contribuye a despejar las dudas sobre la revisión. ¿La inversión en maquinaria y equipo fue tan grande que compensó la caída de la construcción?

En todo caso, las revisiones confirmarían la ralentización del ritmo de crecimiento con respecto a lo que se estimaba inicialmente. A más del ajuste en el crecimiento de 2017, al primer trimestre de 2018 la economía ecuatoriana se habría expandido al 1,9% anual, cifra que seguramente será revisada a futuro. Ese menor dinamismo económico empieza a reflejarse en el mercado laboral. El último reporte del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), correspondiente al segundo trimestre de 2018, evidenció un estancamiento del mercado laboral. Es decir, la mayor parte de categorías en las que se clasifica el empleo no sufrieron variaciones estadísticamente significativas entre junio de 2017 y junio de 2018. Sin embargo, las cifras del mercado laboral presentadas por el INEC, no fueron del agrado de ciertos funcionarios del Ejecutivo, quienes las cuestionaron. Estos dos episodios, las dudas sobre la información generada por el BCE y las presiones oficiales sobre el INEC, serían inconsistentes frente al esfuerzo desplegado por el nuevo equipo económico para transparentar las cuentas públicas del país.

Finalmente, después de que Ecuador manifestó su interés por formar parte de la Alianza del Pacífico, el pedido de vinculación como Estado asociado fue aprobado durante la XIII cumbre del bloque comercial. De hecho, el país participó en la cumbre con una delegación encabezada por el ministro de Comercio Exterior, Pablo Campana. La participación de Ecuador, de acuerdo a las autoridades, permitirá fortalecer las relaciones con México, país con el que además se busca un acuerdo comercial, que complemente los acuerdos ya vigentes con la Comunidad Andina y Chile.

Colombia: Los retos del mercado laboral

Iván Duque empieza su periodo presidencial con una economía estable. A pesar del importante choque generado por la caída de los precios del petróleo, el Banco de la República y Ministerio de Hacienda y Crédito Público han logrado suavizar la magnitud de los efectos recesivos e inflacionarios que dicho choque habría podido tener en la economía colombiana.  De hecho, aunque en 2016 la inflación total alcanzó un 7.5%, en 2017 bajó a 4.3% y para el año 2018, Econometría Consultores pronostica una inflación promedio de 3.4%, la cual estaría dentro del rango meta del Banco de la República. Por otro lado, el déficit fiscal llegó a 4% del PIB en 2016 y para el año 2018 dicho indicador será de 3.6%. Además, una preocupación importante en el año 2015 era la posibilidad de una crisis en la balanza de pagos. Sin embargo, las políticas económicas de los últimos años ayudaron a evitar dicho escenario. En la actualidad, el déficit en cuenta corriente se encuentra en un nivel estable.

No obstante lo anterior, existen preocupaciones sobre el comportamiento del mercado laboral, a pesar de su resiliencia frente a los choques recientes. La tasa de desempleo en Colombia es alta. De hecho, en los últimos 20 años la tasa de desempleo más baja fue de 8.9% (2014). En la gráfica 1, la línea azul representa la tasa de desempleo de las siete ciudades más importantes del país (la serie de desempleo más larga), la línea naranja es un filtro (Hodrick y Prescott) de la tasa de desempleo y los puntos negros son estimaciones de la tasa de desempleo no aceleradora de la inflación (NAIRU, por sus siglas en inglés). Es interesante notar que, en 2017, dichas series convergieron a un mismo valor, lo que se interpreta como un equilibrio macroeconómico. Lo anterior implica que Colombia tiene una tasa de desempleo estructural del 10%. Bajar la tasa de desempleo sin generar presiones inflacionarias es el mayor reto del nuevo gobierno.

El comportamiento del mercado laboral formal es importante dado que tiene efectos en la sostenibilidad del sistema previsional. Además de la alta tasa de desempleo, Colombia tiene altas tasas de informalidad, solamente el 50% de los empleados cotiza en el sistema previsional (Ver figura 2). Esta situación hace necesarias medidas económicas que fortalezcan la economía y el mercado laboral. En la actualidad el debate económico gira en torno a cómo modificar el sistema previsional y a la posibilidad de implementar salarios mínimos regionales para promover incentivos al empleo formal.

Solo con crecimiento será viable cumplir la meta fiscal 2019

¿El gobierno de Macri podrá alcanzar la principal pauta acordada con el FMI?

El cumplimiento del deficit primario de 2,7% del PBI del sector público Nacional para este año luce encaminado. En cambio, hay dudas sobre la posibilidad de bajar significativamente el rojo primario en 2019 en un contexto de elecciones Presidenciales. Es que incluso apelando a la salvaguarda social, el Ejecutivo tiene que reducir el rojo primario a 1,5% del PBI. A priori el esfuerzo fiscal deberá ser muy importante por lo que no sorprende que la administración Macri haya tenido que cambiar de opinión respecto a que todo el ajuste recaería sobre los gastos. Recientemente, implementó varias medidas para apuntalar o no resignar ingresos fiscales (posponer cronograma de reducción retenciones a los derivados de la soja y la derogación del Fondo Federal Solidario).

¿Es posible cumplir la meta fiscal de 2019 si la economía se recupera y baja la inflación?

En un escenario optimista donde la actividad trepa 1,5% y la inflación se desacelera promediando una tasa del 29%, el esfuerzo fiscal necesario para bajar el déficit primario a 1,5%  del PBI no es imposible. En este escenario los ingresos del sector público Nacional crecerían 30% anual por lo que el gasto primario no podría trepar más que 23% anual, lo que equivale a un ajuste real del 4%. A priori dicho recorte parece acotado, pero por movilidad automática 60% del gasto primario trepará casi 31% anual, lo que implica que los restantes erogaciones sólo podrán subir 12% anual (caída del 13% en términos reales).

¿Es posible cumplir la meta fiscal de 2019 si la economía sigue en recesión y la inflación no se desacelera?

En un escenario pesimista donde la recesión persiste (el PBI cae 1%) y la inflación no cede (promedia 36%), el esfuerzo fiscal necesario para cumplir con la meta fiscal es casi imposible. En este escenario los ingresos del sector público Nacional crecerían 31% anual (caída del 4% en términos reales) por lo que el gasto primario no podría trepar más que 24% anual, lo que equivale a un ajuste real del 9%. Dicho recorte luce complejo de aplicar, ya que por movilidad automática 60% del gasto primario trepará cerca de 34% anual, lo que implica que los restantes erogaciones solo podrán subir 9% anual, lo que implica una caída en términos reales del 20% anual.

Conclusión:

La recuperación de la actividad será clave para cumplir la meta fiscal el año que viene. Sin embargo, la salida de la recesión no está garantizada: la política fiscal y la monetaria serán contractivas, nuestro principal socio comercial no logra estabilizarse y las turbulencias financieras internacionales arrecian. Ojalá que el clima permita, por lo menos, que la cosecha agrícola sea récord en 2019.

 

Por la sequía y la crisis cambiaria, la actividad cayó más de 4% en el segundo trimestre de 2018

Profundizando lo sucedido en mayo pasado, durante junio de 2018 la actividad volvió a caer, acumulando así su tercer mes consecutivo en rojo. Dado que a la sequía se le sumó la crisis cambiaria, la contracción fue de 6,7% i.a., el valor más alto desde junio de 2009. Además, y agravando la dinámica de mayo, la recesión empezó a contagiar a todos los sectores: 10 de las 16 ramas de actividad mostraron números en rojo.

A diferencia de abril y mayo, cuando los retrocesos desaparecían al aislar al sector agropecuario (el PBI sin agro creció 3,8 % i.a. y 1,0% i.a., respectivamente) en junio dicho indicador se contrajo 3,1% i.a. Por lo tanto, pese a que la incidencia del sector agropecuario se atenuará en la segunda parte del año (dado que ya tuvo lugar la salida de la cosecha gruesa), los números negativos continuarán siendo una constante.

La economía retrocedió 4,2% i.a. en el segundo trimestre 2018 y trepó sólo 0,4% i.a. excluyendo al sector agropecuario. De esta forma, el primer semestre del año arrojó una caída de 0,6% i.a. y creció 1,9% i.a. al aislar el shock climático.

Producto de los factores que desencadenaron la magra performance (sequía y dólar), los sectores más golpeados fueron los productores de bienes. En este sentido, el PBI bienes se contrajo 11,8% i.a.  en el segundo trimestre y 5,6% i.a. en el primer semestre, a la par que el PBI servicios mostró un crecimiento anémico de 1% i.a. en el período abril-junio y de 2,2% i.a. en la primera mitad del 2018.

Desagregando a nivel sectorial, la caída fue liderada por el sector agropecuario (-32% i.a. en el segundo trimestre). Por su parte, la industria manufacturera se contrajo casi 2% i.a. en el período. A contramano, la construcción logró marcar un crecimiento de casi 5% i.a. entre abril y junio, pese a su retroceso de 0,2% i.a. en el sexto mes del año. Por último, el comercio minorista y mayorista, aunque está menos afectado por la sequía y la crisis cambiaria que las ramas anteriores, revirtió abruptamente su dinámica positiva: en junio 2018 cayó 8,3% i.a., provocando una pérdida de 0,6% i.a. en el segundo trimestre.

De cara al futuro, las perspectivas de la actividad no son buenas, más aún si consideramos las turbulencias cambiarias que reaparecieron en agosto. Por lo tanto, y conforme a nuestras estimaciones, la caída del PBI alcanzará, de mínima, el 1% i.a. en 2018. De esta manera, la maldición de los años pares volverá a atacar a la economía argentina, que no crece en un año no electoral desde 2010. Visto desde otra perspectiva, el PBI per cápita cerrará 2018 al menos 3% por debajo del nivel de 2015.

Chile: Acotando las expectativas

A pesar de los buenos números conocidos para el crecimiento económico del primer semestre, el mejor desde el año 2012, con una expansión estimada de 4,7 por ciento respecto a igual lapso del año pasado, las expectativas económicas han tendido a deteriorarse. Efectivamente, las empresariales, que luego de varios años en terreno negativo (bajo el nivel 50), marcaron una fuerte recuperación, alcanzando su mejor resultado en febrero (55,6), comenzaron un ajuste a la baja, alcanzando en julio sólo 51,9 puntos, cercano al nivel neutral. Algo similar sucede con las expectativas de los hogares, que luego de alcanzar un nivel positivo en diciembre último, después de varios años en terreno negativo, han ido ajustándose a la baja hasta llegar a un nivel neutral en su último dato publicado para el mes de julio.

Analicemos por separado lo sucedido con cada indicador. En el caso de los empresarios, el deterioro de expectativas respondería a la suma de varios factores. Primero, es evidente que el entorno económico internacional y regional registra un deterioro relevante a lo largo de los últimos meses. La sostenida amenaza y parcial materialización de una guerra comercial, que involucra a Estados Unidos con varios otros países o bloques de países, ha terminado dañando la confianza respecto a la mantención de un buen ritmo de crecimiento mundial. Los mercados han aumentado su volatilidad y los indicadores de incertidumbre económica registran un importante incremento. Más aún, se observa una corrección a la baja en el precio de algunos commodities, teniendo particular importancia para Chile el caso del cobre.

Agreguemos que el crecimiento en varias zonas del mundo tiende a debilitarse, es el caso de Europa, Japón y varias economías emergentes, además de un eventual impacto, aún no dimensionado, sobre el crecimiento de China, nuestro principal socio comercial. Debemos sumar también, el deterioro que registra la región, con Argentina manteniendo un delicado equilibrio para evitar una nueva escalada contra su moneda, y Brasil, donde a algo más de dos meses de la próxima elección presidencial el nivel de incertidumbre es muy significativo.

Al deteriorado escenario externo, podemos agregar que la velocidad con que se están gestionando las reformas más relevantes para despejar incertidumbre sobre la inversión futura, ha sido menor a la requerida por el mercado. A estas alturas se esperaba tener avanzada la discusión parlamentaria respecto a la reforma tributaria, y la realidad es que aún no se conoce el proyecto. Algo parecido sucede con la regulación laboral o con la medioambiental, clave en la aprobación de grandes proyectos de inversión. Si a esto sumamos un accionar más lento de los mandos medios que conforman los distintos ministerios, como consecuencia en muchos casos de la falta de experiencia de las autoridades que asumieron con el nuevo gobierno, terminamos de describir un escenario que permite entender el deterioro del clima de negocios y las expectativas empresariales.

En el caso de los hogares, las razones son distintas, y se relacionan principalmente con el natural rezago que registra la recuperación en el mercado laboral. La tasa de desempleo se mantiene alta, incluso hay buenos argumentos para pensar que bien medida, podría ser incluso mayor, toda vez que la antigüedad de la muestra utilizada para encuestar sobre la situación laboral de la población es excesiva, lo que probablemente tiende a subestimar el tamaño de la fuerza de trabajo. Esto es consistente con salarios que han desacelerado su crecimiento, al punto que en su último dato conocido para el mes de junio prácticamente están estancados, con un crecimiento real de sólo 0,1 por ciento en doce meses. Evidentemente un mercado laboral que no registra una rápida recuperación, que es lo habitual dados los rezagos que existen entre la mayor actividad y la contratación de mano de obra, provoca frustración en quienes buscan empleo, lo que se traduce en deterioro de expectativas económicas en general.

En definitiva, todo lo anterior puede ser entendido como un “llamado de atención” hacia el nuevo gobierno, de manera que agilice sus iniciativas pro crecimiento, para al menos amortiguar en parte el deterioro observado en el entorno externo. Esto es particularmente relevante para lograr sostener buenas tasas de crecimiento en los años sucesivos, toda vez que el presente año ya muestra una importante inercia, que hace poco probable lograr un crecimiento anual por debajo del cuatro por ciento.

En temas más financieros, la inflación ha tendido a recuperarse más rápido de lo que esperaba el mercado, aunque todavía se encuentra por debajo del piso del rango meta, cuando se toma el indicador subyacente. Se espera que la inflación total se ubique en torno al centro del rango meta hacia fines de año, y que la autoridad Monetaria comience a subir gradualmente su tasa rectora desde su actual nivel de 2,5 por ciento, claramente expansivo, a partir del primer trimestre del próximo año.

Finalmente, en materia cambiaria, el valor del dólar debería mantenerse en niveles parecidos o algo menores a los registrados en las últimas semanas, en la medida que se materialice un escenario relativamente positivo para el crecimiento económico mundial y el precio del cobre. Sin embargo, una clara mejoría externa, decantada por ejemplo por el término de las amenazas en materia comercial por parte del presidente Trump, podría llevar el tipo de cambio hacia abajo en forma relevante, para acercarse a niveles cercanos a los 600 pesos por dólar. Por el contrario, un deterioro adicional tanto a la situación económica mundial como regional, podría llevarlo nuevamente por sobre los 660 pesos por dólar. En nuestro escenario base, la paridad debería fluctuar en un rango entre 630 y 650 pesos a lo largo de los próximos meses.

El gobierno se encamina al cumplimiento de la meta fiscal de 2018

En julio de 2018, el déficit primario del Sector Público Nacional no Financiero (SPNF) totalizó ARS 14.280 millones, reduciéndose 35% interanual (i.a.) por un mayor dinamismo de los ingresos respecto de los gastos (25,6% i.a. y 19,1% i.a., respectivamente). De esta forma, el rojo se contrajo por cuarto mes consecutivo en relación a igual período de 2017.

El déficit financiero (que incluye el pago de intereses) trepó más de 90% i.a. en julio, debido a que el pago de intereses fue más que el triple al que había sido en el mismo período del año pasado (+352% i.a., totalizando en ARS 48.100 millones). Este inusual incremento responde en parte a que el último día de junio no fue hábil, y el pago de intereses se hizo efectivo (y por ende se contabilizó) en julio de 2018.

Pasando al análisis del acumulado de los primeros siete meses del año, el déficit primario del SPNF rondó ARS 120.100 millones, lo que marca una mejora en relación con el rojo de ARS 166.400 millones del mismo período de 2017 (-27% i.a.). En términos de PBI el rojo primario bajó a 1,0% del PBI en el acumulado a julio de 2018, por debajo del 1,6% del PBI en los primeros siete meses del año pasado.

La reducción del déficit primario respondió a un mayor ritmo de expansión de los ingresos sobre los gastos: mientras que los primeros treparon en lo que va del año 26% i.a., las erogaciones avanzaron sólo 19% i.a. Esta dinámica positiva se atenuaría en los próximos meses producto del enfriamiento del nivel de la actividad y de la recaudación.

Entre los conceptos del gasto que se redujeron nominalmente en el acumulado del año se encuentran las erogaciones de capital (-20% i.a.) que cayeron por dos razones: la contracción del gasto nacional en vivienda que se redujo a la mitad respecto del mismo período del año pasado y por un cambio metodológico en el que dejaron de contabilizarse los ingresos y egresos del Fondo Federal Solidario de la Soja. Por el lado del gasto corriente, las transferencias a provincias cayeron 5% i.a.

El gasto en prestaciones sociales escaló casi 30% i.a. en los primeros siete meses del año, siendo la única “línea” que empardó a la inflación. La incidencia en las erogaciones primarias trepó a 60% en lo que va del año (vs. 55% en enero-julio de 2017).

Asimismo, el déficit financiero creció casi 9% respecto a los primeros siete meses de 2017, al pasar de ARS 288.300 millones en dichos meses del año pasado a ARS 313.600 millones en lo que va de 2018.

Producto del esquema de endeudamiento encarado por el Poder Ejecutivo, el pago de intereses en el acumulado de enero a julio de 2018 escaló 59% i.a., rozando ARS 193.500 millones. Como resultado, su participación en el Producto se incrementó 0,4 p.p., pasando de 1,2% del PBI en los primeros siete meses de 2017 a 1,6% PBI en el mismo período de este año. Por la propia dinámica de financiamiento del gasto público, es esperable que el pago de intereses continúe en alza, alcanzando a fin de año 2,5% del PBI.

Por último, para evaluar la meta fiscal, el FMI incluirá los desembolsos del Programa de Inversiones Prioritarias (PIP) financiados por organismos multilaterales de crédito como parte de gasto primario. Por lo tanto, según la metodología del Fondo, el déficit primario acumuló a julio de 2018 ARS 141.500 millones (ARS 21.400 millones adicionales respecto al resultado comunicado por el Ministerio de Hacienda) lo que equivale a -1,1% del PBI.

Brasil: Os primeiros sinais da corrida presidencial

A campanha presidencial deve começar sob forte ameaça ao atual sistema partidário brasileiro. A tentativa do PT em prolongar a luta judicial pela candidatura Lula deve congelar o comportamento do eleitorado e das elites partidárias no campo da esquerda. A campanha, de fato, só deve começar depois que o PT definir seu “plano B”. A rejeição elevada do governo aumentou o poder político do ex-presidente Lula, o que deverá potencializar a transferência de votos mesmo em um cenário em que o petista permaneça preso.  O quadro eleitoral segue como principal fonte de risco para a economia brasileira.

A jornada pela reconquista do protagonismo tucano passa pelo crescimento da intenção de voto em São Paulo, que responde por 22% do eleitorado total. O PSDB ainda está muito longe do potencial de voto no maior colégio eleitoral do País. As pesquisas mostram algum sinal de retomada de Alckmin no estado, mas ainda longe de impactar os índices nacionais.

O senso comum é de que o populismo de direita irá desidratar com o debate eleitoral. Trata-se de uma visão equivocada. Há mercado eleitoral para uma terceira força competitiva em 2018, independentemente dos efeitos do horário eleitoral e da estrutura partidária. O viés oposicionista do eleitorado (92% dos eleitores não votariam no candidato apoiado pelo governo, segundo o Datafolha) e a crise dos partidos tradicionais mantém um mercado eleitoral competitivo para algum ator diferente de PT e PSDB. A competição presidencial não deve gerar moderação partidária.

Por fim, as pesquisas mais recentes não trouxeram novidades. Aos olhos do eleitor, a disputa segue congelada. Os riscos para o cenário de crescimento da centro-direita seguem bastante significativos.

Venezuela: El General en su laberinto

Tras haber culminado el segundo trimestre de 2018, Venezuela continúa atrapada en la peor debacle económica de su historia. A medida que la hiperinflación arrecia y la caída en la producción petrolera continúa a su ritmo, el poder de compra de los salarios se reduce, los hogares encuentran mayores motivos para emigrar y la oferta de capital humano se reduce. Al mismo tiempo, la ausencia de todo plan de ajuste macroeconómico provoca un deterioro continuado de expectativas que refuerza la espiral de precios, eleva la incertidumbre en torno a una futura recuperación del PIB, causando una contracción mayor de la inversión y el consumo.

Respecto al entorno político, tal como era previsible, Nicolás Maduro se reeligió como Presidente en las cuestionadas “elecciones” del 20 de mayo. Los cambios realizados en el gabinete, tras su reelección, tan sólo evidencian la intención de continuar por el sendero de política económica transitado desde 2013: mantener los controles de precios y tipo de cambio, financiamiento monetario del déficit y ataques a la propiedad privada. Pese a algunas declaraciones públicas y mesas de trabajo encabezadas por Tareck El Aissami, ninguna medida concreta ha sido anunciada que permita vislumbrar un cambio de rumbo respecto al discurso de la “guerra económica”.

Entre los pocos cambios de política económica que se han llevado a cabo, se encuentra la autorización a agentes privados para operar como intermediarios en la recepción de divisas, a una tasa superior al tipo de cambio marginal de Dicom. Esta medida, en sí misma, no representa un cambio mayor de política, aunque quizás pueda considerarse una pequeña señal de reconocimiento del tipo de cambio paralelo. De manera extraoficial, en Ecoanalítica hemos tenido información de que dicha tasa corresponde al límite superior de las subastas de Dicom. Ello nos permite confirmar que no solamente se subastan montos bajos (promedio por subasta de USD 0,98 millones en lo que va de año), sino que el tipo de cambio al que se transan dichos montos se encuentra considerablemente por encima del tipo de cambio marginal anunciado por el BCV.

Por su parte, el sector público sigue operando al tipo de cambio marginal de Dicom, el cual cerró durante la subasta número 21 en VEF 120.000/USD, presentando un margen arbitral de 2.742% respecto al tipo de cambio paralelo y de 1983% frente al tipo de cambio de remesas (máximo de Dicom). En este sentido, el Ejecutivo mantiene el control cambiario como mecanismo para la repartición de rentas entre aquellos grupos de poder con control sobre importaciones públicas (o sobre asignaciones directas realizadas desde el Estado hacia el sector privado).

Entre tanto, la inflación mensual promedió 119,7% durante el segundo trimestre de 2018 (2T2018) frente a un promedio de 84,7% durante el 1T2018. Ante aumentos de precios tan agresivos, en Ecoanalítica hemos hecho seguimiento a la inflación semanal desde comienzos de año. En este sentido, hemos notado un incremento desde 16,0% promedio semanal durante el primer trimestre, hasta 20,7% durante el segundo. Por su parte, los agregados monetarios mostraron una ligera moderación desde mediados de mayo hasta finales de junio (al pasar de un pico de 16,5% de incremento la semana del 04 al 11 de mayo, hasta un crecimiento promedio de 10,4% el mes siguiente), para luego resumir su tendencia creciente durante la segunda semana de julio.

Sin embargo, el incremento del nivel de precios no ha estado acompañado por una tendencia similar del tipo de cambio paralelo. En efecto, mientras la inflación acumulada ha sido de 6.376% desde comienzos de año hasta junio, el tipo de cambio no oficial se ha incrementado en 2.957%, 3.419 puntos porcentuales (pp) menos. Ello ha implicado un encarecimiento de la vida en dólares (apreciación del tipo de cambio real) cuya causa parece hallarse en la desaparición de todo subsidio cambiario para las importaciones privadas.

Respecto a la producción petrolera, continúa siendo uno de los factores más preocupantes de la crisis. De acuerdo a cifras secundarias de la OPEP, la misma alcanzó un nivel de apenas 1.340 miles de barriles diarios (kb/d), acumulando una caída de 307 kb/d a lo largo del año (51,2 kb/d promedio mensual). Representando un costo de oportunidad estimado de USD 20.014 millones durante el primer semestre de 2018 (1S2018), equivalente a 71,0% de las exportaciones totales proyectadas a cierre de año. Esta tendencia refuerza el deterioro del cuadro externo, para el cual se proyecta un déficit de USD 1.273 millones en cuenta corriente a cierre del presente año.

En suma, esperamos un cierre de año más pesimista que lo previsto anteriormente. Actualmente, mantenemos nuestro escenario de hiperinflación a lo largo de todo el presente año. No prevemos cambios políticos significativos, ni a lo interno de la coalición gobernante ni en la orientación macroeconómica del actual gobierno. Si algún cambio pudiese ocurrir, parece que esperará a que los efectos sociales de la crisis provoquen consecuencias políticas, a partir de 2019. Al sector privado sólo le queda resistir y proteger su patrimonio.