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¿No solo tapering?

Ayer se conoció la minuta de la reunión del Federal Open Market Committee (FOMC) de la Reserva Federal llevada a cabo el 14 y 15 de diciembre del 2021, donde se mantuvo un tono más hawkish respecto a la política monetaria de la FED. Los miembros del comité consideran con mayor énfasis la necesidad de aumentar las tasas de interés más tempranamente y a un ritmo más rápido del que se esperaba en las reuniones anteriores.

Ante la inminencia del alza en los tipos de interés, los Treasuries respondieron a la suba (+4,7% desde el martes, llevando la tasa de 1,65% al 1,73% actual). En consecuencia, los mercados se vieron perjudicados, siendo las acciones tecnológicas (cuyo valor presente neto más se vería afectado por una suba de tasas) las más afectadas: el Nasdaq retrocede un -3,12% en el día de hoy y el Dow Jones en un -1,07%.

¿QT en el 2022?

Esta decisión iría acompañada con una más veloz reducción de la hoja de balance de la FED, con la mediana de los participantes indicando que la compra de activos debería finalizar en marzo. Incluso, algunos de los participantes ya sugieren que debería interrumpirse el roll-over de vencimientos y comenzar a reducir gradualmente la hoja de balance, proceso conocido como Quantitative Tightening (por oposición al QE). De suceder, esto marcaría una diferencia sustancial con lo ocurrido a la salida de la crisis del 2008, donde el QT recién tuvo lugar entre 2017 y 2019, una década después.

La necesidad de la FED de acelerar el ritmo del tapering y adelantar la suba de tasas responde a la aceleración inflacionaria que desafió la postura del organismo (argumentaba que la misma respondía a fenómenos transitorios). Pero, la misma mes a mes sorprendió al alza las proyecciones del Banco Central norteamericano y la inflación acumulada a noviembre es la más alta desde 1981 y la octava más alta de la historia moderna.

¿Una nueva oportunidad perdida y riesgos a la baja en los precios de los commodities?

En las últimas reuniones, una visión más pesimista de la misma acepta su carácter no tan transitorio, aunque continúan argumentando que la aceleración inflacionaria responde a desajustes entre la oferta y la demanda debidos a la pandemia. Considerando la fuerte divergencia respecto del objetivo de inflación de largo plazo del 2% que tiene la FED, el ciclo de políticas monetarias ultraexpansivas e hiperliquidez global lenta y gradualmente se irá desvaneciendo. ¿Una nueva oportunidad perdida para la Argentina?

¿Qué consecuencias traerían estas dinámicas monetarias internacionales a la Argentina? Generalmente, una suba de tasas fortalece a la divisa norteamericana frente al resto de las monedas del mundo y suele afectar negativamente al precio de los commodities. En este sentido, el carácter más hawkish que (gradualmente) está tomando la FED presenta un riesgo a la baja para los precios de nuestros principales productos de exportación y, con ello, el ingreso de agrodólares de cara a la campaña 2021-22, a los cuales se suman los riesgos climáticos actuales. Monitorear ambos fenómenos será crucial para pensar qué tan limitado será el margen de maniobra del Banco Central en el mercado cambiario los próximos meses considerando que comienza el año con reservas netas menores a los USD 4 MM y con reservas netas líquidas (sin DEGs ni oro) en terreno negativo.



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