¿Cómo le fue a la economía en el primer trimestre del año?
El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) marcó en febrero una caída de 4,8% i.a., pero en la medición desestacionalizada exhibió un incremento del 0,2% respecto a enero, acumulando tres meses consecutivos de crecimiento en la actividad. De esta forma, el verano cambiario y financiero por el que transitó la economía durante el primer bimestre del año permitió que la actividad se pusiera lentamente en movimiento ante el recorte de la caída del consumo, el aumento de las exportaciones y el avance de una buena cosecha agrícola.
En esta línea, en febrero el sector agropecuario volvió a marcar un crecimiento en la comparación interanual (+5,9%), junto con los sectores de educación (+1,2% i.a.) y salud (+0,5% i.a.). Por su parte, el resto de los sectores continuaron mostrando caídas, aunque mucho de ellos recortaron la baja respecto a la experimentada en enero. Particularmente, la construcción, la industria y el comercio, que concentran 40% del PBI, desaceleraron su caída respecto al primer mes del año (-2,4% i.a., -8,2% i.a. y -12,3% i.a.).
Sin embargo, con la entrada del otoño los brotes verdes se secaron. En marzo, volvió la volatilidad cambiaria, la inflación se aceleró (+4,7%) y la tasa de interés de referencia trepó al 68% a fin de mes, colocando nuevamente a la economía en un sendero recesivo. Por caso, según datos de Kantar Worldpanel el consumo se hundió 11% i.a. en el tercer mes del año y marcó la mayor caída mensual desde el 2002. Asimismo, tanto la producción automotriz, como el pateamiento de vehículos 0km, profundizaron su caída y marcaron el peor marzo desde 2005 (-41% i.a y -55% i.a., respectivamente). Por su parte, la producción de acero crudo se desplomó más de 30% i.a. y la de carne vacuna registró una contracción mayor al 12% i.a., ésta última acelerando aún más la velocidad de precios de la economía. En este marco, según nuestras estimaciones la economía concluyó el primer trimestre del año con una caída del 5,2% i.a. y con una leve mejora respecto al último tramo de 2018 (+0,5% en términos desestacionalizados).
¿Qué esperamos para el trimestre en curso?
Para el segundo trimestre, esperamos que la actividad muestre una significativa mejora a partir de la materialización de una cosecha récord. Según las estimaciones de la Secretaría de Agroindustria, la producción de maíz alcanzaría las 55 millones de toneladas, lo que se traduce en un incremento de casi 27% respecto la campaña anterior, y la soja, con 55,9 millones de toneladas, aumentaría su producción un 48%. Si a ello se suma, una buena campaña para el trigo (+5%) y el girasol (+2%), la producción de los principales cuatro cultivos crecería alrededor del 30% (entre los cuatro concentran casi el 93% de la producción agrícola del país.).
De esta forma, suponiendo que el sector ganadero y lácteo experimenta un 2019 bajo cierta estabilidad tras un incremento de la rentabilidad y la compensación de un menor consumo interno con mayores exportaciones, el sector agropecuario exhibiría una fuerte expansión, que incluso haría que el PBI en el segundo trimestre del año crezca levemente en la comparación interanual. En este sentido, a excepción de las actividades vinculadas al campo, el resto de sectores de la economía se mantendrán mayoritariamente en rojo dado que el contexto macroeconómico continuará siendo adverso. Pese a las medidas que buscan reactivar el consumo y el cambio en el esquema de intervención en el mercado cambiario, que ayudaría a reducir la volatilidad; la caída del salario real, el elevado costo de financiamiento y la incertidumbre electoral, seguirán condicionando la reactivación del resto de las actividades en el segundo cuarto del año.