Actividad

Dos caminos para una economía

¿Qué pasó con la actividad en enero?

Si bien el INDEC informó que durante enero el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) mostró un retroceso de 5,7% en términos interanuales, la medición desestacionalizada arrojó un nuevo avance: la economía creció 0,6% respecto a diciembre de 2018. De esta forma, la actividad económica encadenó dos meses de crecimiento consecutivo (en el último mes del año pasado creció 1% respecto a noviembre).

Volviendo a la comparación con enero pasado, los sectores que lideraron la caída fueron Comercio (-12,6% i.a.), Industria (-10,1% i.a.) y Construcción (-7,8% i.a.) los cuales recortaron la contracción exhibida en los últimos dos meses del año pasado. Por su parte, Intermediación Financiera cedió 7,6% i.a., acelerando el retroceso del cierre del año pasado. Por el contrario, las únicas actividades que mostraron avances fueron las primarias de Pesca y Agro, las cuales crecieron 8,9% y 10,2% i.a., respectivamente. En este último caso, impulsado por la buena cosecha que está atravesando el campo, que de materializarse alcanzaría niveles récord. Por su parte, el sector de Hoteles y Restaurantes logró mantener su nivel de actividad en un contexto recesivo (-0,1% i.a.) gracias al significativo incremento de turistas extranjeros. Vale recordar que en el primer mes de 2019 se registró el mayor arribo de extranjeros desde el 2002 para un enero.

 

¿A qué respondió esta dinámica?

Estos datos sugieren que la actividad económica habría tocado piso en noviembre pasado y exhibe, muy lentamente, signos de reactivación. Sin embargo, parte de esta performance puede deberse a la estabilidad cambiaria que reinó durante el primer mes del año, que en ausencia de incrementos de precios Regulados y de perspectivas de mejoras salariales, acortó la contracción del consumo. A su vez, esto coincide con la marginal mejora que mostraron algunos indicadores de la construcción, luego de marcar un profunda caída en el último mes de 2018 (-12,7% i.a.).

Por otro lado, si bien las exportaciones cayeron casi 5% i.a. en enero, la sensación de una mayor estabilidad macroeconómica (la tasa de interés de referencia se reducía paulatinamente desde octubre y la inflación se redujo al 2,6% en enero), sumado a la mayor competitividad cambiaria alcanzada durante 2018, es probable que haya incentivado la movilización de recursos en industrias ya vinculadas a los mercados internacionales en pos de aumentar sus envíos al exterior los próximos meses. De manera adicional, las buenas perspectivas para el campo impulsan la actividad de los sectores proveedores.

¿Qué se espera para los próximos meses?

A pesar de la mejora de la actividad en la comparación desestacionalizada, la economía todavía arrastra los problemas del año pasado. Por un lado, considerando que el gasto del gobierno se mantendrá paralizado y que la industria presenta una elevada capacidad ociosa, la inversión no será un motor de reactivación. Asimismo, la incertidumbre que genera el proceso electoral, pospondrá aún más las decisiones de esta índole.

En consecuencia, la capacidad de recuperación de la actividad estará ligada al consumo privado. En este sentido, las paritarias y la mejora del salario real jugarán un rol importante, aunque no serán definitorias. La clave será el impacto de la incertidumbre electoral en la trayectoria del dólar, y en consecuencia, el éxito que tenga el gobierno en controlar el tipo de cambio durante los próximos meses.

Si Argentina transita el 2019 bajo cierta calma cambiaria y la inflación comienza a desacelerarse, el salario real comenzará a mostrar mejoras en la segunda parte del año y el consumo privado responderá favorablemente a esta dinámica. Si por el contrario, las presiones sobre el tipo de cambio son tales que se acrecienta la inestabilidad cambiaria y el dólar exhibe un fuerte salto–en combinación con aumentos salariales significativos- la inflación se  acelerará impidiendo que la misma continúe un sendero decreciente. Esto sepultaría las chances de reelección del gobierno, por lo que la incertidumbre sobre quién será el nuevo presidente configurará un escenario económico aún más crítico en el segundo semestre. Por lo tanto, si las presiones sobre el dólar no pueden ser domadas, el consumo privado no repuntará y el piso que aparentemente tocó la actividad en noviembre pasado habrá sido un espejismo.



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