Se sostiene la disciplina fiscal

¿Cómo le fue al fisco en octubre?

El Sector Público Nacional No Financiero anotó en octubre el décimo mes consecutivo con superávit primario y marcó un nuevo mes con superávit financiero. En números, el resultado primario ascendió a $0,75 billones y, con intereses que se ubicaron en $0,22 b, el resultado financiero fue de $ 0,52 billones. 

¿Qué explicó el resultado fiscal de octubre? El verde fiscal estuvo explicado, al igual que en septiembre, por una moderación de la caída real de los recursos (-9% i.a), que se vio más que compensada por una contundente contracción del gasto (-23% i.a). En esta oportunidad, incidieron positivamente, los recursos asociados al comercio exterior y los provenientes de la Seguridad Social, que mitigaron el impacto de la caída en la recaudación del resto de los ingresos tributarios. En esta línea, el IVA luego de siete meses de rojos consecutivos, evidenció una recuperación al mantenerse a raya con los valores del octubre pasado, mientras que Ganancias profundizó su caída. En tanto, el impuesto PAIS, que supo ser el pilar de la recaudación, se mantuvo fuera de la escena en vísperas de su finalización.

De esta manera, el SPN acumula en lo que va del año un superávit primario del 1,8% del PIB y un superávit financiero del 0,5% del PIB. En resumen, los primeros diez meses del año estuvieron caracterizados por un marcado recorte sobre el gasto público (-29% i.a) y una caída sostenida en los ingresos (-7%), principalmente en los vinculados al nivel de actividad. En este marco, jugaron a favor el aporte extraordinario del impuesto a las Ganancias en mayo, los recursos provenientes del comercio exterior, lo aportado por el impuesto PAIS y los ingresos resultantes del blanqueo y la moratoria.

Un zoom al interior de las cuentas públicas

Por el lado de los recursos, en octubre fue relevante el aporte del comercio exterior y de la seguridad social. En detalle, los Derechos de Importación, luego de siete meses de caídas ininterrumpidas, mostraron un crecimiento de 37% respecto al mes anterior y de 3,4% interanual, en un contexto de mayores importaciones dada la reducción del Impuesto PAIS. En sintonía, los Derechos de Exportación, pese a que se moderaron, crecieron 9% i.a.  

Por su parte, las Contribuciones a la Seguridad Social, se mantuvieron en línea con el mes previo y marcaron el segundo verde real, creciendo 7% i.a, luego de doce meses de caídas consecutivas. Dicho cambio de tendencia puede explicarse, tanto por el impacto de la moratoria, como por una baja base de comparación de 2023.

Por su parte, el IVA dio una leve señal de mejora creciendo 3,4% intermensual y manteniéndose a raya con los valores de octubre 2023 (luego de 7 meses de caídas consecutivas).

En contraste, Ganancias profundizó su rojo real (27% i.a), pese a la recomposición de la cuarta categoría. Esto se explica por una alta base de comparación debido al pago a cuenta extraordinario para las Entidades financieras en octubre 2023. En tanto, Bienes Personales se contrajo 7%, luego del crecimiento exorbitante de septiembre producto del blanqueo y los pagos adelantados.

En otro orden, se destaca en los ingresos del SPN el incremento en el ítem superávit operativo de empresas públicas por más de $72.000 millones, situación que no se evidenciaba desde 2009. Por último, el Impuesto PAIS, acumuló una nueva caída real como consecuencia de la reducción de su alícuota y en vísperas de su finalización.

Respecto a las erogaciones, el Gasto Primario registró una contracción real de -23% i.a (en línea con los meses previos) producto de un recorte transversal sobre las principales partidas. De esta manera, acumula quince meses de caídas reales interanuales consecutivas.

Haciendo foco, las Prestaciones Sociales explicaron casi la mitad de la disminución del gasto: cayendo 19% i.a real; acentuando la caída de los meses previos, pero evidenciando una dinámica heterogénea en su interior. Por un lado, las Jubilaciones y Pensiones (incluyendo Pensiones No Contributivas) experimentaron una merma de 8% i.a (en términos reales), al tiempo que las Asignaciones Sociales crecieron 25% i.a. En su interior, mientras las Asignaciones Familiares recortaron 22% i.a., la AUH acentuó su crecimiento (+83% i.a real) y acumula ocho meses en verde. Por su parte, las prestaciones del PAMI profundizaron la pérdida contra la inflación (-17% i.a).

Por otro lado, los Subsidios Económicos cayeron en términos reales un 15% con respecto a octubre 2023, imitando la caída de los meses previos, pero explicando un 5% de la contracción del gasto. A su interior, tanto los subsidios energéticos como los subsidios al transporte moderaron la caída interanual y crecieron intermensual 16% y 11% respectivamente.

Los Gastos de Capital continuaron mostrando una marcada caída real (-71% i.a.) y explicaron un cuarto del recorte en el gasto primario, ganando terreno en el ajuste con el correr de los meses. Mientras tanto, las Transferencias Corrientes a Provincias se mantuvieron en terreno negativo (51% i.a) real, destacándose en su interior en los últimos tres meses, el crecimiento real de las Transferencias de Salud.

Asimismo, se destaca el crecimiento real de las Transferencias a Universidades, que más que se duplicaron respecto a los meses previos, y mostraron una suba interanual del 74%.  Mientras tanto, los Gastos en Funcionamiento (donde se incluyen salarios públicos) se mantuvieron en los mismos niveles de caída que los meses previos (-23% i.a) y acumulan diez meses en baja.

¿Qué esperamos hacia adelante?

A lo largo de 2024, el Ejecutivo Nacional dio un revés al sendero fiscal de las últimas décadas y nos acostumbró al superávit. Desde el primer día, el gobierno se embanderó en el ordenamiento de las cuentas públicas y estableció el ancla fiscal como driver y pilar de política económica.

De esta manera, el contundente resultado financiero acumulado en lo que va del año, sugiere que cumplimiento de la meta fiscal asumida (1,5% del PIB para 2024) ya es casi un hecho.  Sin embargo, en el último tramo del año el gobierno se enfrentará a una estacionalidad menos favorable, por lo que un diciembre con déficit no debería sorprendernos.

Como hemos mencionado, ya comenzamos a observar el impacto de la Ley Bases y el Paquete Fiscal en la recaudación, con el adelanto de Bienes Personales, Moratoria Previsional y lo procedente del Blanqueo. Mientras tanto, esperamos de cara al último bimestre que se active Ganancias, de la mano de la recomposición de la cuarta categoría.

En este contexto, esperamos que los próximos días haya definiciones sobre el Proyecto de Ley de Presupuesto Nacional 2025 que se está tratando en la Cámara de Diputados, y que contempla un superávit primario de 1,3% del PIB para 2025 con equilibrio financiero.

Ciertamente, la aprobación del Presupuesto sería una noticia más que positiva para el Gobierno, no sólo porque le brinda el marco formal para ejecutar su política fiscal, sino también porque daría una señal de apoyo a la disciplina fiscal por parte del arco político y puede contribuir en una potencial negociación con el FMI. No obstante, lo que ocurra dependerá de la negociación con los gobiernos provinciales, que buscan introducir cambios al proyecto para el alivio de las finanzas subnacionales.

Sin embargo, una eventual no aprobación del Presupuesto tampoco le impediría al Gobierno implementar su estrategia fiscal del mismo modo que la viene implementando hasta el momento. En tal caso, se prorrogará el presupuesto anterior habilitando una mayor discrecionalidad para el ajuste de un gasto que ya no sería tan flexible como lo era en 2023. Con o sin presupuesto, de cara a 2025 el gobierno enfrentará la dificultad de sostener su compromiso fiscal en un año electoral, cuando históricamente aparecen mayores presiones sobre la obra pública y las transferencias a las provincias.

 

 

 

Presupuesto: gobernadores quieren fijar prioridades, el Gobierno ¿aprobarlo?

Javier Milei fue claro cuando presentó el Presupuesto 2025: hemos decidido cambiar la metodología a través de la cual se elabora el Presupuesto, estamos proponiendo una regla fiscal inquebrantable que blinde el equilibrio fiscal. Esto le puso un corset a la discusión presupuestaria, ya que ahora hay que acomodar los gastos a esa regla.

En ese marco general, la discusión sobre el presupuesto sigue trabada con la dificultad de que los Gobernadores quieren fijar prioridades para que queden plasmadas allí, pero no se logran acomodar los recortes para que se pueda cumplir la regla fiscal. En ese minué, los Gobernadores están apurados para sancionar la ley porque temen que el Gobierno prefiera que la discusión se caiga y gobernar con el Presupuesto 2023 prorrogado para tener aún más discrecionalidad que la que se tuvo este año para administrar el gasto público y el equilibrio fiscal.

 

Rompiendo pisos inerciales

El IPC Nacional elaborado por el INDEC mostró una suba mensual del 2,7% en octubre, mostrando una desaceleración de 0,8 puntos porcentuales con respecto al dato del mes previo y marcando su menor registro desde noviembre de 2021 (+2,5%). Además, se trata del menor registro para un mes de octubre desde 2017. De este modo, el IPC Nacional acumula una suba del 107% lo que va del año y un incremento interanual del 293,0% (-16,0 p.p.).

En septiembre, los salarios registrados de la economía crecieron 3,8% y se ubicaron por sexto mes consecutivo por encima de la inflación (fue de 3,5% en el noveno mes del año). Esto arrojó un crecimiento mensual de 0,3% en términos reales, la menor mejora de esta “racha”.

A priori, no resulta inverosímil pensar en un noviembre con una inflación mensual en una zona similar a la evidenciada en octubre. Difícilmente veamos una marcada moderación dado el impacto de diversos aumentos puntuales: tarifas de gas (+2,7%), electricidad (+2,5%), suministro de agua (+4%), combustibles (2,8%), prepagas (en promedio 4%) y colegios privados (4,5% en CABA y 3,6% en PBA). Al mismo tiempo, se espera que las empresas de telecomunicaciones apliquen nuevos aumentos en octubre, que se acercarían al 4%.

La inflación perforó el 3% en octubre

El IPC Nacional elaborado por el INDEC mostró una suba mensual del 2,7% en octubre, mostrando una desaceleración de 0,8 puntos porcentuales con respecto al dato del mes previo y marcando su menor registro desde noviembre de 2021 (+2,5%). Además, se trata del menor registro para un mes de octubre desde 2017. De este modo, el IPC Nacional acumula una suba del 107% lo que va del año y un incremento interanual del 293,0% (-16,0 p.p.). Además, se ubicó por cuarto mes consecutivo por debajo de las expectativas del mercado (REM-BCRA), que proyectaba un 3,0%.

A su interior, se destaca la desaceleración de todas las categorías. Particularmente, la inflación Núcleo (que mide la tendencia de los precios al excluir estacionales y regulados) registró un 2,9% mensual (-0,4 p.p.), el menor registro desde septiembre 2020. De este modo, se ubicó por encima del nivel general por primera vez en el año.

Por su parte, los Estacionales desaceleraron 1,5 p.p. y subieron “sólo” 1,4% (menor registro desde junio 2021). A su vez, los precios Regulados aumentaron 2,7%, ubicándose 1,8 puntos porcentuales por debajo de septiembre y anotando el menor registro desde diciembre del 2021.

En el mismo sentido, los Alimentos y bebidas (+1,2%) mostraron el menor aumento desde junio 2020 (plena pandemia), siendo vital para el registro del nivel general: en caso de excluirlo, la inflación hubiera sido del 3,3%. A su interior, colaboraron en la desaceleración la caída en los precios de las Verduras (-4,5%), y un menor aumento de las Carnes (1,1%). Por el contrario, los alimentos que registraron los mayores aumentos fueron Frutas (+4,9%), Aguas y gaseosas (+3,5%), Azúcar y dulces (+3,3%) y Lácteos (+2,2%).

Como resultado de la desaceleración en alimentos, las canastas que determinan la línea de pobreza e indigencia también moderaron su avance en octubre. La Canasta Básica Alimentaria (CBA) creció un 1,4% mensual, desacelerándose 0,3 puntos porcentuales con respecto a septiembre.  Del mismo modo, la Canasta Básicas Total (CBT) se incrementó un 2,3% en el décimo mes del año, también 0,3 puntos porcentuales por debajo de septiembre.

En cuanto al resto de los capítulos, los menores aumentos se vieron en Transporte (+1,2%), donde colaboró la caída en combustibles; Comunicación (+2,1%) y Equipamiento del hogar (+2,6%). Por el contrario, los mayores registros fueron en Vivienda (+5,4%), traccionado por subas en alquileres (+11,3%); Indumentaria (+4,4%), Restaurantes y Hoteles (+4,3%) y Salud (+3,6%), impulsado por aumentos de 6,1% en medicina prepaga.

En otro orden, por noveno mes consecutivo los precios de los Bienes (+2,1% mensual, -0,9 p.p.) se movieron a una velocidad considerablemente menor a la de los Servicios (+4,3%, -0,3 p.p.). Esta situación es contraria a la de 2023, donde los bienes (que subieron 223,1% en el año) corrían bien por encima de los servicios (+153,8% en 2023), principalmente debido al congelamiento de las tarifas de servicios públicos, que se mantuvo vigente durante casi todo el año.

Se recuperan los salarios formales

En septiembre, los salarios registrados de la economía crecieron 3,8% y se ubicaron por sexto mes consecutivo por encima de la inflación (fue de 3,5% en el noveno mes del año). Esto arrojó un crecimiento mensual de 0,3% en términos reales, la menor mejora de esta “racha”.

Hacia el interior, la dinámica fue similar tanto para trabajadores privados como públicos. Sin embargo, los primeros tienen una caída real de 3,7% i.a. y prácticamente ya retornaron a los niveles previos a la devaluación, mientras que los segundos muestran un desplome que alcanza el 19,2% i.a. y todavía se encuentran muy debajo del nivel alcanzado a finales del año pasado.

Dejando de lado la pérdida de los salarios públicos, la dinámica salarial de los trabajadores privados puede resultar de interés para ver lo que ocurre con los salarios de la economía, especialmente porque constituye uno de los costos más importantes. En este sentido, la baja de la inflación está permitiendo una recomposición del poder adquisitivo -y del salario como precio relativo-, pero esta es cada vez menor. De hecho, dado el dato de inflación de octubre y lo que se prevé para noviembre, nuestro relevamiento salarial sugiere que la recuperación seguirá al ritmo de los últimos dos meses, por lo que recién pasado el verano esta variable podría alcanzar el nivel de buena parte del 2023.

Con todo, y desde un punto de vista del mercado laboral, en tanto la fijación salarial continúe como en los últimos meses -no muy alejada de la cada vez más baja de la inflación- los salarios se sostendrán en niveles relativamente bajos, ayudando a que el empleo no sea una variable de ajuste tan inmediata en algunos sectores.

¿Qué esperamos hacia adelante?

A priori, no resulta inverosímil pensar en un noviembre con una inflación mensual en una zona similar a la evidenciada en octubre. Difícilmente veamos una marcada moderación dado el impacto de diversos aumentos puntuales: tarifas de gas (+2,7%), electricidad (+2,5%), suministro de agua (+4%), combustibles (2,8%), prepagas (en promedio 4%) y colegios privados (4,5% en CABA y 3,6% en PBA). Al mismo tiempo, se espera que las empresas de telecomunicaciones apliquen nuevos aumentos en octubre, que se acercarían al 4%.

Hasta el momento, el crawling peg del tipo de cambio oficial corriendo al 2% mensual fue probablemente la principal ancla para reducir la inflación, lo cual se evidenció con la convergencia de los bienes a la pauta cambiaria. Sumado a ello, la relativa estabilidad de la brecha cambiaria, la contención de las expectativas de devaluación y la fuerte recesión inicial (con una posterior recuperación acotada, heterogénea y paulatina) fueron elementos claves que ayudaron a moderar la inflación.

Pese a estos factores, la inflación se chocó con el primer piso inercial del 4% en mayo, mostrando resistencia a la baja hasta agosto. Para retomar el sendero descendente, el Gobierno implementó la reducción del Impuesto PAIS sin una compensación al alza en el tipo de cambio oficial, lo cual resultó en un abaratamiento del dólar importador y permitió no sólo alcanzar en septiembre una inflación del 3,5% mensual, sino también romper el piso del 3% en octubre (dado el impacto rezagado).

Ahora bien, pese a que el crawling peg al 2% fue de gran ayuda en el proceso, con la reducción de la nominalidad está dejando de actuar como un ancla para pasar a comportarse como un componente inercial. En este sentido, difícilmente la inflación logre perforar el próximo piso inercial sin una moderación del crawling peg. Por tal motivo, las autoridades ya deslizaron la posibilidad de recortar el avance mensual del tipo de cambio oficial al 1% mensual en caso de que la inflación sostenga la dinámica reciente en los próximos meses.

Sin embargo, aquella alternativa no estaría exenta de riesgos, dado que podría implicar una mayor apreciación real del tipo de cambio en un contexto de presiones devaluatorias de nuestros principales socios comerciales, lo cual podría terminar de complicar aún más la cuenta de los dólares.

Se desordenaba la política, pero el ordenamiento económico dio buenas noticias

A Milei le va a ir como le vaya a la economía. Esa suerte de mantra sigue siendo el eje central sobre el cual transita la naturaleza del proceso político. Pero el resultado electoral de 2023 produjo la peor configuración del sistema político posible para enfrentar el desafío económico que había por delante. Las condiciones de gobernabilidad eran las peores para tomar con rapidez y agilidad las decisiones que había que tomar. Pero la demanda ciudadana de cambio (la mayoría que eligió al presidente) operó para forzar de parte del sistema una adaptación ad hoc a la circunstancia de excepción que rodeaba al proceso y facilitar la acción inicial de gobierno.

Esa condición de gobernabilidad de excepción, impulsada por la demanda ciudadana de cambio, puede ir desapareciendo con el paso del tiempo y liberar la acción obstaculizadora de la oposición política. Pero para que ello ocurra, los apoyos sociales al gobierno deberían reducirse y transformarse en malestar social por falta de resultados. Por ello, el desafío para Javier Milei sigue siendo ordenar la economía (lograr resultados) antes que se desordene la política, porque este estado de excepción que le permitió avanzar al inicio puede ir desapareciendo.

Tras un septiembre conflictivo para Javier Milei, marcado por el debate sobre la Ley de Movilidad Jubilatoria y la Ley de Financiamiento Universitario -ambas vetadas por el presidente-, y donde se había instalado una agenda negativa para el oficialismo, octubre trajo consigo buenas noticias en materia económica. No solo desde el lado financiero (baja del riesgo país y compresión de la brecha cambiaria), sino también con buenos datos en indicadores de la economía real, que son los que siente el público en su metro cuadrado.

Esta mejora en algunos indicadores económicos políticamente sensibles se da justo cuando el gobierno atravesaba una etapa de desordenamiento político, con la oposición volviéndose más hostil en el Congreso. Y puede ser vital para detener el proceso de deterioro en los niveles de apoyo del gobierno que veíamos desde junio. Y se dieron en la previa de un comienzo de mes de noviembre que trajo al gobierno las dos mejores noticias políticas del año: el triunfo de Donald Trump en EEUU, el candidato preferido por el presidente y por el que había apostado enviando señales, y la coronación de Cristina Kirchner como presidente del PJ, una novedad positiva para Milei porque nadie como ella le puede ahuyentar los apoyos hacia siendo la líder del principal partido opositor en argentina.

En definitiva, todavía desconocemos con precisión que tipo de desempeño económico ofrecerá este orden macroeconómico al que parece haber arribado el programa del gobierno luego del esfuerzo inicial, y que pareciera pretender mantener estable de aquí a la elección. Pero la lógica sigue siendo la misma: si observamos una recuperación económica vigorosa podremos ver una trayectoria política que lleve al gobierno a un triunfo de consolidación del ciclo en 2025, pero si no la observamos la consolidación podría entrar en duda.

El resultado de esa trayectoria definirá si el oficialismo seguirá conduciendo la acción de gobierno con márgenes de acción acotados (condiciones de gobernabilidad reducidas), o si podrá mejorar esos márgenes de acción para poder avanzar más rápido con reformas que mejoren las chances de que la tarea de ordenamiento económico culmine de la mejor forma de cara al intento reeleccionario del oficialismo en 2027.

En definitiva, el desempeño económico (sobre todo en los indicadores vinculados al metro cuadrado de la gente) será el criterio central que utilizarán los votantes para decidir si le dan un nuevo voto de confianza al gobierno en 2025, o si envían señales de que el rumbo elegido por el presidente no satisface la demanda de cambio expresada en la elección presidencial de 2023.

Un septiembre positivo para industria y la construcción

El Índice de la Producción Manufacturero (IPI Manufacturero) marcó una suba mensual desestacionalizada del 2,6% en septiembre (-6,1% i.a.), hilando así tres meses consecutivos al alza por primera vez desde junio 2022. De este modo, luego del piso de junio de este año, el IPI subió 12,2% en sólo tres meses.

El Indicador Sintético de la Construcción (ISAC) marcó una suba mensual desestacionalizada del 2,4% para septiembre, recuperando parcialmente tras la caída de 3,3% del mes de agosto. De esta manera, el indicador se encuentra un 24,2% por debajo de su nivel en el mismo mes del 2023, mientras que en los primeros 8 meses del año acumula una caída del 29,5% interanual.

Septiembre fue un mes positivo tanto para la industria y la construcción. Sin embargo, esta última tiene todavía mucho más terreno para recuperar que la industria, teniendo en cuenta la fuerte caída inicial del sector dado su componente procíclico con la actividad económica y la marcada caída en la inversión productiva y la obra pública.  

La industria mantuvo su recuperación

El Índice de la Producción Manufacturero (IPI Manufacturero) marcó una suba mensual desestacionalizada del 2,6% en septiembre (-6,1% i.a.), hilando así tres meses consecutivos al alza por primera vez desde junio 2022. De este modo, luego del piso de junio de este año, el IPI subió 12,2% en sólo tres meses.

Si bien el indicador desestacionalizado se recuperó un 4,8% contra diciembre, aún se ubica un 5,1% por debajo de su nivel promedio en 2023. En este sentido, el acumulado de enero-septiembre de 2024 presenta una disminución de 12,7% respecto a igual período de 2023. Respecto a septiembre del año pasado, el indicador exhibió una caída del 6,1%. Esta dinámica es generalizada, ya que trece de las dieciséis ramas se mantienen en rojo.

Los sectores con mayores caídas fueron Minerales no metálicos (-16,6%), Productos de metal, maquinaria y equipo (-14,2%), y Madera, papel, edición e impresión (-11,3%),

Por su parte, los sectores que aportaron positivamente fueron Alimentos y bebidas (+7,0%), Muebles y colchones, y otras (0,9%) y Refinación del petróleo, coque y combustible nuclear (+0,5%). En cuanto a los Alimentos y Bebidas, se destaca el buen desempeño en la molienda de oleaginosas, que experimentó un aumento del 94,1% interanual, contribuyendo con 2,4 puntos porcentuales al +2,6% del total interanual.

En términos más generales, registran contracciones en dos dígitos los bienes de capital (-11,0% i.a.) y los bienes de uso intermedio (-14,1% i.a.), mientras que los bienes de consumo no durables se ubicaron un 0,2% por debajo del nivel alcanzado en el mismo mes del año anterior, apuntalados por la buena performance de la molienda.

Construcción al alza, pero en modo serrucho

El Indicador Sintético de la Construcción (ISAC) marcó una suba mensual desestacionalizada del 2,4% para septiembre, recuperando parcialmente tras la caída de 3,3% del mes de agosto. De esta manera, el indicador se encuentra un 24,2% por debajo de su nivel en el mismo mes del 2023, mientras que en los primeros 8 meses del año acumula una caída del 29,5% interanual.

En adelante, según la encuesta cualitativa de la construcción elaborada en el marco del indicador, el panorama no es alentador para los encuestados. En este sentido, 69,7% de las empresas de obras privadas encuestadas prevé que el nivel de actividad del sector se estanque (+3,3 p.p. respecto a agosto) durante los próximos tres meses, 16,5% estima que aumentará (-8,3 p.p.) y 13,8% que disminuirá (+5 p.p.).

¿Qué esperamos para lo que resta del año?

Septiembre fue un mes positivo tanto para la industria y la construcción. Sin embargo, esta última tiene todavía mucho más terreno para recuperar que la industria, teniendo en cuenta la fuerte caída inicial del sector dado su componente procíclico con la actividad económica y la marcada caída en la inversión productiva y la obra pública.

Por el lado de la industria, la desaceleración de la caída de los últimos meses está explicada por los mismos factores que moderaron la caída de la actividad en primer lugar (sector agropecuario, minería, oil & gas). En este sentido, prevemos que las ramas asociadas a estos sectores (energético, minero y agropecuario) seguirán con este buen desempeño en los próximos meses y sean los que traccionen la actividad industrial durante lo que queda del año.

Sin embargo, si bien las ramas que están más vinculadas a la demanda interna (que se vio gravemente deteriorada por la caída del ingreso disponible) comenzaron a recuperar, vienen más rezagadas y no volverían a niveles previos a la recesión a menos hasta mediados del próximo año.

Por el lado de la construcción, resulta crucial diferenciar la dinámica de la obra pública y la obra privada. Por el lado de la obra pública, difícilmente se vea una recuperación significativa dado el freno al gasto de capital llevado adelante por el Gobierno. Con respecto a la obra privada, la reaparición del crédito hipotecario, el blanqueo y la falta de alternativas de inversión podrían ser factores que jueguen a favor en adelante.

En este sentido, la baja en los dólares paralelos resulta en un aumento de los costos de construcción en pesos. Entonces, mientras se mantenga el elevado costo relativo, la recuperación del sector va a depender de que los precios de las propiedades suban para que se vuelva rentable (el precio promedio del m2 en CABA subió 7,2% en dólares los últimos 12 meses). Esto último dependerá de que termine pasando con la demanda (las escrituras de CABA subieron 30,4% i.a en septiembre), que viene siendo traccionada por el blanqueo y la reaparición del crédito hipotecario, aunque todavía con un stock de oferta previo elevado.

Por último, en cuanto a octubre los indicadores temprano de la actividad son mixtos: el índice Construya, que mide la evolución de los volúmenes vendidos al sector privado para la construcción) registró una contracción mensual de 2,8%, y los despachos de cemento cayeron 6,7% mensual sin estacionalidad. Sin embargo, por el lado de la industria, el verde se mantiene: la producción automotriz (ADEFA) mostró un incremento mensual del 2,7% s.e.

Diferencias en la CGT por la presidencia del PJ

La lucha por la designación de autoridades del Partido Justicialista que hoy protagonizan Cristina Kirchner y el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, se ha transformado en una pelea que ha atravesado al sindicalismo, provocando una división dentro del movimiento sindical entre los que se alinean con una o con el otro.

Estas diferencias no solo se presentan en relación a la definición de las autoridades del PJ. También sigue habiendo diferencias en relación a la posición a adoptar de cara al gobierno de Javier Milei. El sector dialoguista sigue tendiendo puentes con el gobierno, no por afinidad sino por necesidad estratégica (buscan mitigar la capacidad de daño del gobierno sobre los intereses sindicales), mientras el sector combativo avanza en un plan de lucha.

Agosto mantuvo el rebote de julio en la actividad

En agosto, el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) creció 0,2% mensual desestacionalizado, y acumula una contracción de 0,1% en lo que va del año y de 3,3% desde el inicio de la recesión en noviembre pasado. De este modo, alcanzó niveles comparables con febrero de 2024, previo al piso de la recesión.

La demanda interna cayó más de 16% i.a. en agosto y acumula nueve meses consecutivos en rojo. Este resultado se explica por un contexto de fuerte deterioro de la demanda interna producto de la caída de los ingresos reales

Más allá de haber pasado el piso en el nivel de la actividad, la recuperación viene siendo muy heterogénea, más lenta de lo esperado y con un patrón bastante irregular, escenario que esperamos se mantenga para el resto del 2024, con una caída en el orden de 3,5% en el promedio anual.

En agosto se mantuvo el rebote de julio

En agosto, el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) creció 0,2% mensual desestacionalizado y tras acumular una mejora de 2,3% en los últimos dos meses retornó a los niveles de actividad similares a los de diciembre.

Cabe destacar el sector primario continúa compensando la caída del resto de la actividad: en conjunto, el sector agropecuario (+4,5% i.a.) y la explotación de minas y canteras (+6,0%) y la pesca (+17,1%) añadieron 0,5 p.p. a la variación interanual.

De las quince ramas de la actividad, diez se mantienen con caídas interanuales, mostrando lo generalizado de la recesión. En particular, las ramas vinculadas a la demanda interna todavía no se recuperan, destacándose la Construcción (-18,0% interanual), el Comercio (-7,9%) y la Industria Manufacturera (-5,6%). Sólo estas tres ramas incidieron negativamente en 3,1 p.p.

¿Qué esperamos?

Pese a que al EMAE de julio ya había registrado cambio en la tendencia negativa que tuvo a abril como piso, este repunte todavía está lejos de llevar a la economía a niveles previos a la recesión. En este sentido, no sólo las señales de recuperación muestran un desempeño heterogéneo e irregular por parte de los distintos sectores, sino que, como muestra el EMAE, se debilitó en agosto.

En este sentido, sectores más asociados a los sectores energético, minero y agropecuario serán los que más crecerán y traccionarán las exportaciones, que crecerían cerca de 20% en el promedio del año.

En contraposición, las importaciones, que tienen un componente usualmente procíclico (es decir, varían en igual sentido pero mayor cuantía que la actividad total), colaborarán con un abultado superávit comercial, manteniéndose en rojo (-14% i.a.) dada la caída de la demanda interna.

Por el lado de la inversión, cierto impulso podría provenir por parte del RIGI y del blanqueo (que podría traccionar el alicaído sector de la construcción). Sin embargo, mientras se mantenga el cepo cambiario no pareciera ser un factor determinante a la hora de la recuperación en lo inmediato, sino que será una variable clave para el devenir del esquema cambiario-monetario del gobierno. Por este motivo, esperamos que la inversión tenga el peor desempeño del total de componentes de la demanda a lo largo de este año.

¿Qué puede pasar con el consumo? En cuanto al consumo privado, que representa hasta un 70% del total del PIB, no pareciera haber muchos drivers que podrían jugarle a favor, en tanto para una recuperación necesita una recuperación del salario real y el ingreso disponible. Las mejoras de los ingresos reales en los últimos meses podrán mitigar la caída, pero lejos estarán de ser un factor clave para la recuperación.

De hecho, la recuperación del consumo en bienes durables está siendo favorecida por una caída en el valor real de dichos artículos (el poder adquisitivo creció más en relación con ellos), en un contexto de consumo postergado y a expensas de una mejora en el crédito a tasas reales elevadas, lo que también podría condicionar el consumo en el futuro.

Por el lado de los bienes de consumo masivo, su encarecimiento real (comparando con los últimos doce meses, el nivel general del IPC creció 20 p.p. menos que la inflación de consumo masivo en septiembre), junto a un mayor consumo en bienes durables y servicios inelásticos (tarifas) se combinaron para que el consumo de este tipo de bienes no encuentre piso (los datos de Scentia indican que, hasta septiembre, la caída es de 22,3% interanual).

Por último, el consumo de servicios (recreación, restaurantes, hoteles) también tendrá una recuperación más lenta, teniendo en cuenta que son el consumo que primero se suele recortar en contextos de deterioro del ingreso disponible, agudizado por un encarecimiento de estos servicios y la ausencia del efecto “pesos que queman” vigente durante el año pasado, que impulsó el consumo de servicios asociados a la recreación.

En resumen, los datos muestran que más allá de haber pasado el piso en el nivel de la actividad, la recuperación viene siendo muy heterogénea, más lenta de lo esperado y con un patrón bastante irregular. Considerando que será un escenario que esperamos se mantenga para el resto del 2024, la caída de la actividad estimamos ronde 3,5% en promedio, sin volver a niveles previos a la recesión hasta mediados del año que viene.

Quinta caída en fila en los niveles de valoración de desempeño del Gobierno

En su perspectiva histórica, la valoración positiva del gobierno se ubica por encima del valor que observábamos en octubre de 2020 durante el mandato de Alberto Fernández, pero 3 p.p. por debajo de los niveles de aprobación registrados en octubre de 2016 durante el mandato de Mauricio Macri.

Una evolución que parece responder al natural proceso de desgaste de todo gobierno, más aún para un gobierno que está atravesando un proceso de correcciones económicas que produjo caída en el poder adquisitivo, retracción del consumo y aumento del peso de los servicios en el ingreso de los hogares. Habrá que ver si los próximos meses muestran una estabilización de estos valores o continuará con la tendencia declinante que venimos observando en los últimos 5 meses.

La preocupación por la inflación iguala el nivel más bajo de los últimos 8 años. 

No cabe duda que la principal batalla que enfrentaba el oficialismo al inicio de este ciclo era responder a la principal demanda ciudadana que era bajar la inflación. Y si lo observamos en términos de la evolución de la preocupación por esta problemática, la batalla el gobierno la viene ganando. La preocupación por la inflación llega en octubre al segundo nivel más bajo de los últimos 8 años. Pero podríamos considerar que es el nivel más bajo registrado en nuestra serie, porque el único inferior es el de agosto de 2020, donde la pandemia había desplazado coyunturalmente la preocupación por los precios por otras preocupaciones más urgentes en el contexto sanitario extremo que se vivió durante esa época.

En octubre cae la preocupación por el desempleo y de esta manera las preocupaciones económicas combinadas caen por debajo del 50% de menciones por primera vez en más de 3 años.

La curiosidad del registro de octubre es el liderazgo de la preocupación por la corrupción, una problemática que está presente en los principales segmentos de votantes, pero que es dominante entre los votantes de Javier Milei (casi el 50%). Una particularidad que quizá se entiende a la luz de las denuncias permanentes que el propio presidente hace de la existencia de curros en el estado.

Se mantiene firme el superávit fiscal

¿Cómo le fue al fisco en septiembre?

El Sector Público Nacional No Financiero registró en septiembre el noveno mes consecutivo con superávit primario y marcó un nuevo mes con superávit financiero. En números, el resultado primario ascendió a $0,82 billones y, con intereses que se ubicaron en $0,35 b, el resultado financiero fue de $ 0,47 billones. 

¿Qué explicó el resultado fiscal de septiembre? El verde fiscal estuvo explicado por una moderación en la caída real de los recursos (-8% i.a) que se vio más que compensada por una contundente contracción del gasto (-25% i.a). En esta oportunidad, la clave del superávit estuvo en el aporte del blanqueo, el adelanto de Bienes Personales y la moratoria, que ayudaron a compensar la caída en el resto de los ingresos. Por su parte, el impuesto PAIS, que supo ser el pilar de la recaudación, se corrió de la escena luego de la reducción de la alícuota de principios de mes.

Con todo, el sector público acumula en lo que va del año un superávit primario del 1,6% del PIB y un superávit financiero del 0,4% del PIB. En resumen, los primeros nueve meses del año estuvieron caracterizados por un marcado recorte sobre el gasto público (-29% i.a) y una caída sostenida en los ingresos (-6%), principalmente en los vinculados al nivel de actividad. En este marco, jugaron a favor el aporte extraordinario del impuesto a las Ganancias en mayo, los recursos provenientes del comercio exterior, lo aportado por el impuesto PAIS, el blanqueo y la moratoria.

Un zoom al interior de las cuentas públicas

Por el lado de los recursos, la novedad vino de la mano de Bienes Personales, que recaudó en términos reales cinco veces más que lo recaudado en septiembre 2023 gracias al éxitos del blanqueo y los pagos adelantados. Por el lado de los recursos provenientes del comercio exterior, los derechos de exportación crecieron 55% i.a, mientras que Impuesto PAIS, acumuló una nueva caída real como consecuencia de la reducción de su alícuota.

Además, las Contribuciones a la Seguridad Social, si bien cayeron respecto al mes anterior, marcaron el primer verde real creciendo 3,5% i.a, luego de doce meses de caídas consecutivas. Dicho cambio de tendencia puede explicarse tanto por el impacto de la moratoria como por una baja base de comparación en septiembre 2023.

Por su parte, el Gasto Primario registró una contracción real de -25% i.a (en línea con los meses previos) producto de un recorte transversal sobre las principales partidas. De esta manera, acumula catorce meses de caídas reales interanuales consecutivas.

Haciendo foco, las Prestaciones Sociales explicaron más de un cuarto de la disminución del gasto: cayendo 11% i.a real, en línea con la caída de los meses previos, pero evidenciando una dinámica heterogénea en su interior. Por un lado, las Jubilaciones y Pensiones (incluyendo Pensiones No Contributivas) experimentaron una merma de 11% i.a (en términos reales), al tiempo que las Asignaciones Familiares crecieron 9% i.a. real. En su interior, mientras las Asignaciones Familiares recortaron un 18% i.a., la AUH sostuvo su crecimiento (+32% i.a real) y acumula siete meses en verde explicado en gran parte por el aumento discrecional otorgado al inicio de la gestión. Por su parte, las prestaciones del PAMI perdieron levemente contra la inflación (-2% i.a).

Por otro lado, los Subsidios Económicos cayeron en términos reales un 13% con respecto a septiembre 2023, imitando la caída de los meses previos, pero explicando menos de un 5% de la contracción del gasto. A su interior, los subsidios energéticos moderaron la caída, mientas que los subsidios al transporte que en agosto habían mostrado un crecimiento real, recortaron este mes 26%i.a.

Los Gastos de Capital continuaron mostrando una marcada caída real (-73% i.a.) y explicaron más de un cuarto del recorte ejecutado, ganando terreno en el ajuste con el correr de los meses. Por su parte, las Transferencias Corrientes a Provincias retomaron el ritmo de caída de 70% real.

Con respecto al resto de las partidas, las Transferencias a Universidades tuvieron un juste real del 20% i.a., y los Gastos en Funcionamiento (donde se incluyen salarios públicos) cayeron un 22% i.a. De este modo, ambas partidas anotaron el octavo mes consecutivo en baja.

¿Qué pasa con los intereses?

Desde inicio de la gestión el gobierno llevo a cabo una estrategia monetaria y financiera de saneamiento del balance del BCRA que le permitió migrar deuda desde la autoridad monetaria hacia el Tesoro (Pasivos Remunerados – LEFI) acompañado en una baja de la tasa de interés de la economía.

En sintonía, para hacer frente a los compromisos de la deuda en pesos, la Secretaría de Finanzas viró la estrategia de financiamiento desde la emisión de títulos indexados y de corto plazo, hacia títulos nominales con un horizonte de vencimiento mayor. De esta manera, ofreció en las distintas licitaciones títulos capitalizables a tasa fija. Estos instrumentos tienen la particularidad de que capitalizan los intereses y se transforman en amortización al vencimiento. Esta cuestión es central, ya que en el resultado financiero los pagos de capital se registran por debajo de la línea, aminorando la carga de intereses.

En tal sentido, si suponemos que al vencimiento de cada instrumento emitido lo capitalizado se paga como interés y no como amortización, los últimos tres meses el resultado financiero hubiera sido deficitario. De hecho, si replicamos el ejercicio para los primeros nueve meses del año, el resultado financiero sería levemente deficitario. Por ende, si incorporamos el costo financiero asociado a las LECAP a las cuentas fiscales, se desvanecería el superávit financiero acumulado en lo que va del 2024.

¿Qué esperamos hacia adelante?

Desde el inicio de la gestión, el Poder Ejecutivo enfatizó la necesidad del ordenamiento de las cuentas públicas, estableciendo el ancla fiscal como driver y pilar de la política económica. En este sentido, el contundente resultado financiero acumulado sugiere que el gobierno cuenta con un margen suficiente para cumplir con la meta fiscal asumida (superávit de 1,5% del PIB para 2024).

En la recta final del año, ya comenzamos a observar el impacto de la Ley Bases y el Paquete Fiscal en la recaudación con el adelanto de Bienes Personales, Moratoria Previsional y lo procedente del Blanqueo. Mientras tanto, esperamos de cara al último trimestre que se active Ganancias, de la mano de la recomposición de la cuarta categoría. No obstante, el gobierno se enfrentará a una estacionalidad menos favorable, por lo que no nos sorprendería un diciembre con resultados deficitarios.

En materia legislativa, luego del veto a la reciente Ley de Movilidad Jubilatoria que había sido impulsada por la UCR, el Congreso también ratificó el veto del presidente respecto a la Ley de Financiamiento Universitario, demostrando la solidez del tercio oficialista necesario para frenar las iniciativas legislativas. En este contexto, esperamos que los próximos días el Congreso trate el Proyecto de Ley de Presupuesto Nacional para el próximo año, que contempla un superávit primario de 1,3% del PIB para 2025 con equilibrio financiero.

Claramente, la aprobación del Presupuesto sería una noticia más que positiva para el Gobierno, no sólo porque le brinda el marco formal para ejecutar su política fiscal, sino también porque daría una señal de apoyo a la disciplina fiscal por parte del arco político y puede contribuir en una potencial negociación con el FMI.

Sin embargo, una eventual no aprobación del Presupuesto tampoco le impediría al Gobierno implementar su estrategia fiscal del mismo modo que la viene implementando hasta el momento. En tal caso, se prorrogará el presupuesto anterior habilitando una mayor discrecionalidad para el ajuste de un gasto que ya no sería tan flexible como lo era en 2023. Con o sin presupuesto, de cara a 2025 el gobierno enfrentará la dificultad de sostener su compromiso fiscal en un año electoral, cuando históricamente aparecen mayores presiones sobre la obra pública y las transferencias a las provincias.

 

 

El oficialismo va por un nuevo intento para privatizar Aerolíneas Argentinas

Luego de la sanción del a Ley Bases, y de un intento privatizador que fue reducido en la discusión de la ley, el oficialismo retoma impulso en la búsqueda de avanzar con la privatización de algunas empresas del estado. En ese marco, promovió el inicio de la discusión sobre proyectos de privatización de Aerolíneas Argentinas. Se trata de dos propuestas legislativas, una presentada por Hernán Lombardi del PRO y la otra por Juan Manuel López de la Coalición Cívica, que se fundamentan en la necesidad de transferir la aerolínea a manos privadas, apoyándose en consideraciones económicas que buscan incrementar la competitividad en el sector aéreo.

Entre las justificaciones para la privatización se mencionan especialmente dos: 1) los déficits financieros acumulados por la empresa y 2) su incapacidad para competir con aerolíneas de bajo costo, lo que ha generado un impacto adverso en la oferta y en los precios de los boletos aéreos. También se abordan las acciones del gobierno para desregular el sector y facilitar la entrada de nuevas aerolíneas, un cambio significativo en la política aeronáutica del país.