Mas allá de la calidad de la gestión económica y sanitaria que el Gobierno pueda llegar a tener, es inexorable identificar a la pandemia del Covid-19 como una variable independiente para analizar el futuro del escenario político.
La pandemia fue y es un evento que condicionó de manera directa la economía y de manera indirecta a la política. Resulta lógico afirmar que la forma en que ésta se retire del escenario y deje de ser un factor de influencia decisivo determinará la evolución del escenario económico-político.
Si el modo en que se termina con la pandemia es mediante una vacuna, la forma y los tiempos en que se la consiga y las dosis suficientes serán críticos para poder evaluar cómo evolucionará el escenario político en el corto plazo. Por este motivo, la búsqueda de las vacunas para poder lograr niveles de inmunización de la población suficientes para dominar la situación sanitaria se ha vuelta un objetivo político crítico para el Gobierno.
Según las estimaciones del Ejecutivo, que surgen del Plan Estratégico para la Vacunación contra el Covid, se requieren unas 54 millones de dosis para aplicar a unas 24.000.000 de personas en grupos de poblaciones estratégicos. El cálculo del número de dosis necesarias surge al considerarse que el esquema consta de la aplicación de dos dosis. A su vez, se contempla una tasa de pérdida (habitual) estimada de 15%, según informa el propio Gobierno.
Si bien son estimaciones que no tienen la certeza de que las dosis estarán en tiempo y forma, las previsiones contractuales que actualmente tiene el Gobierno argentino de disponibilidad de dosis no garantizarían las dosis suficientes para atender a toda su población. Una gran parte depende de la producción de la vacuna del Instituto Gamaleya (es decir, la vacuna Sputnik V) y del desarrollo de la vacuna de AstraZeneca-Oxford. Estas son las dos vacunas con algún tipo de respaldo contractual que ostenta el Gobierno hoy en día. Como consequencia, no está garantizado que pueda tener todas las herramientas necesarias para controlar la situación sanitaria en el primer semestre del año.
En definitiva, el modo en que desaparezca la pandemia como variable de incidencia económica y política, es decir, la forma en que se pueda inmunizar a la población (con vacunas efectivas y cantidad de dosis necesarias), determinará cómo se recuperará la economía. El corolario de dicha resolución se verá reflejado en las condiciones en las que el Gobierno enfrentará el desafío electoral. Todo lo mencionado es independiente del desempeño del Gobierno en materia económica y sanitaria, desempeño que, de ser negativo, agravará sus perspectivas electorales lógicamente.