Actividad

Media máquina

¿Qué pasó con la capacidad instalada de la industria en 2018?

El INDEC informó que la Utilización de la Capacidad Instalada (UCI) en la industria se ubicó en el 56,6% en diciembre pasado, más de 7 p.p. por debajo del nivel registrado en igual mes de 2017 (64%). Por lo tanto, la industria funcionó a media máquina durante el último mes del año y registro una abrupta caída en su nivel de actividad (-14,7% i.a., según el nuevo Índice de Producción Industrial Manufacturero). En este sentido, los datos de diciembre dan cuenta que el deterioro de la industria se aceleró en el último mes del año (la actividad cayó 5% respecto a noviembre) y que el piso de la recesión para el sector todavía no se materializó.

Si bien la menor utilización de la capacidad instalada se dio en todos los sectores, se destaca la industria automotriz (25,6%) y la textil (32,2%). En el primer caso, la contracción fue consecuencia de la disminución de la cantidad de unidades fabricadas por las terminales automotrices (-38,5% i.a.) debido a la caída en la demanda interna (las ventas a concesionarios de unidades nacionales se desplomaron 23,6% i.a.) y a la realización de paradas técnicas en algunas plantas productivas. Por su parte, la industria textil redujo la elaboración de hilados de algodón y de tejidos, en un contexto de fuerte caída del poder adquisitivo de las familias (en el último mes del año el salario real retrocedió 11% i.a.) .

¿Qué significa?

Sin dudas, este indicador refleja cómo las empresas adaptan el uso de su capacidad productiva frente a cambios en las decisiones de producción. Frente a un contexto de caída del consumo de la familias por pérdida del poder adquisitivo y menor demanda de productos industriales desde otros sectores de la economía, el alza de costos acaecida por la aceleración de la inflación y el aumento de la presión impositiva, reducen la rentabilidad y obligan a las firmas a reducir sus niveles de producción y ajustar el uso de recursos. En esta línea, el incremento de los servicios públicos y los aumentos salariales que tuvieron lugar a fin de año (incluyendo un bono), dejó una estructura de costos más apretada y de difícil solvencia.

Por otra parte, el menor uso de la capacidad instalada también se vincula con la dinámica del empleo. Si las empresas reducen la utilización de sus instalaciones, comienza la eliminación de horas extras, turnos, aumentan las suspensiones y eventualmente los despidos. De acuerdo a la información de SIPA, esta dinámica se inició al comienzo del último trimestre, por lo que podría haberse acentuado hacia el cierre del año, cuando la tasa de salida volvió a aumentar junto a una caída en la tasa de entrada.

¿Qué esperamos para los próximos meses?

Como la economía comenzará a dar señales de recuperación recién en el segundo trimestre, no esperamos un repunte significativo de la utilización de la capacidad instalada en la industria durante el verano, más allá de las cuestiones estacionales que puedan tener lugar. En este sentido, la dinámica podría incluso agudizarse en caso que los nuevos aumentos (electricidad, gas, salarios) eleven aún más los costos.

Si bien se podría pensar que las industrias ya ajustaron considerando los incrementos que se vienen, la situación se complejizaría si sobrestimaron la capacidad de recuperación de la actividad, ya que el ingreso disponible para consumo no crecerá en los primeros meses del año (los aumentos de Regulados se “comerán” las mejoras salariales) y las tasas de interés se mantendrán elevadas (pese a la persistente baja de las últimas semanas) en pos de contener la demanda de dólares.



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