Tras haber culminado el segundo trimestre de 2018, Venezuela continúa atrapada en la peor debacle económica de su historia. A medida que la hiperinflación arrecia y la caída en la producción petrolera continúa a su ritmo, el poder de compra de los salarios se reduce, los hogares encuentran mayores motivos para emigrar y la oferta de capital humano se reduce. Al mismo tiempo, la ausencia de todo plan de ajuste macroeconómico provoca un deterioro continuado de expectativas que refuerza la espiral de precios, eleva la incertidumbre en torno a una futura recuperación del PIB, causando una contracción mayor de la inversión y el consumo.
Respecto al entorno político, tal como era previsible, Nicolás Maduro se reeligió como Presidente en las cuestionadas “elecciones” del 20 de mayo. Los cambios realizados en el gabinete, tras su reelección, tan sólo evidencian la intención de continuar por el sendero de política económica transitado desde 2013: mantener los controles de precios y tipo de cambio, financiamiento monetario del déficit y ataques a la propiedad privada. Pese a algunas declaraciones públicas y mesas de trabajo encabezadas por Tareck El Aissami, ninguna medida concreta ha sido anunciada que permita vislumbrar un cambio de rumbo respecto al discurso de la “guerra económica”.
Entre los pocos cambios de política económica que se han llevado a cabo, se encuentra la autorización a agentes privados para operar como intermediarios en la recepción de divisas, a una tasa superior al tipo de cambio marginal de Dicom. Esta medida, en sí misma, no representa un cambio mayor de política, aunque quizás pueda considerarse una pequeña señal de reconocimiento del tipo de cambio paralelo. De manera extraoficial, en Ecoanalítica hemos tenido información de que dicha tasa corresponde al límite superior de las subastas de Dicom. Ello nos permite confirmar que no solamente se subastan montos bajos (promedio por subasta de USD 0,98 millones en lo que va de año), sino que el tipo de cambio al que se transan dichos montos se encuentra considerablemente por encima del tipo de cambio marginal anunciado por el BCV.
Por su parte, el sector público sigue operando al tipo de cambio marginal de Dicom, el cual cerró durante la subasta número 21 en VEF 120.000/USD, presentando un margen arbitral de 2.742% respecto al tipo de cambio paralelo y de 1983% frente al tipo de cambio de remesas (máximo de Dicom). En este sentido, el Ejecutivo mantiene el control cambiario como mecanismo para la repartición de rentas entre aquellos grupos de poder con control sobre importaciones públicas (o sobre asignaciones directas realizadas desde el Estado hacia el sector privado).
Entre tanto, la inflación mensual promedió 119,7% durante el segundo trimestre de 2018 (2T2018) frente a un promedio de 84,7% durante el 1T2018. Ante aumentos de precios tan agresivos, en Ecoanalítica hemos hecho seguimiento a la inflación semanal desde comienzos de año. En este sentido, hemos notado un incremento desde 16,0% promedio semanal durante el primer trimestre, hasta 20,7% durante el segundo. Por su parte, los agregados monetarios mostraron una ligera moderación desde mediados de mayo hasta finales de junio (al pasar de un pico de 16,5% de incremento la semana del 04 al 11 de mayo, hasta un crecimiento promedio de 10,4% el mes siguiente), para luego resumir su tendencia creciente durante la segunda semana de julio.
Sin embargo, el incremento del nivel de precios no ha estado acompañado por una tendencia similar del tipo de cambio paralelo. En efecto, mientras la inflación acumulada ha sido de 6.376% desde comienzos de año hasta junio, el tipo de cambio no oficial se ha incrementado en 2.957%, 3.419 puntos porcentuales (pp) menos. Ello ha implicado un encarecimiento de la vida en dólares (apreciación del tipo de cambio real) cuya causa parece hallarse en la desaparición de todo subsidio cambiario para las importaciones privadas.
Respecto a la producción petrolera, continúa siendo uno de los factores más preocupantes de la crisis. De acuerdo a cifras secundarias de la OPEP, la misma alcanzó un nivel de apenas 1.340 miles de barriles diarios (kb/d), acumulando una caída de 307 kb/d a lo largo del año (51,2 kb/d promedio mensual). Representando un costo de oportunidad estimado de USD 20.014 millones durante el primer semestre de 2018 (1S2018), equivalente a 71,0% de las exportaciones totales proyectadas a cierre de año. Esta tendencia refuerza el deterioro del cuadro externo, para el cual se proyecta un déficit de USD 1.273 millones en cuenta corriente a cierre del presente año.
En suma, esperamos un cierre de año más pesimista que lo previsto anteriormente. Actualmente, mantenemos nuestro escenario de hiperinflación a lo largo de todo el presente año. No prevemos cambios políticos significativos, ni a lo interno de la coalición gobernante ni en la orientación macroeconómica del actual gobierno. Si algún cambio pudiese ocurrir, parece que esperará a que los efectos sociales de la crisis provoquen consecuencias políticas, a partir de 2019. Al sector privado sólo le queda resistir y proteger su patrimonio.