Colombia | ¿Empiezan con el pie izquierdo las nuevas relaciones con EE.UU?

Economia

En el mes de septiembre, la tasa de desempleo en Colombia se ubicó en 15.8%. Esto significó una reducción de 4.4 respecto a julio de este año. La recuperación del empleo se ha dado principalmente en el sector informal mientras que el sector formal no ha logrado recuperar el millón y medio de empleos perdidos durante la cuarentena, lo cual es preocupante. En octubre la inflación estuvo a la baja y se ubicó en 1.75% (interanual). La caída en la inflación estuvo influida por la inflación de servicios, los cuales tuvieron una inflación interanual de 1.1% en octubre (1.5% en septiembre). Los pronósticos de Econometría Consultores se mantienen estables en una inflación promedio de 2.5% para el 2020 (con un cierre a final de 2020 de 1.9%) y una caída esperada del PIB cercana al 7% u 8%.

Politica

Las elecciones de Estados Unidos generaron una incertidumbre política en Colombia debido al malestar manifestado por la campaña demócrata respecto a la intervención de políticos colombianos, del partido de gobierno colombiano, en ese proceso electoral, especialmente en el estado de la Florida. Siendo John Biden el virtual ganador de estos comicios, muchos analistas políticos consideran que las relaciones diplomáticas con dicho gobierno no empiezan de la mejor manera.
Por otra parte, el gerente general del Banco de la República Juan José Echavarría anunció que no va a continuar en el cargo, lo que abre la posibilidad de incluir a una persona cercana al gobierno de Iván Duque en la junta del Banco Central. Si esto sucede, el gobierno podría tener la mayoría en la junta, y algunos opinan que esto comprometería la independencia del Banco de la República.
En cuanto al COVID-19, la tasa de contagio se mantiene constante a la baja, lo que sugiere que en lo que resta del año no habrá nuevas restricciones de movilidad en las principales ciudades del país.

Media sanción del “aporte extraordinario” a las grandes fortunas

Luego de muchas idas y vueltas, al conocerse la iniciativa del Gobierno de establecer un acuerdo de facilidades extendidas con el FMI que posiblemente requiera cierta mesura en el gasto público, el oficialismo decidió someter a votación el proyecto de ley que establece un aporte solidario para las grandes fortunas.

El proyecto fue aprobado por una mayoría ajustada de 133 votos (apenas 4 más que el quórum). El apoyo del bloque Unidad Federal para el Desarrollo (liderado por José Luis Ramón), de una gran parte de los diputados de Consenso Federal y de dos diputados de JxC le facilitaron la obtención de la mayoría necesaria al oficialismo para aprobar el proyecto. Ahora, éste se dirige a la cámara de Senadores donde el Frente de Todos tiene una holgada mayoría.

¿Cuáles son los principales aspectos a tener en cuenta?

  • Tasa y escala del aporte. Se prevé el cobro por única vez de una tasa del 2% a los patrimonios de las personas físicas que hayan declarado hasta la fecha de la promulgación de la ley más de 200 millones de pesos. Se elevará al 2,25% en casos de fortunas entre 300 y 400 millones de pesos, al 2,50% entre 400 y 600 millones y al 2,75% en la franja de 600 a 800 millones. Para patrimonios de entre 800 y 1500 millones, la tasa subirá al 3%. Entre 1500 y 3000 millones aumenta en 0,25 p.p. hasta el 3,25%. Finalmente, para fortunas mayores a los 3000 millones, la tasa será del 3,5%.
  • Tributación para bienes en el exterior. Al total de bienes en el exterior se le tributará un recargo del 50% sobre la alícuota que le correspondiera. Ahora bien, si la persona trae el 30% de las tenencias financieras que tiene declaradas en el extranjero, el diferencial se elimina y pasa a pagar el impuesto como si tuviera todo su patrimonio en el país.
  • Expectativa de recaudación y alcance. La AFIP espera recaudar $307.000 millones (1,1% del PBI del corriente año). A su vez, se prevé que el impuesto alcance a un universo potencial de 9.298 personas.
  • Destino de la recaudación. Lo recaudado tendrá 5 destinos principales. Un 25% de la misma estará destinado a programas de exploración y desarrollo de gas natural a través de Enarsa. A su vez, se planea destinar en partes iguales un 60% de lo recaudado a la compra y/o elaboración de equipamiento e insumos sanitarios, subsidios a las PyMEs y a las becas del programa Progresar. Finalmente, el 15% restante será destinado al desarrollo de barrios populares.

Vale la pena destacar que aún resta saber si, luego de la aprobación legislativa, existirán aspectos reglamentarios que puedan hacen cambiar el alcance final del aporte. A su vez, los potenciales planteos judiciales respecto a una posible inconstitucionalidad del mismo podrían impedir que éste se vuelva efectivo.

Bolivia | Arce lanza un bono contra el hambre (1,5% PBI)

Economía

El gobierno del presidente Arce, posesionado el pasado 8 de noviembre, conformó rápidamente su equipo económico a la cabeza de Marcelo Montenegro, reconocido académico. El equipo lo conforman excolaboradores de Arce en su gestión como ministro, lo cual hace prever la continuidad de los lineamientos económicos de la administración Morales, con énfasis en la demanda interna y la inversión pública. Sin embargo, el desafío es mayor y distinto, puesto que deberán adoptar medidas para superar la peor crisis económica de las últimas cuatro décadas. Una de las primeras medidas aprobadas es el Bono contra el hambre, que inyectará en torno a USD 600 millones (1,5% del PIB) a los hogares más vulnerables. Además del apoyo a las familias más afectadas, el gobierno deberá tomar medidas para garantizar la solvencia del sistema financiero, apoyar la reactivación del empleo y apuntalar la sostenibilidad fiscal y externa (incluyendo el régimen cambiario), para lo cual se requerirá una masiva entrada de recursos externos.

Política

Luis Arce fue elegido presidente de Bolivia con un 55% de apoyo en las urnas, en medio de las elecciones más tensas y polarizadas de las últimas décadas. Las encuestas apuntaban a que Arce ganaría en la primera vuelta, pero sin el margen necesario para ganar la elección e ir a una segunda ronda, donde eventualmente perdería. Sin embargo, la necesidad de la población por restaurar la estabilidad económica y política fue determinante para la contundente victoria de Arce, ex ministro de economía y señalado como responsable de los años de boom económico en el país. El resultado de las elecciones presidenciales y legislativas da a la nueva administración suficiente gobernabilidad para gestionar cooperación internacional para superar la pandemia y sus consecuencias. Existen al menos dos desafíos para el presidente Arce: resolver pragmáticamente la crisis con un enfoque más amigable para el sector privado y gobernar con autonomía respecto a los anteriores líderes gubernamentales, en especial Evo Morales.

¿Todavía se puede evitar la devaluación?: Cuando solo queda una bala, y de bronce

Desde hace varios meses que la economía argentina atraviesa una corrida cambiaria: la demanda de dólares supera a su oferta y el Banco Central interviene sistemáticamente para evitar una devaluación. En este marco, desde que se anunció la reestructuración de la deuda externa a comienzos de agosto, la autoridad monetaria vendió más de USD 4.000 millones para contrarrestar las presiones, por lo que las Reservas netas cayeron más de 50% desde entonces, perforando en la actualidad los USD 5.000 millones.

En el camino, el Banco Central endureció el control de cambios, afectando no solo a las operaciones de ahorro, sino también a las deudas financieras. En el mismo sentido, limitó la compra de dólares para la importación de algunos bienes, impactando de manera directa en la inflación. Sin embargo, la corrida no paró.

Persiguiendo el mismo objetivo, el Palacio de Hacienda endureció su política fiscal, ajustando en 1 p.p. del PBI el rojo primario objetivo de este año (llevándolo de 8% a 7% del PBI) y dejando entrever que podría hacer algo parecido con el rojo de 4,5% del PBI aprobado en el Presupuesto 2021.

Además, colocó exitosamente bonos dollar linked -pagaderos en pesos, pero atados a la cotización del dólar oficial- buscando hacer del defecto virtud y captar parte de los pesos excedentes en manos del sector privado. Las menores expectativas de emisión van en la misma dirección: marcar que el exceso de liquidez, que se traslada al mercado cambiario oficial y paralelo, se atenuará en los próximos meses.

Sin embargo, la corrida sigue y las herramientas y opciones se agotan. Ya casi no quedan Reservas de libre disponibilidad para vender en el mercado cambiario, el cepo asfixia el normal funcionamiento de la actividad productiva y seguir endureciendo la política fiscal será complejo de cara a un 2021 electoral. Las intervenciones en los mercados paralelos a través de la venta de bonos parecen ser una herramienta de última instancia, que, por ahora, no logra cambiar las expectativas.

¿Devaluación inexorable entonces? Todavía queda una opción: ajustar la política monetaria. Además de esterilizar a través de pases y LELIQs -y mediante la venta de Reservas-, el Banco Central podría incentivar el ahorro en pesos a través de un mayor rendimiento de los plazos fijos y de esta forma desalentar parte de la compra de dólares.

Algo de esto se viene haciendo, ya que, por ejemplo, la tasa de pases pasivos saltó de la zona del 20% a fines de septiembre al 33% en la actualidad. En la misma línea, el rendimiento de los plazos fijos avanzó de 33% al cierre del tercer trimestre a 37% hoy (2,4% y 2,6% mensual, respectivamente). Sin embargo, en el mismo período la inflación mensual pasó de la zona del 2,5% a más de 3,5% en el cuarto trimestre del año. Por lo tanto, a pesar de la mejora nominal, el rendimiento real de las colocaciones en pesos cayó.

Ahora bien, ¿por qué no aumenta todavía más? Porque la contracara de una suba -importante- de la tasa de interés sería un aumento -importante- en el costo de financiamiento en pesos, tanto para las empresas como para las familias. En este escenario de pandemia y ventas en rojo, hay muchas firmas endeudadas para pagar sueldos y proveedores, de modo que un mayor costo de financiamiento agravaría más una situación ya de por sí muy delicada.

El tamaño del sistema financiero en nuestro país es chico. En 2020, los préstamos en pesos al sector prviado no llegarán al 9% del PBI en el promedio anual. Aunque este porcentaje marca un crecimiento sensible en relación con 2019 (7,5%), su tamaño no alcanza para generar una crisis.

Al desagregar entre el financiamiento a las empresas y los créditos para consumo, se observa que los primeros rozarán 4,5% del PBI este año, mientras que los préstamos personales y con tarjeta de crédito llegarán al 4%  -y el 1% restante corresponde a los créditos hipotecarios y prendarios, entre otros-. Por lo tanto, tampoco parecería haber grandes problemas por esta vía.

Es cierto que los préstamos al sector productivo avanzaron casi 30% este año en términos reales, en un contexto en que la inversión retrocederá no menos de 25% i.a. Por lo tanto, el mayor financiamiento no se destinó a mejorar la capacidad productiva, sino a pagar capital de trabajo (sueldos, proveedores, etc.). En consecuencia, aunque las empresas que acceden a los préstamos bancarios son las más grandes y las más sólidas en términos financieros, un endurecimiento de las condiciones monetarias podría complicar su funcionamiento. Para peor, la cesación de pagos de cualquier firma no termina ahí, sino que se extiende a sus proveedores y acreedores, pudiendo generar un riesgo de quiebras generalizado.

Sin embargo, no es menos cierto que un salto del tipo de cambio complicaría todavía más el desarrollo de la actividad económica. Ante una devaluación, la inflación se dispararía y la recesión se agravaría, de modo que su resultado sería igual o posiblemente peor al de una suba de la tasa de interés. Además, el salto cambiario no impactaría solo sobre aquellas empresas endeudas, sino sobre toda la economía. Por lo tanto, y sin dudas, su efecto sería mucho mayor que el de una suba significativa de la tasa de interés.

Antes de cerrar, vale destacar que el endurecimiento de la política monetaria podría no alcanzar para frenar la devaluación. La escasa profundidad del crédito también torna menos efectivo este canal, de modo que hay un riesgo concreto de subir la tasa de interés, aumentar el costo de financiamiento en términos reales y, sin embargo, no poder evitar la devaluación. No obstante, en este caso, el ajuste nominal de la tasa de interés se relajaría solo ante la aceleración inflacionaria que provocaría el salto cambiario.

En resumen, la corrida cambiaria lleva ya varios meses y no cede. Hasta ahora, el Banco Central optó por contrarrestar las presiones vendiendo Reservas, pero esta herramienta está cada vez más complicada. Por su parte, el Palacio de Hacienda endureció su política fiscal, pero tampoco alcanzó para frenar el desequilibrio. Queda una herramienta todavía, aunque de dudoso alcance y efectividad, ¿habrá tiempo para usarla u otra vez se impondrá el destino?

Perú | A contramano de la crisis política, mejoras en el plano sanitario y la economía

Economía

Contrario a lo ocurrido en el plano político, en el sanitario y en el económico se siguen viendo resultados positivos. La cifra de nuevos fallecidos diarios por covid-19, al igual que su par de exceso de muertes con respecto al año pasado, continúa bajando. El sector de construcción dejó el terreno negativo, luego de que el consumo interno de cemento se expandiera 9.7% en septiembre y alrededor de 18% en octubre. En la misma línea, la inversión pública creció 6.6% en octubre. Ello, sumado al dinamismo mostrado por las ventas de algunos vehículos, vinculados principalmente con el delivery y el transporte de carga, nos permite anticipar un mejor desempeño de la inversión.

No obstante, la posibilidad de embalse de demanda en algunos sectores, la significativa precarización del empleo en Lima Metropolitana, la recuperación de la confianza empresarial matizada por lo referido a contratación e inversión, el despliegue de nuevas de medidas de confinamiento en Europa y la crisis política que viene afrontando el Perú, nos hacen guardar cierta cautela. De hecho, lo último podría tener impactos potenciales más allá de lo relacionado con la reacción de los mercados financieros. De momento, se ha revisado la caída del PBI para 2020 a -12% (antes 11.6%) y el posterior rebote de 2021 a +9.8% (antes 9.1%).

Política

El pasado lunes 9 de noviembre, el Congreso decidió vacar al expresidente Martín Vizcarra por incapacidad moral permanente (definido en la Constitución Política del Perú) con 105 votos a favor (de 130). Dado que este no tenía vicepresidentes, y tal como indica la Constitución, el presidente del Congreso, Manuel Merino, asumió la presidencia de la República, en transición a las elecciones de abril de 2021. Esto ha generado fuerte rechazo en la población por diversos motivos, entre los que destacan la impopularidad del Legislativo y la, todavía, alta popularidad con la que contaba el ahora expresidente Martín Vizcarra.

Debido a las fuertes protestas ocurridas durante el último fin de semana y la muerte de dos jóvenes, Merino se vio obligado a renunciar. Algo similar hizo la mesa directiva del Congreso, lo cual ha creado un momentáneo vacío de poder. Al cierre de este informe, el Congreso se encuentra votando una nueva mesa directiva. El presidente de dicha mesa asumirá como presidente de la República, tal como manda la Constitución. El nuevo presidente deberá traer calma al escenario político, garantizar el proceso electoral del próximo año y, en el plano económico, mantener el proceso de salida de la crisis.

Chile | ¿Habrá quedado atrás lo peor de la recesión?

Economia

En el día de la fecha el Banco Central publicará las cifras desagregadas de actividad del tercer trimestre. Todo apunta a una contracción en torno a 9,2% respecto a igual período de 2019 y un crecimiento de 4,9% respecto al trimestre anterior, dejando atrás lo peor de la recesión causada por la pandemia. El desempleo ha comenzado a reducirse desde agosto, aunque de 1,8 millones de empleos perdidos solo se han recuperado 230.000, por lo que queda un largo camino para la recuperación de lo perdido en empleo, que retrocedió al que había hace diez años. El retiro de 10% de los fondos de pensiones (US$17.500 millones), que llegó a los bolsillos de la gente a partir del 10 de agosto ha contribuido de manera importante a sostener la demanda y evitar una contracción mayor. El segundo retiro del 10% (unos US$16.000 millones adicionales), aprobado en la Cámara de Diputados recientemente, y que se aprobará en el Senado en las próximas semanas, permitirá sostener la recuperación en los primeros meses de 2021, asegurando un crecimiento que puede asemejarse a la caída de este año.

Política

La debilidad extrema del gobierno se ha ratificado, cuando alrededor de la mitad de los diputados de la coalición que lo apoya votó a favor de un segundo retiro de 10% de los fondos de pensiones. Es evidente que, con un escaso apoyo popular, (15% – 18%) y con una nula capacidad de ordenar a sus parlamentarios, el poco más de un año que le queda al gobierno será una sucesión de derrotas. El 25 de octubre el plebiscito constitucional dio un masivo apoyo al cambio de la Constitución (78%) a través de una Convención Constituyente que será elegida en el 11 de abril próximo. Dicha Convención comenzará su trabajo en mayo y se extenderá por nueve meses, que pueden extenderse por tres meses más. En abril de 2021 también se realizarán elecciones de autoridades locales y, en noviembre, de congresistas y presidente, que asumirá en marzo de 2022. Así, el próximo presidente deberá llamar a un nuevo plebiscito para aprobar o rechazar la propuesta de nueva Constitución, posiblemente entre el segundo y tercer trimestres.

Ligera mejora en la imagen del Gobierno

Leve recuperación de las imágenes del Gobierno y del Presidente

A poco de cumplir un año de mandato, y mientras intenta encontrar una salida a la crisis socioeconómica fuertemente agravada por la pandemia, se produjo una ligera recuperación en la valoración del desempeño del Gobierno y del Presidente.

Habiéndose triplicado entre abril y octubre y con 7 meses de caída continua, la imagen negativa del Gobierno registró en noviembre una caída de -1,4 p.p. respecto al mes anterior, quedando así en 50,9%. La imagen positiva experimentó una leve suba de 2,7 p.p. quedando en 35,4%, dejando un diferencial negativo de -15,5 p.p.

Con respecto a la imagen del presidente, que también ostentaba 7 meses de continuo deterioro, en noviembre registró una leve recuperación. Ésta se explicó tanto por una caída en su imagen negativa (-2,8 p.p.) y una mejora en su imagen positiva (+1,6 p.p.). De todas formas, con una imagen positiva de 36,7% y una negativa de 52,3%, la imagen de Alberto Fernández sigue teniendo un diferencial negativo relativamente alto (-15,6 p.p.).

Se aplana la curva de casos, se empina la económica

Las situación económica empieza a concentrar gran parte de las menciones de las preocupaciones ciudadanas. En conjunto, la preocupación por la inflación y por el desempleo ya superan el 40%. De hecho, parte de la explicación del crecimiento de las preocupaciones económicas se explica por una caída de la preocupación por la salud.

A la hora de pensar en la situación actual del país comparada con la situación un año atrás, las respuestas son contundentes: el 73,6% afirma que la situación del país está peor ahora que hace un año, y apenas un 10,3% opina que la situación es mejor.

En cuanto a las expectativas sobre el futuro, tanto del rumbo económico del país como de la situación personal de los encuestados, en noviembre se registró una caída significativa del pesimismo. La combinación de un dólar más calmo y el descenso en la cantidad de casos diarios que indicarían que el pico de la curva ya quedó atrás, explicarían esta dinámica. Sin embargo, vale la pena remarcar que los niveles de pesimismo siguen en umbrales elevados: el 51% cree que la situación del país empeorará en un año y el 40% cree que su situación personal empeorará en un año.

Distanciamiento del poder adquisitivo

Durante el segundo trimestre, el aislamiento social, las fuertes restricciones de movilidad y la suspensión de algunas actividades, impidieron que casi tres millones y medio de trabajadores (un quinto del total) pudieran realizar sus tareas. Como muchos de los rubros afectados poseen un elevado grado de informalidad (gastronomía, construcción, esparcimiento, asalariados de casas particulares, etc.) y menores salarios que el promedio, se generó un efecto regresivo en la distribución del ingreso. En este marco, según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), el empleo cayó más de 20% i.a. en el segundo trimestre del año, principalmente por el desplome en los puestos de trabajo informales y cuentapropistas (-43,5% i.a. y -29,3% i.a., respectivamente). Asimismo, observando la dinámica del ingreso per cápita real de los hogares, se encuentra un retroceso cercano a 20% i.a. en los sectores bajos, de 15% i.a. en los sectores medios y de alrededor de 8% i.a. en la clase alta.

Este abrupto deterioro responde a que, a diferencia de los años previos, la caída de la masa salarial real estará caracterizada tanto por un deterioro del poder adquisitivo como por la contracción del nivel de empleo. Sin embargo, esperamos una recuperación del empleo en el corto plazo que apuntalará la capacidad de compra de las familias: la relajación de las restricciones de facto, especialmente en el sector informal de la economía, que se plasmó con el reciente anuncio del abandono de la fase de aislamiento social por una de distanciamiento en gran parte del país (exceptuando importantes aglomerados urbanos, por caso Rosario o Mar del Plata) permite que muchas actividades puedan operar -bajo estrictos protocolos- al menos “a media máquina”, por lo que quedan pocas actividades totalmente paralizadas.

Como era de esperar, los empleos informales y cuentapropistas están siendo los primeros en reaccionar. Por caso, los trabajadores independientes registrados (monotributistas y autónomos) crecieron hacia agosto -último dato disponible- casi 5% desde el piso de mayo y prevemos que recuperen casi todo el terreno perdido para fin de año. Además, parte de los trabajadores suspendidos al comienzo de la pandemia podrán retornar a sus actividades. Esto no es un dato menor, ya que no estaban cobrando la totalidad de su salario y 1 de cada 5 de los ocupados no estaban trabajando (suspendidos) al momento de ser encuestados.

Desde un punto de vista económico, la pandemia está dejando de significar un problema de oferta para ser fundamentalmente de demanda. La aceleración de la inflación -en octubre fue de 3,8% mensual y no será menor a 3% en lo que resta del año- no parece que será acompañada por una mejora de los salarios. Esto se debe a que los asalariados registrados están teniendo una fuerte heterogeneidad en sus negociaciones paritarias: según el ministerio de trabajo, casi 3,5 millones de trabajadores están sufriendo un proceso paritario anómalo. Se acuerdan sumas fijas -progresivas, pero sobre ajustes similares a inicio de año, deteriorando más el poder de compra de los ingresos medios y altos-, o se cierran acuerdos anuales -que pueden ser muy prolongados para un contexto de elevada y cambiante inflación- o directamente no cerraron, a septiembre, ninguna negociación. Estas dificultades serían aún mayores en trabajadores informales e independientes pues poseen menos herramientas para proteger el poder adquisitivo de sus remuneraciones que los trabajadores sindicalizados.

Al mismo tiempo, el relajamiento de las restricciones y la salida de la cuarentena nos obliga a pensar distintos escenarios. Sin embargo, en ninguno se destaca una particular mejora del poder adquisitivo del salario. Veamos.

Un desenlace probable es que las presiones cambiarias desemboquen en un salto cambiario ordenado que ayude a bajar la brecha y revertir la caída de reservas. Sin embargo, el mismo le pondría un piso de 3% a la inflación mensual del primer semestre. Si bien aquí los salarios podrían adoptar cierto dinamismo, este contexto recesivo tampoco evitará el deterioro del poder adquisitivo, que prevemos será cercano a 2% en promedio durante 2021. No obstante, en este caso cierto orden macroeconómico podría favorecer la inversión -actualmente en niveles muy bajos- y las exportaciones, compensando el debilitamiento del consumo dentro de la demanda agregada.

En un escenario optimista se evitaría el salto cambiario. El costo sería un ajuste fiscal y una fuerte moderación en la expansión de la base monetaria, lo cual solamente parece ser posible con la concreción de un nuevo programa con el FMI que consolide el giro de política económica iniciado el 1 de octubre. El ajuste implicaría aumentos de tarifas e incluso más recortes para alcanzar un déficit fiscal menor de lo presupuestado. En este caso, la aceleración de la inflación sería moderada pero insuficiente para reactivar las paritarias, que deberán esperar al segundo trimestre del 2021 para poder recomponer parte del terreno perdido.

Además de la cuestión cambiaria, la dinámica del consumo estará condicionada por la capacidad de endeudamiento de las familias. La postergación de pagos de préstamos brindados por ANSES, el crédito otorgado a cuentapropistas, los programas de financiamiento del consumo como Ahora 12 o Ahora 18 en algún momento tendrán que ser pagados.

Por último, pero no por ello menos relevante, no sabemos a ciencia cierta cómo afectará la pandemia a la economía el año que viene. En caso de que la vacuna demore su llegada y/o se tenga que volver a alguna medida de confinamiento como esta sucediendo en Europa que enfrenta una segunda ola, volveremos a los problemas de oferta/circulación.

En síntesis, producto de la aceleración de la inflación y la progresiva recuperación del empleo, las familias no tendrán una masa de ingresos suficiente para satisfacer los nuevos rubros disponibles para gastar (turismo, recreación, etc) en la flamante fase de distanciamiento social. Asimismo, los distintos rumbos macroeconómicos, determinados por la dinámica cambiaria (y sanitaria), no permiten vislumbrar una suba significativa del ingreso disponible de los hogares para consumo por lo menos durante la primera parte de 2021.

 

Colombia | El FMI proyecta una mayor caída del PBI en el 2020

Economía

El FMI, en la edición de octubre del World Economic Outlook (WEO) de octubre, ajustó su pronóstico de crecimiento económico para Colombia pasando de -2.4% (WEO de abril) a -8.1%. Este pronóstico es más cercano al de Econometría Consultores, el cual ha sido de -7% desde el mes de junio. Consideramos que existen motivos para creer que para Colombia la crisis no es tan profunda como en otros países latinoamericanos. Por un lado, la tasa de desempleo tuvo una recuperación importante y en el mes de agosto se ubicó en 16.8%, una caída de 3.4 puntos porcentuales con respecto a julio (20.2%). Por otro lado, la inflación sorprendió al alza en el mes de septiembre ubicándose en 1.97%. De esta forma, se actualizan los pronósticos de inflación y de crecimiento para 2021, con una tasa de crecimiento del PIB de 3.7% en 2021 y una inflación de 3.5% para 2021. Esta leve recuperación podría indicar que lo peor de la crisis ya pasó y que ciertos sectores de la economía estarían en la capacidad de retornar a una senda de crecimiento moderado en el mediano plazo.

Política

Desde el lado de la política económica se han dado varios eventos importantes. Por un lado, el Tribunal de Cundinamarca ordenó congelar el préstamo con recursos públicos a la aerolínea Avianca para evitar su quiebra, por lo cual la aerolínea no recibirá alivios del gobierno para su recuperación. Por otro lado, el Ministerio de vivienda está impulsando un plan de cobertura hipotecaria para estratos medios que busca lograr 200.000 viviendas nuevas con el fin de reactivar el sector y a la economía.

En cuanto al COVID-19, si bien el pico de muertes y contagios presentado en agosto ha disminuido, se espera un rebrote en los últimos meses del año. No obstante, según declaraciones de la alcaldesa de Bogotá, es probable que en la ciudad capital no haya nuevas cuarentenas y que otros mandatarios regionales adopten la misma postura para no afectar las economías locales.14

Costa Rica | La economía cayó un 8,6% interanual en el 2º trimestre

Economía

Recientemente se publicaron los datos del PIB del segundo trimestre; de acuerdo con el Banco Central, durante el segundo trimestre de 2020, la economía costarricense cayó 8,6% de manera interanual. En cuanto a la desagregación según actividad económica, las actividades más golpeadas fueron aquellas relacionadas al turismo, que se vio muy limitado por el cierre de fronteras; las actividades de alojamiento y comida tuvieron una variación interanual de -59,4% y los servicios de transporte, -31,6%. En contraste con las cifras de producción del segundo trimestre, debido al levantamiento de restricciones y la apertura de fronteras, las cifras de desempleo parecen haber alcanzado un máximo de 24,4% en el trimestre móvil de mayo-junio-julio. La semana anterior fue publicado el dato del trimestre junio-julio-agosto, en el que la tasa de desempleo abierto disminuyó a 23,2%; además, la tasa desocupación aumentó de 43,1% a 45,1%, que equivale a más de 81.000 personas más con empleo.

Política

Debido a la complicada situación fiscal, el 17 de septiembre, el presidente Carlos Alvarado presentó una propuesta inicial para llevar al Fondo Monetario Internacional (FMI) con el fin de acceder a un EFF (Extended Fund Facility). La propuesta no fue bien recibida por el Congreso, las cámaras empresariales y la opinión popular en general. Dentro de las medidas presentadas, el 73% equivalía a aumento de impuestos; y del recorte de gastos para los próximos cuatro años, solamente el 16%correspondía a esta administración, el 84% quedaba en manos del próximo Gobierno. El desbalance en las medidas presentadas generó un profundo malestar en la población, lo que llevó a bloqueos de carreteras y manifestaciones violentas durante la primera semana de octubre. A la postre, las manifestaciones culminaron con la retirada de la propuesta por parte del presidente. Actualmente, no se tiene clara la ruta que seguirá el país para solucionar su grave problema fiscal, sin embargo, el presidente ha perdido el capital político para llevar a cabo cualquier reforma estructural.