El balance cambiario del 2021

Por tercer año consecutivo, y a diferencia del período 2013-18, la cuenta corriente cambiaria resultó superavitaria (+USD 5,5 bll). En comparación con otros años de superávit externo, y aún sin corregir por inflación internacional, este saldo es prácticamente la mitad del promedio registrado entre 2003 y 2010 – años de elevada competitividad cambiaria, actividad económica, sin controles de cambio ni restricciones financieras -. No obstante, es un 37% superior al del promedio 2011-12, cuando comenzaban a consumirse los equilibrios macroeconómicos de la década anterior.

Aunque heterogéneo al interior, el superávit de balanza comercial (USD 10,8 bll) fue el principal motor del superávit de cuenta corriente. El resultado de la balanza de bienes (USD 15,2 bll, +80% i.a. – dinámica distorsionada por la normalización de la actividad económica local e internacional –) estuvo en línea con el promedio del decenio 2003-12. En comparación con el 2019, este registro fue un 35% menor (la pronunciada recesión y depreciación cambiaria de dicho año que deprimieron considerablemente las importaciones de bienes – 30% menores al promedio 2016-19 explican esta dinámica).

Si bien el superávit comercial de bienes fue menor al del 2019, tanto las exportaciones como las importaciones mostraron un mayor dinamismo en 2021: +32% y +78% respectivamente. Se destaca el muy superior crecimiento de las importaciones por sobre las exportaciones en un año donde se materializó un rebote de la actividad mayor al esperado, el tipo de cambio real se abarató un 17,5% y donde, a su vez, la brecha cambiaria (78% promedio anual CCL, con máximos del 120%) incentivó este comportamiento. Incluso, la aceleración los dólares financieros en el último trimestre del año (+14 p.p. promedio trimestral Q4 vs Q3) volvió a impulsar el anticipo de importaciones hasta casi el último trimestre del año.

El segundo componente de la balanza comercial, como ocurre históricamente, fue deficitario. El rojo de la balanza de servicios (USD 4,4 bll) fue un 179% mayor que el del 2020, año atípico para estos sectores, particularmente el turismo, donde la prácticamente nula actividad desplomó el egreso de divisas por esta vía. Con la recuperación de la actividad económica, el avance de la vacunación y la gradual normalización de la situación sanitaria despertó (parcialmente) un gigante dormido.

Excepto por los servicios de información e informática (+ USD 0,6 bll) y los relacionados a empresariales, profesionales y técnicos (+ USD 1,9 bll) – dos sectores aportantes netos de divisas desincentivados por la brecha cambiaria actual –; todos los sectores restantes fueron deficitarios, con Fletes (- USD 2,9 bll) y “viajes y pagos con tarjeta” (- USD 2,1 bll) siendo los principales. Con relación al primero, el resultado se entiende a partir del encarecimiento de los costos de transporte (fenómeno mundial producto de la situación sanitaria y diversos cuellos de botella en centros logísticos mundiales). Respecto del segundo, esta partida será crucial de cara al 2022: el déficit registrado en 2021 (con un primer semestre todavía muy afectado por el COVID+19) es tan solo un 40% de aquel visto en promedio en 2012-15 y un tercio del promedio 2016-19.

El ingreso primario implicó un egreso neto de divisas por USD 5,2 bll, donde los pagos de intereses al FMI (USD 1,3 bll) y otros pagos de intereses (USD 2,9 bll) fueron las principales causas. El menor déficit por esta partida respecto al 2020 (USD 6,6 bll) se explica principalmente por el menor pago de intereses a organismos internacionales (la postergación del pago al Club de París en el 2021 incidió en esta dinámica) como también por un menor pago de intereses del Gobierno Nacional, producto de la reestructuración de los títulos públicos efectuada en 2020.

El superávit de cuenta corriente del 2021 se utilizó prácticamente en su totalidad para reducir pasivos externos (en total, los egresos netos por préstamos financieros, títulos de deuda y líneas de crédito implicaron una salida de divisas de USD 5 bll) y para intervenir en la brecha cambiaria (USD 2,5 bll). La formación de activos externos (FAE) implicó un rojo de USD 0,5 bll, producto de la compra de billetes para atesoramiento (USD 0,8 bll). Excepto por el 2013, este es el menor valor registrado de toda la serie histórica y es consecuencia del férreo control de cambios actual. Pero, del mismo modo que el cepo disipa transitoriamente los egresos de divisas y canaliza la demanda del mercado oficial hacia los mercados alternativos, también desincentiva el ingreso de divisas, no solo de capitales financieros – nulo en el 2021 – sino también de inversión real: la inversión extranjera directa acumuló tan solo USD 0,7 bll en el año. Este es el menor nivel registrado en la serie, representa menos de la mitad del promedio visto entre 2013 y 2015 (USD 1,8 bll), también de cepo cambiario.

Por los motivos explicados, el Banco Central finaliza el año sin poder acumular reservas en sus arcas a pesar del no despreciable superávit comercial. La recomposición de este stock vital ya está en el centro de la negociación con el FMI y será crucial para evitar un desenlace desordenado de la situación cambiaria actual.

Renta Fija: balance de enero y perspectivas de corto plazo

Los instrumentos CER fueron los claros ganadores de los últimos meses, en línea con nuestra expectativa, en un contexto donde la inflación se tomó un respiro artificial en noviembre (estacionales y precios cuidados traccionaron a la baja), reflotó con fuerza en diciembre (+3,8% m/m) y se mantienen elevadas las perspectivas de enero (piso del 3,5% m/m). Así, los instrumentos de cobertura inflacionaria siguen siendo los preferidos por el mercado en detrimento de los Dólar Linked (DLK). No obstante, dentro de la familia de instrumentos CER, los rendimientos fueron muy variados, donde se destacan por gran diferencia los del tramo largo por sobre los del tramo corto.

CER: los grandes ganadores

En enero, aquellas inversiones que aceptaron un mayor riesgo duration pero priorizaron la cobertura inflacionaria fueron las más beneficiadas del mes. El tramo largo de la curva CER avanzó, en promedio, un 11,8%, un rendimiento excepcional para este tipo de activos. El tramo medio (idóneo para carteras de cierta aversión al riesgo que busquen mejores rendimientos por sobre los instrumentos de tesorería y lecers, aceptando cierto riesgo duration sin posicionarse en el tramo largo y evitando la iliquidez de dichos boncers) también tuvo un muy buen rendimiento: +6,4% mensual en promedio. El tramo corto de la curva se hundió a terreno negativo(suba de precios): actualmente muestra TIRs negativas de -3 p.p., mientras que a fines de diciembre exhibían rendimientos levemente positivos por encima de la inflación. Diciembre y enero fueron excelentes meses para el rebalanceo de carteras, situación que continuará durante 2022. El tramo largo, a pesar del enorme avance, muestra una compresión menor, en línea con una curva que se mantiene con buena pendiente, indicio de que el mercado no solo espera una mayor inflación a corto plazo, sino también a mediano y largo plazo.

Tasa fija: mejoras ante la suba de tasas del BCRA

El fuerte avance de los títulos CER se dio aún en un mes donde el BCRA subió la tasa de referencia, hecho que en teoría debiera haber afectado a los títulos CER y mejorado el rendimiento de los nominales. Si bien los títulos a tasa fija mostraron un buen rendimiento mensual (+4,5%, superior a las LEDEs y, en promedio, LECERs y Boncers cortos), las muy elevadas expectativas de inflación siguieron alimentando la cobertura inflacionaria. El Banco Central muy probablemente suba otra vez la tasa de política monetaria, aunque creemos que la relación riesgo-retorno es muy baja como para afectar el posicionamiento CER a favor de los títulos nominales.

DLK: sin la ansiada devaluación de diciembre, fueron los peores de la clase

Sorteadas las presiones devaluatorias de diciembre y descomprimidas parcialmente las expectativas de devaluación del dólar oficial en el cortísimo plazo, los títulos DLK fueron los de peor rendimiento en el mes. Anticipamos que, aunque estos son los instrumentos idóneos para una cobertura cambiaria, el efecto Puerta12 post-evento cambiario podría afectar significativamente los rendimientos de estos. Incluso, no contemplamos un salto discreto del dólar oficial en nuestro escenario base, por lo que preferimos a los bonos CER por este tipo de activos. Además, tanto en nuestros Informes Financieros Semanales como en el Webinar de diciembre destacamos que, en presencia de un salto discreto del dólar oficial, los bonos CER terminan recuperando dicho salto nominal en pocos meses debido al elevado pass-through que caracteriza a la economía argentina

Bonares y globales (ARS): activos de extrema volatilidad cuyos rendimientos se vieron salvados por el anuncio de entendimiento con el FMI

En algunos informes hemos destacado posibles trades que permitan acrecentar la posición en nominales en este tipo de activos, aprovechando la divergencia entre bonos de igual duration pero distinta legislación. Seguimos viendo atractivo en este tipo de operaciones para quienes ya estén posicionados en bonos en moneda extranjera (sean de cotización en pesos o dólares). Les recordamos que este tipo de operaciones no afectan la operatoria MEP/CCL dado que implican una rotación de bonos en igual especie.

Dicho esto, los Bonares y Globales tuvieron una muy mala performance a comienzos de enero, a medida que las tensiones cambiarias se acrecentaban y el ansiado acuerdo (de momento, entendimiento) con el FMI se dilataba. Ante el anuncio del viernes, revirtieron buena parte de las pérdidas y finalizaron el mes con subas de, en promedio, 6%. El estado de situación de las negociaciones con el FMI y los potenciales impactos económicos/políticos ya mencionados dan lugar a un escenario de extrema volatilidad hasta que se firme el acuerdo. Para aquellos inversores con una elevada tolerancia al riesgo y la volatilidad de este tipo de activos, un posicionamiento con un horizonte de inversión de corto plazo puede resultar interesante

El IPC GBA Ecolatina creció 3,1% en enero

El IPC GBA Ecolatina creció 3,1% en el primer mes de año, desacelerándose 0,6 p.p. respecto al mes anterior y exhibiendo la variación más baja desde agosto del año pasado. De esta manera, mostró una variación interanual de 48,5% con respecto al mismo mes del 2021.

Al interior, el capítulo de Alimentos y bebidas creció 3,5% en el mes, alcanzando una variación interanual de 50,8% y ubicándose 0,4 p.p. por encima de la inflación general. El sector que presentó la mayor suba fue Frutas, que creció por encima del 10,0% mensual, destacándose los cítricos (+17,7%). Por su parte, pese a la renovación del programa Precios Cuidados y la inclusión de más de 400 nuevos productos en la canasta, los bienes de Consumo Masivo crecieron 4,1% en el mes, acelerándose 0,8 p.p. respecto a diciembre. Este fenómeno podría deberse a que en enero finalizó el congelamiento de precios aplicado en octubre y muchos productos de consumo masivo quedaron libres y aplicaron subas para ganar el terreno perdido. Al interior, resaltaron las subas de Agua envasada (+6,8%), Huevos (+7,4%), entre otros. La carne, por su parte, a diferencia de lo sucedido en los meses de noviembre y diciembre, desaceleró su ritmo de crecimiento.

En lo que respecta a las categorías, el IPC Núcleo creció 3,4% en enero, exhibiendo una variación de 52,9% interanual. Por su parte, el IPC Estacionales varió en el mes 1,4%, desacelerándose fuertemente (2,4 p.p.) respecto al mes de diciembre, explicado por las caídas relacionadas al Transporte por turismo (-10,8%) y a la Ropa exterior (-2,3%). Por último, el IPC Regulados creció 2,8% en el mes, mostrando subas en Prepagas (+9,0%), Teléfono (+3,8%) y Peajes (+3,5%).

Enero resultó ser un mes de marcados contrastes en materia de precios. La primera quincena presentó una aceleración de tan solo el 2,6% en relación a la primera mitad de diciembre. Sin embargo, en la segunda quincena del mes, seis de los nueve capítulos se aceleraron, y el nivel general alcanzó nuevamente la zona de 3,5%, dejando un significativo arrastre para el mes de febrero.

En este sentido, no ayudará el reciente incremento de 9% en el precio de los combustibles, que sumados determinados factores estacionales que se concentran principalmente en marzo (como el incremento en Indumentaria y Educación) y a la espera de nuevas confirmaciones relacionadas a las tarifas de servicios públicos, la inflación del primer trimestre cerraría en torno al 13,0% (en línea a lo registrado en el mismo periodo del 2021).

En 2022 la inflación volverá a ubicarse en torno al 50%. Hay que tener en cuenta que durante el año anterior se aplicaron diversas anclas -como las tarifas, el tipo de cambio y el congelamiento de precios- que difícilmente sean posibles de mantener durante los próximos meses y deberán corregirse este año.

 

Panorama Campaña 21-22: mejoras hídricas, siguen complicados los cultivos

Mejoró el clima, pero siguen complicados los cultivos

Durante la última semana se registraron importantes (y oportunas) precipitaciones en la zona central y en el NOA. Las lluvias más intensas se dieron en el noroeste de Buenos Aires con acumulados semanales que superaron los 200mm en algunas localidades, mientras que en la región central las lluvias fueron de 60 a 80mm. Desde el punto de vista de los cultivos, las lluvias no revirtieron toda la situación de déficit hídrico: el 50% de la región núcleo sigue con reservas escasas y sequía.

En las zonas con lluvias excesivas que anegaron temporalmente gran parte de los cultivos, los lotes que previamente estaban marcados por falta de agua ahora se acentuaron por exceso de agua. En estos lugares la falta de agua era tan importante en los suelos que los excesos de agua se están yendo muy rápido y no habría pérdidas por anegamientos en los lotes.

Maíz: USDA recortó proyecciones de cosecha

Se observa un cambio drástico respecto de la semana pasada en buena parte del área maicera nacional debido a las precipitaciones registradas durante los últimos días. Un 70% de los lotes maiceros presentan una condición hídrica adecuada según estimaciones de la Bolsa de Cereales.

De todos modos, la oficina del departamento de agricultura de USA en Buenos Aires recortó la proyección de cosecha de maíz argentina a 51 millones de toneladas (tres millones menor a la estimada en su último informe mensual). Con el ajuste, la oferta exportable estimada se reduce a 36 millones de toneladas en comparación con los 39 millones proyectados previamente por el informe del USDA. Probablemente esto se deba, al menos en parte, a que el 28% del área argentina de maíz sigue en malas condiciones debido a que las lluvias llegaron tarde para algunos cultivos de maíz temprano, y esa zona es la núcleo pampeana, la mayor productora de maíz temprano de Argentina.

Soja: recuperación parcial (zona núcleo continúa afectada) y fuerte rally alcista del precio CBOT

En cuanto a la soja, se recuperó la situación en una buena parte de las regiones del país, aunque según la Bolsa de Comercio de Rosario un 20% del área continúa en situación regular a mala. Muchos de estos lotes en malas condiciones se encuentran en las regiones más productivas de la Argentina (zona núcleo pampeana y centro de Santa Fe) Del total del área implantada, se estima que un 36% presenta una condición hídrica Regular/Sequia, mejorando 16,3 p.p. con respecto a la semana anterior.

En cuanto a los precios, el complejo sojero continúa su rally alcista en Chicago, determinado por los inversores que apuestan a una oferta sudamericana menor a la prevista inicialmente por el estrés hídrico que azota el sur de Brasil, parte de Paraguay y de Argentina. Estas subas tienen su correlato en el mercado local, con propuestas que crecieron los últimos días de 382 a 390 dólares por tonelada para las terminales del Gran Rosario. En el mercado de Chicago, la soja finalizó la semana a USD 540 la tonelada (+ 0,9% m/m; -0,2% a/a). Por su parte, el trigo muestra un tenue avance mensual (USD 286, +0,4%) pero se encuentra casi un 20% por encima de los valores de enero 2021. Esto propició una liquidación récord del agro en enero (superior a los USD 2.400 M, 14% mayor a la de enero 2021). Por último, el precio del maíz (USD 250) muestra un fuerte avance en el mes (+12,7%) y supera los niveles de igual fecha del año pasado (+27,6%).

Conclusiones

 El comportamiento climático tendrá la última palabra a la hora de determinar el volumen de la campaña 2022. La Bolsa de Comercio de Rosario mantiene la incertidumbre sobre el clima en las próximas semanas: “No es posible asegurar que, en el corto plazo, tendremos lluvias similares a las de los últimos quince días, y tampoco que no volveremos a experimentar otro pulso seco. Mucho menos que la de la primera quincena haya sido la última ola de calor del verano. Por el momento, hay un excelente funcionamiento de los mecanismos de escala regional que está contrarrestando de manera muy eficiente el efecto adverso de los forzantes de escala planetaria. Todavía es prematuro asegurar que La Niña ya no condiciona el régimen de lluvias en Argentina”.

Monitor de Escenarios Económicos

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Monitor Cambiario Semanal- En una semana cargada de tensiones financieras, Argentina acordó con el FMI

Fuerte aceleración de los dólares libres previo al acuerdo y posterior descompresión

Ante la inmediatez del primer vencimiento del año, en un contexto de reservas netas líquidas negativas y de incertidumbre respecto de los avances en las negociaciones con el FMI, los dólares financieros aceleraron la tendencia alcista de la semana anterior. Así, el CCL (GD30) alcanzó los ARS 233,33 en la rueda del jueves, exhibiendo una brecha del 123% sobre el dólar oficial (la mayor desde octubre 2020). Similarmente, aunque en menor medida, el dólar blue avanzó 4 pesos hasta dicho día y mostró una brecha contra el oficial del 113%.

Sin embargo, tras el anuncio del entendimiento con el FMI, todos estos corrigieron el viernes buena parte de suba semanal. El blue y el CCL cayeron $10,50 y $9 respectivamente. Si bien las bajas fueron pronunciadas, no alcanzaron para borrar por completo la suba semanal de los financieros (MEP AL30 +0,24 s/s y CCL GD30 +0,67%). Contrariamente, el blue sí mostró un retroceso en el acumulado semanal del orden del 3%, ofreciéndose para la venta en CABA a $212,50.

En el plano oficial, el tipo de cambio mayorista mantiene un nivel de crawling peg ligeramente más lento que el de la semana anterior (0,45% vs 0,49% las correspondientes variaciones semanales). De este modo, en las últimas 5 ruedas corrió, en promedio, a un ritmo efectivo mensual del 2,8%. Este nivel de depreciación es aún insuficiente para evitar una apreciación real de la moneda con una inflación que se situaría por encima del 3,5% en enero.

Comenzaron las semanas más difíciles en materia de oferta de agrodólares

Las tensiones económicas previas al anuncio del acuerdo del viernes (que analizamos en nuestro Informe Semanal publicado dicho día) también se vieron reflejadas en el mercado de cambios oficial: en la última semana el Banco Central revirtió su saldo comprador acumulado en el mes (que alcanzó el máximo de los USD 204 M). Así, luego de vender USD 100 M y USD 80 M el jueves y viernes respectivamente, la posición de la autoridad monetaria en el mercado de cambios oficial se volvió negativa en USD 126 M. Vale la pena destacar que la mala performance del Banco Central en materia de compra de divisas también se explica por la retracción de la oferta de divisas de la agroindustria.

Como puede apreciarse en el gráfico, hasta mediados de mes se mantuvo el elevado nivel de liquidaciones – en línea con una cosecha fina que se encamina a ser récord -. No obstante, el aporte del agro viene en declive en las últimas semanas, desaceleración que se acentuó recientemente: mientras que a lo largo de enero el agro liquidó a un ritmo promedio diario de USD 122 M (un 19,6% superior al de enero 2021 e incluso mayor al de diciembre), en las últimas 5 ruedas los exportadores liquidaron en promedio USD 100 M diarios. Esta retracción (que responde al alza de la brecha cambiaria y la incertidumbre cambiaria-financiera que se vivió esta semana) impactó de lleno en las arcas del BCRA.

Se avecinan semanas cruciales en materia de divisas: febrero suele ser uno de los meses más desafiantes en este sentido, dado que finaliza el mayor flujo de divisas de la cosecha fina y aún resta tiempo para el ingreso de los primeros cultivos de la cosecha gruesa. Dada la crítica situación de reservas netas, muy probablemente medidas para priorizar el uso de divisas sean tomadas con el objetivo de evitar un desenlace cambiario desordenado.

En línea con nuestro escenario base: Argentina pagó al FMI

Por último, las reservas (tanto brutas como netas) sufrieron una fuerte caída el viernes (ver informe adjunto) tras el pago de capital de USD 713 M al FMI. Vale la pena destacar que este compromiso habría sido afrontado con el stock de DEGs remanente en el activo del BCRA (que estimamos que se ubicaba al jueves en USD 666 M). Si bien aún resta el pago del día martes (por USD 366 M en concepto de intereses), la merma puntual del viernes en las reservas será transitoria ya que, acuerdo mediante, el Ministro Guzmán confirmó que el financiamiento del FMI será por el total desembolsado del programa Stand-By (USD 44.500 M) y no por el stock outstanding (USD 40.000 M), pudiendo haber financiamiento neto del FMI por alrededor de USD 5.000 M en 2022. Inclusive, Guzmán confirmó que habría un desembolso equivalente a todo lo erogado en 2021 (USD 5.000 M) y este pago del 2022.

El gobierno anuncia un entendimiento con el FMI para despejar tensiones financieras

Luego de un período de elevada incertidumbre, con correlato en la dinámica del frente financiero, el presidente Alberto Fernández anunció que finalmente habrá un acuerdo con el FMI que permitirá hacer frente a los compromisos del préstamo Stand-By anterior, que en el período marzo-diciembre de este año implicaban erogaciones por más de USD 17.600 millones. Si bien el acuerdo aún no está formalmente firmado (restan negociaciones técnicas, pasos burocráticos y la ratificación en el Congreso) es una señal que claramente eleva las chances de que efectivamente se materialice durante este trimestre. Esta sería la primera vez que el kirchnerismo diseña los compromisos que acuerda con el FMI.

Uno de los objetivos del anuncio fue descomprimir un frente financiero que se veía convulsionado por la elevada incertidumbre: se informó que habría un acuerdo el día del vencimiento de un pago de capital de USD 713 M y a cuatro días del pago de otros USD 366 M adicionales en intereses (que en conjunto erosionarían fuertemente las reservas netas), en un marco donde las cotizaciones paralelas del dólar aumentaron considerablemente (+13% el CCL en las últimas 10 ruedas previas al acuerdo) y el riesgo país superó los 1.900 p.b. ayer, avanzando 216 puntos en el mes.

¿Qué ratifica el acuerdo?

I. Que el gobierno apuesta al giro moderado de la política económica con relación a 2021

De la política cambiaria aplicada luego de las elecciones y lo anunciado del entendimiento se desprende que el gobierno buscará en 2022 frenar la brusca apreciación del tipo de cambio real (-17,5% en 2021) pero sin incurrir en saltos cambiarios discretos (es decir, acelerando el crawling peg para evitar el deterioro del tipo de cambio real). Además, se reafirma el objetivo de avanzar en la dirección de la consolidación fiscal gradual y no de shock, como a su vez tender a armonizar la interacción entre la política fiscal y la monetaria para combatir más efectivamente la inflación (aunque persistirán los acuerdos de precios). Esto también significa que continuarán las regulaciones cambiarias en la segunda mitad del mandato, lo cual era esperable y veníamos anticipando en nuestro escenario base de acuerdo con el FMI.

II. Que en el corto plazo se reduce la probabilidad de un escenario disruptivo

Con escasas reservas netas, un escenario de irregularidad financiera con el FMI – que tendría impacto en el resto de las relaciones financieras (especialmente con otros organismos internacionales que aportan financiamiento neto) – elevaba fuertemente las chances de incurrir en saltos discretos del dólar oficial, con su correlato en la nominalidad de la economía y en la actividad real. La mayor probabilidad de acuerdo que implica el anuncio no permite descartar estos eventos (ya que luego del anuncio vendrá la etapa de ejecución y cumplimiento de lo acordado), pero sí reduce su probabilidad de ocurrencia (al menos en el corto plazo).

III. Ratifica las señales previas

El pago regular de vencimientos (por más de USD 5.000 M en 2021), la aceleración de la depreciación cambiaria sobre fin del año pasado, la suba en las tasas de interés, las medidas tendientes a proteger las reservas (como la eliminación de cuotas para viajes al exterior y la no intervención en cotizaciones financieras) y la intención oficial trascendida de efectuar ajustes tarifarios eran señales que indicaban la voluntad de arribar al acuerdo que hoy se anunció.

IV. Atiende elementos que en las últimas semanas tensionaron la negociación

El discurso presidencial se enfocó en remarcar que el acuerdo no implicará ajuste fiscal, devaluación discreta ni reformas políticamente controversiales (como por ejemplo laboral o jubilatoria), que son factores que en los últimos días arrojaban dudas sobre el resultado final de las negociaciones. Además, el Ministro Guzmán resaltó que el gasto público no caerá en términos reales -más aún, afirmó que aumentaría moderadamente- y que el horizonte de desembolsos (2 años y medio) prácticamente “calza” con la segunda mitad del mandato.

En este sentido, tanto el FMI como el gobierno estarían exteriorizando que el principal foco es evitar el default y una crisis desordenada, y que cualquier discusión sobre giro más profundo y/o reformas estructurales se llevará a cabo a partir de 2024 (si bien el horizonte de desembolsos es de 2 años y medio, el plazo de repago sería a 10 años).

¿Qué certezas deja el entendimiento?

I. Los desacuerdos en materia fiscal-monetaria se encontraron a mitad de camino.

Uno de los principales puntos del entendimiento es que la meta de déficit primario de 2022 sería de 2,5% del PIB, que si bien implica una reducción de alrededor de medio punto del producto (de 3,1% a 2,5% del PIB), por los efectos inerciales (por ejemplo, sin el Aporte a los Grandes Patrimonios de 2021) el esfuerzo sería algo superior. Más importante aún, mientras que el déficit primario caería en medio punto, la emisión monetaria lo haría en casi tres puntos (de 3,7% a 1% del PIB), lo cual no es un punto menor.

La discusión respecto de la trayectoria fiscal entre ambas posturas radicaba en que, mientras que una parte apuntaba a un mayor ajuste fiscal para reducir la emisión monetaria necesaria para financiarlo, en la vereda opuesta se argumentaba que la fuerte reducción del gasto implicaría abortar la recuperación económica en curso. En términos prácticos, el gobierno habría impuesto su visión respecto de la velocidad de ajuste en el gasto público -la baja del déficit sería gradual y el gasto no caería en términos reales- pero habría accedido a que esto no perjudique la velocidad de reducción de la emisión monetaria. Un punto medio entre ambas posiciones.

II. Foco en la tasa de interés y las reservas

La segunda certeza que denota el acuerdo reside en el plano monetario-cambiario. El programa pondrá foco en las tasas de interés (que tanto Guzmán como el FMI mencionaron que deben ser reales positivas) y las reservas. En este sentido, el monitoreo de la dinámica de las reservas será en adelante tan o más importante que el de las cuentas públicas.

III. Mayores precisiones respecto de las condicionalidades

Se conoce con mayor certeza el tipo de condiciones que regirán. En primer lugar, será un Extended Fund Facility (EFF) con desembolsos que serán equivalentes a los vencimientos del Stand-By, de manera que cada desembolso en la práctica implica una reprogramación del vencimiento a un plazo mayor. En segundo lugar, habrá revisiones trimestrales, de modo que será importante analizar no sólo la flexibilidad de estas sino también la dinámica intra-año de las metas (especialmente en 2023). En tercer lugar, el financiamiento será por el total desembolsado del programa Stand-By (USD 44.500 M) y no por el stock outstanding (USD 40.000 M), lo que implica que este año podría haber financiamiento neto del FMI por alrededor de USD 5.000 M. De hecho, Guzmán afirmó que habría un desembolso equivalente a todo lo erogado en 2021 luego de la aprobación en el Directorio. Respecto de esto último, debido a los fuertes vencimientos que operan el 21 y 22 de marzo, estimamos que estos pasos deberían tener lugar a lo sumo hasta el 20 de marzo, para que los desembolsos permitan cancelar dichas obligaciones.

¿Qué dudas emergen a partir del entendimiento?

Ante la falta de detalles específicos, lógicamente quedan dudas respecto de las implicancias del acuerdo.

Como punto de partida, será importante analizar los supuestos macroeconómicos subyacentes.

En el plano fiscal resulta claro que la apuesta consiste en que gran parte de la consolidación fiscal se haga por la “vía del crecimiento”: un gasto que no crece en términos reales implica, siempre que la actividad crezca, una reducción de éste en términos del PIB.

Sin embargo, resta ver la forma en la cual esto se puede lograr: por caso, si los gastos ajustables por movilidad crecen en términos reales (lo que puede ocurrir si la nominalidad se proyecta a la baja, dado que las jubilaciones, pensiones y asignaciones ajustarán por la inflación pasada), el resto del gasto (subsidios, bienes y servicios, gasto de capital) debería crecer por debajo.

Asimismo, los lineamientos anunciados redundan en que será también necesario poner un foco especial en la estrategia financiera: en 2021 un programa financiero con un déficit primario de 3% del PIB cerró con casi 4 puntos de emisión monetaria, y en 2022 el programa deberá cerrar con un déficit apenas levemente menor (2,5% del PIB) pero con 3 puntos menos de emisión.

Si bien el Ministro de Economía afirmó que otros organismos podrían aportar casi 1 p.p. del producto, la meta no solo luce difícil sino que tan sólo explica menos de la mitad del “gap” resultante. Mayores precisiones serán necesarias en este aspecto para que la meta de reducción del financiamiento monetario del déficit sea creíble y efectivamente pueda anclar expectativas inflacionarias y devaluatorias.

Finalmente, la principal duda recae sobre la dinámica de acumulación de reservas: la meta de 2022 (USD 5.000 M) podría cumplirse con el desembolso neto del FMI (es decir, sin acumular reservas por el lado del balance de pagos) pero habrá que analizar de qué forma se proyecta sustentar esta trayectoria en los años subsiguientes. En este sentido, si bien podremos ir conociendo mayores detalles en los próximos días, estas dudas se despejarán definitivamente cuando se conozca la letra chica del programa.

Comentarios finales

En definitiva, el anuncio del acuerdo es una buena noticia, en el sentido que reduce la probabilidad de un escenario de irregularidad financiera con el organismo y una corrección desordenada en el corto plazo. Lógicamente, no es el punto de llegada: aún restan tanto los pasos burocráticos del organismo (Carta de Intención, Memorándum de Entendimiento, Aprobación del Directorio) y, más importante aún, la ratificación interna en el Congreso.

Si bien el anuncio de entendimiento nos aleja de un escenario disruptivo inmediato, aún suponiendo que éste se concreta en un acuerdo formal dentro de este trimestre, a medida que se vayan conociendo los detalles podremos dilucidar si el programa acordado es cumplible -ratificando nuestro escenario más probable- o si la dificultad del cumplimiento vuelve a elevar los riesgos de desvío de la trayectoria. En conclusión, las próximas semanas serán cruciales para que el “giro moderado” que pretende el gobierno -y que planteamos en nuestro escenario base- se pueda efectivamente llevar a cabo.

Chile | La inflación del 2021 fue la más alta en 14 años

Economía:

La actividad económica ha continuado creciendo a tasas de dos dígitos con información a noviembre, lo que lleva a elevar nuevamente la estimación de cierre de 2021 a 12%. Si bien esto deja un crecimiento de arrastre importante para 2022, la fuerte reducción en los estímulos fiscales a partir de enero, la política monetaria contractiva y el gradual agotamiento de los retiros de las AFP, sumados a la fuerte incertidumbre política e institucional, llevarán a una desaceleración significativa en el crecimiento, especialmente a partir del segundo o tercer trimestre, que puede llegar a transformarse en una recesión. Por otro lado, la inflación sigue acelerándose, y cerró 2021 en un 7,2%, la más alta en 14 años, lo que obligará al Banco Central a seguir subiendo la TPM de forma acelerada en el corto plazo, actualmente en 4% y que podría superar el 6% a fines del primer semestre. El tipo de cambio ha tendido a estabilizarse en las últimas semanas luego del alza experimentada tras la segunda vuelta electoral, pero estimamos que este puede ser un fenómeno más bien transitorio.

Política:

El categórico triunfo de Gabriel Boric en la segunda vuelta presidencial del 19 de diciembre pasado, llevará a una coalición del Partido Comunista y el Frente Amplio, ambos de izquierda, al gobierno por primera vez desde la vuelta a la democracia en 1990. Esta coalición ha mostrado fuertes divergencias internas que se han evidenciado con claridad en el funcionamiento de la Convención Constituyente (CC), donde han estado generalmente enfrentados. Además, poseen una representación parlamentaria muy pequeña lo que hará necesario formar alianzas con fuerzas de centro izquierda, dificultando aún más su capacidad de gestión, al tiempo que enfrentan, desde ya, ataques persistentes desde la extrema izquierda, claramente revolucionaria. Si se agrega a esto que la CC debe entregar su proyecto de nueva constitución en julio, es probable que el desgaste que sufra el nuevo gobierno en su primer año de gestión sea muy grande y sus resultados mediocres en el mejor de los casos.

México | La inflación del 2021 fue de 7,36%

Económico:

El año 2021 cerró con la generación de 781.9 mil nuevos empleos formales con prestaciones de seguridad social, cifra superior a los 647.7 mil empleos  perdidos en el año 2020. Durante el mes de diciembre se registró una caída estacional de 312.9 mil empleos, comportamiento típico de cierre de año. Con lo anterior, en México existen más de 20.6 millones de personas con empleos formales, superior a los 19.7 millones registrados en 2020. Si bien se recuperaron los empleos perdidos, los salarios medios de la industria, el comercio y los servicios siguen por debajo de niveles pre pandemia.

La inflación anual registró en diciembre un nivel de 7.36% respecto del año pasado, esto significa un decremento de 10 puntos base respecto del 7.37% del mes de noviembre, pero manteniéndose por encima del objetivo del 3% anual (con margen de un punto porcentual) fijado por el Banco de México. Se espera que la inflación persista a lo largo del 2022 y que no sea en este año, sino hasta el 2023, en que las expectativas inflacionarias converjan al objetivo del Banxico.

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) anunció que se pagó el refinanciamiento de la deuda de corto plazo de Petróleos Mexicanos (PEMEX), lo que generó una reducción de 3.2 mil millones de dólares de su deuda y también se disminuyó en 10.5 mil millones de dólares su presión financiera. A pesar de ello, se prevé que PEMEX (la paraestatal más importante en México y la más endeudada a nivel mundial), continúe siendo un factor de riesgo que motive la revisión a la baja de la calificación crediticia de la misma organización y de México como país.

Política:

El arranque del año se caracterizó por la continuidad de los ataques del Gobierno Federal hacia el Instituto Nacional Electoral (INE), por un lado al asignar un presupuesto menor para el 2022 siendo año de elecciones en 6 de los 32 estados; y por el otro, por la presión para realizar la consulta ciudadana sobre la revocación de mandato, proceso en el que ciudadanos ejercen su derecho para decidir si aprueban el revocar o retirar a un funcionario de su cargo en el gobierno. Ante la falta de argumentos legales para que el INE incumpla con la implementación de la consulta ciudadana y que a su vez el Gobierno solvente sus necesidades presupuestales, la recolección de firmas para la aprobación del proceso llegó a 11.1 millones, superior a los 2.8 millones necesarias para llevar a cabo el ejercicio electoral.

Durante enero se registró un nuevo máximo de contagios de COVID-19 llegando a un histórico de 30.6 mil casos positivos al día; no obstante, la Secretaría de Salud y el Gobierno Federal informaron que no modificarán el semáforo verde de las actividades económicas, por lo que se continuará sin cambios la movilidad de todos los sectores productivos. Es de destacar que el presidente López Obrador dio positivo a Covid-19 por segunda ocasión.

La apertura del turismo y la cuenta corriente

El superávit comercial de bienes, pilar de las cuentas externas, alcanzó USD 15.000 M en 2021

Luego de un cuatrienio (2015-2018) donde promedió un déficit superior a los USD 3.000 M anuales, en 2019 se revirtió el saldo comercial de bienes, alcanzando un superávit de USD 16.000 M (3,5% del PIB) en dicho año. La mencionada reversión fue principalmente producto de un desplome de las importaciones (-25% i.a.), en el marco de la recesión iniciada en 2018.

En 2020 el saldo comercial se sostuvo en terreno positivo (USD 12.500 M, 3,2% del PIB), pero en un contexto en el que el flujo internacional de comercio se vio fuertemente impactado por la pandemia: en cantidades, el intercambio mundial de mercancías cayó 5% (en Argentina el intercambio comercial se redujo 15% en valores). En dicho año, las exportaciones se contrajeron 16% i.a. mientras que las importaciones volvieron a caer (-14% i.a.) registrando los mínimos valores desde 2009.

El desafío el año pasado era lograr financiar las importaciones necesarias para materializar la recuperación que comenzó hacia fines de 2020. En este sentido, la mejora de los términos del intercambio jugó un rol clave: en 2021 el alza de precios de las exportaciones (+26% i.a.) casi duplicó al de las importaciones (+15% i.a.), y esto permitió sostener un saldo comercial superavitario elevado (USD 15.000 M, 3,1% del PIB) pese a que el crecimiento de las cantidades importadas (+30% i.a.) triplicó al de las exportadas (+13% i.a.). De hecho, más de la mitad del superávit de comercio alcanzado en 2021 se explica por la dinámica de los precios internacionales.

La importancia de sostener un superávit de bienes robusto es central, habida cuenta de la estructura de nuestras cuentas externas, y especialmente en momentos como el actual donde los flujos financieros son escasos: el ingreso neto de dólares por esta vía -junto a las transferencias corrientes, que no es un monto tan relevante- financia el histórico déficit de servicios y renta de la inversión (ingreso primario), como parte de la acumulación de activos privados externos. De hecho, cuando el país no cuenta con un excedente en el intercambio de bienes la cuenta corriente suele ser deficitaria, lo cual genera una necesidad de financiamiento externo que debe suplirse mediante el influjo de divisas financieras (endeudamiento o inversión directa) o utilización de reservas (stocks); y cuando esto no es posible -por ejemplo cuando el financiamiento externo se corta abruptamente- la cuenta corriente debe ajustar rápidamente, generalmente por la vía de la combinación de devaluación con recesión.

Esto último ocurrió durante buena parte de la última década: entre 2013 y 2018, el rojo de la cuenta corriente promedió casi USD 19.000 millones por año (3,2% del PBI en promedio), generando una elevada necesidad de financiamiento externo que se cubrió con ingresos financieros netos. Luego, cuando abruptamente éstos se detuvieron a mediados de 2018, la moneda local se depreció fuertemente dando lugar a la recesión de 2018-2019, que condujo a la reversión del saldo de la cuenta corriente, del déficit previo al superávit actual.

El otro viento de cola

En 2020-2021 la cuenta corriente mostró un superávit de más de 1% del PIB en promedio (frente al déficit de 3,2% del PIB en 2013-2018). La mejora respecto al período precedente correspondió a la mencionada reversión en el saldo de bienes. Sin embargo, durante los últimos dos años el saldo de la cuenta corriente se vio además favorecido por dos factores adicionales: en primer lugar, la reducción del pago de intereses externos, producto del canje de títulos públicos realizado en 2020: el saldo neto de rentas por inversión de cartera promedió, entre el segundo trimestre 2020 y el tercero de 2021, poco más de USD 300 M, cuando entre 2018 y el primer trimestre de 2020 el rojo superó los USD 2.000 M trimestrales.

En segundo lugar, por el achicamiento del saldo negativo de la cuenta de servicios. Este balance, que entre 2015-19 registró un déficit trimestral de casi USD 1.900 millones (más de USD 5.000 millones anuales), se redujo a una tercera parte (USD 625 millones) en 2020-2021.

Sin este comportamiento la cuenta corriente habría morigerado sensiblemente su saldo superavitario en 2020 y 2021, por lo que es una dinámica que merece atención. En este sentido, analizando los componentes de la cuenta corriente de servicios, se encuentra que en los últimos cinco años antes de la pandemia, el 80% del rojo se explicaba por los servicios asociados al turismo y el transporte de pasajeros.

 

Indudablemente, el freno del turismo internacional en los últimos casi dos años fue un aliciente para las cuentas externas en un país que exhibía una salida neta anual de turistas cercana al millón de personas. Al “cerrarse” esta canilla, estimamos que se habrían ahorrado entre USD 2.000-3.000 millones por año por esta vía y el peso del turismo y viajes en el déficit comercial de los servicios se redujo a la mitad entre 2020 y el tercer trimestre de 2021.

Lo(s) pasajero(s) no son transitorios: un empeoramiento del saldo de servicios es un factor más de tensión para un año desafiante en materia de cuentas externas

Si bien, como se mencionó previamente, el freno en el turismo internacional ayudó a fortalecer el superávit de la cuenta corriente en los últimos dos años, en el horizonte aparecen luces de alarma. El balance cambiario que publica el BCRA sugiere que la salida de dólares por esta vía se aceleró en octubre y noviembre, tendencia que habría mantenido al cierre del año y seguirá, al menos, en los próximos meses teniendo en cuenta el relajamiento de restricciones que se dio incluso con la nueva ola de casos a nivel mundial.

Vale destacar este punto porque la progresiva recuperación del turismo internacional, que según la Organización Mundial del Turismo se ubicó en 2021 más de 70% por debajo del nivel pre-pandemia, podría volver a tensionar las cuentas externas por la vía de la cuenta corriente.

Esto se reafirma por dos factores: en primer lugar, por una demanda reprimida de viajes tras dos años de virtual suspensión de los mismos. Y, en segundo lugar, porque es un servicio -que impuestos mediante- se puede acceder a un dólar a $180, por debajo del dólar informal libre (ya en la zona de $210), el más relevante a la hora de analizar el gasto en divisas del turismo.

En este sentido, la velocidad de la recuperación del turismo internacional será fundamental a la hora de monitorear la dinámica del saldo de la cuenta corriente. De hecho, la suspensión de las cuotas para pasajes a partir de noviembre y el intento de promover como política de estado el programa Pre-Viaje -para así tratar de contener el flujo de turistas al exterior- son medidas que “ayudan” a moderar la velocidad del deterioro de la cuenta corriente de servicios.

Esto es relevante de cara a este año porque no esperamos encontrar un efecto compensador en el resto de los componentes de la cuenta corriente de servicios. Los servicios informáticos y empresariales, históricamente superavitarios, tendrían algo más de margen para recuperar con la vuelta a la normalidad pero no llegarán a aportar lo suficiente para contrarrestar la salida de dólares por turismo. Por otro lado, un eventual abaratamiento de los fletes -que desde fines de 2020 vienen encareciéndose fuertemente y ha sido la principal salida de divisas por servicios este año- podría también reducir la pérdida de divisas, pero por su magnitud dentro de las cuentas externas, esto no sería suficiente.

No obstante, un eventual deterioro del saldo de servicios por la vía de la cuenta viajes será sólo un factor que adicionará más tensión a un año ya de por sí desafiante, ya que el saldo de bienes (principal pilar de las cuentas externas) tiene riesgos a la baja por el lado de los precios (endurecimiento de la política monetaria a nivel global) y las cantidades (por las condiciones climáticas), mientras que por el lado de la cuenta financiera aún no se renegoció el crédito con el FMI, que implica pagos por casi USD 19.000 M este año.

Todo esto reafirma que este año será crucial el monitoreo de diversos elementos (política monetaria global, clima, fletes, turismo, negociaciones con el FMI, etc.) para entender como transitarán nuestras cuentas externas un año desafiante.