Economía
En estos días se publicaron los datos finales del mercado laboral en 2018. Si bien la tasa de desempleo abierta a nivel nacional es 3%, una de las más bajas de Sudamérica, es relevante tomar en cuenta un indicador adicional que es la tasa de subocupación. Ésta es el porcentaje de personas que trabajan menos de 40 horas a la semana y que estarían en condiciones y dispuestos a trabajar más. Según información oficial, la tasa de subocupación es 3,5%. De esa forma, un indicador relevante para medir el pulso del mercado laboral sería 6,5%, la suma de ambas, que reflejaría en mejor medida la situación laboral. Llama la atención de que ésta haya caída desde 10% en 2015, en un contexto de desaceleración económica que implicó una reducción del crecimiento del PIB de más de un punto porcentual. De igual forma, dicho indicador es reflejo de las diversas rigideces que existen en el mercado laboral. Entre ellas se cuenta el alto costo de despido (más de cinco salarios en promedio), incrementos salariales que han estado constantemente por encima de la productividad y la reposición del costo de vida, un sobrecosto de 43% al salario promedio por diversas cargas sociales, entre otros. Estos factores explican el alto grado de informalidad laboral, mayor al 70%, que han implicado la ausencia de una red de protección social efectiva para cuatro millones de trabajadores en Bolivia.
Política
Pese al rechazo generalizado de una nueva postulación a la reelección de los dos primeros mandatarios, expresada en un referéndum constitucional en 2016, el Tribunal Supremo electoral boliviano lanzó el pasado 28 de mayo la convocatoria a elecciones generales para el 20 de octubre de este año, amparados en un fallo del Tribunal Constitucional que avala la re-postulación bajo la premisa de que participar en las elecciones es un derecho humano. En este momento, la contienda electoral se ha centrado en tres líneas políticas: la oficialista a la cabeza del presidente Evo Morales, seguida por la del expresidente Carlos Mesa (2003-2005) y del senador Óscar Ortiz. Estos dos últimos frentes enfrentan la disyuntiva de unirse para evitar la vitoria del partido oficialista o la de tener mayor presencia en el congreso nacional. En este contexto, el ambiente de polarización ha sido intenso incluso entre los principales partidos de oposición, lo cual ha favorecido al partido en función
de gobierno.