¿Cómo le fue a la industria y la construcción en agosto?
El Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI manufacturero) cayó 6,4% i.a. en agosto y de esta manera acumuló un retroceso de 8,1% i.a. en los primeros ocho meses del año. Además, luego de exhibir un repunte durante julio, el salto cambiario post-PASO implicó una caída de 2,8% en la medición desestacionalizada. Por su parte, el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) retrocedió 5,9% i.a. durante agosto (-8% i.a. en el acumulado) pese a exhibir un avance de 0,4% en la serie desestacionalizada.
¿Qué hay detrás de estos números?
Luego de que en julio estos indicadores mostraban caídas interanuales menores a 2% luego de más de un año, la crisis desatada en las semanas posteriores a las PASO paralizó la actividad económica en un contexto de elevada incertidumbre cambiaria y financiera. De hecho, los únicos rubros que crecieron fueron el Textil (+1,4% i.a.) -como consecuencia de una la baja base de comparación- y Alimentos y Bebidas (+0,4% i.a.) – gracias al avance de casi 40% de la molienda, ligado al crecimiento del sector agropecuario tras la sequía del año pasado-. No obstante, ambos exhiben una variación negativa en el acumulado anual. Más aún, 7 de los 16 rubros mostraron contracciones interanuales de dos dígitos, destacándose el deterioro en la producción de medios de transporte, maquinarias y equipos.
Como se mencionó, la nueva incertidumbre cambiaria que provocó, entre otras cosas, la ausencia de precios para realizar transacciones durante algunos días sepultó cualquier intento de recuperación de la industria. Desconocer el costo de reposición de los stocks impidió la realización de operaciones frenando procesos productivos, a la vez que el capital de trabajo de muchas empresas perdió valor tras la depreciación del Peso y la desvalorización de instrumentos financieros como los Fondos Comunes de Inversión. Estos factores también afectaron la construcción, que si bien mostró una mejora en términos desestacionalizados, refleja expectativas desfavorables: no hay empresas del sector encuestadas que prevean un aumento de la actividad en los próximos tres meses.
¿Qué esperamos para la industria en los próximos meses?
La aceleración de la inflación y, en el mejor de los casos, la interrupción en la mejora de los ingresos reales provocará una retracción en el alicaído consumo de las familias, a la vez que la incertidumbre en relación a las medidas que tomará próximo gobierno pospone cualquier tipo de inversión productiva. Conjuntamente, estos factores echaron por tierra las expectativas de las empresas del sector. La mitad de las mismas prevé que la demanda interna caerá en el corto plazo, cuando esta cifra apenas superaba un tercio hace dos meses. La fallida recuperación de cara a las elecciones podría desencadenar un nuevo reacomodamiento de los recursos de las empresas, que implicaría un aumento de suspensiones y/o recortes de horas extras, en principio. En consecuencia, el deterioro de empleo fabril difícilmente se detenga en lo que queda del año.
Asimismo, esta contracción del consumo doméstico no estaría compensada por mayores ventas al exterior: solo una de cada cuatro firmas consultadas cree que crecerán, en línea con lo comunicado dos meses atrás. Por lo tanto, en el corto plazo no se espera una reacción significativa de las exportaciones que permita colocar el stock no vendido localmente.
En definitiva, los factores que propiciaron esta dinámica permanecerán latentes en lo que resta del año, por lo que seguramente la industria y la construcción vuelvan a exhibir un retroceso significativo. El probable cambio de gobierno tampoco traería soluciones rápidamente, ya que incluso en un escenario optimista, los ingresos reales tardarán en repuntar mientras que tendrán que existir señales que fomenten la inversión productiva.