Tras la corrida cambiaria, estimamos un menor crecimiento económico
En el primer trimestre de 2018 la economía creció 3,4% i.a., estirando la tendencia positiva del año pasado. Sin embargo, producto de la sequía, la corrida cambiaria, la aceleración de la inflación y una política monetaria y fiscal más contractivas, esperamos una contracción del PBI mensual (sin estacionalidad) en los próximos meses (caída del nivel de actividad en el segundo y tercer trimestre del año).
El nuevo escenario impactará negativamente en la demanda interna. Al deterioro de los ingresos reales (la aceleración de la inflación superará por varios puntos a los aumentos de salario acordados por la mayoría de los gremios en paritarias), se le suma el fuerte incremento del costo del financiamiento, el deterioro de las expectativas (de inversión y del mercado laboral), y nuevos recortes en el sector público (obra pública y gastos corrientes).
Menor déficit comercial acompaña el menor crecimiento
Aunque la corrección cambiaria ayudará a reducir el elevado déficit externo (uno de los principales problemas de nuestra economía), el ajuste no será inmediato. El menor dinamismo de la actividad y el salto del dólar acotarán las importaciones, mientras que la mejora de las exportaciones llegará recién en el mediano plazo.
La volatilidad podría continuar en el futuro
El stress cambiario desnudó la dependencia del esquema económico al constante influjo de capitales externos. La tregua alcanzada es frágil por lo que no se puede descartar otro evento de tensión cambiaria en el futuro. Entre los eventos que podrían desencadenar nuevas presiones alcistas en el dólar podemos destacar: mayores turbulencias en el mercado internacional (suba de tasa internacional y salida de capitales de países emergentes), una incorrecta implementación de la reducción de la tasa de interés de referencia del BCRA (en niveles asfixiantes para la actividad económica), y la posible recategorización a mercado Emergente por parte de MSCI.