Hay casos en los que las expectativas condicionan la realidad más que la propia realidad, y el reciente resultado electoral puede ser un ejemplo de ello. Ante la expectativa de que las elecciones podían presentar un triunfo amplio de Alberto Fernández, el resultado más estrecho de lo esperado parece haber sido asumido más como una victoria por quien perdió, que por quien finalmente se alzó con el triunfo electoral.
Esto no es solo una sensación, sino que efectivamente el resultado más parejo de lo esperado produjo una distribución del poder mucho más equitativa de la que hubiera surgido con una diferencia similar a la de la PASO. Este escenario equilibrado obligará al ganador a ofrecer resultados (satisfacer la demanda de sus votantes), y le presentará al perdedor la posibilidad de ser opositor no tanto tiempo.
En definitiva, si bien la realidad puede haber cambiado mucho en materia económica en estos últimos cuatro años, la caracterización del escenario político se mantuvo al márgen de esta dinámica. Una forma interesante de observar esto es comparando el posicionamiento del electorado argentino en octubre de 2015 (la anterior elección general a presidente), con la que nos acaba de dejar el reciente comicio.
En este sentido, se observa una suerte de estabilidad en el escenario político: el único cambio significativo se produjo con la reducción del porcentaje de gente que estaba posicionada en el centro del escenario (entre las opciones kirchnerista-peronista y macrista-antikirchnerista), es decir los votantes de Massa de 2015, que se produce en beneficio de los extremos: Fernández suma 11% más que Scioli y Macri suma 6% más que su propia performance en 2015. Esta configuración deja claramente un formato bipartidista de competencia política, con dos grandes espacios que concentran más del 88% de los apoyos y que definitivamente serán los que efectivamente animen la disputa política en los próximos 4 años.
En este punto, cabe preguntarse: ¿será duradera en el tiempo esta configuración? Hay dos motivos que así lo sugieren.
1) El resultado electoral, y en particular el de Roberto Lavagna, debería ser aleccionador respecto de las escasas posibilidades que ofrece esta configuración política que se ha adquirido en los últimos años, a los que buscan transitar el camino del medio. Ello debería funcionar como un desincentivo para la defección de alguno de los actores de esos dos grandes espacios.
2) La relación equilibrada que presenta el actual formato debería funcionar como un desincentivo a la defección, porque para todos los actores que integran estos dos grandes espacios, la opción de ruptura representa una suerte de carta de defunción de su propio espacio. El que se tiente con abrirse, sabrá que no solo mata al espacio que deja, sino que también queda sin chances el que busca formar. En algún punto, todos están forzados a convivir juntos o morir separados.
Sin embargo, como siempre estará para todos a disposición la opción de la ruptura para castigar maltratos, a pesar de que ello signifique la intrascendencia política. El riesgo de despechados políticos siempre existirá y esa será un desafío para la conducción de los espacios (deberá siempre primar la paciencia), y una amenaza que podría afectar la salud de ambos espacios, que tratarán de evitarlo.
En conclusión, el resultado electoral ha dejado un escenario más equilibrado de lo esperado y ello le asigna mayor relevancia a la amenaza de una pérdida de popularidad precipitada que pudiera afectar al futuro Gobierno por la crisis económica. Esa amenaza lo obliga a dar respuesta a las demandas ciudadanas relativamente rápido, porque así como un 15% del electorado decidió cambiar su posicionamiento y favoreció el triunfo 48%-40%, otro pequeño cambio en sentido inverso bien pudiera provocar un nuevo cambio en sentido contrario y obturar la consolidación de este nuevo ciclo. Este es el riesgo al que se enfrentará Fernández, ya que una victoria más ajustada exigirá resultados rápido para que el círculo vicioso de magros resultados que afecten la unidad del oficialismo y los debilite de cara al 2021 no sea vuelva difícil de revertir.