Economía
Una importante señal de cautela fue emitida por la agencia calificadora Fitch Ratings, la cual mantuvo la calificación en BB-, pero cambió la perspectiva a negativa el pasado 20 de junio. Esta modificación obedece, según la agencia, al deterioro gradual de la actividad del sector de hidrocarburos, la cual es clave para los ingresos fiscales y externos. De igual forma, obedece al alto déficit fiscal (8% del PIB en 2018) y de cuenta corriente (5% del PIB) y a la incertidumbre sobre el ajuste posterior a las elecciones. Por otra parte, los signos de la debilidad de la actividad económica y del gasto continúan. En efecto, la variación interanual del IPC en junio fue 1,7%, la más baja en los últimos diez años en similar mes. Esto responde a la inamovilidad cambiaria durante los ocho años previos como a un entorno de negocios menos dinámico. Finalmente, cabe acotar que al presente no se publicó la información del PIB al primer trimestre, razón por la cual la proyección anual se mantiene.
Política
La carrera electoral para la presidencia y el congreso se ha intensificado. En lo administrativo, en los 45 días previos se procedió a la inscripción de nuevos votantes, en especial jóvenes. Los dos hechos que marcaron la campaña fueron la renuncia del candidato a vicepresidente de la segunda coalición con mayor votación, Bolivia Dijo No, que lo dejó en una situación incómoda, puesto que reduce su ámbito electoral a los departamentos del oriente boliviano. Esto se debió a la solicitud del comité cívico del departamento de origen del candidato que exigió la renuncia de los candidatos de los partidos más chicos, para potenciar al frente opositor con mayor intención. El otro hecho es la continuidad de la movilización ciudadana para forzar la renuncia de las autoridades electorales. En efecto, Santa Cruz, el departamento más importante, paralizó sus actividades el 9 de julio. Sobre el tema, los líderes cívicos decidieron ir a un paro nacional para promover la renuncia y el retiro de la candidatura oficialista.