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Inflación USA: en baja, pero peor de lo esperado

La Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos dio a conocer el dato de inflación de abril: el índice de precios al consumidor se ubicó en 0,3%, desacelerándose respecto del elevado valor de marzo (1,2%). Además, se trata del menor incremento desde agosto del año pasado. Así, el indicador registró una inflación interanual de 8,3%, moderándose levemente respecto al mes pasado (donde tocó el pico de 8,5%, el más alto en los últimos 40 años). No obstante, la inflación parecería empezar a ceder, aunque más lento de lo esperado; de hecho, el mercado esperaba una variación interanual del orden del 8,1%.

¿Por qué la fuerte retracción versus marzo?

El determinante en esta desaceleración del nivel de precios fue la caída en los precios del combustible (fuertemente afectados en marzo por la fuerte volatilidad en precios de la energía que desató la invasión de Rusia a Ucrania).

De hecho, la única categoría que mostró una baja en el nivel de precios es la de energía, en sintonía con la caída en los precios del combustible luego del pico de marzo. El indicador descendió 2,7%, donde se destacó en particular la nafta con una caída de 6,1%, explicando gran parte de la desaceleración de la inflación el mes pasado. Cabe destacar que el indicador de energía lleva un aumento del 30,3% en el último año, con picos históricos para la gasolina que aumentó 80,5% desde abril de 2021.

Por su parte, los alimentos mostraron un aumento del 1%, se aceleraron por séptimo mes consecutivo y registran una suba interanual de 10,8% (la mayor desde noviembre 1980).

¿Qué sucedió con la inflación núcleo?

El IPC núcleo (excluye energía y alimentos, las categorías más volátiles), aumentó 0,6% en abril, prácticamente duplicando el dato de marzo. El aumento de esta categoría se explica por los considerables aumentos en alquileres, vehículos nuevos y tarifas aéreas. En los últimos doce meses la inflación Core registra una suba de 6,2%.

Perspectivas del mercado laboral

En abril los salarios reales cayeron 0,1% y acumulan una caída de 2,6% en los últimos 12 meses. Por otro lado, la tasa de desempleo se mantuvo en 3,6% al igual que en marzo, manteniéndose cercana a los niveles de febrero 2020 (3,5%), que son mínimos históricos, y se crearon 428.000 puestos de trabajo no agrícola (cuando se esperaban 380.000), cifra igual a la de marzo. La solidez del mercado laboral es uno de los factores ejerciendo presión sobre los precios, condicionando posturas moderadas de la FED a ser agresiva, y en parte respaldando un sendero de subas de la tasa.

De todos modos, las presiones salariales fueron algo menores a las esperadas y los salarios desaceleraron levemente al 5,5% i.a. Pero es probable que esto sea un fenómeno transitorio ya que el NFIB informó que el 47% de las empresas tienen vacantes que no pueden llenar.

El mercado ya descuenta una mayor agresividad de la FED

Respecto de la política monetaria, y en línea con una inflación que mostró una moderación menor a la esperada, se esperan no solo mayores subas de tasas sino una FED más agresiva. Específicamente, el mercado descuenta con un 90% de probabilidad que la FED llevará la tasa al rango de 2.25%-2.50% para septiembre y entorno al 2.75%-3% para fin de año. Aunque continúan siendo niveles bajos en perspectiva histórica, la velocidad de la suba de tasas esperada es significativa: se descuenta que en las próximas 3 reuniones la FED la subiría en 50bps c/u. La tasa de referencia alcanzaría niveles no vistos desde la previa de la crisis subprime.

Riesgos globales y locales

Lógicamente una rápida suba de tasas de interés tendría impactos no sólo sobre la actividad en USA, sino también en las economías emergentes, tanto por la dinámica bajista que esto podría imprimir a los precios de commodities como por la presión sobre sus respectivos tipos de interés y monedas, como también el encarecimiento del costo de financiamiento en los mercados internacionales. En el plano local, si bien una suba de tasas nunca es una buena noticia para nuestro país, la virtualmente nula relación financiera internacional debilita el potencial impacto directo que podría tener esta mayor agresividad de la FED. Los mayores riesgos se ven el frente externo: precios de nuestros principales commodities de exportación y presiones devaluatorias para nuestros socios comerciales (riesgo para nuestra competitividad real), particularmente Brasil.



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