Empleo e Ingresos

Aunque la recesión se atenúa, el empleo formal no toca piso

¿Cómo le fue al empleo registrado en mayo?

Luego de más de un año, la actividad económica arrojó un saldo positivo en mayo. Sin embargo, la dinámica del empleo registrado siguió en rojo. Según los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), la cantidad de puestos de trabajo cayó 1,8% i.a. en el mes, lo que implica la destrucción de casi 220 mil empleos formales en los últimos doce meses. En la misma línea, y también en oposición a la actividad en general, la comparación desestacionalizada también sufrió un retroceso, en este caso de 0,1%. Como resultado, luego de tres meses en terreno negativo en donde se perdieron cerca de 35 mil puestos formales, el empleo registrado llegó a su mínimo en dos años.

Esta evolución dispar entre el empleo formal y el nivel de actividad se explica porque los sectores que ya salieron de la recesión –especialmente el agropecuario- poseen mayor impacto en el nivel de actividad que en el empleo, mientras que los que muestran las peores caídas, entre ellos comercio e industria, son los de mayor cantidad de trabajadores formales.

¿Qué hay detrás de esta caída?

En primer lugar, cabe destacar que, como viene sucediendo a lo largo de la gestión Cambiemos, la dinámica es heterogénea entre modalidades de contratación. Lamentablemente, se puede decir que a mayor calidad del empleo, peor performance. Por caso, los asalariados privados, que explican casi la mitad del empleo registrado, retrocedieron 2,7% i.a., mientras que los monotributistas cayeron 1,8% i.a. Por último, los trabajadores del sector público, aproximadamente un cuarto del total, en todas sus dependencias (nacional, provincial y municipal) crecieron 0,8% i.a. en mayo.

En otro orden, podemos destacar que casi 4 de cada 5 empleos registrados que se perdieron en el último año fueron asalariados privados, especialmente por el deterioro del empleo industrial y del comercio. Para peor, esta proporción viene creciendo en los últimos meses –gráficamente, el ensanchamiento de las barras de tonalidad azul-. En consecuencia, si esta dinámica no se revierte, y la evolución actual de la economía no induce a pensar en ello, posiblemente para fin de año el peso de las formas más precarias de empleo continúe ganando terreno en desmedro de aquellas de mayor calidad.

¿El repunte en la actividad impactará en el empleo formal?

Para entender cómo se desempeñará el empleo formal en la segunda mitad de 2019 hay que analizar qué ramas de actividad traccionarán la recuperación. En este sentido, resalta el sector agropecuario, quien pese a mostrar una expansión casi 50% i.a., no exhibió un incremento significativo en el empleo formal (+2,8% i.a., lo que equivale a la creación de menos de 9 mil puestos de trabajo). Considerando que, la sequía del año pasado  había implicado un desplome de la producción sin un deterioro significativo en la cantidad de puestos de trabajo registrados, podemos ver la estabilidad del empleo del este sector como una tendencia y no esperar una clara mejora de este indicador ante una fuerte expansión.

Por otra parte, en el segundo semestre esperamos una desaceleración en la caída del comercio por la mejora del poder adquisitivo. Si bien este sector emplea mucha mano de obra, esto no implicará necesariamente en un cambio en la tendencia del empleo formal del sector, ya que su tasa de informalidad es elevada y, de hecho, parece haberse incrementado en los últimos meses, conforme a los datos que surgen de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH). Es decir, los puestos de trabajo registrados del sector se habrían contraído más que los informales, algo que parece lógico en este contexto: en pos de reducir costos, se mantienen los puestos de trabajo más baratos o, incluso, se llevan al mercado informal a algunos trabajadores formales.

Por último, aparece la industria. Si bien es posible que la producción crezca en los próximos meses, especialmente de la mano de aquellos sectores ya insertos internacionalmente y algunas ramas de producción liviana alentadas por la mejora del poder adquisitivo y los estímulos no salariales al consumo que está otorgando el gobierno, no esperamos que se revierta la destrucción de puestos de trabajo. Dado que los sectores de mejor performance serán aquellos más capital intensivos (es decir, que emplean menor mano de obra por unidad de producto) la recuperación de la producción no se reflejará en el empleo. Asimismo, considerando la capacidad ociosa de este rubro, intuimos que se podrían reducir las suspensiones e incrementar las horas extras, pero no habría un boom de contrataciones.

En conclusión, aunque la economía dejaría de caer y posiblemente vuelva a crecer en el margen, el mercado de trabajo –y especialmente en su versión registrada- seguirá en rojo. Las actividades que liderarán el crecimiento son aquellas de menor impacto en la creación de puestos de trabajo.



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