La segunda ola sigue creciendo, y a esta altura ya superó los picos de contagios de la primera. Mientras tanto, la campaña de vacunación continúa firme: en los últimos siete días, se aplicaron más de un millón de dosis en el país. Sin embargo, el ritmo podría reducirse si en la próxima semana no ingresaran nuevos cargamentos y empezara a escasear nuevamente el stock disponible. A la fecha, se recibieron y distribuyeron más de 7.200.000 vacunas en total (incluyendo Sputnik V, Covishield, Sinopharm y las recibidas por el mecanismo COVAX). De estas, 5,8 millones fueron aplicadas a casi 5 millones de personas, de quienes el 87% recibió una única dosis y el 13% restante ambas aplicaciones.
Sin embargo, teniendo en cuenta la ralentización en el ingreso de vacunas, la demora en hacer efecto de las inyecciones y la rápida suba de la ocupación de camas de terapia, el Gobierno decidió retornar a las restricciones a la movilidad. Las medidas concretas están en discusión permanente, y hasta ahora solo incluyeron limitaciones a la circulación nocturna y al uso del transporte público, aunque no impidieron la realización de ninguna actividad productiva ni comercial. No obstante, es probable que se endurezcan las limitaciones en los próximos días.
La intención detrás de este cambio de enfoque respecto al 2020 es no afectar tanto a la economía, considerando varios puntos. En primer lugar, el hecho de que estamos en un año electoral, por lo que cada puesto de trabajo perdido podría significar un voto menos en lo inmediato. En segunda instancia, la previsión de que la actividad ‘no soportaría otra cuarentena estricta’, tal como afirman desde el Ministerio de Economía. Por último, el fenómeno de incremento de tenencia de efectivo ocurrido durante el año pasado no se repetiría, por lo que este año una importante inyección de pesos para financiar transferencias como el IFE y el ATP generaría un incremento mayor de la inflación, licuando el salario real y el consumo de los hogares.
Este efecto novedoso sobre el nivel de actividad preocupa dentro y fuera del gobierno. Dicho de otro modo, las restricciones que afectaron directamente a la economía en 2020 serían menores en 2021, pero el efecto indirecto de la emisión monetaria podría ser mayor, dado que se “suma” al del año pasado. Además, los rubros que no lograron recuperar su facturación durante el “veranito estacional” del virus, se enfrentarán a un panorama difícil para los próximos meses. Considerando todos estos factores, pero también el hecho de que la actividad económica subió más de lo esperado en enero, mantenemos nuestra proyección de que el PBI experimentará un rebote de 6% en promedio durante 2021.