Monitor Cambiario Semanal – Aceleran los dólares financieros

El dólar oficial avanzó 21 centavos en la semana y se ofreció al viernes a $98,56. A seis días de que termine el tercer trimestre del año (que junto al cuarto son los más arduos en materia de demanda de divisas para el Banco Central), la autoridad monetaria sostuvo su estrategia cambiaria a pesar del elevado ruido político, que sí impactó en los dólares alternativos.

La extensión del ancla cambiaria no ha estado (ni lo estará) exenta de costos en materia de poder de fuego del Central: en las últimas 20 ruedas de las que se tienen datos disponibles (siendo el 20 de septiembre el último de ellos) el Central vendió más de USD 1.000 M en el mercado de cambios para contener al dólar oficial, un nivel de pérdida de divisas similar al de octubre del 2020 en plena disparada de los dólares alternativos. A pesar de que en el acumulado mensual pierde un nivel muy elevado de divisas, en 3 de las últimas 5 ruedas pudo frenar la pérdida de dólares en el mercado de cambios. Sin embargo, al cierre de la semana nuevamente volvió a tener una posición vendedora.

Además, esta semana se pagó el primer vencimiento de capital al Fondo Monetario Internacional por USD 1.880 M, un 18% de las Reservas Netas que ostentaba el Central previo al compromiso. En consecuencia, este stock vital ya se ubicaría cercano a los USD 8.000 M al cierre de la semana. De cara a fin de año, resta un pago de capital al organismo por igual cuantía y un pago de intereses por USD 389 M en noviembre. Aun sin contemplar estos intereses, de no cerrar un acuerdo con el FMI antes de diciembre, casi 9 de cada 10 dólares que ingresaron por la asignación de Derechos Especiales de Giro se drenarían por esta vía.

Ahora bien, el Banco Central no solo perderá divisas en lo que resta del año por pagos de deuda: también verá parte de su poder de fuego reducido por contener a los dólares financieros. Según nuestras estimaciones, el nivel de pérdida de reservas producto de la contención de los dólares bursátiles se encuentra en montos similares a los de febrero y julio, máximos del año. A pesar de dicha intervención, el MEP y el CCL regulados (AL30 PPT) aceleraron en la semana más de medio punto porcentual para ofrecerse al cierre de la rueda de hoy a $173,4 y $173,5 respectivamente.

En el acumulado anual estos tipos de cambio avanzan menos de un 24%, más de 12 puntos por detrás de la inflación. Si bien nominalmente el CCL regulado supera el nivel promedio de octubre 2020 de overshooting, traído a precios de hoy, deberíamos ver un CCL por encima de los $230 para encontrarnos en los niveles de tensión cambiaria-financiera del año pasado.

La aceleración de estos tipos de cambio intervenidos fue mucho menor que la del contado con liquidación implícito en acciones. Tomando por ejemplo el CCL implícito en la acción de Galicia, el mismo casi alcanza los $193. Los CCLs negociados en el SENEBI también han aumentado en la semana. Tanto el ruido político como la dilatación del acuerdo con el Fondo y los riesgos que presentan la financiación monetaria de la expansión fiscal electoralista de cara a noviembre comienzan a impactar en el mercado de cambios.

En consecuencia, probablemente veamos más presiones sobre la brecha cambiaria (incluso de los dólares financieros regulados) de aquí a diciembre. Con relación al tipo de cambio oficial, esperamos que el Banco Central continúe levemente acelerando la tasa de depreciación que, sin embargo, seguiría por debajo del 1,5% mensual el próximo mes. De cara al comienzo de 2022 esperamos una aceleración del crawling peg a niveles similares de la inflación para evitar un deterioro mayor de la competitividad cambiaria en el marco de las negociaciones con el Fondo (de no haber un acuerdo antes de diciembre).

Brasil | Fragilidades en el crecimiento

Economía:

Os dados correntes do desempenho da política econômica no Brasil já apontavam para o risco da fragilidade dos pilares do crescimento no curto e médio prazo. Curiosamente, esse risco não foi resultado direto da pandemia e da dinâmica da vacinação. Na verdade, os dados mais recentes apontam avanço da vacinação e relaxamento das medidas de restrição à circulação. Os sinais de risco vieram a partir de um quadro de inflação elevada mais persistente, em parte, como reflexo de choques negativos decorrentes do ambiente político e dos problemas climáticos. O aumento exponencial dessas despesas ameaça a emenda do teto de gastos e, dada a pressão pela reformulação do Bolsa Família, gerou o debate sobre eventual parcelamento desses gastos, transferindo um quadro fiscal mais negativo para o futuro. Em conjunto, esses movimentos levaram o país a um equilíbrio macroeconômico negativo para a retomada, marcado pelo aperto da política monetária para conter as pressões inflacionárias crescentes.

Política:

A instabilidade política tornou-se um importante condicionante do preço dos ativos brasileiros. A combinação entre inflação elevada e tensão institucional forma uma paisagem que, de fato, gera perda de popularidade presidencial. Os sinais mais recentes, contudo, apontam para um efeito líquido negativo para a agenda econômica, contribuindo para um viés negativo não apenas para o preço dos ativos, mas para o ciclo econômico em 2022. A agenda negativa continua a ter impacto no debate, especialmente no âmbito da CPI da pandemia, com destaque para a proximidade das acusações com o núcleo familiar do governo. A tendência é de aumento de pressão em torno do mandato presidencial. Assim, o presidente segue investindo capital político na tensão institucional. As mobilizações por conta do dia da independência mostraram poder de mobilização, ainda que insuficientes para a reversão do cenário eleitoral desfavorável. A agenda econômica deve seguir afetada negativamente pelo quadro político. Na verdade, os sinais mais recentes sugerem que os temas econômicos aprovados aumentam o risco fiscal.

Las exportaciones de agosto fueron las terceras mayores de la historia

¿Cómo fue el resultado comercial en agosto?

En el octavo mes del año, el superávit comercial superó los USD 2.300 millones. Este saldo es el mayor desde noviembre de 2019. Sin embargo, en aquel momento se obtuvo con un flujo de intercambio 33% menor al actual. Así, el superávit acumulado por el intercambio de bienes acumula más de USD 10.600 millones en lo que va del año, y se ubica apenas 5% por debajo de igual lapso del 2020 (cuando las importaciones se contrajeron fuertemente, por efecto de la pandemia). Sin considerar el año pasado, es el mayor resultado positivo para un período enero-agosto desde 2009.

Nuevamente, este dato estuvo vinculado con una evolución muy favorable de las exportaciones. Las ventas al exterior alcanzaron los USD 8.000 M (+63% i.a.), marcando su tercer mejor registro de la historia (solo detrás de agosto de 2011 y mayo de 2013). En simultáneo, las importaciones también crecieron a buen ritmo (+64% i.a.). De este modo, las exportaciones acumulan un total de USD 50.700 millones (+35% i.a.) en lo que va del año, mientras que las importaciones fueron de USD 40.100 millones (+53% i.a.).

¿Qué influyó en el avance de las compras y ventas?

Las exportaciones de agosto siguieron impulsadas por sus precios, que treparon 30% i.a. Sin embargo, a diferencia del mes previo, las cantidades también se incrementaron a buen ritmo, saltando 26% i.a. con respecto a igual mes de 2020. De esta forma, el crecimiento de las ventas al exterior se torna más sostenible, al ser un proceso independiente de la evolución de las cotizaciones. El producto que más avanzó fueron los combustibles, cuyas cantidades exportadas crecieron 67% i.a. De cualquier manera, el peso de este rubro es menor en nuestra canasta total de exportaciones. En segundo lugar, los volúmenes vendidos de Manufacturas de Origen Industrial (MOI) subieron 39% i.a. Por último, en lo que hace a Manufacturas de Origen Agrícola (MOA) y Productos Primarios, su avance sigue más vinculado a los precios de los commodities que a un salto de las cantidades enviadas: aunque sus volúmenes avanzaron 11% i.a. y 23% i.a., respectivamente, sus precios treparon 32% i.a. y 38% i.a. En cualquier caso, se destacaron en agosto los envíos de porotos y aceite de soja (+130% i.a. y +117% i.a.), trigo (+233% i.a.) y aceite de girasol (+443% i.a.), que traccionaron las ventas de estos sectores.

Por el lado de las importaciones, también crecieron tanto los precios como las cantidades. Los primeros crecieron 23% i.a. y las segundas 33% i.a. En este caso, el producto que más creció fueron las piezas y accesorios para bienes de capital, cuyos volúmenes demandados se incrementaron en 84% i.a., aunque todos los rubros (excepto vehículos) mostraron importantes subas.

La variación de precios contribuyó con un tercio del superávit comercial del mes: a precios de agosto de 2018, el saldo positivo habría sido de USD 1.500 millones. Este monto sigue siendo un balance favorable. En lo que va del año, el efecto de las cotizaciones explicó algo más de la mitad del superávit acumulado.

¿Qué esperamos para lo que queda del año?

Teniendo en cuenta el buen desempeño de las exportaciones, esperamos que el superávit comercial sea superior al del año pasado. Aunque en los primeros ocho meses del año este todavía se ubica algo por debajo, en el último cuatrimestre de 2020 se dio una postergación de ventas y adelanto de compras que no esperamos que se repita en 2021. De esta manera, el último lapso del año mostraría un saldo mejor al del año previo.

Bolivia | Conflicto político por la detención de la expresidenta Jeanine Añez

Economía:

Según la información proporcionada por las autoridades económicas, aún no publicada, el PIB habría crecido 8,7% al primer semestre de 2021, mostrando una recuperación parcial de actividad frente a la caída de 12,9% en similar periodo de 2020, puesto que se sitúa todavía al menos 5% por debajo del nivel de 2019. Por su parte, la demanda interna, dentro de la cual está el consumo y la inversión, estaría creciendo a una tasa más modesta, situándose igualmente por debajo de 2019. Esta situación se explica por la falta de recursos externos para la reactivación, la baja velocidad de vacunación y, por ende, la incertidumbre sobre la evolución futura de los ingresos y el empleo. Si bien
la tasa de desempleo cayó por debajo de 7% en el mes de julio, casi la mitad de similar mes del año pasado, los empleos formales han caído y aún no se recuperan, contribuyendo a la incertidumbre. Consistente con este panorama, la variación del IPC acumulada hasta agosto ha sido de 1%, reflejando las bajas presiones inflacionarias coherentes con un bajo nivel de gasto agregado.

Política:

En estos días la discusión política ha girado en torno la detención de la expresidenta Jeanine Añez, quien continúa detenida desde hace seis meses en el proceso por el “golpe de estado” que habría cometido ella y sus colaboradores en noviembre de 2019, lo que derivó en la salida de Evo Morales del poder. Por el contrario, los opositores al partido oficialista indican que en lugar de golpe ocurrió fraude electoral por Morales y el actual partido oficialista para mantenerse en el poder. El ambiente político continúa polarizado y no se perciben vías de solución. Incluso el informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre los sucesos de noviembre de 2019 señaló que dichos eventos resultaron de la división en el país en torno a la reelección de Evo Morales, lo que derivó en muertos y heridos en esos días. La situación se complica porque existe consenso de que la justicia no ha sido independiente y que la política se judicializó.

Las primarias anticipan un retroceso del oficialismo en el Congreso

La marcada derrota del oficialismo en las elecciones primarias del pasado 12 de septiembre proyecta, de confirmarse estos resultados en noviembre, un retroceso del Frente de Todos en el Congreso, donde quedaría sin el quórum propio en ambas cámaras.

Si bien las PASO no determinan una elección, sirven para anticipar lo que pudiera suceder en las elecciones generales que se desarrollan dos meses después. Y en este caso, el resultado del pasado domingo 12 de septiembre anticipa un retroceso del oficialismo en el Congreso. Este retroceso es más marcado en el Senado que en Diputados, ya que en la cámara alta se perdería el quórum propio, algo que en diputados no se ostentaba.

En la Cámara de Diputados, el escenario electoral adverso registrado en las PASO proyecta que el Frente de Todos retrocedería en la cámara baja: de un bloque de 120 podría pasar a tener 117 diputados. El retroceso del oficialismo de todos modos sería acotado, lo cual es ilustrativo de lo que afirmábamos antes del inicio del proceso electoral de que el Frente de Todos no ponía demasiado en juego. Sucede lo contrario del lado de Juntos por el Cambio que habiendo hecho una gran elección en las PASO tampoco aumenta demasiado su caudal de bancas, ya que este espacio enfrentaba un desafío muy ambicioso de renovación de bancas.

De mantenerse el resultado, el oficialismo deberá seguir negociando con bloques opositores para sancionar leyes, y le seguirá sin alcanzar con los diputados de fuerzas provinciales que puedan apoyar las iniciativas del oficialismo. Si se confirman estas proyecciones, deberá buscar el apoyo del Interbloque Federal, donde habría cuatro diputados de Córdoba que serían de ayuda estratégica que responden a Juan Schiaretti. El dato a seguir consiste en que si la derrota del oficialismo se profundiza en noviembre, y el Frente de Todos retrocede aún más, podríamos estar frente a un escenario donde la oposición podría reclamarle la presidencia de la Cámara, por tener la primera minoría, y de hecho, no se está lejos de ese escenario.

En síntesis, el dato más resonante que dejó la elección primaria, más por lo simbólico que por el riesgo real que representa, es la eventual pérdida del quórum propio en el Senado. Y decimos que no representa un riesgo tan real porque quedarán Senadores con los que se podrían negociar leyes y votaciones, más allá del principal bloque opositor.

Si se confirman estos resultados en noviembre, el oficialismo caería a 35 bancas propias, confirmando un dato relevante desde el punto de vista histórico, ya que por segunda vez en la historia, desde 1983, el peronismo no tendrá más de la mitad más uno de los senadores. Había ocurrido en el bienio 2009-2011, pero con un agravante para la situación actual: en aquel entonces, había senadores aliados no peronistas, que garantizaban el quórum propio.

 

*El presente artículo es un extracto del “Panorama Político” que elabora mensualmente Synopsis Consultores para clientes de Ecolatina suscriptos al Módulo Político.

Monitor Cambiario Semanal – Presupuesto 2022 y acuerdo con el FMI: luces y sombras

Ancla cambiaria: siga, siga

A diferencia de las últimas PASO, de momento ni la reciente derrota del oficialismo ni las disputas políticas dentro de la coalición gobernante se trasladaron en un evento disruptivo en materia cambiaria. El Banco Central mantuvo su estrategia de anclar el tipo de cambio oficial mayorista, el cual avanzó un 0,26% en la semana y se ofreció al viernes a $98,35 (+25 centavos sobre el cierre del viernes previo a las elecciones).

Contrariamente, sí respondieron los dólares libres. El dólar blue comenzó la semana con una pronunciada baja producto de la lectura positiva que hizo el mercado del resultado electoral, ofreciéndose el lunes a $181 para la venta. Sin embargo, en paralelo con los conflictos al interior del oficialismo que se sucedieron, el billete ya regresó a los $185-$186 (niveles similares a los pre-PASO).

Con respecto a los dólares financieros, a pesar de la intervención y las mayores restricciones (tanto a su compra como operatoria), el MEP y CCL “regulados” avanzaron con mayor velocidad desde las PASO ($172,58 el CCL AL30 PPT, +0,94% solo esta semana – más que lo que aumentó en todo agosto -). En consecuencia, persiste el drenaje de reservas por esta vía: según nuestras estimaciones, el Banco Central pierde en promedio USD 20 M diarios en lo que va del mes producto de la intervención de los dólares financieros. Este es el mayor nivel de intervención promedio diario desde julio, cuando la elevada demanda de dólares en el mercado de capitales culminó en la disposición 895 de la CNV y la Com. A 7327, limitando compra de dólar cable y desplazando a la demanda mayorista al segmento de negociación bilateral (SENEBI), entre otras cuestiones.

Si bien muy lentamente el Banco Central está acelerando la tasa de depreciación del oficial (que promedió una variación anualizada del 12,7% esta semana, 1,4 p.p. más que un mes atrás), la autoridad monetaria mantiene su estrategia de pisar el dólar para contener a los precios.

Al respecto, el INDEC dio a conocer el martes el dato de la inflación minorista de agosto: +2,5% y +3,1% el Nivel General y la Núcleo respectivamente. Tal como proyectábamos, el IPC de referencia logró perforar la barrera del 3% mensual (hecho que no sucedía desde septiembre del año pasado). Sin embargo, a pesar de la aceleración en el margen que está mostrando el tipo de cambio oficial, la inflación sigue siendo muy superior. Entendemos que la autoridad monetaria seguirá haciendo uso del ancla cambiaria de aquí a, por lo menos, las elecciones generales. Esto implicaría que, según nuestras proyecciones, el oficial llegaría a noviembre deslizándose 14 puntos por detrás de los precios minoristas.

Anclar el tipo de cambio presenta costos (presentes y futuros)

La estrategia cambiaria oficial ha contribuido a que el ritmo inflacionario de comienzos de año descienda un escalón, pero lo ha hecho a costa de un deterioro de la competitividad cambiaria. Según nuestras proyecciones, el tipo de cambio real multilateral llegaría a noviembre con un nivel un 10% inferior al que tenía a principios de año. Excepto por el 2015, cuando este indicador perdió más de un 18% de competitividad entre enero y octubre, este año se daría la mayor apreciación cambiaria real para los primeros 10 meses de un año de la última década.

Una lectura rápida de dicha dinámica podría inducirnos a pensar que se incrementan las presiones para que exista un salto discreto del tipo de cambio luego de las elecciones que al menos revierta el deterioro acumulado de la competitividad cambiaria. Sin embargo, este no es el escenario de las proyecciones oficiales.

Presupuesto 2022: hoja de ruta cambiaria

En la semana el Gobierno presentó el Presupuesto para 2022 donde, en línea con las estimaciones de fuentes y recursos del Sector Público Nacional, se presentan las proyecciones oficiales de las principales variables macroeconómicas. Al respecto, la inflación se ubicaría en el 33% (12 puntos por detrás de la proyección oficial para el 2021 – 45% – revisada al alza recientemente) y el dólar oficial terminaría el 2022 ofreciéndose a $131,1. A diferencia de las proyecciones de inflación 2021, no se modificó la proyección oficial de tipo de cambio a diciembre 2021, que se mantiene en $102,40. En este sentido, destacan tres cuestiones:

1. El Gobierno ratificó su determinación de anclar el tipo de cambio que, de finalizar el año en $102,40, quedaría 23 puntos por detrás de la proyección oficial de inflación de este año;
2. Según el Presupuesto, el dólar mayorista avanzaría un 28% en el 2022. Si bien nuevamente se ubicaría por detrás de los precios (5 p.p. según las proyecciones oficiales), este dato deja entrever que el Banco Central necesariamente acelerará la tasa de depreciación en el futuro, ya que la proyección oficial tiene implícita una depreciación promedio mensual del 2,1% (un punto porcentual mayor a la devaluación mensual promedio de los últimos 4 meses); y
3. Las proyecciones oficiales dan lugar dan lugar a algunos interrogantes: ¿qué sucedería si nuevamente la inflación fuese mayor a la proyectada en el Presupuesto? ¿Tendrá nuevamente margen de maniobra el Banco Central para mantener la pauta nominal del tipo de cambio para atenuar el desvío de la inflación (al menos transitoriamente)?

Acuerdo con el FMI: luces y sombras para la estrategia cambiaria oficial

El Presupuesto 2022 no explicita pagos al Fondo, lo cual deja entreabierta la puerta a que en 2022 las negociaciones lleguen a buen puerto. Ahora bien, ¿Qué implicaría un acuerdo con relación a la proyección oficial de tipo de cambio?

Un acuerdo que contemple una refinanciación de los vencimientos implicaría un gran alivio financiero inmediato ya que, de no acordar con el Fondo -ni entrar en default-, de aquí a marzo se consumirían un más de un 85% de las reservas netas actuales solo en concepto de pagos de capital e intereses a este organismo y al Club de París. Además, estamos transitando los meses más desafiantes en materia de divisas para el Banco Central (en las últimas 10 ruedas – de las que se tienen datos oficiales – vendió USD 626 M, un nivel de pérdida de divisas que no se veía desde octubre del año pasado, en plena suba de las brechas cambiarias). Todo indica que seguirá perdiendo divisas. A su vez, no hay aún indicios por parte del FMI de una nueva asignación de Derechos Especiales de Giro para el 2022, por lo que esta fuente extraordinaria de divisas no estaría presente el año próximo.

Sin embargo, ante la falta del maná del cielo, seguirá acompañando el maná de la tierra. Tal como destacó recientemente la Bolsa de Comercio de Rosario, a pesar de que en la próxima campaña la soja perdería casi 500.000 hectáreas y se sembraría la menor superficie en 15 años, si el clima y los precios acompañan el resto de los cultivos de la cosecha gruesa compensarían esta caída. De este modo, tendríamos nuevamente un año de ingreso de divisas récord por parte del complejo agroindustrial. Ciertamente, el clima y los precios no están exentos de riesgos: el inicio de una política monetaria más restrictiva por parte de la FED hacia fin de año (momento en que se espera el inicio del tapering) podría afectar los precios de los commodities internacionales y el fenómeno de “La Niña”, que ha ganado probabilidad de ocurrencia recientemente, podría perjudicar las cosechas.

A pesar de que el agro seguirá empujando, de no acordar antes de marzo, las Reservas Netas entrarían en terreno negativo según nuestras proyecciones. En este sentido, el acuerdo con el FMI es condición necesaria para la estrategia cambiaria oficial. Pero, no necesariamente es condición suficiente.

Difícilmente el acuerdo permita explícitamente una profundización de los desequilibrios que se han acumulado en este año electoral. Y no solo del tipo de cambio, sino también de las tarifas: en el acumulado anual, los precios regulados corren 7 puntos por detrás de la inflación núcleo y los servicios públicos se ubican 13 puntos por detrás de los servicios privados. Cabe destacar que una corrección de estos desequilibrios acumulados incidirá sobre el nivel de precios.

Además, también asomarán presiones inflacionarias adicionales si el Gobierno realiza el push fiscal de cara a las elecciones generales enteramente financiado con emisión monetaria. Incluso la mayor depreciación nominal del tipo de cambio pautada en el propio Presupuesto añadirá presiones por esta vía.

En este sentido, y en el contexto de un acuerdo con el Fondo, difícilmente ante una nueva “sorpresa” inflacionaria el Banco Central pueda recurrir al ancla cambiaria indefinida. En otras palabras, la estrategia cambiaria pautada en el Presupuesto luce sumamente endeble frente a la posible irrupción de una nueva sorpresa inflacionaria: ¿sorprenderá otra vez?

Monitor de Escenarios Económicos

Acceda a nuestro Monitor de Escenarios Económicos para conocer las proyecciones por escenarios para 2021 y 2022 de PBI, Consumo Privado, Inflación, Tipo de Cambio Oficial y Brecha Cambiaria.

A su vez, debido a la relevancia de la situación sanitaria, encontrará un tablero de seguimiento de la vacunación contra el COVID-19 , donde se analiza dicha evolución a nivel nacional e internacional.

Haga clic en “VER INFORME” para acceder al reporte que publicamos quincenalmente. El mismo también lo podrá encontrar en Actividad-Informes Corporate.

El ingreso disponible es algo más que el salario real

El salario real caerá por cuarto año consecutivo

Al cierre del año pasado, la reapertura de actividades restringidas por la pandemia y la suba de los tipos de cambio paralelos marcaron una aceleración de la inflación que puso a los precios por delante en la carrera nominal. Desde entonces, estos les ganaron a los salarios, como venimos viendo desde hace algunos años: la inflación fue de 43,5% entre septiembre del año pasado y el último junio, período en el que los sueldos avanzaron menos de 40%.

Tomando nota de esta dinámica y con el semestre electoral por delante, hace algunos meses el gobierno convalidó una mayor nominalidad, propiciando incrementos salariales superiores a 40% a gremios de empleados estatales, bastante por encima de la pauta oficial original del 29%. Además, también alentó nuevos acuerdos paritarios de aquellos sindicatos que habían quedado “atados” a este número. Como estos aumentos suelen ser escalonados, buena parte de la mejora se hará notar en el bolsillo a lo largo de la segunda mitad del año cuando, producto del ancla cambiaria y tarifaria, se combinará con la desaceleración de la inflación -que pasará de un promedio mensual de 3,8% en la primera mitad del año menos de 3% en la segunda parte -. Esto implica que el salario formal real exhibirá una paulatina recuperación durante el segundo semestre del año, aunque no en una medida suficiente como para evitar que caiga en torno a 3% en el promedio anual, una cifra similar a la observada durante el 2020. Así, el salario real acumulará su cuarto año consecutivo en rojo y cerrará el año casi 6,5% por debajo del promedio de 2019, mostrando un nivel casi 20% inferior al de 2017.

¿Esta medida es suficiente para analizar la dinámica del consumo?

El salario formal real es un termómetro de la actividad económica y una referencia de fácil cálculo para analizar la posible evolución del consumo. No obstante, solo contempla la dinámica a la que está expuesta una de cada tres personas que posee ingresos y apenas la mitad de la masa total de ellos. Por este motivo, un análisis del poder de compra que solo considere esta variable es incompleto: también hay que mirar la dinámica de las jubilaciones, asignaciones y del nivel de empleo de las diversas modalidades.

Por otro lado, el IPC es el deflactor más utilizado para medir el salario real. Sin embargo, la inflación a la que se enfrenta cada hogar lejos está de ser homogénea. Por caso, una pareja de jubilados, que gastan más en salud, tiene una inflación diferente a la de un soltero joven que alquila, que destina una mayor proporción de su gasto a servicios -vivienda y esparcimiento-. Si miramos la inflación a la que se enfrentan una familia de clase alta -que gasta más en servicios y bienes no esenciales- y un hogar de bajos ingresos -que consume una mayor proporción de alimentos y servicios básicos- también queda claro que los cambios en precios relativos, como aumentos de tarifas o saltos del tipo de cambio, afectan su poder adquisitivo de manera diferente. Al mismo tiempo, parte del consumo de los hogares es ineludible -o inelástico- como alquileres, expensas, educación, salud o servicios públicos. Por lo tanto, cambios en precios relativos que afecten a estos productos podrían reducir la capacidad de compra del resto de bienes y servicios.

Esta última dimensión sirve para, junto a la estructura de ingresos y gastos de los hogares, construir el Ingreso Disponible Ecolatina (IDE). Este indicador refleja la masa de recursos que puede ser destinada al consumo de bienes y servicios que no comprenden los mencionados gastos ineludibles.

Como se puede ver en el gráfico, este indicador fue golpeado en mayor medida que el salario real con la crisis iniciada en 2018, ya que la aceleración de la inflación afectó significativamente al poder adquisitivo de las jubilaciones y de los ingresos de trabajadores informales y cuentapropistas. Al inicio de la pandemia, el IDE alcanzó un piso cuando la pérdida de empleo afectó especialmente a estos sectores, algo que aparece mucho más “suavizado” en el caso del salario formal real, que únicamente padeció la postergación de unos meses de las paritarias.

De este modo, el IDE cayó más de 8% durante 2020, mostrando una evolución más en línea con el consumo privado, que se desplomó casi 14% (mientras el poder adquisitivo del salario formal se deterioraba ‘apenas’ 3,3%). Para 2021, esperamos que, a diferencia del salario real, el IDE se recupere en el promedio anual (alrededor de 2%), mostrando nuevamente una dinámica más parecida a la del consumo privado, que crecería alrededor de 7%. El hecho que el IDE capte la recuperación del empleo y los ajustes -y bonos- de jubilaciones y asignaciones ayudan a que este indicador exhiba una mejora, a diferencia de lo que sucedería con el salario real.

Más allá del Ingreso Disponible

Para completar este análisis, falta un factor relevante que traccionará el consumo en 2021 por fuera de la mejora del ingreso disponible: los impulsos electorales no vinculados a la masa de ingresos. Medidas como Ahora 12 -y la no menor incorporación de su versión extendida, en 24 o hasta 30 cuotas fijas- y otros créditos blandos buscan apuntalar la recuperación de la demanda en la previa de los comicios. Si bien estos programas no son captados por la metodología del IDE, este nos permite identificar que los sectores medios -típicamente asociados a los hogares C2 y C3- son los principales objetivos de estas políticas, ya que representan más de la mitad del mercado de los bienes susceptibles de ser adquiridos a través del programa Ahora 12 -electrodomésticos, tecnología, indumentaria, bicicletas, muebles-.

Por otro lado, si bien los montos que canaliza Ahora 12 son muy variables, tienen un claro patrón: en épocas en que el costo real del financiamiento es negativo, hay rápidas escaladas del tipo de cambio o una marcada incertidumbre sobre la inflación futura, el consumo se vuelca a durables en detrimento del mercado de consumo masivo. De este modo, este tipo de medidas será efectiva para la demanda de durables, aunque no necesariamente impulsará en la misma proporción al consumo en general, ya que podría alentar la mencionada sustitución.

¿Qué podemos esperar después de las elecciones?

La negociación con el FMI en los primeros meses del año entrante pondrá sobre la mesa la necesidad de corregir, al menos parcialmente, el atraso tarifario. Además, incluso si el acuerdo no precisa acciones específicas respecto del mercado cambiario, creemos probable que el BCRA acortaría la distancia que existe hoy entre el ritmo de depreciación del tipo de cambio y la inflación -tal como lo hizo a comienzos de año- para evitar tensiones sobre la brecha cambiaria.

Estos ingredientes, sumados a una inercia inflacionaria que será apenas inferior al 3% en lo que resta del año, harán que la inflación de 2021 finalice en torno al 47%. En este sentido, sostener una tasa real negativa en los programas de financiamiento ofrecidos -lógica a la cual podríamos incorporar el programa PreViaje, destinado a impulsar el gasto en turismo-, continuará incentivando el consumo de bienes y servicios que no pertenezcan al segmento del consumo masivo. No obstante, la expansión de la informalidad y el cuentapropismo, modalidades asociadas a niveles de ingresos más bajos, podrían impulsar la parte del consumo masivo vinculado a las segundas y terceras marcas en el corto plazo.

En cualquier caso, prevemos que la recuperación del consumo privado se ubique cerca de 2% durante 2022 en tanto las restricciones sanitarias continúen relajándose. Este valor se ubicará levemente por encima del salario real (+1,8% como promedio anual) y algo debajo del IDE (+3%). La magnitud de esta expansión dependerá de la decisión de llevar adelante las correcciones de los desequilibrios macroeconómicos o la profundización del esquema actual a costa de mayores riesgos futuros.

Monitor Cambiario Semanal – 10 de septiembre de 2021

El dólar oficial avanzó 23 centavos en la semana y se ofreció al viernes a $98,1. Tal como comentamos en nuestro Monitor Cambiario previo, lo que durante la semana pasada lucía tímidamente como un piso del ancla cambiaria, esta semana pareciera comenzar a confirmarse: el mayorista ya corre a un ritmo anualizado del 13%, 1,3 p.p. por encima del promedio de las 40 ruedas anteriores. Vale la pena destacar dos cuestiones.

Por un lado, un menor ritmo de depreciación impacta con rezago en los precios (y, consecuentemente, en los bolsillos de las personas). En este sentido, es probable que veamos que el Banco Central vaya quitando muy gradualmente el pie del freno y dejando correr un poco más al tipo de cambio (al menos en el margen).

Por otro lado, anclar el dólar oficial no está exento de costos. Desde que comenzó el año, el tipo de cambio real multilateral se volvió un 9,7% menos competitivo. El 70% de dicho deterioro de la competitividad-precio se dio desde marzo, cuando dejó de correr a un ritmo similar al de la inflación y quedó deliberadamente por debajo de ésta tal como puede apreciarse en el gráfico.

 

Si bien no se parte de un nivel de atraso cambiario relativo a otros períodos (por ejemplo, todavía es un 22% más competitivo que en el promedio del 2016-17, de elevada apreciación cambiaria), el 2021 presenta la mayor apreciación real acumulada en 9 meses para años electorales post-convertibilidad, solo superada por la del 2015. De este modo, aunque se da lentamente, el Banco Central comienza a acelerar la tasa de depreciación del tipo de cambio tanto porque el riesgo de profundizar una pérdida de competitividad es creciente y, a su vez, se presentan los meses más desafiantes del segundo semestre.

En esta línea, septiembre pareciera que no será la excepción en materia de pérdida de divisas para la autoridad monetaria: en las últimas 5 ruedas de las que se tienen datos oficiales, el Central acumula un saldo negativo en el mercado de cambios por USD 364M. Además, extraoficialmente habría continuado vendiendo hasta el ayer por un monto superior a los USD 250M (aunque habría finalizado la semana con una leve acumulación diaria de divisas por poco menos de USD 10M, interrumpiendo más de 10 ruedas consecutivas de pérdida de divisas para sostener el tipo de cambio). Si bien restan 14 ruedas para que finalice el mes, el Banco Central perdió en el mercado de cambios solo un 14% de lo que perdió en el promedio de los septiembre de 2012-15, también de cepo cambiario. Ciertamente, el menor nivel de actividad, el hecho de que los salarios en dólares se derrumbaron 45% en relación con el 2015 y un cepo cambiario más estricto motivan esta dinámica.

El partido electoral no solo se juega en la plaza cambiaria oficial: hasta la semana pasada, el dólar blue acumulaba 28 ruedas sin sobresaltos, oscilando entre $180 y $182 en las más recientes. Sin embargo, esta semana llegó a ofrecerse a $187 para la venta, superando su máximo anual previo del 27 de julio, cuando alcanzó los $185. Al cierre de la semana, el paralelo se apreció ligeramente para ofrecerse a $185.

Si bien el dólar informal continúa exhibiendo la brecha más alta del mercado (87%, +5,1 p.p en el último mes) y llegó a ofrecerse $7 por debajo de los $195 del 23 de octubre, la comparación nominal puede resultar engañosa producto de la inflación acumulada desde ese entonces, ya que traído a precios actuales rondaría los $277. En esta línea, aunque una brecha de casi 90% es históricamente elevada (por caso, es 39 p.p. superior a la del promedio 2012-15) y disfuncional para la economía, la intención oficial de contener al blue por debajo su máximo histórico pareciera responder más a evitar que supere la barrera psicológica de los $200 (que en términos reales serían casi un 40% menores a los $195 de octubre),

El retroceso electoral del oficialismo y el riesgo de una derrota nacional

Las elecciones legislativas no son elecciones de distrito único, son 24 elecciones simultaneas. Por esta razón, suele ser difícil determinar si hubo un ganador a nivel nacional. De hecho, los oficialismos suelen juntar la mayor cantidad de votos cuando se contabilizan las 24 provincias. Ello sucedió en 2009 y en 2013 cuando el Frente para la Victoria perdió en PBA, pero sacó más votos que cualquier otra fuerza política, porque colectó votos en todas las provincias.

Sin embargo, esta elección de medio término tiene una particularidad distintiva: quizá por primera vez, una coalición opositora (Juntos por el Cambio) pueda competir a la par por juntar más votos a nivel nacional que el oficialismo. Por este motivo, será interesante estudiar cómo quede establecido el escenario nacional el domingo 12 por la noche, una vez terminado el conteo.

Cuando uno mira la dinámica de apoyo electoral que presentamos en nuestros estudios nacionales, nos encontramos con un proceso de deterioro que ha dejado al oficialismo en niveles de apoyo inferiores al 40%. Si uno contempla solo a aquellos encuestados que dicen que van a ir votar efectivamente, y proyecta indecisos con criterios de voto pasado, se podrían estimar niveles de apoyo electoral de 35% a nivel nacional.

Es cierto, parte de la participación contemplada podría no efectivizarse por la apatía o el desencanto que se observa en el electorado. E incluso, ese mayor ausentismo probablemente tenga una tendencia de voto opositor. Es precisamente por ello que estimamos que ese 35% de intención de voto podría aumentar por efecto de un mayor ausentismo, pero que aun así no llegaría al 40% que permitiría ilusionar al oficialismo con un triunfo nacional.

Como contrapartida, Juntos por el Cambio tendrá candidatos en todas las provincias. Nuestras proyecciones nos indican que podría imponerse en 4 de las 5 principales provincias (Córdoba, Santa Fe, Ciudad de Buenos Aires y Mendoza). Además, podría competirle de manera muy pareja en la provincia de Buenos Aires, lo que le daría un buen impulso para la pelea voto a voto a nivel nacional.

Por todos estos elementos es que sostenemos que el retroceso electoral evidenciado por el oficialismo, con relación a su caudal electoral de 2019 lo pone bajo la amenaza de que la principal coalición opositora, rival de la elección presidencial de 2019, pudiera juntar más votos que el Frente de Todos e imponerse en la contabilidad nacional de la elección legislativa.

Además de la contabilidad de votos a nivel nacional y la pelea del oficialismo con Juntos por el Cambio para ser la fuerza más votada del país, el otro dato al que hay que prestarle atención el domingo por la noche será el resultado en la Provincia de Buenos Aires. Esto se debe no solo a factores cuantitativos (es la provincia más grande y la que más bancas reparte), sino porque fue el distrito epicentro del triunfo del Frente de Todos en 2019. Casi el 80% de la diferencia en votos que le sacó Alberto Fernández a Mauricio Macri a nivel nacional se explica por la diferencia que le sacó en el Gran Buenos Aires.

Retener la Provincia podría ser el resultado que ayude al oficialismo a matizar el deterioro en su caudal electoral en relación con lo obtenido en 2019. Pero perder en el distrito donde la figura fuerte de la coalición (Cristina Kirchner) tiene depositado el futuro de su proyecto político (Axel Kicillof y Máximo Kirchner) sería una señal muy preocupante para lo que pudiera pasar con el oficialismo en este distrito en 2023.

 

*El presente artículo es un extracto del “Panorama Político” que elabora mensualmente Synopsis Consultores para clientes de Ecolatina suscriptos al Módulo Político.