Con cuatro meses a cuestas, el camino transcurrido a lo largo de 2018 no apunta hacia un cambio concreto en la dirección de la política económica, ni a un freno en el descalabro de la economía y el acelerado deterioro en las condiciones de vida. Al cierre del mes de abril, la inflación acumulada supera la cota de 1.000%, la economía prevalece en su senda recesiva y la incertidumbre se incrementa en torno a la dinámica política, de cara al proceso electoral propuesto para el próximo 20 de mayo.
Abril se suma a la larga lista de meses donde la inacción pareciera ser la estrategia dominante en la formulación de políticas. Más allá de ciertos cambios regulatorios al nivel de la industria petrolera y lo referente al día a día de Dicom, la política económica mantiene la inercia característica de los últimos años.
De cara al deterioro continuado de la industria petrolera, el presidente de la República, Nicolás Maduro, otorgó poderes extraordinarios al ministro de Petróleo y presidente de Pdvsa, Manuel Quevedo. Lejos de promover una eventual mejoría, el saldo de la medida ha dejado una serie de funcionarios y gerentes detenidos (siendo el caso más emblemático aquel relacionado con Chevron), agravando una difícil relación con los socios privados de la estatal petrolera.
En materia inflacionaria, Venezuela cerró su séptimo mes en hiperinflación conforme el incremento generalizado en el nivel de precios superó 16.000% durante los últimos doce meses, sin ofrecer señales sobre algún tipo de desaceleración en el corto plazo. El incremento exponencial de los agregados monetarios, a la par de un deteriorado cuadro fiscal y las expectativas de los agentes en torno a la inflación futura, prevalecen como los principales catalizadores del aumento vertiginoso del nivel de precios.
El gobierno intentó contrarrestar el efecto de la hiperinflación con un nuevo aumento de salario mínimo integral, esta vez de 95%, pasando de VEF 1.307.646 a VEF 2.555.500. Pero el nuevo salario apenas llega a comprar USD 3 en el mercado paralelo, luego que el tipo de cambio paralelo casi se triplicara a lo largo del mes.
Pese a la alarma generada en redes sociales y la opinión pública, la relativa estabilidad que experimentó el tipo de cambio paralelo durante el primer trimestre de 2018 (1T2018) resultó ser más corta y menos rígida de lo habitual. Durante el primer trimestre del año suelen intervenir factores que contribuyen a una menor depreciación –incluso, apreciación– del tipo de cambio de mercado. Por ello, al retomar su tendencia de depreciación, el bolívar tan solo recorre el camino habitual de una moneda que ha perdido todas sus facultades como dinero.
La inacción suele acarrear costos, más aún en un entorno como el venezolano. El carácter humanitario de la crisis hace apremiante un cambio absoluto en el modelo económico. No obstante, en Ecoanalítica no vemos señales que nos hagan presumir algún cambio en ese sentido.